5 de junio de 1994

Habían pasado ya unos meses desde que los niños habían vuelto a Hogwarts y siendo sincera no me dejaba tranquila saber que ellos estaban ahí y no conmigo. Por eso mismo James y yo decidimos quedarnos este año en Hogwarts, le hicimos caso a Harry. Dumbledore nos había habilitado un pequeño sitio para nosotros dos. 

Al igual que para Freya, Sirius, Regulus, Ivy y Remus. Así que al menos algo bueno había hecho él, yo al menos intentaba ayudar a Pomfrey en la enfermería, ya que sentía que era un poco difícil para ella, aunque lo negara.

No podía quedarme de brazos cruzados, así que preferí ayudar, al igual que Freya lo hacía con McGonagall e Ivy con Remus.

James y Sirius simplemente eran ellos recordando su vida en Hogwarts, obviamente hicieron algunas bromas, pero después también empezaron a ayudar. Era bueno ver como todos estábamos ayudando a la causa.

Recuerdo que cuando los niños se fueron en el tren, Remus nos contó que un dementor había entrado en el compartimento donde se encontraban Harry, Ron, Hermione, Asher y él. Neville según Remus nos dijo que había salido para sentarse un rato con Ginny, Seamus y Dean. Estaba demasiado molesta con el Ministerio por eso, ¿por qué demonios había un dementor cerca de los estudiantes? Y no fue la primera vez que a Harry le ataco uno.

Incluso nos contó Remus que en clase de Defensas contra las Artes Oscuras, Harry cuando tuvo que enfrentarse a su Boggart, este se transformo en un dementor. Algo que tanto James, Remus y yo hablamos con él. Por no decir que Harry quería aprender a conjurar el hechizo del Expecto Patronum. No le pudimos negar a eso así que Remus y él practicaban el encantamiento.

Unos días antes del partido de Quidditch había ocurrido que Lily y Brett habían entrado al castillo, pero nadie los había visto, solamente la Dama Gorda. En ese momento recuerdo que llevamos a todos los estudiantes al Gran Comedor mientras los profesores, James, Freya, Ivy, Sirius y yo hacíamos guardia por si volvían a aparecer.

Recuerdo que James, Sirius y yo íbamos caminando por los pasillos ese día.

—Me voy a matar, ¿sabes una cosa Addie? Te amo, pero pudiste solo hacer el encantamiento a James y a Harry y así nos librábamos de la loca —lo miré mal.

—Es demasiado cruel, pero él tiene razón. Esa mujer es el demonio y solo sabe causar daño a la gente. 

—No tendré esta conversación con vosotros ni mucho menos —ellos se callaron y seguimos caminando—. No sabía como de verdad era y no quería que muriera porque en parte sería mi culpa porque os salve a Harry y a ti... Me comería la culpa.

—Eres demasiado buena para el mundo amor —me dijo James con una pequeña sonrisa.

—O demasiado tonta para el mundo James —él me agarro de la muñeca haciendo que parara y lo viera a los ojos.

—Claro que no Addie, ser buena no significa que seas tonta ni mucho menos. Eres una persona increíble que siempre se preocupa por los demás y siempre pone la felicidad del resto antes que la suya. Además, me enamoré de ti por ese corazón bondadoso que tienes y estoy demasiado orgulloso de ti —me abrazo al igual que Sirius se unió al abrazo.

—Cornamenta tiene razón Addie, no eres tonta, simplemente eres demasiado buena para este mundo de mierda —susurro Sirius.

Hace unos meses en el partido de Quidditch Harry fue atacado por un dementor, logrando que Harry cayera desde una gran altura, menos mal que Dumbledore logro que no se hiciera daño, pero su escoba no tuvo la misma suerte. Nos había preocupado demasiado y lo que fueron dos días, preferí que fueran cuatro días por si acaso. Odiaba demasiado al Ministerio por su maldita incompetencia.

Así que nos encontrábamos todos en Hogwarts cuidando de los niños, porque según el Profeta tanto Lily como Brett estaban cerca de Hogwarts, la última vez según dijeron los niños, se les había visto cerca de Hogsmeade.

Es verdad que estaba bastante aterrada por este tema, ya que esos dos juntos podrían causar varios estragos al Mundo Mágico, algo que no nos convenía para nada.

Pero James, Sirius y Remus solían hacer turnos por las noches para evitar que hubiera alguien fuera de su Sala Común correspondiente.

Ahora nos encontrábamos todos en el Gran Comedor cenando, mientras los niños nos contaban lo que habían hecho en su día. Obviamente, estábamos sentados con los leones, porque queríamos, así que estuvimos charlando con los niños.

—¿Estáis seguros de que ellos no volverán a entrar? —miramos a Harry.

—Por entrar, pueden hacerlo Harry, pero los dementores si dejan de ser unos idiotas, pues tal vez no lleguen ni a tocarte —los mayores miramos mal a Sirius por su ridícula explicación—. Bien, me callo —Regulus rio—, traicionero.

—No le digas eso a tu hijo Black, el único traicionero es Peter —Sirius asintió.

Después de eso seguimos comiendo entre ocurrencias de James y Sirius mientras reíamos y nos olvidábamos por un momento del tema. Últimamente, no podía dormir bien por eso, y era algo que no le había dicho a nadie. 

No dormía bien, solía comer muy poco y estaba preocupada y estresada la mayor parte del tiempo, la verdad es que no me quería sentir así porque era demasiado horrible. Tampoco quería contárselo a alguien, ya que no quería preocuparlos. Así que preferí guardármelo para mí, supongo que mas adelante, cuando los viera presos de nuevo estaría tranquila.

Después de la cena los adultos fuimos a acompañar a los chicos a su Sala Común, cuando lo hicimos, Ivy se fue a dormir, al igual que Freya y Regulus. Los únicos despiertos fuimos Remus, James, Sirius y yo.

—No confió en Dumbledore y en su seguridad de mierda —solté de repente en el Aula de Defensa contra las Artes Oscuras.

—Menuda novedad Addie —dijo Sirius divertido.

—Estoy con Addie, si tanto dice que Hogwarts es un lugar seguro como es que pudieron entrar Lily y Brett —hablo James y Remus suspiro.

—No lo sé, pero estoy con vosotros. No confió en él y por mucho que tenga la intención de cuidar a Harry, debe saber que algunas cosas no están bien —asentimos.

—Esperemos que su seguridad mejore, de lo contrario soy capaz de tomar mis propias medidas —dije yo.

—Lo sé amor —James me dio un beso en la mejilla.

—Bueno, yo debo ir a hacer mi turno, vuelvo en un rato —asentimos a lo que había dicho Remus y se fue de ahí. 

James, Sirius y yo estuvimos jugando a las cartas cuando de repente apareció Remus junto a Harry. El primero sostenía el Mapa, los tres dejamos el juego y nos levantamos para verlos.

—¿Por qué andas despierto Harry?

—Estaba merodeando con el mapa —nos contó Remus lo sucedido.

—Merecido se lo tiene Quejicus — volteé los ojos.

—Harry no puedes ir por ahí así como así, sabiendo lo que estaba pasando —le explico James haciendo que Harry asintiera.

—¿No se te ha ocurrido pensar que el Mapa en manos de Lily y Brett les llevaría a ti? —le pregunto Remus.

—No tío Moony —hablo Harry viendo a otro lado apenado.

—Harry sé que te dimos el Mapa para que pudieras merodear al igual que tus hermanos, pero ahora no puedes, ¿y si lo hubieras perdido? —le hable esta vez yo.

—Lo siento —susurro él.

—Vamos Mini Cornamenta, te voy a llevar a tu dormitorio —Harry asintió.

—Mamá vi algo en el Mapa que me dejo confundido, según el Mapa apareció Peter Pettigrew en él, pero se supone que está muerto —mire a James preocupada—. Tal vez se equivoco.

—Mañana lo seguimos hablando hijo, ahora intenta descansar un poco —Harry asintió y Sirius se lo llevo hasta la Sala Común.

Entonces no solo se encontraban cerca Lily y Brett, sino que también Peter. La cosa iba empeorando demasiado.

NOTA DE LA AUTORA

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