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𝒊. a boy with daddy issues

( 𝒊. )⠀─⠀a boy w. daddy issues⠀·⠀‹⠀first act :⠀›⠀🥋⠀𝄒

" Take me away, release the pain

i caught myself in too many worlds "

¿NUNCA LES HA PASADO QUE SE SIENTEN en el lugar correcto, que todo está como querías que fuera? Pues tal vez ese sentimiento no dure mucho. Llegará el momento en que todo se derrumbe, y no podrás hacer nada para evitarlo. Eso Alex lo tenía más que claro, y se esforzaba en no pasar por ello dos veces.

Durante años, un sentimiento de satisfacción por lograr todo lo que se propuso se adueñó de ella, haciéndole creer que en menos tiempo del que esperaba tendría el mundo a sus pies. Lastima que todo se fue abajo en el momento en que su madre y padrastro decidieron irse a Estados Unidos, dejando atrás todo por lo que habían luchado, pero eso ni siquiera era lo que más la había afectado. ¿Lo peor? Le prohibieron practicar karate en su estadía en el país Norteamericano.

Para todos, aquella chica era un enigma, nadie la conocía. O al menos no realmente.

Sin amigos que la defendieran. Sin una familia afectuosamente buena. Sin estabilidad emocional. Alex Keogin se convirtió en el blanco de las burlas.

—¡Hola, Robby! ¿Qué tenemos? —se refirió Trey al computador que tenía el chico rubio entre sus piernas.

Alex no recordaba cómo aquel chico rubio se había ganado la confianza de sus amigos, pero internamente lo compadeció. No debió haber sido fácil. Así como tampoco recordaba cuando había llegado.

—Una de quince pulgadas. —sonrió y miró a la morena, ésta sólo extendió sus brazos para darle a entender al chico que le entregara el objeto electrónico. Él, no muy convencido, se lo entregó.

—Genial.

Alex bufó divertida, y abrió el computador mientras que Robby se quitaba la camiseta para entregársela al chico que tenían en frente.

—Gracias, Eddie, te daremos tu parte. —le dedicó una sonrisa genuina a aquel chico, cosa que no pasó por alto la morena y única chica del grupo.

Sin embargo, habían cosas más importantes que hacer.

Se sentó en una jaula y Robby se colocó justo en su espalda, observando cada cosa que hacía. La argentina tecleó en la computadora una respuesta para alguna persona con la que estuviera haciendo negocios para vender el aparato.

Mientras los otros chicos jugaban con sus skates, Alex miró a Robby y éste sonrió. De nuevo.

«Diablos, a éste chico sí que le gusta sonreír»

—Tenemos a tres sujetos dispuestos a pagar cuatrocientos dólares, sin preguntas. —los chicos se acercaron a ellos y observaron la pantalla.

Alex ya había hecho eso muchas veces antes, robar objetos sin ser descubierta, hacer negocios con ellos y sacarle dinero a eso. Pero esa vez era diferente. Claro, con él ahí.

—Vaya, amigo —Trey le dió unas palmadas en el hombro a la chica, está se volvió y le sonrió al moreno.— Haz que cada uno envié la mitad por venmo y dásela al que llegue primero.

El de la colita miró al mayor con una expresión confundida. «Novato».

—¿Qué hay de los otros dos?

Todos los presentes rieron, a excepción de Robby, quien estaba muy absorto en su confusión como para entender. Alex tenía cierto problema con los chicos muy inocentes, nada en contra de ellos, claro está, pero a veces causaban conflictos en ese tipo de situaciones y eso era lo que menos buscaban. Le agradaba Robby, y es por eso que no quería que siguiera estando con ellos.

Alex se levantó y le tendió la computadora al rubio, éste se la aceptó, aún confundido. Vio que sus amigos tomaron sus skates y decidió hacer lo mismo, dejó que sus amigos se encargarán del nuevo. Total, ellos lo habían mentido en eso.

—Lo lamento por ellos —dijo el moreno, para un momento después montarse en su skate e irse— Andando. —demandó. Al fin y al cabo, ¿Quién no le haría caso, si es el líder?

Robby pareció entender un poco más que antes, ya que relajó su entrecejo, cerro él aparato y se levantó. La morena se había quedado para esperarlo, le sonrió un poco por primera vez desde que lo vió ese día y le hizo señas de que se fuesen. Andaron unos segundos hasta que el rubio paro en seco y se acercó a un folleto que se encontraba en el suelo, Alex se acercó al chico y observó el folleto y luego a él, intercambiando su mirada entre ambos por algunos segundos.

«¡Aprende a pelear! Ven a Cobra Kai» se leía en el papel amarillento, el cual tenía a un viejo con su puño al frente. El rostro de la chica latina demostraba confusión, el del chico resentimiento.

Alex supo inmediatamente que era un tema delicado, así que solo se dedicó a saber si se encontraba bien.

—¿Está todo bien con ese sujeto, Niño Keene? —automáticamente Robby miró a la argentina por aquel apodo que le había colocado desde el momento en que le dijo su nombré. Alex trató de ser lo más suave con él, no quería provocar un momento incómodo. Pero claro que Trey no pensaba lo mismo.

—¿Qué? —el de trenzas río— ¿Quieres aprender karate?

El oji-verde lo ignoro, poso su atención en la publicidad y se dirigió hacia la chica —No, es mi maldito padre —la miró y ella rápidamente se encargó de quitar el papel de las manos del chico, lo echó y en sus ojos el chico Keene entendió un «Vamonos. Hablaremos de esto».

Se escucho un «Bien, vámonos de aquí» por parte del mayor y se encaminaron hacia la salida.

Andaron por un rato, uno en el que Alex iba a la par de Robby. No era mucho lo que podía hacer por el chico, pero al menos apoyo moral podría darle. Ella lo entendía, tal vez mejor que nadie.

Antes de llegar al departamento del oji-verde, los chicos se apresuraron a decir que tenían unas cosas que hacer antes de ir allí, y básicamente obligaron a Alex a irse con Robby, así que le dió más tiempo de poder entablar una conversación con él sin sus amigos para echarlo a perder.

—No se que sucedió con él, no espero que me lo digas. Solo quiero que sepas que está bien, y siempre estará así —para ese punto ya se encontraban en la puerta del apartamento del chico, Alex le sonrió genuinamente—, ahora nos tienes a nosotros.

Keogin puso una mano en el hombro de Keene, este inconscientemente busco más del tacto de ella pero casi al instante se dió cuenta de lo que hizo y se alejó. La más bajita río, tomo las llaves de las manos temblorosas del rubio y abrió la puerta, adentrándose al lugar con toda la confianza del mundo, como si ella y Robby fueran amigos muy íntimos y de hace muchos años.

Robby solo pudo pensar en lo rara que era la chica, pero que muy en el fondo le parecía interesante aquello.

( . . . )


Alex estaba demasiado agobiada, mucho más después de la charla que tuvo con Robby. Le había dedicado al chico las palabras que ella habría deseado escuchar cuando tenía diez años y entendió por qué su padre se había ido.

La razón por la cual habían tenido que irse a Japón y años después a Estados Unidos fué porque a su madre se le había ocurrido la maravillosa idea de convertirla en modelo, así como ella. La idea más estúpida, por si se lo preguntan.

Ni si quiera le molestó que su madre le obligara a ser algo que no quería, le indignó que aún ella haciendo todo lo que ella quería, no podía hacer lo que más amaba. Karate.

Empezó a practicar aquella arte marcial cuando en la escuela se burlaban de su familia, en especial de que no tenía una figura paterna. Su padre —en realidad padrastro, pero se había convertido en un padre para ella— se había enterado de aquello e inmediatamente le enseñó lo que él había aprendido en sus años haciendo karate. Al practicar aquello, era como un viaje hacía otro mundo, totalmente distinto al que tenía que enfrentarse cada mañana. Pero su madre le había arrebatado aquello de la peor manera.

Hacia un rato, había recibido una llamada de Lily, su nana, diciéndole textualmente que su madre quería que «llegara a casa y se alistara porque tendrían una visita importante», logrando que Alex rodara los ojos por decimocuarta vez en el día. Entró a su casa, y sin molestarse en hacer saber que llegó se apresuró a irse a su exageradamente gran habitación.

Se dió una ducha, se vistió con lo más decente que tenía el su armario y se maquilló. Si, odiaba cuando su mamá la hacía comportarse como una chica, pero no estaba de ánimos para una discusión.

Al salir de su habitación y mirar inconscientemente hacia arriba se dió cuenta que había una pequeña puerta en el techo medio abierta, con curiosidad, jaló la cuerda que se encontraba en ella y una especie de escalera salió. Sorprendida, subió por ellas, encontrándose así una especie de ático con un montón de cosas viejas.

Maquillaje, revistas de los 2000's, patines, prendas de Victoria's Secret, accesorios. Pero lo que más le llamó la atención, fue una revista de los 80's, con un chico moreno de portada, el cual portaba un Gi blanco, en una posición algo extraña; estaba apoyado en una pierna, mientras que la otra se encontraba con la rodilla levantada y los brazos extendidos con las manos hacia abajo.

Alex creía haberlo visto antes.

Sin embargo, justo al lado de aquello, se encontraba una guitarra acústica. Algo deteriorada, tal vez con los años, pero en muy buenas condiciones.

Los ojos de la morena brillaron en una emoción latente. Pasó sus dedos delicadamente por las cuerdas, sintiendo una inexplicable satisfacción al hacerlo. Cerró los ojos, sintiendo una paz interior que nunca antes había experimentado, creía que nada en el mundo haría que ese sentimiento se fuese.

O tal vez sí.

—¡Demi, ven ya! —llamó Macarena a su hija.

Alex rodó los ojos, de nuevo y dejó las cosas como las había encontrado antes, haciendo una nota mental de pasar por ahí una vez la cena terminase.

—Ya voy. —bajando las escaleras habló, cerrando la puerta que daba al ático que recién se había enterado que existía, para luego bajar hacia la sala de estar.

Ahí se encontraban Macarena, Jong y otras personas que no supo identificar. Pero uno de ellos se le parecía muy familiar. Le dedicó una mirada a sus padres, y la única respuesta que consiguió fué una mirada fría por parte de su madre. «No me avergüences hoy, jovencita», sabía exactamente lo que significaba.

—Alex —la llamo su padrastro y con una sonrisa, se dirigió a los presentes.— El es un viejo amigo, Daniel LaRusso.

Oh, por ese nombre, supo inmediatamente que le traería problemas. Porque obviamente sabía quién es.

⭒ֺ𓏲 ━━━━━ al's note !!

cortito pero de acá arrancamos, tengo mucha emoción por ver que más sigue. denle mucho amorcito pls.

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