Together again.

¿Qué podía hacer con eso que sentía? Chan les sonreía a varias omegas, odiaba el hecho que él estuviera como si nada pasara. Celos, sentía muchos celos de ver que todos los días estaba con una omega diferente.

Claro, Seungmin era alguien muy lindo con él, pero no sentía otra cosa por él que no fuera cariño. Algo muy lejano al amor, el cariño es algo que puedes tenerle a un hermano, amigo, pero el amor es algo que diferente y eso era lo que exactamente sentía por Chan.

Estaba muy confundido, aunque en el fondo sabía lo que quería y quería a Chan.

Sin embargo, ya habían pasado seis meses desde que lo vio por última vez, después no supo nada de él, era como si la tierra se lo hubiera tragado. Sentía mucha tristeza, definitivamente nadie lo tocaría como Chan, nadie lo besaría como él, nadie lo remplazaría porque Chan era único. Nadie lo haría ver las estrellas mientras le hacía el amor, porque Chan era una maldita droga de la que se había hecho adicto, solo con a verla probado dos veces.

Observarlo era lo que más le gustaba del día, pero odiaba verlo cerca de ese beta. Chan estaba acostumbrado a tener sus cosas solo para él, desde que era un niño siempre tuvo los mejores juguetes, y no le gustaba que nadie los tocara. Las sirvientas tenían que pedirle permiso a Chan para poder ordenar sus cosas, porque sí, desde pequeño usaba su grave voz de mando. Y Jeongin era algo parecido, solo que con la diferencia que no dejaría que alguien más lo mirara, mucho menos que lo tocaran.

Marcaría territorio antes de que fuera demasiado tarde, porque Seungmin no quitaba el dedo del renglón: quería conquistar a Jeongin al costo que fuera y eso no lo iba a permitir. Al diablo todo. Alejarse no era la mejor opción, verlo dormir durante las noches ya no era suficiente, deseaba tocarlo de nuevo, tenerlo entre sus brazos y ocultarlo entre estos para que nadie se lo arrebatara.

Lo marcaría, así eso fuera lo último que hiciera.

Cuando lo vio pasar no dudó ni un poco en abrazarlo por detrás y ponerle un pañuelo en la nariz, Jeongin intentaba zafarse del agarre de Chan, más era inútil porque no lo consiguió, la fuerza que Chan puso sobre su agarre era mucha y no había duda que era un alfa muy fuerte. Jeongin antes de perder el conocimiento supo de quién se trataba; así que, dejó que Chan cargara su delgado cuerpo entre sus brazos. Cerró los ojos con una retorcida sonrisa en los labios.

—Mío... —gruñó cuando algunos estudiantes lo miraron con extrañeza. Aunque no podrían intervenir en el camino de Chan, porque él era muy fuerte y no soltaría a Jeongin así lo estuvieran apuntando con un arma.

Dejó al menor recostado en la parte trasera del auto, y arrancó antes de que alguien más se cruzara en su camino y terminara arrancándole la cabeza.

—Chan...

Jeongin escuchó un gruñido bajo por parte de Chan. Con las ataduras en sus muñecas y el frío que recorría todo su cuerpo lo hubiera asustado en otra ocasión, pero el olor de Chan sobre las almohadas de la cama le causó mucha tranquilidad, ese olor hizo que su cuerpo entero empezara a calentarse desde la cabeza hasta la punta de los pies.

¿Estaba mal sentirse tan excitado ahora mismo? Lo más seguro era que sí estaba mal, pero su cuerpo empezó a calentarse por sí solo y no podía evitarlo. Era su naturaleza.

—Chan... —jadeó mientras el calor de su cuerpo crecía cada vez más, se estaba lubricando y dilatando como por arte de magia, sus piernas flaquearon cuando los brillantes ojos de Chan se pusieron sobre los suyos. ¡Había entrado en celo!

—¿Me extrañaste, Jeongin? —sonriómostrando su retorcida sonrisa que fue correspondida por Jeongin, quien le mostró una sonrisa igual de maquiavélica que la del mayor frente a él.