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14. Harry necesita gafas

10 de enero de 1985

Adele Williams

El anterior año se había pasado volando, los niños cada vez eran más grandes y sobre todo eran muy felices. Tenían buenos amigos y eso hacía que se pasara el tiempo más rápido porque en compañía de personas importante el tiempo volaba.

Neville, Ron y Harry eran inseparables, siempre que se veían los tres no se despegaban del otro y siempre encontraban las maneras para jugar sin necesidad de berrinches. Solía amar demasiado verlos jugar y llevarse tan bien, estaba segura de que en Hogwarts seguirían siendo muy unidos.

Tanto Harry como Marie ya iban solos al baño y aunque nos costó un poco lo suyo, tanto Remus como Freya y yo logramos que los niños ya no necesitaran pañales, aunque había que admitir que teníamos alguno de emergencia.

Remus hace un año les había enseñado a los niños ir en bicicleta, ya que Marie quería montar en ella así que Remus se ofreció a enseñarles. Aun recuerdo ese día perfectamente, yo me encontraba con Freya sentadas conversando en el jardín que teníamos mientras Remus enseñaba a los niños a montar en bicicleta.

Lo gracioso de todo esto es que Neville, Ron y los gemelos también quisieron aprender así que también estaban ahí para poder aprender.

—¿Entonces Ron, Neville y los gemelos se quedan a dormir? —asentí con una sonrisa la pregunta que me había hecho Freya mientras tomaba un sorbo de mi café viendo a Remus explicándoles con calma como ir en bicicleta. Los niños se encontraban delante de él callados y quietos escuchando con atención todo lo que decía Remus.

—¿Sabes una cosa Freya? —la miré al igual que ella a mí con una sonrisa.

—Dime Addie —deje el café en la mesa pequeña que habíamos puesto y le agarre de la mano.

—Gracias por ser la mejor amiga del mundo. Siento que sin ti en mi vida no lo habría conseguido, eres más que mi mejor amiga Freya, eres mi hermana y eso siempre será así. Eres una parte muy importante para mí, hemos pasado tantas cosas juntas y aun así sigues a mi lado sin importar nada. A veces siento que soy una mala amiga porque siempre eres tú la que me consuela siempre, pero de verdad quiero que sepas que siempre que me necesites estoy aquí.

—Escúchame atentamente Addie, eres mi hermana y siempre estaré para ti pase lo que pase. No importa la hora ni el lugar siempre estaré ahí para ti. Te apoyaré en todas tus locuras y estaré ahí para evitar que caigas. Te amo mucho hermana y nunca pienses que eres una mala amiga, porque eres la mejor y eso todo el mundo lo sabe —juntamos nuestras frentes como solíamos hacerlo de niñas.

—¿Siempre juntas? —susurré yo con lágrimas en los ojos.

—Siempre juntas Addie —ella me abrazo fuerte mientras yo dejaba escapar algunas lágrimas abrazándola fuerte.

Se había convertido en un hermoso día como todos los anteriores. Después de nuestro abrazo fuimos con los demás para ayudar a Remus con los niños. Era agradable estar así todos juntos entre risas y ocurrencias de los niños.

Ahora me encontraba en la cocina, preparando el desayuno antes de ir al oftalmólogo, digamos que Remus y yo notamos que Harry no solía ver muy bien, así que mientras Freya y Remus se quedaban con Marie yo iba con Harry a que le echaran un vistazo.

—¡Buenos días! —levante la mirada para ver a Freya agarrando de la mano a Harry mientras Remus segundos después aparecía con Marie.

—¡Mami! —Harry corrió con una sonrisa hacia mí para abrazarme. Lo tomé en brazos con una sonrisa mientras le daba besos por toda la cara haciendo que él riera— Buenos días mamá —susurro él.

—Buenos días tesoro —le di un beso en la mejilla y lo senté en la silla mientras me acercaba a Marie para hacer lo mismo con mi pequeña princesa.

Los amaba a los dos por igual y no quería que ninguno de los dos se sintiera excluido, quería que supieran que ellos dos eran muy importantes para mí y que los amaba con todo mi corazón. Por eso solía repartir mi tiempo con ellos a veces cuando los dos no estaban de acuerdo en jugar a un juego. 

Ellos eran mis tesoros y si en algún momento se sentían excluidos me culparía por ello. Quería ser ese tipo de madre en quien pudieran confiar, no esa madre a la que le ocultaban cosas o saber que más.

Siempre los apoyaría en todas las decisiones que tomaran aun cuando fueran erróneas. Debía dejarles que se equivocaran para que pudieran aprender, pero siempre estaría ahí para ellos, para levantarlos cuando se cayeran. Para amarlos cuando ellos no lo hicieran, para cuidarlos y enseñarles todo lo que debían saber del mundo.

—Buenos días princesa de mamá —la tomé en brazos y le di besos por toda la cara mientras ella reía y me abrazaba mu fuerte.

—Buenos días mamá —susurro ella haciendo lo mismo que hice yo segundos antes, solté una pequeña risa y me acerque hacia Harry con Marie.

—Mis niños hermosos, os amo muchísimo —los abracé a los dos mientras ellos hacían lo mismo.

—Nosotros también te amamos muchísimo —murmuró Marie haciendo que Harry asintiera con una sonrisa.

—Eres la mejor mamá —susurro Harry y mi sonrisa creció aún más, eran mis angelitos.

Los dos se acomodaron bien en la silla y serví el desayuno mientras Remus y Freya también se sentaban para desayunar todos juntos entre risas.

Al terminar Remus recogió todo con ayuda de Freya y Marie. Mientras Harry iba a preparar lo poco que le faltaba para irnos.

—¿Seguro que no quieres que os acompañe? —mire a Remus con una sonrisa y negué dándole un beso en la mejilla.

—No te preocupes Rems, estaremos bien. Además, es una buena amiga y sé que es muy buena en su trabajo —Remus asintió.

—Pero no dudes en avisarme si pasa algo Addie —asentí.

—Mamá ya estoy listo —Harry apareció con una pequeña mochila en su espalda. Nos despedimos de Remus, Freya y Marie y los dos salimos juntos de casa para subir al coche, ya que yo también me había sacado el carnet de conducir. 

Todo el camino hasta el sitio nos la pasamos cantando todas las canciones que ponían en la radio, amaba ver a Harry feliz. 

Al llegar, ayude a Harry a bajar y cuando ya estuve segura de que todo estaba listo agarre de la mano a Harry y juntos entramos dentro para encontrarme a mi buena amiga Thalia. La había conocido en Hogwarts, pero después dejé de saber de ella por bastante tiempo hasta que un día por casualidades de la vida nos reencontramos.

Entramos y ella ya nos estaba esperando con una gran sonrisa, Harry se limitó a apretarme más fuerte la mano mientras se pegaba a mí.

—Buenos días —hablo ella con una gran sonrisa.

—Buenos días Thalia, gracias por recibirnos —nos dimos un pequeño abrazo.

—No te preocupes Adele, es un placer para mí recibiros —se separó un poco para mirar a Harry con una sonrisa mientras se agachaba a su altura—. Hola campeón, tú debes ser Harry, el hijo de Adele —él asintió demasiado tímido—, no te preocupes cielo, no te haré daño. Tu madre me conoce y sabe que soy buena, además, adoro a los niños —saco del bolsillo de su bata una piruleta para dársela a Harry. Él me miro esperando una respuesta a lo que yo asentí con una sonrisa. Harry agarro la piruleta y miro con una pequeña sonrisa a Thalia.

—Gracias —susurro.

—No es nada pequeño, ¿te parece bien venir conmigo para hacerte unas pruebas? Te prometo que tu madre estará con nosotros —Harry asintió soltándome de la mano para tomar la mano de ella e ir con Thalia a hacer las pruebas. Yo me encontraba detrás de ellos y veía como poco a poco Harry se abría con ella.

Al llegar ellos dos entraron en la habitación y yo me quede fuera esperando. Estuve unos veinte minutos esperando en esa sala, pero menos mal que salieron, me acerque a ellos y ella me miro con una pequeña sonrisa.

—Efectivamente, Harry necesita gafas, pero estuvimos viendo algunas y el pobre no quiere elegirlas sino estas tú —mire a Harry que se acercó a mí con una pequeña sonrisa y lo tome en brazos.

Los tres volvimos a entrar y después de un buen rato de buscar algunas gafas que pudiera ponerse Harry elegimos unas con un diseño delicado y cristales redondos, con una montura de color negra. Me recordaban demasiado a las que tenía James, esperaba que Harry al menos colaborara en ponérselas.

Después los dos salimos de ahí mientras Harry miraba todo con demasiado detenimiento, estuvimos dando una vuelta y comprando algunas cosas que necesitábamos. Así que cuando ya llegamos a casa Harry se encontraba dormido.

Era demasiado tierno y parecido a él.





NOTA DE LA AUTORA

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