🎤Capítulo 2: Cosmos
"La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios."
Capítulo 2 : Cosmos
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Yoongi olvida programar una cita importante.
—No puedes despedirme.
—Yo te contraté—, ladró Namjoon, —¡así que puedo despedirte!
Jimin desafiante cubrió su bostezo con el puño, recostándose en la silla del vestidor. —¡Oh, dulce alma mía!, ¿no ves cuál es el problema?, todo depende de mí…
—Primero que nada, joder, no me llames así—, las alas de su nariz se hincharon, una corona enojada palpitó en su frente, y cualquier persona razonable preferiría no meterse con Namjoon en este momento. —Y en segundo lugar, ¡¿de dónde sacaste esto?! ¡No eres el único que sabe cantar, mentalista!
Claro, pero nadie podía hacer lo que Jimin hacía, y un guitarrista principal no era una persona adecuada, por lo que sonrió sarcásticamente. —Pero es gracias a mi forma de cantar que “Like Crazy” llena estadios… Recuérdame, ¿con qué aparición del grupo conseguiste tu primer premio gordo?
Namjoon arrojó el vaso a la pared. Afortunadamente, era de plástico, porque hacía mucho tiempo que no llevaban vidrio a su camerino.
Taehyung suspiró. —Namjoon, El Mentalista se equivocó bueno, pero no pasó nada crítico. Respira. Intentemos no plantearnos los despidos.
—Por su culpa, tuve que lidiar con ese cabrón de Kim Corporation, y yo, joder…
—Bueno, ¡qué diablos! ¿Y en qué se equivocó nuevamente el Mentalista ahora? — Jennie entró al camerino, bebiendo una botella de agua. Siempre terminaba sin aliento después de los conciertos: la niña se balanceaba en el escenario más que todos ellos juntos. — ¿En el hecho de que casi arruinó nuestra actuación?
Jimin puso los ojos en blanco. —¡No arruiné nada! ¿Qué demonios? Ser una reina del drama es mi pan de cada día, no me privéis del último placer en esta desafortunada balsa de vida en el tormentoso mar de la existencia a la que…
Jennie se echó a reír, Namjoon se dejó caer enojado en el sofá y Taehyung extendió los brazos en tono de disculpa. — Aunque Jimin llegó tarde, cantó perfectamente, incluso mejor que en los ensayos, ¿verdad? ¡Y tú, Namjoon, lograste intimidar tanto a Kim Seokjin que incluso nos pagó más de lo acordado! ¡Yo digo que todo salió bien! —Kim Taehyung era demasiado dulce para este mundo, pensó Jimin. Y, en general, su sonidista era una especie de amortiguador entre los caracteres expresivos apenas coexistentes de los músicos.
Namjoon tocaba la batería y respetaba a todos, pero exigía que todos hicieran todo de acuerdo con sus reglas, que, según le parecía a Jimin, no siempre eran adecuadas. La bajista Jennie era una zorra dulce, pero muy sarcástica, el tipo de persona a la que le gustaba prender fuego a las cosas y verlas arder. Y Jimin no va a profundizar mucho sobre estas cosas ahora.
Y luego estaba el guitarrista Jungkook quien los despreciaba silenciosa y flemáticamente a todos, excepto, al parecer, a Jennie, quien siempre estaba en un lugar invariablemente estable sin importar su estado de ánimo y, por lo general, no se involucraba en absoluto en sus procesos sociales generales.
Jimin estaba agradecido por esto, ya que su relación con Jungkook era… complicada, a falta de una palabra mejor.
Sin embargo, esta vez Jungkook decidió unirse al conflicto que se estaba gestando. —¿Puedo esperar que al menos hoy hayas llegado tarde porque realmente llegabas tarde y no porque estabas jugando a volar tu cabeza? — Entrecerró los ojos sobre la máscara negra que cubría la mitad de su rostro, haciendo casi imposible identificar sus emociones.
Jimin entrecerró los ojos en respuesta. —¿Estás insinuando que al menos una vez subí al escenario sin estar sobrio?
—No estoy insinuando, estoy preguntando—, la voz de Jungkook era insinuante, viscosa, como melaza, pero árticamente helada.
¿Jimin ya mencionó que su relación era complicada? ¿No? Bueno, quizás sería mejor decir que Jimin casi lo odiaba.
Jungkook fue una de las razones por las que Jimin decidió no volver a ver a las personas con las que una vez se acostó.
—Jungkook-ssi, ¿tienes alguna razón para pensar que yo, como dijiste, estaba planteándome dar un viaje?— aclaró Jimin en voz baja, pero a la vez sutilmente amenazante.
Y fue como si la temperatura de la habitación hubiera bajado a más de cero. Había tensión en el aire.
—Sé cómo te ves en este estado—, dijo Jungkook, —todo dulce y tierno, tan dulce que podrías dar caries… Tus pupilas siempre se ven grandes ya sea por las drogas, aunque, también te ves así cuando dices estar bien.
Es por eso que Jimin había decidido tachar de inmediato a cualquier persona con el que se acostara. —Oh tu hijo de…
—¡Basta ya los dos!— Namjoon era impulsivo, único en sus principios y puntos de vista, pero sinceramente amable y con un agudo sentido de la justicia. Es por eso que Jimin podría trabajar bajo su, por así decirlo, liderazgo. Aunque, por supuesto, si él y Jungkook tuvieran al menos una relación neutral, habría sido mucho más placentero trabajar, pero la verdad, esto era culpa del propio Jimin, tener sexo borracho con su nuevo colega está firmemente entre las tres peores decisiones que puedes tomar en tu vida; … Pero, dioses, ¿has visto esos abdominales? ¿Cómo podría haberse resistido?
—Tú—, mientras tanto Namjoon señaló con el dedo a Jimin, —si vuelves a llegar tarde, te despediré sin ninguna ceremonia, ¿de acuerdo?— Jimin asintió melancólico. Namjoon volvió su mirada mordaz hacia Jungkook. —Y tú, deja de ser un idiota. El mentalista terminó con esa mierda hace mucho tiempo, eso ya lo sabíamos, ¿no es así?
Bueno, técnicamente, no hace exactamente mucho tiempo, y no exactamente en absoluto, pero sí, en cierto sentido, Jimin definitivamente lo dejó. Así que asintió de nuevo, apretando ligeramente los labios. — Sí, señor.
Taehyung le dio una mirada preocupada. Jimin le sonrió desde las comisuras de los labios y, exhalando, se relajó en su silla, tapándose los ojos con la mano.
Fue una velada muy, muy larga.
En realidad, no planeaba llegar tarde a su presentación. Llegó incluso mucho antes del inicio e incluso logró practicar. Pero, maldita sea, no trajeron Coca-Cola a su camerino. Sí, Namjoon fue quien la se aseguró de gritarle a todos que si bebida debía ser caliente porque afirmó que la cola fría era mala para sus cuerdas vocales, pero ¿oye? ¿Sabes qué más era malo para sus cuerdas vocales? ¡Un Jimin molesto porque no tiene su cola!
Sí, había ciertos tipos de adicciones en la vida de Park Jimin y estaba trabajando en ellas, pero definitivamente no iba a deshacerse de esta en particular. Y, en general, ¿es posible vivir si te prohíbes incluso estas pequeñas debilidades? ¡Esta vida no sería vida en absoluto!
Entonces Jimin fue al bar a tomar Coca-Cola. Ni siquiera pidió alcohol con ella o fue con esa intención. Él solo fue por su bebida azucarada.
Y de todas formas, el whisky todavía le hacía sentir mal; tenía una terrible tolerancia al alcohol para desgracia de cualquier asiático.
Y todo estaría bien, simplemente se bebería su maldito refresco y regresaría al maldito camerino, ese era el plan, si no hubiera sentido de repente, ya allí, en el bar, cómo lo atravesaba la mirada aguda de unos asombrosos ojos rojos.
Aunque “traspasado” no es la palabra correcta. “Diseccionado” sería más apropiado aquí. Este tipo parecía estar desarmando a Jimin en piezas con solo una mirada, de modo que se sentía casi físico
Y bueno, este chico…
¿Yoongi, creo? ¿Así dijo que era su nombre?
Jimin se hundió aún más en su silla, sacudiendo la cabeza y cerrando los ojos desesperadamente.
No pienses en él.
No pienses en él.
No pienses en él.
Pero era imposible no pensar en él.
Jimin, de hecho, no planeaba acostarse con él o con nadie, de verdad, pero resultó que los planes de Jimin no iban por el lugar correcto. No pensaba perder los estribos. Solo tal vez habría coqueteado un poco con él, charlar, fue divertido charlar con él, ese tipo parecía inteligente y bastante interesante, pero… La culpa de todo esto es su costumbre de meterse bolsitas con lubricante y condones en los bolsillos.
¿Pero quién había introducido este hábito en Jimin? Taehyung.
¿Entonces era culpa de Taehyung?
Jimin abrió furtivamente un ojo y miró a su mejor amigo y, a tiempo parcial, el ingeniero de sonido de su grupo. No, culpar a Taehyung era estúpido e incluso cruel: era demasiado dulce, demasiado amable, recogió a Jimin como a un gato callejero y cuidó de su salud…
Y en general, buscar a alguien a quien culpar era… extraño. Jimin tomó esta decisión él mismo. Jimin no se sintió culpable.
¿Qué tipo de culpa hay?
Tuvo un gran polvo, se cargó de oxitocina y, como resultado, actuó de manera encantadora. Recibieron todos los aplausos y, en la ola de euforia post-orgásmica, Jimin incluso logró comunicarse fácil y despreocupadamente con el público, haciendo bromas, jugando y casi coqueteando. Normalmente, hacer esto era… mucho más difícil.
Pero hoy tenía la sensación de que estaba alardeando. No delante de la multitud… delante de ese tipo. Definitivamente, estaba mirando al escenario, todos estaban mirando. No sabía quién era Jimin cuando se encerraron torpe y apresuradamente en el baño, pero después de eso, obviamente, lo entendió todo.
El tipo no es un chico estúpido en absoluto; después de todo, es profesor de la Universidad de Seúl.
Jimin se rio mentalmente, recordando ese incómodo intento de coquetear en el bar que había usado. Qué profesor tan divertido. Y tan jodidamente guapo, con esos rasgos faciales afilados, nariz regordeta y ojos inteligentes y profundos, y malditamente afilados. Y sus cejas, cada que se alzaban. Y esas hermosas manos nervudas. Y sus labios tan deliciosos que Jimin tan desesperadamente quería besar, tan frenéticamente, hasta el punto de ponerle la piel de gallina, hasta el punto de gemir y rogar, quizá caer de rodillas por su boca, pero el tipo le besó el cuello, las clavículas, los dedos…
Oh mierda, se supone que Jimin planeaba no pensar en él.
Aun así, la planificación nunca había sido su punto fuerte.
Recordó cómo esas hermosas manos nervudas le apretaron el trasero. Cómo lo apretaban contra la pared, lo agarraban por debajo de las nalgas y te sentaban sobre la cadera. Cómo esos dedos nudosos desabrocharon febrilmente su camisa, y luego suavemente, con cuidado, como si tuvieran miedo de que se desvaneciera en sus manos, como si Jimin le pareciera algo obsesivo, tocando la piel de su pecho. Y cuando Jimin, sonriendo, susurró que no era cristal y que podías tocarlo como quisieras. Y cómo entonces este tipo sonrió con descaro, mostrando sus afilados colmillos, y susurró en respuesta que eso significa que podía hacer esto, y le plantó un beso con dientes en la base de su cuello…
Y se sintió muy bien.
Casi eufóricamente bueno. Llegó al punto máximo bien. Y Jimin quien se empeñaba en siempre incursionar en la euforia, sabe de lo que habla.
Pero en ese momento, Jimin se había desconocido un poco, era como si su propio cuerpo estuviera extendiendo la mano hacía esos dedos, como si él mismo anhelara desmoronarse bajo ellos en miríadas de partículas brillantes, y, maldita sea, ¿cuánta fuerza, cuánto autocontrol le tomó a Jimin el resistir besarlo?, cuanto le había costado no escabullirse imperceptiblemente, esquivamente, dejando al descubierto sus pómulos y su mandíbula, barbilla, cuando esos labios buscaban sus labios…
Pero maldita sea, besar a extraños al azar era demasiado. Su principio era no besar a extraños al azar, y Jimin ya había tenido su cuota de veces en que lanzaba eso a la mierda como para repetirlo, gracias. De todas formas, a Jimin ya no le quedaba nada que pudiera almacenar en su corazón, perforado por el dolor.
A Jimin ya no le queda nada que pueda darle a una persona que tuviera algo que darle al mismo. Aunque, ¿quién sabe? Quizá y de repente, algún día, podría confiar, en qué alguien encontraría algo de valor en él, tal vez, algún día podría sentir que permanecía…
Pero eso sería después, este era el ahora y lo que Jimin estaba recordando era él antes, o bueno, él antes que Jimin se suponía estaba intentando no recordar y en ese no hubo besos. Aun así está bien, Jimin ya está acostumbrado. Y aun sin eso Incluso le gustó.
Sin embargo, con este tipo fue más difícil: había algo encantadoramente inmaculado, brillante en él, una especie de fuego interno, hacia el cual se sentía atraída la repugnante y triste polilla del alma de Park Jimin, pero Jimin resistió.
Aunque fue especialmente difícil cuando esos hermosos dedos nudosos finalmente entraron…
—¿Jimin? ¿Te quedaste dormido?
Maldición.
—No—, Jimin abrió los ojos y se dio cuenta con horror de que se había entregado a sus idiotas fantasías húmedas, completamente desconectado del mundo exterior, y ahora estaba sentado con una estúpida tensión en los pantalones. Bueno, que era, ¿un adolescente, sinceramente? —¿Por qué?
Taehyung parecía cansado. —Estamos saliendo. Ya está amaneciendo. ¿Deberías irte a casa también o seguirás en el club?
Jimin negó con la cabeza. —No, yo… me iré también a casa. —Se levantó alegremente de su silla y, haciendo una mueca, comenzó a estirar su cuello que crujía. —¡Maldita sea, cómo me pica la frente por esta estúpida peluca! — Dedos delgados se arrastraron bajo el flequillo oblicuo negro, masajeando persistentemente la piel que le picaba.
—¿Por qué la usas?—Taehyung se rio entre dientes. — Digo, ya tienes, bueno… un cabello interesante. A diferencia de los demás artistas normales en tu lugar, es interesante ¿no? Que ellos se esfuercen por conseguir algo diferente, pero tú estás ocultando una característica tan única a todos…
Jimin se alisó la peluca sin mirarse al espejo y se encogió de hombros con indiferencia. —Tú conoces la respuesta. Para que cuando vuelva a la vida normal pueda volver a ser yo mismo y no el Mentalista.
—Suenas como una especie de Hannah Montana—, se rio Taehyung, agarrando el brazo de Jimin. —¿Te irás conmigo o en moto?
A si, otra de las adicciones jodidas de Jimin, de alguna manera estos húmedos pensamientos seguían atravesando su cabeza y haciéndolo sentir con reflejos vergonzosos de adolescentes, y para rematar, también estaba esta extraña cosa en su pecho que no dejaba de martillear y de doler y hacerlo sentir miserable. Toda esa mierda le estaba infringiendo una sutil melancolía que de alguna forma se la arreglaba para envolver todo su ser en un velo, y Jimin, apenas a punto de tener 27 años, aún no había encontrado una mejor manera de afrontar la tristeza que ponerse un Casco, guantes y salir a surcar el aire fresco de las calles nocturnas en su Kawasaki violeta.
—Amo a Hannah Montana—, Jimin le sonrió a su, quizás, único amigo, y, arrojándose una mochila al hombro, sacó la llave de su moto. —Gracias, Taehyung, pero creo que ya moleste lo suficientemente.
Taehyung asintió. —Está bien, pero prométeme que llegaras de una pieza y no me enteraré de que eres carne picada en la mañana debido a algún noticiero raro.
Jimin se rio y echó la cabeza hacia atrás.
Tuvo suerte de ser amigo de Taehyung.
—¡Lo mismo podría decirte idiota!
—Si yo fuera tú, me ofendería por la mera insinuación de quedar como carne picada, pero, claro, tú eres tú…
Jimin se despertó bastante temprano, justo a las 11 de la mañana. Para una persona que apenas se iba a dormir a las seis en punto, era muy temprano; Jimin estaba seguro de que Taehyung todavía estaba roncando profundamente dos pisos más abajo.
Pero el sol ya estaba alto. Demasiado alto como para evitarlo aún con las cortinas oscuras.
Pero seguía siendo temprano así que decidió tomarse un tiempo para despertarse sin tanto estrés. O eso era lo que se decía a sí mismo, la verdad era otra totalmente diferente, la verdad era que Jimin se había despertado en uno de esos días, ese tipo de días en donde yacía con los ojos bien abiertos, mirando el techo blanco en mudo estupor, sintiendo en cada célula una melancolía apagada, mortífera y distantemente dolorosa.
Sabía que en cuanto saliera de la cama, se metiera en una ducha fría y desayunara, lentamente (viendo otro documental sobre asesinos en serie en YouTube) casi no quedaría rastro de esa melancolía. Que en cuanto comenzará a vivir esta vida, aparecerían tanto la energía como la fuerza que necesitaba, lo sabía porque era uno de esos días, pero ahora mismo quería cerrar los ojos y dormir un poco más.
Quedarse en el olvido un poco más.
No existir por un tiempo más.
Jimin respiró hondo y se sentó abruptamente en la cama, sintiendo como si estuviera zambulléndose en agua helada, e inmediatamente siseó de dolor: su cabeza latía increíblemente. Se llevó la mano a la frente y se dio cuenta de que se había olvidado de quitarse la peluca por la noche.
Agarró la base y lentamente, disfrutando de la hormigueante sensación de libertad, se la quitó, masajeando inmediatamente la piel casi entumecida.
Le encantaba ese bob negro. Lo hizo, Jimin mismo, se había esmerado mucho en darle ese aspecto casi anodino. Por mucho que dijera Taehyung ese tipo de normalidad y monotonía le gustaba a Jimin, que fuera simple y aburrido, muy diferente a su cabello natural, la mitad del cual se había vuelto gris de una manera completamente estúpida desde la más tierna infancia, se notaba demasiado y por eso siempre lo ocultaba en el escenario.
¿Por qué te ocultas bajo una más cara y no eres tú mismo en el escenario?, se Jimin y no el mentalista, como siempre se empeñaba en decir Taehyung, quien hacía esta pregunta, al parecer, casi una vez por semana.
Porque se sentía seguro, simplemente eso.
Pero maldita sea, esa maldita peluca ahora hacía que le doliera la cabeza. ¿Cómo logró olvidarse de quitárselo?
Jimin dejó escapar un gemido de dolor, se frotó la cara y…
Y, obviamente, ayer también se olvidó de lavarse la cara.
Echó una mirada triste a la almohada y, por supuesto, en la funda de almohada blanca como la nieve se podían ver manchas de delineador de ojos negro exactamente donde cayó su rostro tan pronto como irrumpió en el dormitorio, quitándose los jeans con lo último de su fortaleza.
Esto es una locura.
Ayer fue un día demasiado largo. Demasiados eventos.
Otro conflicto en el grupo.
Y ni hablar de Jungkook: ¿alguna vez dejará de lado ese desafortunado episodio de hace un maldito año y medio, o cuánto tiempo más tendrá que soportar Jimin?
… Y también… otro extraño.
Y como de un golpe, su estado de ánimo se convirtió en un infierno. La melancolía se apoderó de Jimin en una ola casi dolorosa.
Ah… él estaba cambiando. Jimin había dejado de hacer esto, de hecho, rara vez se permitía hacer esto: incluso el sexo casual sin compromiso era una especie de intimidad, que requería un cierto nivel de confianza en la persona a la que entregaba su cuerpo, y esto le exigía demasiado.
Aunque, por supuesto, antes todo era mucho más sencillo, y los compañeros ocasionales y fugaces en los placeres de la cama eran invitados ávidos en su vida. Pero un día Taehyung notó que su serie de encuentros aleatorios parecía algún tipo de método sofisticado de autodestrucción, y…
Sí, eso es lo que resultó ser cuando Jimin lo pensó seriamente. Y dejó de ligar con alguien y de engancharse a alguien con regularidad. ¿La última vez que esto sucedió fue, al parecer, hace un mes entero?
Sinceramente, Jimin intentó no autodestruirse demasiado.
Lo intentó.
Salió con distintos grados de éxito.
Durante el último año y medio, con su traslado a Seúl y su incorporación a «Like Crazy», su vida parecía una especie de tira de película absurda y de autor, que no controlaba, sino como si simplemente estuviera observando desde el margen.
Giras. Conciertos. Gente. Éxtasis. Ensayos agotadores. Entrevista. Marijuana. Más Conciertos. Más Gente. Grabaciones nocturnas. Voz quebrada. Conciertos otra vez. Un poco de éxtasis. Otra gira. Fotografía. Conciertos de nuevo. Anhelo de algo. Gente otra vez. Otra entrevista. Anhelo otra vez. Marijuana. Más del anhelo. Anhelo. Anhelo.
Una vez soñó con la vida de una estrella de rock, ¿verdad? ¿A dónde se han ido estos sueños ahora?
¿Con qué debería soñar ahora?
Esta noche estaba previsto un ensayo al que Jimin realmente no quería ir. Se sentía un poco… fuera de lugar en el grupo.
Siempre se esperaba el impulso de “Like Crazy”. Una ola inquebrantable de entusiasmo vivo, desapego, rock and roll en su sentido más notorio.
Se esperaba lo mismo de él y Jimin siempre fue más sutil. En las raras noches libres, escribía baladas y las tocaba en un viejo sintetizador, pero ponía sus creaciones debajo de la mesa porque la música de su grupo era diferente. Sí, había un par de sus canciones en su repertorio, pero estas melodías melódicas y melancólicas parecían atraer solo a Taehyung y a varias docenas de fanáticos completamente desconectados, por lo que sus canciones no fueron reproducidas en la radio, no fueron lanzadas como singles y no se vendieron por separado en iTunes.
Sin embargo, a Jimin se le permitió comenzar los conciertos con su canción favorita, y al menos eso fue suficiente para él. Al menos podía empezar despacio y ya después dar toda la energía que se suponía debía dejar.
Sí, con su aparición en el grupo, las cosas realmente se pusieron cuesta arriba: durante el primer año escribieron y grabaron un álbum que logró convertirse en un gran avance. El primer gran concierto con la participación de Jimin incluso tuvo que trasladarse a un nuevo lugar: había demasiadas reservas de entradas y no había suficientes asientos. Entonces montaron un estadio por primera vez.
Aunque seguía sin ser música muy profunda.
Pero… no es que Jimin se sintiera particularmente involucrado. No era su música. No sus escritos. Era únicamente su voz, y lo recordaba cada vez que intentaba defenderse.
Muchos fanáticos del grupo e incluso periodistas lo consideraban el líder, pero Jimin, de hecho, ni siquiera era músico un allí, era solo un instrumento. Uno muy valioso, pero…
Ese era un tema para profundizar después, ahora se había puesto de pie he ido a por su otro veneno, la máquina de café ya le había preparado la base aromática de su desayuno, y con el primer sorbo de americano esa mañana el brillo aumentó.
El café era otra adicción sobre la que Jimin no tenía planes de hacer nada.
El ensayo fue más tarde, pero serviría, requería demasiada energía y después de ayer necesitaba algo que le ayudara a recuperarse. Jimin miró el sintetizador, que estaba acumulando polvo en un rincón y siempre lo ayudaba a encontrar la tranquilidad, pero… hoy no.
Las raídas llaves blancas y negras, a juego con su cabello natural (lo blanco era más largos, lo oscuro era más corto), eran sus viejos amigos, fieles camaradas en la lucha contra la melancolía opresiva, pero ahora Jimin quería tomarse un descanso de la música.
Quería desconectarme del mundo, reiniciar, obligar a su cerebro a trabajar de otra manera, sentirse no como un grano de arena en el interminable desierto de la vida, sino al menos como un engranaje en el infinitamente enorme mecanismo del Universo.
Para esto, Jimin tenía un lugar especialmente designado, que se volvió especialmente su favorito después de que se mudó a Seúl.
Biblioteca Nacional de Corea.
—Hola Hoseok…
— ¿Sí, Min-ssi?
Yoongi puso los ojos en blanco. —¿Cómo que Min-ssi idiota?, soy tu amigo.
—Y también eres mi jefe, Min-ssi—, le siseó Hoseok con los dientes apretados.
—Bueno, ¿y eso qué importa? También eres mi amigo—Yoongi odiaba todas estas formalidades. Hoseok fue su amigo, primero que nada, y luego su segundo, colega, ex ayudante de laboratorio, objeto de sus bromas…
Hoseok suspiró. —Yoongi—, susurró, —si te llamo por tu nombre, todos entenderán que trabajo aquí gracias a ti…
—Hoseok—, susurró Yoongi en el mismo tono, —todo el mundo ya sabe eso…
Hoseok frunció los labios y le arrojó la calculadora. Yoongi lo esquivó, aunque apenas se resistió al intento de atrapar esta calculadora en pleno vuelo, como si aún estuviera ingrávido. Bajo las condiciones de la influencia despiadada de la gravedad, este intento se habría convertido en cien mil millones por ciento de fracaso total y en un golpe en la frente. Por desgracia, ya no tenía la inexistencia de la gravedad para usar a su favor y llamarlo agilidad. Había, por así decirlo, deficiencias importantes en la existencia terrenal.
—¿Qué deseas?— Hoseok se volvió hacia Yoongi, cruzando los brazos sobre el pecho. —Por cierto, ya que estás aquí. ¿Por qué no trabajas? No te haría daño. ¿Has mirado los cálculos de NANOGrav? Te envié los documentos…
El propio Yoongi sabía que debería estar trabajado. No en vano se presentó aquí a las siete de la mañana de un sábado para llamar a sus compañeros de Colorado, que todavía tenían las cuatro de la tarde del viernes. Afirmaron haber descubierto ondas gravitacionales de baja frecuencia absolutamente sensacionales, pero no confiaban en sus cálculos. Se suponía que la fuente de tales ondas gravitacionales de baja frecuencia podría estar acercándose lentamente a los agujeros negros binarios supermasivos, y el estudio de los agujeros negros primordiales y supermasivos fue precisamente la principal especialización de Yoongi.
Los modelos matemáticos de los colegas estadounidenses eran creíbles, y Yoongi les pidió que enviaran documentos con todos los análisis y observaciones detalladas, y los enviaron, pero Yoongi no se atrevió a mirarlos. Después de una llamada larga y extremadamente agotadora de dos horas, necesitaba desesperadamente al menos un par de latas de bebidas energéticas.
Sobre todo teniendo en cuenta que regreso a casa temprano en la mañana.
¿Por qué diablos se quedó a escuchar los suspiros de borrachera de Seokjin después de que terminó la actuación de esa banda de rock?
¿Por qué Seokjin, después de casi ahogarse con alcohol, admitió que parecía estar enamorado de su baterista? Y da miedo pensarlo, porque Yoongi lo entendía muy bien, no en términos de baterista, sino en términos de miembros de una pandilla musical dudosa, pero no podía admitirlo, y por eso comenzó a burlarse de la repentina revelación de Seokjin. ¿Era ese tipo de cosas que un amigo debía hacer?
Sí, obviamente.
—«¡Eres solamente un cyborg, Yoongi, no sabes amar, Yoongi!»
A veces Yoongi realmente se sentía como si fuera un cyborg, y bajo cualquier otra circunstancia habría admitido francamente su incapacidad para experimentar sentimientos románticos elevados, pero…
Pero.
Pero cuando regresó a casa a las cuatro de la mañana, descargó Spotify y escribió «Like Crazy» en la barra de búsqueda.
Y los escuchó hasta el momento en que fue necesario servirse café, cepillarse los dientes, peinar apresuradamente su cabello siempre erizado e ir al laboratorio de investigación espacial, que él, inapropiadamente, dirigía.
Es inapropiado, porque mientras estaba en la ISS, Hoseok lo reemplazó de manera excelente y Yoongi nunca aspiró a liderar en un principio. Pero ahora parece haber regresado al cargo nuevamente. Y ahora Hoseok lo mira con reproche.
Recordatorio de que necesitaba trabajar.
Sí, debía, pero ¿se le podía culpar por venir todo el camino con música de «Like Crazy» a todo volumen cuando se suponía debía venir a cumplir con su trabajo?
Porque esto para Yoongi era una nueva cosa. Él no solo se obsesionaba de cosas sin una razón detrás. Y ahora debía descubrir por qué tenía esta necesidad de querer absorber todo lo que tuviera al mentalista.
Yoongi no era un gran fanático de la música. Bueno, a veces ponía ritmos binaurales para dormir, cuando había demasiados pensamientos dando vueltas en su cabeza que no podía calmar, a veces ponía ruido blanco para concentrarse y trabajar, pero escuchar canciones, en realidad, siendo objetivo… Esto definitivamente nunca había sucedido.
Tampoco podía decir que le gustara especialmente el trabajo de «Like Crazy». Probablemente, no fue malo, tal vez incluso bueno, a juzgar por las críticas y calificaciones de los oyentes, pero en realidad solo una canción llamó su atención: la que sonó por primera vez ayer en su actuación en el club.
Y Yoongi la escuchó una y otra vez, en ridículos intentos… de comprender.
Desde el momento en que este tipo, el Mentalista, lo tomó de la mano y lo llevó a un espacioso limpio, pero aun así un baño, habían pasado menos de doce horas, y Yoongi comprendió que las hormonas hirvientes en él probablemente ni siquiera se habían calmado todavía, y es por eso que todos estos pensamientos giraban tan desesperadamente, sin querer amainar ni por un momento. ¿Qué hubiera pasado si simplemente hubiera regresado a casa ayer y se hubiera acostado, como lo había planeado, y no se hubiera sentado con Seokjin casi hasta la mañana y no hubiera escuchado música durante el par de horas restantes antes del trabajo? Entonces ahora, probablemente, no estaría así. No estaría reproduciendo tan febrilmente la última cosa brillante en su cabeza, de esas tan brillantes que le dejó sin aliento, un evento en tu vida no tan agitada.
Simplemente, se levantaría esa mañana e iría a trabajar con una agradable sensación de satisfacción en el cuerpo y se sentaría a estudiar detenidamente todos los detalles del estudio de sus colegas americanos. Sí, a veces recordaría la mirada acerada de los ojos de ese chico y los gemidos silenciosos y sutiles; era probable es que este fuera un terreno fértil para sus sesiones de masturbación en los próximos seis meses, pero…
—¿Yoongi? — Hoseok golpeó su silla con su bota. —¿Primero me distraes y luego me ignoras? ¿Qué te pasa hoy?
¿A qué había venido Yoongi exactamente?
Oh, es cierto. —Hoseok, ¿te gusta la música?
Hoseok lo miró como si fuera un idiota. —¿Estás hablando enserió?
—Sí—, asintió Yoongi. — Estoy recopilando datos para una investigación personal.
—Oh—, Hoseok parpadeó en voz alta. —Bueno, sí… ¿A quién no?
—¿Qué tipo?
Hoseok lo miró con recelo y Yoongi asintió como si dijera “Sí, realmente estoy interesado” lo que hizo que Hosoek inmediatamente se animara. —¡Oh, es difícil decirlo, depende de mi estado de ánimo! A veces escucho blues, ya sabes, cuando el alma necesita un poco de sufrimiento, ¡ja, ja! Y durante el entrenamiento, el rock suena principalmente en los auriculares, marcando el tono. Pero, para ser honesto, a veces quiero bailar como Michael Jackson en los viejos tiempos—, Hosoek comenzó a imitar algunos movimientos completamente extraños, —Billie Jean, ya sabes, oh…
Yoongi hizo una mueca. —Siempre has sido raro…
—¡Oye, así es como va la canción, inculto! Además, ¡tú lo preguntaste!
Bueno, sí.
—Vale, en realidad quiero entender qué es lo que en la música… te engancha, ¿o qué? ¿Qué te hace poner una canción y escucharla?
Hoseok se rascó la nuca. —Problema complejo. ¿Quizás el hecho de que la música me ayude a comprender lo que siento? Y cuando lo entiendo, ¿vivo?
—¿Qué quieres decir? — Yoongi tuvo una extraña sensación como si estuviera tratando de agarrar un hilo y tirar para desenredar el enredo, pero el hilo seguía deslizándose.
—¿Alguna vez te ha pasado—, comenzó Hoseok, señalando lentamente con la mano, —que sientes algún tipo de emoción, pero es demasiado difícil de describir? — Yoongi asintió. Sí, sucede. Casi siempre. Es más fácil decir cuándo esto no sucede. —Entonces, cuando estoy en este estado, enciendo la lista de reproducción y me desplazo hasta que la melodía resuena con mis sentimientos. Normalmente en esos momentos se me pone la piel de gallina y quiero escuchar esta misma canción durante mucho tiempo… También leo atentamente la letra y, a menudo, allí, en la letra, encuentro algunas respuestas. No sé cómo funciona, soy físico, no psicólogo—, Hosoek se encogió de hombros. — ¿También sucede que sé con certeza que, por ejemplo, estoy triste o enojado, y pongo la música según el estado de ánimo, y como… experimento estos sentimientos? Joder, ¿entiendes de lo que hablando?
—Creo que sí, pero no del todo—, asintió Yoongi lentamente. —Hoy ya he escuchado una canción doce veces, pero todavía no entiendo por qué la escucho.
—¿Qué tipo de canción?
— ¿Recuerdas la que se tocó primero en la presentación de la banda en el club de Seokjin ayer?
Hoseok parpadeó. —¿Estuviste ayer en el club de Seokjin?
—¿Bueno, sí? ¿Tú no?
—¡¿No?! Hoy a las siete de la mañana tuvimos una llamada con unos americanos, ¿qué carajo haría yo en este club?
Yoongi estaba indignado. —Estaba seguro de que tú también estabas ahí, bueno, ahí, no sé, ¡con Jisoo!
Hoseok sacudió la cabeza con cansancio. —Y estaba seguro de que tenías más conciencia, amigo. ¿Cuánto tiempo dormiste hoy?
— ¿Me bebí tres latas de bebida energética y café fuerte?
—A este paso, estarás muerto a los treinta, Hyung—, Hosoek sacudió la cabeza. —Y no iré a tu funeral porque estaré ocupado: ¡tendré que arreglar tu trabajo!
Yoongi gimió de martirio e hizo clic en las cartas de investigación enviadas. —Sí, les responderé, les responderé, ¡solo cálmate! Una vez al año no te dejan relajarte…
—¡Pasaste seis meses relajándote en la órbita de la Tierra y yo estaba trabajando aquí para ti!
—De hecho trabajé allí…
—Bueno, bueno, entonces ¿qué son estas estúpidas fotos que me mostró Shamil?…
Algo en retrospectiva andaba mal. Matemáticamente, todos los cálculos eran correctos, pero conceptualmente había algún tipo de aspereza irritante y el cerebro inflamado de Yoongi no podía encontrarla.
Como resultado, se asustó y comenzó a compilar un modelo por su cuenta y desde cero, basándose en los datos iniciales enviados por los estadounidenses, involucrando a Hosoek en los cálculos intermedios, y debido a eso no se dio cuenta de cuando la tarde vino.
Tan inmerso en su trabajo, Yoongi no se dio cuenta de inmediato de que el sonido molesto que apareció repentinamente de fondo era el tono de llamada de su teléfono. Lo miró fijamente y únicamente después de unos segundos más lo tomo.
— ¿Min-ssi? — La voz de la niña parecía preocupada y avergonzada. — ¡Le habla Chelsea! — Yoongi frunció el ceño, tratando de recordar quién era Chelsea. —Recuerdas, acordé contigo una reunión pública en la biblioteca nacional, y ya deberías haber estado aquí, pero…
Maldición.
Yoongi debería haber escrito esto en el calendario, ¿por qué no lo hizo? Dijo que se llamaba Chelsea, ¿verdad?, ya lo recuerda se puso de acuerdo con ella literalmente un par de días después de regresar a la Tierra, y Yoongi estaba, por decirlo suavemente, un poco loco.
DE ACUERDO. DE ACUERDO.
Todo se puede resolver.
Yoongi miró su reloj de pulsera. Eran las 14:07. —Chelsea, seré honesto, lo olvidé. Pero puedo estar en la biblioteca en 15 minutos, no debería haber atascos ahora. Dime, ¿podrías detener el tiempo para mí a lo que llego?
Chelsea exhaló un suspiro de alivio. —¡Sí, será genial! ¡La gente ya se ha reunido, pero encontraré algo para mantenerlos ocupados! ¡Gracias, Min-ssi! ¡Te estaremos esperando!
Yoongi no preguntó por qué le agradeció, y, agarrando su bolso y dándole a Hosoek un par de instrucciones, corrió hacía el estacionamiento.
—Vamos, cariño—, Yoongi acarició suavemente el volante del viejo auto de su padre, que decidió usar hoy. — ¡No me decepciones, por favor! Ya me he avergonzado un poco, no quiero hacerlo más…
Once minutos después estaba en el aparcamiento de la biblioteca.
Yoongi voló hacia el edificio correcto, sin aliento y mirando a su alrededor, sin saber muy bien a dónde ir. Parecía que las reuniones públicas se llevaban a cabo en una sala del tercer piso, pero no era como si Yoongi fuera bueno navegando sin un mapa o un mensaje explicando.
¿Sería a la izquierda?
Yoongi corrió hacia el tramo de escaleras, pero de repente sus ojos captaron algo esquivamente familiar.
Tal que su corazón ya latía convulsivamente, pero su mente aún no había tenido tiempo de comprender qué había llamado su atención.
¿Qué?…
Se quedó paralizado, buscando frenéticamente la fuente con los ojos. El vestíbulo de la biblioteca estaba lleno de gente, y Yoongi debía ir más lejos, al tercer piso, allí lo estaban esperando, tenía prisa, pero algo debajo de su diafragma le picaba persistentemente, una parte de su mente inflamada insistía en que debería encontrar esta misma fuente desesperadamente importante.
Yoongi miró entre la multitud.
No. No. Eso no.
Oh.
Este cuello largo y delgado. Esa elegante línea de la mandíbula. Esa barbilla cincelada y afilada.
La respiración de Yoongi se contuvo.
¿Era realmente?..
Un tipo delgado con un suéter lila de gran tamaño estaba sentado en la silla de espera, con las rodillas cuidadosamente juntas.
Pero tenía un extraño peinado asimétrico y cabello de dos tonos: mitad blanco, mitad negro.
No, no era él. Incluso Yoongi habría recordado un detalle tan notable: el chico de ayer tenía el pelo negro y un corte de pelo completamente diferente.
Pero entonces el chico pasó la página de la revista y la mirada de Yoongi se posó en sus dedos largos y delgados.
¡No, Yoongi definitivamente los recordaba! ¡Literalmente besó estos dedos ayer!
De repente, la voz del bibliotecario llegó desde el mostrador de recepción. — ¡Park Jimin, encontramos el libro que pidió!
El chico levantó la cabeza.
Y Yoongi encontró su mirada con ojos almendrados de color acero, completamente parecidos a los de un gato.
Y su corazón se hundió en su estómago.
Definitivamente era él.
Definitivamente, nunca confundiría estos ojos imposibles, inhumanos y sobrenaturales con nadie.
El chico pareció reconocerlo.
Porque él también se quedó paralizado, con la mano en el aire con la revista medio cerrada y los ojos muy abiertos e incrédulos.
¿Debería acercarme a él?
¿Debería saludarlo?
¿Al menos simplemente sonreírle?
—¡Park Jimin!
Y el tipo, temblando, saltó de su silla y caminó rápidamente hacia el mostrador, obviamente tratando de perderse entre la multitud de personas que corrían de un lado a otro.
Yoongi parpadeó una vez. Dos veces
¿Park Jimin, entonces?
Se rio para sí mismo, tratando de descubrir qué hacer ahora con esta información, pero el flujo de pensamientos febriles fue interrumpido por una llamada telefónica.
— ¿Min-ssi? Y tú…
—¡Ya estoy aquí! ¡Voy corriendo por las escaleras! —Yoongi no mentía. Un momento después ya estaba corriendo hacia el tercer piso.
Jimin solo logró llegar a la biblioteca a la hora del almuerzo. Primero fue a la sección de biografías, de donde sacó su libro favorito, “La historia de las ilusiones”. Y hojeo mi sección favorita: la dedicada a Harry Houdini.
A Jimin le encantaban las ilusiones y los trucos.
Le hubiera encantado hacer precisamente eso, pero quería fama y una vida cómoda, y él… bueno, no era alguien como Harry Houdini. Pero su alma rebelde no aceptó ser un mago cualquiera en una carpa de circo.
Sin embargo, hoy la biografía de Houdini no despertó en su alma la esperanza y el deseo de crear, sino solo una melancolía agravada y la sensación de que su vida no era suya en absoluto.
Esto había sucedido. Y luego los libros sobre el espacio ayudaron a Jimin: el Universo era algo que inspiraba asombro y horror atónito al mismo tiempo. Jimin compró atlas del cielo estrellado y soñó con un telescopio. Y cuando pasaba por la biblioteca (lo que normalmente significaba que ese día se sentía especialmente triste), a veces iba al ala dedicada a la astrofísica y al estudio del Universo y se llevaba algo para mirar. Por lo general, entendía poco, pero trataba sinceramente de resolverlo.
Fue lo mismo hoy. Se acercó al mostrador de la biblioteca y pidió un volumen de El fin de todo, que hacía tiempo que deseaba leer. La querida anciana lo invitó a sentarse a la mesa del café a esperar que trajeran el libro.
Fue un viaje completamente normal a la biblioteca y no había señales de problemas o al menos de algo inusual hasta qué…
— ¡Park Jimin, encontramos tu libro! — Anunció la voz de una dulce bibliotecaria desde el mostrador, y Jimin extendió la mano para dejar la revista a un lado para poder ir a recoger él tan esperando libro.
Y de repente.
Como un rayo caído del cielo.
Como una lila que florece en septiembre.
Como un dolor de muelas justo después de ir al dentista.
Yoongi captó la mirada de unos ojos rojos penetrantes e inteligentes.
No pudo evitar reconocerlos.
Ese era un rostro hermoso y de voluntad fuerte. Ese extraño cabello despeinado. Esa mirada profunda, casi descarada.
Maldición.
Jimin se quedó helado, sin entender muy bien qué hacer. ¿Huir? ¿Decir hola? ¿Fingir no conocerlo?
Porque el chico obviamente lo reconoció.
Pero maldita sea, Universo, ¿qué carajo? Bueno, ¿cuál es la puta probabilidad de volver a ver a un chico con el que te acostaste accidentalmente en un club nocturno, en la biblioteca principal del país?
—¡Park Jimin!
Jimin se retorció y trató de perderse entre la multitud, dirigiéndose apresuradamente hacia el mostrador.
Había un libro esperándolo sobre todos los posibles escenarios del fin del mundo; no debería pensar en su nuevo antiguo extraño.
Cuyo nombre era Yoongi, sugirió amablemente el subconsciente.
“Vete al infierno”, respondió Jimin cortésmente a su subconsciente.
Una dulce anciana con una agradable sonrisa le entregó un libro. —¡Hay tantos jóvenes interesados ahora en la ciencia espacial!
Jimin le sonrió delicadamente. — El universo es fascinante, ¿no?
—Así es, joven—, asintió el bibliotecario. —Bueno, ¡nuestros jóvenes trabajadores incluso organizaron hoy una reunión con un verdadero astronauta!
—¿Ah, de verdad?
—¡Sí! Ya ves lo bullicioso que está hoy aquí: muchos vinieron a esta reunión. ¿Quizás a ti también te interesaría? ¡Tiene lugar en el vestíbulo del tercer piso!
Jimin se quedó helado.
— Hace poco regresaste de un largo viaje de negocios, ¿verdad? Supongo que de algún lugar donde no había mucha gente. ¿Quizás el Polo Norte?
— Con lo de polo norte no lo adivinaste, pero con el viaje de negocios sí.
¿Este tipo es…?
No puede ser.
Jimin sonrió y tomó el libro. A la mierda, incluso si ayer se acostó con un puto astronauta, no importaba.
Pero, joder, si es así, ¡es un puto genio!
¡Cómo lo adivinó! ¡Justo en el blanco!
Literalmente quería decir algo como “Yo diría que eres uno de esos tipos que regresaron de la ISS hace dos semanas", pero ¿cuáles eran las malditas posibilidades de que funcionara?
No importaba.
No importaba para nada.
Jimin exhaló. —¿En el tercer piso, dices?...
— ¿Qué pasa si te enfermas en el espacio? —preguntó un niño de unos 10-12 años con unas gafas enormes y sumamente preocupado.
—Bueno, es una preocupación válida, pero no debes preocuparte, se supone que los astronautas no deben enfermarse—, sonrió Yoongi. —Por eso nos eligen en la Tierra durante mucho tiempo y durante dos semanas antes del lanzamiento no nos comunicamos con nadie excepto con otros astronautas y personas especialmente capacitadas. Pero si de repente un astronauta se enferma, esto es muy raro, pero aún sucede, entonces a bordo hay una gran cantidad de todo tipo de medicamentos que reducirán la intensidad de la enfermedad y mejorarán su condición. Bueno, esto es, por supuesto, si simplemente te duele la garganta o si alguien comienza a estornudar. Pero si sucede algo grave, por ejemplo, neumonía o apendicitis, entonces esta persona, junto con alguien de la tripulación, será bajada urgentemente a la Tierra. Esto también sucede—, gesticuló activamente Yoongi, disfrutando de la atención animada y de cada pregunta formulada, incluso si esta pregunta podría parecerle estúpida a alguien.
Levantó la mano una niña de unos ocho años, apenas una niña, pero ya muy seria. Yoongi le sonrió y asintió. Respiró hondo y soltó. — ¿Da miedo allí, en el espacio?
—Si da miedo, pero también es interesante—, respondió Yoongi, quejándose internamente de por qué tantos adultos asistieron a la reunión, pero únicamente los niños seguían haciendo preguntas.
—En general, en la vida, ¿alguna vez has tenido miedo?
Yoongi intentó encontrar con la mirada a quien le hacía esta pregunta, y cuando finalmente lo encontró, tragó saliva con nerviosismo, sin tener un solo newton de fuerza para quitarle los ojos de encima a este hombre.
Pómulos altos y afilados. Cuello largo y fino. Ojos de rasgados de color acero profundo y penetrante. Estúpido pelo blanco y negro. Una sonrisa maliciosa, casi burlona, en sus finos labios.
Yoongi respiró hondo y sonrió. Él está aquí. Él está aquí. —Cuando era niño le tenía al dentista. A día de hoy, el sonido de la máquina todavía me provoca un extraño escalofrío en la boca del estómago.
—¿Y ahora ya no tiene miedo de nada, señor cosmonauta? — Los ojos de acero brillaron con astutas chispas.
—Tengo miedo de perder gente—, respondió Yoongi con seriedad. — Especialmente aquellos que tocan algunos hilos del corazón.
La sonrisa desapareció de sus finos labios rosados.
—Y si de repente hay un incendio en la estación espacial, ¿qué harás?— sonó la voz de otro niño, y Yoongi reflexivamente volvió su mirada hacia la fuente del nuevo sonido. Cuando volvió a mirar hacia la puerta, donde un segundo antes su familiar desconocido había estado apoyado contra la pared, ya no había nadie allí.
Maldición.
—Bueno, de acuerdo con las instrucciones, si de repente comienza un incendio, necesitaremos despresurizar la nave…—Yoongi comenzó a explicar en detalle lo que se ordenó hacer en la ISS en caso de un incendio repentino, pero su mente y pensamiento ya no estaba aquí.
Ese tipo vino aquí.
¿Por qué haría él eso?
Eso significa que él también estaba pensando en Yoongi, ¿verdad?
Maldita sea, es simplemente imposible incluso ahora. No era un estupor medio borracho. No se trataba del delirio de una conciencia inflamada.
Yoongi no se lo invento: el mentalista realmente es así.
Incluso si lo que traía era esta estúpida peluca. Incluso con esa sudadera informal.
Y ahora Yoongi sabía su nombre.
Casi tan bello y casi tan imposible como su dueño.
Park Jimin.
Pero ¿qué debería hacer con este conocimiento?
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