Megan y yo esperamos en la sala a ser llamados por el doctor.

-No hace falta que estés aquí pero me gusta tenerte. -ella se recuesta por mi hombro, entonces tomo du mano -Gracias. -susurra con calma.

-No hay nada que agradecer. -digo acariciando el dorso de su mano con mi pulgar.

-Tendo miedo. -confiesa mientras esconde su rostro en mi pecho.

-¿Por qué? Yo estoy para cuidarte y también al bebé.

-Quiero que sea niña. -dice un poco más animada.

-Yo quiero que sea niño para enseñarle algun deporte. -contradigo sonriendo.

-No, niña.

-¿Y si es niño? -pregunto haciendo que ella tome una posición seria.

-Es niña, lo presiento. -finaliza cruzándose de brazos.

-¿Cómo sabes?

-Está dentro de mí y sé que es una niña. -mientras discutimos, una señora sale por la puerta mientras lee una planilla.

-¿Señorita Megan? -pregunta alzando la vista por el lugar.

-Soy yo. -dice Meg alzando la mano, ya nos toca.

Cuando el doctor, mejor dicho, la doctora le realiza la escografía, yo sostengo la mano de Megan mientras ella sonríe, entonces beso su frente para darle más seguridad.

-Ahí está, es una niña. -habla doctora mostrandonos la pantalla donde todo se ve em blanco y negro y se puede distinguir una pequeña silueta.

-¿Escuchan eso? Son los latidos del su corazón. -agrega sonriendo.

-Es una niña. -murmura Megan mientras llora de felicidad.

-Sí, tenías razón. -digo juntando nuestras frentes.

-Felicidades ¿Usted es el padre? -me pregunta.

Meg me mira un tanto preocupada y le regalo una sonrisa -Sí, soy el padre. -asiento haciendo que ella se sienta muy felíz.