53. La segunda prueba
24 de febrero de 1995
Había pasado ya unos días desde el nacimiento de los mellizos y la verdad es que tanto James como yo lo estábamos llevando bastante bien. Los niños no solían llorar todo el tiempo y bueno cada cierto tiempo me levantaba para alimentarlos y James luego los cambiaba. Éramos un buen equipo la verdad y se nos estaba dando bien esto. Los niños hace dos días vinieron a verlos, no pudieron antes, ya que estaban ayudando a Harry con la prueba que se realizaría hoy.
Tanto Harry, como Marie y Neville quedaron encantados con ellos y en todo el día que estuvieron con nosotros no se despegaron de los niños, algo que nos hizo muy felices a James y a mí.
La verdad es que no había podido pegar ojo de lo nerviosa que estaba por él, pero estaba convencida de que lo haría bastante bien.
Ahora me encontraba en la sala con los mellizos en mis brazos, era temprano así que James seguía durmiendo, ya que tres horas antes nos habíamos despertado. Y aunque le había insistido que descansara que ya me ocuparía yo, él decidió ayudarme así que se despertó igual.
Estaba viendo a los bebes dormir, eran hermosos, los dos eran una mezcla perfecta entre James y yo. Tenían los ojos de James y el pelo castaño, y había algunos rasgos iguales a los míos, en resumidas cuentas tenían cosas de los dos y eran unos bebes demasiado tranquilos.
—Buenos días amor —giré un poco mi cabeza para verlo bajando las escaleras con una gran sonrisa.
—Buenos días —sonreí y él se acerco a mí para darme un beso en la mejilla y sentándose a mi lado mientras me quitaba a Marlene de mis brazos.
—Mis niños hermosos, vosotros junto a vuestros hermanos y vuestra madre sois lo mas importante de mi vida —sonreí mientras colocaba mi cabeza en su hombro.
Las cosas iban bien, aunque Harry estuviera en el Torneo, todo iba bien. Aún no habían encontrado a Lily, Brett y a Peter, pero el Ministerio nos prometió que harían hasta lo imposible para encontrarlos. Era bastante obvio que dudaba demasiado de las capacidades del Ministerio, así que como nueva ministra de Francia, al final James me convenció y lo mejor es que solo tenía que ir de vez en cuando porque mi madre me ayudaría en todo. Así que como era muy querida en el Ministerio francés, decidí elegir a algunos Aurores para la búsqueda de Lily, Brett y Peter. Así que seguían trabajando en su búsqueda.
—Deberíamos desayunar y prepararnos para irnos... ¿Tu madre cuando llegará? —iba a responderle cuando de repente alguien llamo a la puerta.
—Creo que es ella —le dijo soltando una pequeña risa, James sonrió y se levanto con Marlene en brazos para abrir la puerta y efectivamente era mi madre con una gran sonrisa.
—Hola mis niños —mi madre siempre que podía venía a vernos, incluso había venido al día siguiente a ver a los mellizos en San Mungo y no se despego de mí en ningún momento.
James sonrió y la dejo pasar, ella entro y James cerro la puerta para volver a mi lado. Yo me levanté y mi madre me abrazo con cuidado porque tenía a Charlus en brazos.
—¿Cómo estás mi vida? —me pregunto cuando nos separamos.
—Estoy mejor mamá —ella asintió viendo con una gran sonrisa a Charlus.
—Son demasiado hermosos los dos —agarro con cuidado la mano de Charlus y él ni se inmuto porque seguía durmiendo.
—Bien mis niños, iré a prepararos el desayuno —miro a James un momento—. Querido espero que no te moleste que me quede unos días.
—En absoluto señora Williams —ella negó divertida.
—Dejate de formalismos querido, somos familia y me puedes decir Rose —James asintió con una sonrisa. Mi madre nos regalo una última sonrisa antes de ir a la cocina para prepararnos el desayuno.
—Amo a tu madre —me dijo James.
—Y ella te ama a ti —sonreí y los dos entramos a la cocina para ver como mi madre ponía la mesa, obvio lo estaba haciendo todo con magia.
—Venga niños a comer mientras cuido de los niños —asentimos y mi madre tomo en brazos a los dos para irse con ellos a la Sala seguramente.
James y yo estuvimos desayunando entre risas mientras hablamos de cualquier cosa, al acabar, James limpio los platos y yo salí para ir a mi habitación, pase antes por la de los mellizos para ver a mi madre en el sillón cantándoles mientras ellos dormían. Sonreí y fui a mi habitación a prepararme, unos veinte minutos después ya estaba lista y apareció James para prepararse, me despedí de mi madre y bajé para esperar a James para irnos.
Un rato después bajo James y juntos nos aparecimos en Hogwarts, fuimos hasta las gradas donde los demás ya estaban. Harry estaba hablando con Neville y yo los vi confundida porque andaban susurrando.
La prueba empezó poco después y Ojo Loco empujo a Harry al agua. Según nos había contado Remus la prueba consistía en que cada participante tendría que salvar del fondo del lago a una persona importante para él, y no había visto a Marie y a Hermione cerca de Ron como solían estar.
Quería creer que estuvieran por ahí viendo todo, porque si no Dumbledore me escucharía. No veía a Harry hasta que de pronto lo vi saliendo del agua haciendo una voltereta y todos aplaudieron y vitorearon, suspire aliviada y seguí atenta a la prueba.
La primera en salir fue Fleur, pero no consiguió salvar a su persona, las de su casa la ayudaron a subir y la taparon mientras la abrazaban. Ojalá que después Dumbledore sacara a esa persona. El segundo en salir fue Cedric con Cho, los ayudaron y un rato después apareció Krum con Hermione y ahí mis sospechas se hicieron ciertas. Harry aún no salía y estaba por tirarme yo para buscarlos.
—Voy a meterme —les dije decidida.
—Adele, ¿estás loca? —negué quitándome la chaqueta y James me sujeto— Calmate amor, Harry ahora aparecerá con Marie.
Suspire.
Minutos después vimos a Marie junto a la hermana pequeña de Fleur, pero no estaba Harry, James y yo fuimos corriendo para ayudarlas, James abrazo a Marie mientras la tapaba con una toalla al igual que yo lo hacía con la hermana de Fleur.
—¿Estás bien preciosa? —le dije en francés y ella asintió con una pequeña sonrisa. Fleur se acerco preocupada y la abrazo. Levanto la mirada para verme.
—Gracias —me dijo con un acento muy marcado.
—No es nada —de pronto Harry salió y aterrizo cerca de nosotros.
—¡Harry! —gritamos Marie y yo al mismo tiempo, las dos nos acercamos rápidamente con toallas y lo envolvimos.
—Juro que te voy a matar —Harry me abrazo.
—Oh mamá, como si no supieras que tengo el mismo complejo de héroe que papá y tú —voltee los ojos y le di un beso en la frente, James se acerco a él y lo abrazo.
—Menudo susto, tu madre casi quiso meterse al lago —Harry soltó una pequeña risa.
—¡Muy bien, Harry! —gritó Hermione—. ¡Lo hiciste, averiguaste el modo, y todo por ti mismo!
—Bueno... —contestó Harry—. Sí, es verdad —dijo Harry, elevando algo la voz.
—Tienes un «escarrabajo» en el pelo, Herr... mío... ne —dijo Krum.
—Pero te has pasado un montón del tiempo, Harry... ¿Te costó mucho encontrarnos?
—No, os encontré sin problemas.
Dumbledore estaba agachado en la orilla, trabando conversación con la que parecía la jefa de las sirenas, que tenía un aspecto especialmente feroz y salvaje. El director hacía el mismo tipo de ruidos estridentes que las sirenas y los tritones producían fuera del agua: evidentemente, Dumbledore hablaba sirenio. Finalmente, se enderezó, se volvió hacia los otros miembros del tribunal y les dijo:
—Me parece que tenemos que hablar antes de dar la puntuación.
.Los miembros del tribunal hicieron un corrillo para discutir. La señora Pomfrey había ido a rescatar a Ron de las garras de Percy; lo llevó con Harry y los otros, le dio una manta y un poco de poción pimentónica, y luego fue en busca de Fleur y su hermana. Fleur tenía muchos cortes en la cara y los brazos, y la túnica rasgada; pero no parecía que eso le preocupara, y no permitió que la señora Pomfrey se ocupara de ella.
—Atienda a «Gabguielle» —le dijo, y luego se volvió hacia Harry—. Tú la has salvado —le dijo casi sin resuello—. Aunque no «ega» tu «gueén».
—Sí —asintió Harry.
Fleur se inclinó, besó a Harry dos veces en cada mejilla y luego le dijo a Ron:
—Tú también la ayudaste.
—Sí —dijo Ron muy ilusionado—, un poco.
Fleur se abalanzó también sobre él para besarlo. Hermione parecía furiosa, pero justo entonces la voz mágicamente amplificada de Dumbledore retumbó junto a nosotros y nos sobresaltamos. En las gradas, la multitud se quedó de repente en silencio.
—Maldito viejo —se quejo Sirius, logrando que James soltara una pequeña risa.
—Damas y caballeros, hemos tomado una decisión. Murcus, la jefa sirena, nos ha explicado qué ha ocurrido exactamente en el fondo del lago, y hemos puntuado en consecuencia. El total de nuestras puntuaciones, que se dan sobre un máximo de cincuenta puntos a cada uno de los campeones, es el siguiente: »La señorita Delacour, aunque ha demostrado un uso excelente del encantamiento casco-burbuja, fue atacada por los grindylows cuando se acercaba a su meta, y no consiguió recuperar a su hermana. Le concedemos veinticinco puntos.
Aplaudieron en las tribunas.
—Me «meguezco» un «cego» —dijo Fleur con voz ronca, agitando su magnífica cabellera.
—El señor Diggory, que también ha utilizado el encantamiento casco- burbuja, ha sido el primero en volver con su rehén, aunque lo hizo un minuto después de concluida la hora.
Se escucharon unos vítores atronadores procedentes de la zona de Hufflepuff.
—Por tanto, le concedemos cuarenta y siete puntos.
—El señor Viktor Krum ha empleado una forma de transformación incompleta, que, sin embargo, dio buen resultado, y ha sido el segundo en volver con su rescatada. Le concedemos cuarenta puntos.
Karkarov aplaudió muy fuerte y de manera muy arrogante.
—El señor Harry Potter ha usado con mucho éxito las branquialgas —prosiguió Dumbledore—. Volvió en último lugar, y mucho después de terminado el plazo de una hora. Pero la jefa sirena nos ha comunicado que el señor Potter fue el primero en llegar hasta los rehenes, y que el retraso en su vuelta se debió a su firme decisión de salvarlos a todos, no solo al suyo.
Tanto Ron como Hermione dirigieron a Harry miradas que eran en parte de exasperación, en parte de compasión.
—La mayoría de los miembros del tribunal están de acuerdo en que esto demuestra una gran altura moral y que merece ser recompensado con la máxima puntuación. No obstante... la puntuación del señor Potter son cuarenta y cinco puntos.
—¿Has visto, Harry? —le gritó Ron por encima del estruendo—. ¡Después de todo, no fuiste tan tonto! ¡Estabas demostrando gran altura moral!
Fleur también aplaudía con mucho entusiasmo. Krum, en cambio, no parecía nada contento. Volvió a intentar entablar conversación con Hermione, pero ella estaba demasiado ocupada vitoreando a Harry para escuchar.
Sirius, James, Marie, Remus, Freya, Ivy, Neville, Asher y yo abrazamos emocionados a Harry, sin duda alguna estaba muy orgullosa de mi niño, mejor dicho, estaba muy orgullosa de mis niños.
NOTA DE LA AUTORA
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