23. Callejón Diagon
30 de agosto de 1990
Habían pasado cuatro días desde que a Marie le había llegado la carta de Hogwarts y bueno en todos estos días no es que hubiéramos tenido tiempo para ir a comprarle todos los materiales a Marie, pero hoy iríamos James, los niños y yo.
James y yo les preguntamos a los demás si querían ir, pero se negaron porque bueno en fin ni yo lo sabía, pero supongo que era mejor así, el padre de Remus estaba mejorando. Ayer había ido con Remus a verlo y tenía mejor aspecto, así que Remus hoy volvió a irse con él.
Estábamos todos desayunando entre risas y anécdotas de James y Sirius, que hizo que el tiempo pasara volando. Era divertido oírles quejándose y encima ver a los niños reírse era una maravilla.
—¿Y si le compramos a Marie como mascota para Hogwarts una serpiente? Tal vez así evitemos que los chicos se acerquen a ella —Freya y yo volteamos los ojos por la ocurrencia de Sirius.
—Me parece una muy buena idea Canuto —hablo James haciendo que yo lo mirara mal—. No es justo Addie, irá a Hogwarts y ni Sirius, ni Harry, ni yo estaremos ahí para protegerla.
—Cornamenta, ¿por qué demonios no hiciste a Marie en las mismas fechas que Harry? Nos hubiéramos ahorrado un problema.
Sirius tenía al lado a Freya al igual que James me tenía al lado así que las dos les dimos un golpe en la nuca haciendo que los dos se quejaran a la vez.
—¡Oye! Yo no dije nada —reprocho James.
—¿Me importa? —le pregunté mientras tomaba un sorbo de mi café.
—Una mierda querida Addie —lo miré mal y Freya lo volvió a golpear— ¡Auch!
—Cierra la boca si no quieres que te la cierre de una forma no muy bonita —Sirius la miro divertido.
—Prefiero la manera bonita, donde nosotros dos estamos en la cama... —James y yo abrimos los ojos sorprendidos.
—¡Sirius! —le gritamos James y yo, ¿es que no veía que había niños?
—Oh vamos ni que fuera un delito. Remus y tú seguro que lo hacéis —me sonroje, la verdad es que Remus y yo aunque lo hubiéramos intentado, yo siempre lo cortaba o bueno él ponía frenos. No entendía el motivo tal vez si, pero me negaba a creerlo.
Recuerdo que hable con Freya sobre eso hace bastante tiempo.
—Addie... —levante la mirada del libro para ver a Freya que entraba a mi habitación con una pequeña sonrisa, ella cerro la puerta y se sentó a mi lado.
—¿Qué ocurre?
—Creo que ya es hora de que las dos hablemos sobre el tema —la mire confundida—. Sobre Remus y tú. No quiero meterme, pero te conozco demasiado bien como para saber algo te ronda en esa cabecita tuya —suspire.
—No lo se Freya supongo que es algo nuevo para mí, Remus es un chico increible, pero aveces siento que el amor que le tengo no es de la misma forma que el amor que le di a James.
—Addie, eso es normal. Nunca puedes amar a una persona como amaste a la primera. James fue tu primer amor, esa persona con la que tuviste millones de experiencias. Esa persona que fue tu primera vez en todo, es normal que pase eso. Porque el primer amor jamás se olvida, aun cuando intentes olvidarlo, no podrás nunca porque es esa experiencia única que te dio. James cometió errores como cualquier ser humano, pero te amó y te ama a pesar de todo y eso todo el mundo lo ha visto por la manera en la que siguió viéndote. Lo sabemos porque vimos como siempre para él fuiste la primera y siempre será así aunque estuviera con Evans. Addie, si no te sientes cómoda estando con Remus, háblalo con él, tal vez vuestro amor nunca fue de forma romántica. Y no es por meterme en esto, porque es tu vida y decidas lo que decidas siempre te apoyaré pase lo que pase Addie. Pero creo que Remus es tu alma gemela y James el amor de tu vida y estoy segura de que siempre será así. Por mucho que trates de olvidarlo o de pasar página siempre lo tendrás presente en tu corazón —la vi con lágrimas en los ojos, odiaba demasiado sentirme de esta manera. Odiaba saber que Freya tenía razón porque mi cabeza también solía pensar eso.
—Quise negarlo, quiero que todo vaya bien. Quiero que Remus sea feliz porque se lo merece... —ella me interrumpió colocando sus manos en mis hombros.
—Lo sé Addie, siempre has preferido la felicidad de otros antes que la tuya. Pero pienso que ya es momento de que empieces a cambiar eso, porque tú también mereces ser feliz a pesar de todo Addie.
—Pero, ¿y si le hago daño a Remus?
—Él lo entenderá, puedes seguir con esto Addie, pero si tú crees que lo mejor es que los dos seáis amigos, pues perfecto —asentí.
Tal vez lo que sentíamos Remus y yo solamente era un amor de amistad, ya que los dos estuvimos en el momento difícil del otro.
—¿Addie? — miré a James que me estaba viendo un poco preocupado.
—¿Si?
—¿Estás bien? —asentí con una sonrisa viendo a todos.
—Solamente estaba pensando en algunas cosas —James asintio poco convencido.
—¿Podemos irnos? — miré a Marie divertida, estaba demasiado emocionada en ir a comprar sus materiales aunque mejor dicho andaba demasiado emocionada por ir a Hogwarts.
—Si, princesa —James y yo nos levantamos— ¿Estáis listos? —los tres niños asintieron con una gran sonrisa— Pues vámonos niños —Marie, Neville y Harry corrieron fuera para subir al coche, James subió al asiento del conductor mientras que yo me sentaba en el asiento del copiloto.
En todo el camino estuvimos cantando todas las canciones que había en la radio, aunque no creo que lo que estuviéramos haciendo nosotros fuera cantar, más bien andábamos gritando como locos, pero era divertido.
Al llegar al Callejón Diagon, fuimos a por los libros de Marie, ya que la varita la dejaríamos para último momento. En el camino a la tienda nos cruzamos con la familia Weasley que también venían a por los materiales de Charlie, Percy y los gemelos. También nos habíamos encontrado con Claire que se ofreció a cuidar de Neville y Harry en lo que íbamos a por las cosas de Marie, según ella estaba convencida de que los niños no tendrían la paciencia de esperar. Así que se los llevo a dar una vuelta.
James, Marie y yo cuando ya tuvimos todos sus libros seguimos caminando.
—Quiero comprarle una escoba —dijo James viendo la última que había salido este año.
—Ya tiene una James —él miro con una sonrisa a Marie y los dos entraron a la tienda—, genial ahora el idiota anda de consentidor.
Un rato después James había salido con una escoba y una bolsa llena de equipación de Quidditch y muchas cosas más sobre ese deporte. Lo miré al igual que él me vio con una sonrisa inocente.
—En mi defensa...
—Tu defensa no es válida, los dos sabemos que todo eso es más para ti porque también eres un niño —Marie soltó una pequeña risa.
—Pues este niño se va indignado —James empezó a caminar y tanto Marie como yo lo seguimos divertidas.
James le había comprado una lechuza a Marie demasiado hermosa, era de color cobrizo con toques blanco y negro, era hermosa, Marie había quedado encantada con ella. La última parada había sido Ollivander's para comprarle la varita a Marie.
Al entrar el señor Ollivanders nos regalo una sonrisa.
—Buenos días, ya me preguntaba cuando la jovencita Potter llegaría —Marie tímida se acerco hasta el mostrador donde apareció Ollivanders con la varita, digamos que la primera vez Marie no tuvo mucha suerte, ya que bueno exploto un jarrón. A la segunda vez fue la vencida, algo que me alegro porque no estaba segura de que pudiera pagar todos los daños.
—¿Sabes una cosa? —me susurro James haciendo que lo viera mientras negaba— Yo también destroce un jarrón a la primera, pero ya a la segunda la varita me escogió —lo vi con una pequeña sonrisa para volver a ver a Marie.
—Interesante... Tu varita señorita Potter, es de 28 centímetros, hecha de caoba con núcleo de fibra de corazón de Dragón... —mire a James y él tenía una mirada sorprendida.
—James... —susurre para que me viera.
—Es la misma que la mía —susurro, volví a mirar la varita y la de Marie tenía tallado algunas constelaciones, era demasiado linda—, tiene los mismos materiales que la mía —lo mire con una pequeña sonrisa.
—Es curioso señorita Potter, siempre pensé que no había dos varitas iguales, pero veo que tiene muchas similitudes con la de su padre —Marie vio a James emocionada al igual que James que tenía una gran sonrisa en su rostro mientras intentaba retener las lágrimas.
Cuando terminamos James pago la varita y los tres salimos de la tienda. Marie vio a lo lejos a los demás así que decidió correr hacia ellos. James, en cambio, me sujeto de la muñeca con cuidado para que lo viera.
—Gracias Addie —lo miré confundida—, gracias por darme una hija tan maravillosa como Marie, gracias por cuidar a nuestro hijo Harry, gracias por dejarme ser parte de sus vidas. Simplemente, gracias por todo —los dos con los ojos cristalizados nos abrazamos, James merecía ser feliz.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el capítulo?
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #likeicanwattpad ❤
Os amo❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro