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Bad idea | Chaelisa

Lisa pasaba los dedos por el borde del vaso de agua que se sirvió minutos atrás. Su mente no parecía cooperar en su inútil intento de despejarse.

Roseanne seguía y seguía en su cabeza. Intentó de todo para ahuyentarla, desde leer un libro hasta cerrar los ojos con la esperanza de poder dormir. Mas nada parecía querer funcionar. Cuando trató de descansar, su cabeza automáticamente se fue hasta la imagen de la chica mayor, su cabellera larga y rubia, su piel brillante, esos pequeños ojos y esas huesudas manos que tanto tiempo sostuvo. Rosé era una de las muchachas más lindas que conocía y eso no le ayudaba.

Decidió perderse en las redes sociales, quizás algún mensaje interesante de sus amigas la desviaría de su ex novia.

Su entretención no duró mucho, y a los quince minutos ya estaba de vuelta en Park, sin darse cuenta se había quedado pegada mirando la pared, recordando todos los buenos momentos que tuvo con ella.

Y los manos también.

Dio media vuelta en su cama, soltando un suspiro con desesperación.

Respiró profundo, diciéndose que debía calmarse.

Volvió a respirar hondo.

Pero nada le ayudó.

Apretó con fuerza el celular antes de desbloquearlo y marcar ese tonto número que se sabía de memoria.

Quizás fue un impulso de madrugada, quizás sólo lo hacía de aburrida. Quizás... Roseanne no atendería el teléfono.

¿Lisa?

—Te extraño-

El silencio reinó la llamada. Lisa apretó los labios y cerró los ojos con miedo.

—Te extraño y necesito verte —volvió a decir.

Las palabras salían por sí solas. Lisa no podía controlarse.

Pero ya estaba hecho.

Ahora lo que pasara sería decisión de Rosé. Podría mandarla a la mierda y probablemente eso sería lo mejor.

Lisa, son las dos de la mañana.

—Ven, no hay nadie en mi casa y quiero verte, Rosé. Por favor.

Los segundos pasaron y Lisa cayó en cuenta de que le habían colgado.

Soltó un grito contra la almohada de arrepentimiento. Quedó como una desesperada frente a su ex novia, perdió toda la dignidad en aquel acto y era más que consiente.

Siguió culpándose y sintiéndose como una idiota por un largo tiempo, tanto que no fue capaz de notar los ruidos provenientes de afuera.

Rosé saltó la reja y trepó un borde de la casa, sabiendo perfectamente que arriba se encontraba la habitación de su ex novia. En el pasado siempre la visitaba.

El corazón de la menor casi se detiene en cuanto vio unos dedos pegados al marco de su ventana.

Roseanne fue rápida y antes de que Lisa pudiese gritar, se impulsó con los pies contra la muralla y logró escalar hasta estar por completo en la habitación.

Lisa por otro lado se había parado de su cama por el puro susto.

—R-Rosé... Tú- Estás aquí... ¿Por qué entraste por-

—Cállate, quieres —le interrumpió y estiró un brazo hasta alcanzar la cintura de su ex chica, atrayéndola hasta sí.

Juntó sus cuerpos lo más que pudo y besó los suaves labios de la más baja.

Por reflejo, Lisa cerró los ojos y apoyó una mano en el hombro de la contraria, mientras esta posó ambas manos en sus caderas.

El movimiento de sus labios era necesitado, sin llegar a ser demasiado rápido.

Roseanne la volteó, dejando que la espalda de Manoban se apoyara en la pared junto a la ventada. El estado de sock de la de ojos grandes había dejado de estar en el momento en que sus labios se volvieron a encontrar. Amó cada segundo del tacto, desde Roseanne sosteniéndola como lo hacía antiguamente por la cintura con tanta posesividad cuando estaba celosa y quería dejarle en claro las cosas al resto, hasta como bajó los besos por su cuello, succionando de forma deliciosa.

Con la cabeza levemente hacia atrás y un poco inclinada, Lisa volvió a sentir los labios de su ex novia apretándose contra su cuello y sintiendo el leve ardor en la zona, que claramente luego se transformaría en una rojiza marca.

La parte cuerda de su cabeza se había ido por completo. Nada más le podía importar que Roseanne junto a ella.

De un momento a otro, la rubia le guió hasta la cama, empujándola sin mucha delicadeza hasta que cayera a lo largo del colchón. Lisa apoyó la cabeza en su almohada, mientras la neozelandesa volvía a acercarse.

Besó por segunda vez sus labios, masajeando sus muslos que estaban al descubierto gracias a su pequeño short de pijama. Lisa ahogó un gritito mordiéndose los labios y Rosé no pudo evitar reír.

—Te ves tan bonita... —los ojos brillantes de la niña la miraron con curiosidad—, sonrojada y bajo mío —las mejillas de la menor sólo pudieron aumentar en su teñido.

Por unos segundos la cabeza de Lisa pareció volver a la realidad, pensando cuerdamente.

Rosé era su ex novia, no su amiga.

Haberla llamado fue una mala idea. Estaba totalmente jodida.

Estaba segura porque sabía que ya no quería detenerse. Nunca más.

Una de las palmas de la pelinegra buscó la mejilla de la otra, acercándola en un acto íntimo de amor. Sus respiraciones estaban agitadas y las manos de Rosé picaban por recorrerla entera.

Lisa gimió bajo sintiendo los fríos dedos de la mayor acariciándole el abdomen.

—¿Estás lista para más, Lili? —se observaron por unos segundos, diciéndose mucho con tan sólo sus miradas.

El ritmo cardíaco de ambas aumentó, volviendo a recordar sus tiempos de novia donde Roseanne le llamaba así.

—Mmjh, Rosie~... —asintió, mirándola con un destello especial, pero lleno de culpa.

Definitivamente, fue una mala idea.

[♡]

Esto es una adaptación de una de mis propias historias, juju (perfil x si a alguien le interesa: yunamipolola 🤓).

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