6. Temporada de flores de cerezo
¿Son las flores de cerezo tan solitarias que se parecen a ti?
Más profundo que la herida de un cuchillo
Un cofre grabado con tu nombre.
Cherry Blossom love song - Chen.
Temporada de flores de Cerezo
Junmyeon está jadeando a su lado, gotas de sudor se deslizan sobre su cara, Yixing lo mira de reojo porque él también está en una situación similar, haciendo un esfuerzo monumental pero no desea quejarse. Es el mayor quien sorpresivamente se detiene en medio del camino; el extranjero lo mira preocupado al notar al otro hombre dejando en el suelo pedregoso, los cántaros repletos de agua, que han estado cargando desde que abandonaron el aljibe comunitario. Lo ve respirando con dificultad, Yixing se acerca y lleva su mano hacia su espalda, Junmyeon retrocede al simple tacto.
Desde hace ya 4 días que ha querido hablar con Junmyeon de lo sucedido esa noche, aunque realmente no sabe qué le dirá cuando tenga la oportunidad; su mente ha volado en repetidas oportunidades a esa noche, especialmente hacia las sensaciones que le causaron sus labios sobre los suyos. Llegó a pensar que el dueño de casa estaría tan confundido como él, y lo mejor sería ahondar el tema para luego, olvidarlo y seguir como si nada hubiese sucedido; pero la actitud de Junmyeon no es lo que esperaba, siempre intenta que haya alguien más a su alrededor, poniendo al niño en medio, o ignorándolo sin realmente dirigirle la palabra o mirarlo directamente; parece asustado hasta algo ausente, y claramente sus conversaciones nocturnas se han visto afectadas, al igual que sus encuentros en la botica, ya que no lo ha encontrado allí durante sus escapadas de la escuela.
Solo que ese día, para la suerte de Yixing e infortunio de Junmyeon, no tiene de otra que aceptar su compañía, para ir por agua; por lo que esa es la oportunidad que ha estado buscando para zanjar ese tema, pero Junmyeon luce tan distante y hasta enojado, que le hace sentir derrotado. Tal vez la relación con él ya no vuelva a ser la misma y se ha convertido en una molestia... un estorbo.
—Podemos cambiar —propone— yo puedo llevar estos. —Señala Yixing a los cantaros que Junmyeon ha cargado, visiblemente con mayor capacidad que los que él ha llevado—. Mi lesión ya ha sanado completamente, puedo hacerlo perfectamente.
Pero el otro hombre le da una mirada fría.
—No has sanado completamente —agrega en un tono gentil que nada tiene que ver con su semblante—, puedo que ver que no apoyas correctamente tu pie derecho.
—Eso no-
—¡Te dije que no! —Junmyeon exclama para luego hacer una pausa, y su mirada ya no es severa—. Perdón, he estado un poco...
—Ausente. ¿Estás enojado por lo que pasó? —Finamente esta era su oportunidad de hablar sobre aquello. Y su pregunta sale en un tono ligeramente dudoso, expectante a su respuesta.
—No, y no hablemos de eso —responde firmemente, manteniendo el ceño fruncido.
—¿Por qué no? —insiste desgarrado—. Yo necesito saber que no fui el único confundido.
—Yixing, no hagas esto. —Junmyeon suplica pasando una mano por su frente.
El aludido entiende perfectamente, es algo que le incomoda, tal vez hasta lo repudia y no puede culparlo, los dos son hombres y compartieron algo que no se supone deba pasar entre ellos; sin embargo, no le agrada ver la actitud esquiva del mayor, así que intenta aparentar que sus palabras no lo han afectado.
—Supongo que, en ese caso, debo disculparme —agrega sincero—. Sí te he ofendido te ruego, que me perdones y lo olvidemos. Yo tampoco sé por qué...
—¡No puedo olvidar, Yixing! —explota el mayor, su rostro encendido en un rojo intenso y por primera vez en días lo mira directamente—. Pero veo lo mucho que eso a ti te incomoda.
Yixing hace un gesto de extrañeza. Y empieza a negar con la cabeza.
—Pero has sido tú el que me ha estado evadiendo. —Se defiende sorprendido por su acusación.
—Porque claramente tú... — Junmyeon se detiene y cierra los labios formando una delgada línea con ellos, luciendo casi derrotado.
—¿Yo qué?
Yixing se acerca un paso más, Junmyeon baja la mirada y niega en silencio.
—Olvídalo.
Yixing se sigue acercando hasta que finalmente lo sostiene de sus brazos y lo mira directamente a los ojos, antes de sentenciar pausadamente:
—¿Yo qué, Junmyeon?
—Tú... —Junmyeon luce dudoso. Yixing no puede dejar de mirarlo.
—¡Abran paso! Cuidado.
—Pero qué...
Los casquetes de un caballo fueron vilmente ignorados tanto por Yixing como por Junmyeon, sumergidos en su discusión. El jinete intenta alertarlos, pero es casi demasiado tarde. Todo pasa lentamente para el extranjero, al ver la dirección del caballo presuroso y Junmyeon en medio del paso; los empuja a un lado del camino polvoroso y caen a un lado, observa el jinete pasar hasta que todo queda en silencio nuevamente. Solo es allí que descubre que prácticamente ha caído sobre Junmyeon.
—¿Estás bien? —indaga preocupado en medio de respiraciones presurosas.
Nota que uno de los cántaros se ha volcado y derramado su contenido sobre ellos. Las gotas caen de su cabello y terminan en el rostro sonrosado de Junmyeon. Yixing en una caricia, difumina el exceso de agua de sus mejillas hasta terminar con sus dedos sosteniendo su mentón.
Junmyeon lo mira intensamente, Yixing pasa su lengua por sus labios que se sienten irónicamente, secos... y en los labios rosados, delgados del otro hombre, encuentra gotitas de agua deslizándose por cada pequeña fisura de esos bellos belfos y es como sí todo Junmyeon se convirtiera en su oasis y él, en un caminante en el desierto.
Así que lo besa de nuevo, esta vez la luz natural, lo es todo y puede verlo perfectamente antes de perderse entre sus labios, sus ojos se amplían para luego cerrarse lentamente y Yixing también lo hace, concentrándose en la textura y sabor de esos labios perfectos. Yixing no se puede entender, y aleja aquella voz que le dice que eso está mal, en su lugar, entrelaza sus dedos y siente algo de desesperación entre los movimientos de sus labios; la sangre en su cuerpo parece hervir, puede sentir cada parte de su cuerpo presionando sobre el otro; y aunque le avergüence admitir, le ha gustado, al punto de no querer detenerse, pero la falta de aire hace frenar su acto de frenesí.
Quiere decirle lo hermoso que se ve, con sus labios rojizos y sus mejillas rosadas, demasiado tierno, incluso si es un hombre.
—Yixing. —Lo llama con voz entrecortada
Está a punto de besarlo nuevamente, porque se ha sentido muy bien, pero el cuerpo del mayor se tensiona bajo él.
—Detente —ordena con el ceño fruncido—. Por favor.
Algo le hiere en esa expresión casi gélida de Junmyeon, disuelve el agarre de sus manos que hasta el momento se han mantenido entrelazadas y se hace a un lado para que los dos puedan ponerse de pie. Sacude su ropa en silencio, la cual se encuentra algo húmeda. En eso se acerca un grupo de personas conformado por dos mujeres y tres hombres, los reconoce de la aldea, al parecer vieron pasar el jinete y se preocuparon al ver que seguían en el suelo.
Junmyeon es quién explica y les da una excusa a los viajeros, pero Yixing está tan ausente de esa conversación que apenas asiente con la cabeza cuando el mayor le mira buscando su aprobación. El grupo siempre amable, se aleja luego de corroborar que se encuentran bien.
—Necesitamos hablar —propone Yixing.
—No.
—Por suspues-
—Aquí —añade—. No aquí, Yixing.
Junmyeon mira hacia los lados del camino, no hay nadie cerca, luce desconfiado. Y en eso toma su mano y prácticamente lo lleva hacia un lado del camino, y se pierden entre los árboles de bambú alrededor, hasta llegar a un claro entre los árboles. El pequeño bosque les ofrece privacidad.
—Yixing, no quiero que malinterpretes las cosas. Somos adultos, hombres que han perdido a sus esposas, y en algunas situaciones el deseo por tomar a alguien sale a flote y no importa sí es un hombre o una mujer. —Junmyeon una vez más, habla apresurado, tanto que el extranjero debe esforzarse en entenderle.
—¿Qué intentas decir? —pregunta con el ceño fruncido, intentando encontrar la mirada de Junmyeon, pero este parece negársela. Pero el otro hombre no se detiene y como ya es costumbre, continúa hablando o divagando sin llegar a un punto.
—...Necesitábamos eso y-y solo pensamos con nuestros instintos.
—Junmyeon. —Intenta frenar su circunloquio, pero no lo consigue.
—...Y simplemente nos dejamos llevar. Por lo que no me extrañaría que ya estés planeando tu escape.
Yixing planta un beso corto en los labios del hablador de Junmyeon, lo suficiente para callarlo y que su corazón se acelere y no quiera dejar que el momento acabe; sabe que está mal lo que hace, pero no se puede detener; por suerte, es Junmyeon quien frena el contacto de sus labios, Yixing está a punto de quejarse por la separación, pero sabe que es lo correcto y se pregunta, si Junmyeon tiene razón, y todo esto haca parte de los instintos.
—Yixing, por favor detengámonos. No podemos seguir con esto —expresa con firmeza. Esta vez Yixing no puede callarse.
—¿Por qué?, si tú también lo disfrutaste.
Toda su valentía de segundos atrás lo ha abandonado a la espera de la respuesta. La razón más evidente cae en su mente como un baldado de agua fría.
—Porque somos hombres. Entiendo... —añade apesadumbrado.
—No es eso, Yixing. Eso no me importa a mí. Desde joven no me ha importado esas cosas. Solo... —Junmyeon hace una prolongada pausa antes de mirarlo directamente a sus ojos—. Respóndeme algo.
Yixing sin entender, asiente en un movimiento breve.
—¿Sigues amando a tu esposa?
El extranjero frunce el ceño apenas escucha la pregunta,
—Por qué.... —lo preguntas, estaba por decir, cuando fue interrumpido.
—¡Solo responde!
—Claro, yo la amo. Es mi esposa y la sigo amando —responde en un parpadeo. Sin siquiera meditar su respuesta por un segundo.
—Eso es lo que esperaba —dice casi sin aliento—. Solo olvidemos lo que ocurrió, y sigamos adelante, esto no va a volver a suceder.
—Está bien, olvidaremos aquello —indica Yixing seriamente.
La parte más sensata de su cabeza, le dice que eso es lo correcto, son hombres, y sería extraño, si simplemente continuaran viéndose de esa forma. Puede vivir con la idea que fue en un momento de debilidad, algo sobre los instintos que ha hecho imaginar cosas, sensaciones, que en otras circunstancias jamás hubiese sucedido. Aunque algo le inquieta, ante sus ojos, Junmyeon luce frágil.
—Será mejor que regresemos, Yixing. No tenemos nada más que decir.
Sin esperar su respuesta, Junmyeon emprende su marcha siguiendo el sendero que los trajo al claro, en medio de los árboles de bambú. Yixing demora en avanzar, tiene una mala sensación, como si algo no estuviese en su lugar.
Su mente confusa sigue allí, cuando ve a Junmyeon cargando los dos cántaros, uno de ellos vacíos. Yixing lo imita y siguen el camino, bajo un incómodo silencio.
Tiene mucho que decirle y a la vez no tiene idea de lo que dirá; muerde su labio inferior mientras mira de soslayo el rostro de Junmyeon, luce tan parco, que no sabe qué pasa por su mente. Le hiere verlo así, pero no hace nada para evitarlo.
No se entiende a sí mismo, cuando Junmyeon le preguntó si seguía amando Soojung, ni siquiera tuvo que considerarlo, pero de repente empieza a tener dudas y a considerar sus sentimientos. ¿Han cambiado desde que dejó su provincia hace un par de meses atrás? Mira el rostro de Junmyeon nuevamente, desea tanto confortarlo, ¿por qué le sigue doliendo? Quiere estar cerca de él, quiere seguir disfrutando de él ¿por qué de repente siente un extraño frío en su corazón?
🌬☀️🌬
Finalmente aparece ante su vista las casas de la aldea y sin darse cuenta han llegado a su hogar.
El niño como siempre tan atento, los recibe con un vaso de leche; el padre lo saluda, acariciando tiernamente su cabello con una pequeña sonrisa, pero es claro que no es del toda sincera; al menos para Yixing.
Siente la mirada de Kyungsoo luego de saludarlo, pero no dice nada imprudente, ni les pregunta por su tardanza o por sus vestimentas sucias; permanece en silencio, sus grandes ojos examinándolo todo. Incluso un niño de 8 años puede notar la firme tensión entre los dos adultos.
Junmyeon barre con la mirada la mesa, Yixing también lo hace ya que hay unos pergaminos enrollados sujetos por un lazo, que antes, está seguro, no estaban allí. El mayor intrigado le pregunta a su hijo. El niño hace una mueca con sus labios y esquiva la mirada autoritaria de su padre. Yixing está algo inquieto con la extraña reacción del menor.
—¿Kyungsoo? —insiste su padre. El pequeño señala los rollos de papel.
—Más temprano, el señor Ryewook llamó a la puerta, ¡papá! yo no le abrí. Así que pasó por debajo de la puerta esos pergaminos... y dejó una razón.
—Y ahora que querrá tu profesor de cartografía —refunfuña Junmyeon.
—Papá, el señor Ryewook estaba buscando a tío Yixing —informa el niño ahora mirándolo directamente a él—, y dejó una razón.
—¿Para mí?
Fue tan tonto al preguntar en voz alta cuando hace ya tres semanas atrás, confidencialmente le había solicitado un favor al experto en geografía para su viaje, y ha estado tan distraído por el dueño de casa, que lo ha olvidado por completo.
—Si, dijo que el camino más corto para llegar a la Aldea de Goyang es atravesando el río Han en el paso por Suwon. ¿Tío Yixing —pregunta el niño inseguro— acaso nos vas a abandonar?
Kyungsoo hace un mohín con sus labios, sus ojos se ven brillantes producto de las lágrimas a punto de salir. A Yixing se le encoge el corazón al verlo y niega silenciosamente al pequeño.
—Es su decisión, Kyungsoo —espeta Junmyeon severamente, quien rápidamente esquiva su mirada y se aleja, adentrándose en la casa.
Está a punto de ir tras él, pero es detenido por el niño.
—¿Pasó algo entre ustedes, tío Yixing?
No le pasa desapercibida la angustia en la voz del menor, suspira pesadamente antes de contestar con toda sinceridad.
—Son cosas de adulto que pasan —dice suavemente. El niño se le acerca con el ceño fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho.
—No me gusta verlos tan tristes, especialmente a mi papá. Él estaba muy triste cuando mamá... y cuando apareciste, se volvió feliz —señala el niño con una media sonrisa.
Yixing se ve conmovido tras escuchar tan derrotado al pequeño. Se pone de cuclillas hasta quedar a la altura del menor; en sus mejillas rellenitas encuentra un par de grandes lágrimas rodando, lo mira apenado mientras limpia con cariño sus mofletes.
—Hice algo malo y lastimé a tu papá —confiesa cuando la imagen de un herido Junmyeon aparece en su mente.
—Pero sí no eres una mala persona.
—A veces sin darnos cuenta, herimos a las personas que más queremos.
El niño hace un gesto pensativo.
—A veces JongIn me pelea y yo me enojo. Al final lo extraño y lo perdono —reflexiona el pequeño—. Yo creo que mi papá también te va a perdonar y ya no va a estar enojado más.
—Es muy lindo lo que dices, Kyungsoo —Yixing remueve el cabello del niño, que sonríe con el gesto—. Yo también espero que tu papá me perdone.
—Yo creo que sí.
Kyungsoo lo abraza, Yixing pasa sus manos por la espalda del pequeño y se siente como en casa. Su abrazo, de alguna manera, lo ha aliviado.
—Gracias Kyungsoo. Voy a hablar con tu padre ahora.
—Pero no te vas a ir ¿verdad? —pregunta con incertidumbre.
No quería ahondar el tema con Kyungsoo sin antes hablarlo con Junmyeon. Pero el niño hace esa carita y no puede negársele, así que cierra los ojos por unos segundos, y cuando los abre le confiesa:
—Tal vez por unos días, sí esto está bien contigo. —Yixing lo mira sigiloso esperando su aprobación. El niño sopesa sus palabras, asintiendo con su cabeza.
—Solo por unos días —Kyungsoo cuenta con sus dedos y le señala toda su mano extendida—. Y ¡después! Regresas —ordena.
—Te lo prometo. —dice con una sonrisa.
🌸☀️🍃
—¿No pensabas decírmelo?
Finalmente encuentra a Junmyeon en el patio central, el cielo se encuentra despejado y el árbol de cerezo, situado en el centro, envía un par de pétalos volando a su alrededor. El otro hombre está al fondo, sentado sobre el borde del pequeño estanque con algunas flores de loto. La sola imagen hace que su corazón se agite, al igual que el cabello ondulado de Junmyeon que parece danzar con el viento.
—No es así —señala pensativo cuando se sienta a su lado—. ¿Crees que ahora me he convertido en un estorbo para ti?
—No lo eres, Yixing, nunca lo has sido. —El otro hombre le asegura. Toma una larga pausa y con aire nostálgico continúa—. Yo tenía razón, realmente estás pensando en marcharte.
Yixing siente que le falta el aire, toma la mano derecha de Junmyeon entre las suyas y la acaricia brevemente, es tan suave, delicada, que se encuentra absorto, dibujando patrones en ella; hasta que se da cuenta de lo que está haciendo, y cuidadosamente la retira. Se queda por unos segundos, sin mirar al otro hombre en parte avergonzado por su última acción.
—No me pienso ir a ningún lado, sino es contigo, Kim Junmyeon.
Sus palabras brotan libremente con una firmeza que le sorprende no solo a él, sino a Junmyeon, que exhala el aire que ha contenido. La sola idea de alejarse de él le desespera, y no puede contenerse o tapar el sol con un dedo; hay algo en Junmyeon que le hace no querer irse de su lado y lo mejor sería no hacer el viaje por su cuenta.
—¿Q-qué estás diciendo?
—Tengo que ir a Goyang para informarle personalmente a la hermana de Soojung, de su deceso —explica con su vista sobre sus manos—. Ha pasado casi dos años desde que ella partió, y desde que la madre de Soojung también lo hiciera, y no he sabido nada de su hermana desde entonces. Soojung nunca se enteró que su madre había fallecido, la carta escrita por su hermana notificándole de lo sucedido, llegó 15 días después...
—Oh, yo no lo imaginé que sería así — señala manteniendo el ceño fruncido—. ¿Quieres que te acompañe?
—Me gustaría tenerte allí —señala con una sonrisa tímida—. Podemos viajar con Kyungsoo, los tres juntos. —Sus mejillas en ese punto se han enrojecido y se siente nervioso.
Escucha la tranquila risa del otro hombre y se complace al saber que su expresión sigue siendo tan brillante como siempre.
—Me tranquiliza saber que incluyas a mi niño en nuestros planes; pero no sería conveniente. Es un viaje largo, se tomarían 3 días para llegar a Goyang, y definitivamente no es para llevar a niños tan pequeños
—Está bien. ¿Eso quiere decir que viajarás conmigo?
—Sí, ahí estaré contigo, sí eso es lo que quieres —responde con una bella sonrisa—. Estaba pensando que en la parte que tienes que hacer el desvío, es justamente donde vive mi madre, me gustaría saludarla y de paso, que ella pueda leer tu fortuna.
—Es una promesa, entonces.
—Lo es.
—Estamos bien ¿verdad? —Yixing no puede mirar a Junmyeon directamente al formular la pregunta.
Desea entenderse a sí mismo, más de una vez se ha encontrado perdido pensando en sus labios. Por el momento Yixing se sacude de cualquier idea que involucre los labios ajenos y se complace al saber que lo acompañará en su viaje y que ya no parece herido como lo estaba temprano en la mañana.
—Mejor que bien.
Yixing no puede evitarlo y acomoda detrás de su oreja un mechón de su cabello que con el viento ha terminado sobre su cara. Junmyeon ríe ante la simpleza del gesto, lo que deriva en Yixing riendo a gusto, perdiéndose en la mirada encantadora del otro hombre. Sus bonitos gestos, le hacen desear retener para siempre en su mente cada detalle de su cara para nunca olvidar un rostro tan hermoso como ese, para que siempre sea recordado.
—¡Ya están felices otra vez! —exclama Kyungsoo corriendo desde el otro lado, hasta sentarse en las faldas de su padre, que suelta un ruido de queja cuando el niño salta y termina sobre él.
La acción infantil hace que los tres terminen riendo.
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Espero les haya gustado 🌸🍃
Y si fue así, no olviden dejar sus estrellitas, les agradezco montones.
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