❝ Donde Lisa y Rosé se celan mutuamente. ❞

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Lisa estaba recostada sobre el hombro de su manager, totalmente borracha. Iban en la camioneta hacia su apartamento después de una noche bastante descontrolada en el after party de Celine.

Tenía el celular en sus manos tratando de mirar la timeline de Twitter. Se sentía demasiado mareada y, aunque ya había recibido un regaño por parte de su mánager por no dejar el aparato a un lado, ella aún quería mirar que decían los fans.

—Por favor, qué imbécil —dijo en voz alta—. Mira esta mierda —le enseñó la pantalla a su mánager.

Hyesun acercó su vista a la pantalla y leyó un tweet donde acusaban a Lisa de andar de novia con Taehyung. Gente totalmente ajena a su fandom.

—Simón es gay, pedazo de ridículo —le gritó al celular como si fuera la persona que escribió el tweet—. ¿Por qué la gente es tan idiota? —preguntó al aire.

—Lis, ya —trató de tranquilizarla.

—Es que —su monólogo se detuvo por un hipido—. Okay —se aclaró la garganta—, la gente es imbécil, Hyesun. Mira lo que dice —señaló de nuevo su celular—. Hablan y hablan sin saber nada, solo repiten lo que dicen otros imbéciles. Les falta criterio propio. Ni para criticar son buenos —peleó—. Pero, ¿sabes quién es más imbécil?

Un no salió de la boca de su manager.

—Rosé —susurró—. Ella es la peor de todos, ¡es la reina de las imbéciles!

La mujer se rió.

—¿Y por qué lo es?

—Por montarme los cachos... —susurró.

Hyesun la miró sorprendida. ¿Rosé le fue infiel a Lisa? ¡¿Cómo era eso posible siquiera?! Ella era nueva trabajando con las chicas, llevaba cuatro meses siendo manager de Lisa, pero en el poco tiempo que llevaba se dio cuenta que ambas chicas estaban enamoradas. Por favor, Rosé se desvivia por la pelinegra.

—¿Rosé te fue infiel? —quiso estar segura de haber escuchando bien.

Lisa se enderezó y miró a su manager. La mujer la miró expectante a su respuesta.

—Muy infiel.

—¿Y sabes con quién? —preguntó con cuidado.

—Con Jisoo... —dijo segura.

Hyesun frunció el ceño. ¿Con Kim Jisoo, la misma chica que es la mejor amiga de la novia de su jefa?

—... y Jennie.

Vale, ahora la mujer estaba totalmente confundida. ¿Cómo es que Rosé le fue infiel a Lisa con sus compañeras de grupo?

—¿Estás segura? —Manoban asintió—. ¿Cómo te enteraste?

Lisa se cruzó de brazos enojada y la señaló.

—¡Tú la viste, Hyesun! —la acusó—. La estás encubriendo, ¿no?

La más alta negó asustada, lo último que quería era a Lisa peleando con ella.

—¡Claro que sí! Tú misma viste cómo Jisoo le restregó todo su culo en la pelvis, ¡cómo le perreó! Y, ¿qué hizo Rosé? Mover su cadera para restregarse en ella.

Hyesun cerró los ojos recordando lo que había pasado hace unos días en el concierto, se rió recordando cómo Lisa ese mismo día, al final de la presentación, había estado ignorando a Rosé.

—Y luego Jennie, yendo a besarla y ella dejándose —hizo un puchero—. ¡Jennie! ¿Desde cuándo ella hace fanservice? —se quejó.

Hyesun se rió.

—¿Pero luego tú no le bailaste a Jennie? —preguntó divertida.

—¡Pues! —se calló y pisoteó haciendo berrinche—. ¡Rosé empezó! ¡Yo no me iba a quedar como una boba dejando que todos vean los cuernotes que me plantó en mi propia cara!

El auto se detuvo y la mujer supo que habían llegado. Agradeció al hombre que le abrió la puerta y ayudó a Lisa a salir del auto, quien seguía quedándose de cómo Rosé le había sido "infiel" con sus compañeras de grupo.

Hyesun sacó su celular y le mandó un mensaje a la rubia avisándole que habían llegado. No pasaron ni cinco minutos cuando la mujer ya estaba en el lobby del edificio.

—¡Tú! —le señaló Lisa—. ¡Hyesun, ¿por qué me abandonas con la infiel?!

Rosé tan solo se acercó a su novia y la manager de ella.

—Gracias, Hyesun.

—¿Cómo es que tienes la cara para acércate a mí, infiel? —se zafó del agarre de Park y se cruzó de brazos.

—Vamos, Lili —habló Rosé nuevamente.

—No, no y no —dio un paso largo hacía atrás—. Yo no voy a ningún lado contigo, no vaya a ser que me golpee con los cuernotes que tengo en la cabeza —se señaló—, soy la cachuda del grupo, ya superé a las Rosé biased y las Fansé.

Rosé negó con la cabeza y en un rápido movimiento agarró a Lisa y la alzó al estilo nupcial. Claro que la pelinegra empezó a quejarse. Se despidió de Hyesun y camino hacia el elevador con su novia haciendo pataleta.

—No quiero volver a estar cerca de ti —Lisa se cruzó de brazos y miró a otro lado.

—Bueno.

—Eres una infiel, no quiero la pelvis que tocó el culo de Jisoo cerca mío.

—Ay, por favor, Lisa, como si Jisoo nunca te hubiera perreado.

—¡Eso fue hace años!

—¿Y el beso que te dio después de haber restregado sus pechos en los tuyos? —Lisa quedó muda. Es cierto—. ¿Y todas las veces que te nalgueó?

La menor volvió a enojarse, esta vez porque sabía que Rosé iba ganando.

—Es Jisoo, ella es así —se quejó.

Park rió.

—Por eso, y todavía te enojas conmigo.

—Tú cállate —la miró haciendo un puchero que Rosé halló tierno—. Lo que tú digas no es importante —volvió a mirar hacia otro lado con el mismo puchero.

Las puertas del elevador se abrieron y Rosé caminó a su apartamento con Lisa aún en brazos. Al entrar, la llevó al sofá y la sentó.

Fue a la cocina y sacó un vaso de agua y unas pastillas. Agarró un trozo de pizza del horno y la puso en un plato. Se acercó a ella.

—Come esto y luego te tomas las pastillas. Sí puedes comer, ¿no?

Lisa la miró con el ceño fruncido y agarró de mala gana el plato y el vaso. Rosé se sentó a su lado y puso las pastilla en la mesita de centro.

—¿Sabes algo gracioso? —preguntó la rubia después de unos minutos de silencio mirando a su novia comer.

—¿Qué?

—Que hoy fuiste tú quien le restregó el culo a alguien más.

—Ella es una amiga.

—Una amiga que por si ella fuera, te hubiera cogido ahí.

Lisa miró a Rosé y, a diferencia de hace un rato, ahora estaba seria. Sabía que estaba celosa. Las veces que su novia se mostraba así eran pocas, siempre fue el tipo de persona que era difícil que se pusiera de esa manera y, cuando lo hacía, era porque de verdad algo le había molestado, no hacía shows ni reclamaba como ella lo hacía, simplemente la seriedad se apoderaba de su rostro y Lisa, si era sincera, no sabía qué era peor.

—Sabes que no tengo ningún tipo de problema con que te diviertas y bailes con la gente —dijo Rosé—, pero no me gustó para nada cómo te toqueteaba tu amiga.

Lisa se sintió culpable. Mientras bailaba con ella no se percató de la forma en que la tocaba, ella estaba en su propio mundo de diversión. En su cabeza no había nadie más, solo ella y su cuerpo moviéndose al son de la música.

De no ser porque Rosé le dijo, la tailandesa seguiría pasándolo por alto.

—No me percaté de eso —agachó la cabeza y le dio una mordida a su pizza.

Rosé en rió por la acción.

—¿Quieres más? —preguntó mirando cómo la pizza desapareció rápido. Lisa asintió haciendo que la neozelandesa se pusiera de pie y fuera por otro trozo más.

Susurró un gracias y siguió comiendo.

—Lo siento —murmuró.

Rosé le dio un beso en la mejilla.

—Está bien, solo porque me puso feliz verte tan animada con tus amigos.

Lisa sonrió.

—Te amo, Rosie.

—Te amo, infiel —rió Rosé.

—¡No se vale! —protestó—. Ese apodo es mío para ti.

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