~♡ 07
Secret revealed.
—No... no quiero, suéltame —dijo Jeongin con los ojos cristalizados, no quería una marca o por lo menos no la de Chan. No quería un alfa abusivo y posesivo como Chan a su lado el resto de su vida. Su idea del amor era muy diferente a la realidad. No estaba listo para ser marcado y ser dominado, tener que criar a niños, si es que algún día podría tener uno. No iba a dejar que lo marcara, aunque su lobo le suplicaba que se quedara quieto y obedeciera lo que alfa le pedía. Su lechoso cuello quedó al descubierto. Los colmillos del Chan rozaron su cuello, seguido por su lengua que sólo lamió el lugar donde debía clavar los dientes.
—Ven conmigo —gruñó.
—Espera, me lastimas —jadeó y cerró los ojos con fuerza cuando Chan lo penetró con brusquedad y apretó su cadera para elevar su espalda baja, teniendo un mejor acceso al interior del menor—. Ah... para...
Eso dolía, dolía más que la primera vez, pero el enojo de Chan le impedía entrar en razón, los celos se lo estaban comiendo vivo. Jeongin era suyo, nadie iba a quitárselo, ¿no? Claro que no, no si lo marcaba como suyo, aunque eso significaba dejar de ser libre, dejar de lado a sus amigos, las discotecas, las putas de una noche y sobre todo su libertad. Sin embargo, odiaba tanto ver como otros alfas miraban a Jeongin con deseo, como trataban de comérselo con los ojos y con la mente.
Chan fijó su mirada en el rostro de Jeongin, quien sólo tenía los ojos llenos de lágrimas y no precisamente de placer, sino de dolor. Le estaba haciendo daño, no sólo físico, sino también mental. Su cuerpo soportaría lo que fuera, golpes, rasguños y heridas, aunque su mente no, probablemente la tristeza o el sufrimiento de su lobo lo matarían cualquier día. Tan solo era cuestión de tiempo para que la vida se le fuera de las manos.
Algo dentro de Chan le decía que estaba haciéndolo mal, no lo había cortejado, tampoco tenían una relación. Solo fue un revolcón de una noche o eso creía que era, pero simplemente no podía sacarse de la cabeza que alguien más iba a estar detrás de Jeongin mientras no tuviera una marca de propiedad. "Celos" no los había sentido nunca, pero Jeongin puso todo su mundo se puso de cabeza.
—Por favor, Chan —Jeongin apretó los dientes, mientras hacía un gesto de dolor, las bruscas embestidas del mayor hacían que el cuerpo de Jeongin se sintiera como si fuera a quebrarse en cualquier momento. Estaba lubricando, pero dolía, el estiramiento fue muy repentino y doloroso también. Las manos de Chan sujetaron su cadera y la elevó, antes de poner una almohada debajo de esta—. Ah...
—Lo siento... —besó la frente de Jeongin y detuvo las embestidas para darle tiempo para que se acostumbrara al tamaño de su longitud, Chan siempre tuvo una buena relación con su lobo, pero últimamente parecía que no quería dejarlo tomar una decisión por sí solo, su animal interno era el que las tomaba y hacía que se descontrolarse. Y bien nunca había querido marcar a nadie, nunca, pero tanto él como su lobo querían marcar al pequeño y lindo chico debajo de él.
Jeongin sacudió su cadera y Chan entendió de inmediato el mensaje, estaba listo para él.
Hizo sus caderas para atrás dejando solo la punta en el ano de menor antes de volver a empujar y adentrase hasta la empuñadura, en el apretado interior del menor. Los gemidos de Jeongin empezaron a dejarle la mente en blanco, sus labios se unieron con los contrarios besándolo mientras los embestía bruscamente, tocando la próstata del menor con cada embestida. Sus labios saborearon los del otro mientras sus lenguas se enredaban y luchaban entre sí.
Los pulmones del menor pedían oxígeno, pero tampoco quería separarse del beso, su corazón bombeaba cada vez más rápido en su pecho, sus ojos se nublaron y querían cerrarse tenía te respirar o se desmayaría. A regañadientes alejó los labios de Chan y respiró profundamente, las manos de Jeongin se aferraron a los brazos de Chan, aunque sentía que su cuerpo perdía fuerzas con cada embestida. La excitación recorrió la anatomía de ambos, hasta que el hormigueo en el vientre de Jeongin les avisó que estaba cerca de tener un orgasmo y Chan no estaba lejos de alcanzar el suyo mismo.
Jeongin alcanzó su liberación primero, corriéndose en medio de los dos, Chan siguió embistiéndolo hasta que estaba en su punto límite y tenía que liberarse.
—Ahg, no lo hagas adentro —gimió mientras sus ojos se fijaban en los de Chan.
Mierda, lo había vuelto a olvidar.
Salió de interior del menor para correrse en su vientre, las tiras de semen salieron disparadas hasta que se sintió satisfecho.
El cuerpo de Chan cayó sobre el pecho de Jeongin, hundió su nariz en el cuello del menor. Sus colmillos querían clavarse en aquella piel, pero... ¿eso era lo correcto? No, no lo era, más tenía que marcarlo, reclamarlo como suyo y sí iba a hacerlo, porque lo quería solo para él, no quería que nadie más le pusiera una mano encima. Su cuerpo debía solo ser tocado por él, solo por Chan.
—Espera... —salió de sus pensamientos y tuvieron contacto visual un momento antes de que Jeongin volviera hablar—. No soy un omega... soy la parte defectuosa de uno, incluso estoy debajo de ellos —suspiró.
El cuerpo de Chan se tensó ante la confesión de Jeongin, estaba bromeando, ¿no? Aunque el silencio de Jeongin decía que no era una broma.
—Eres un gamma... —se levantó de golpe.
Ahora entendía muchas cosas respecto a Jeongin, ahora entendía por qué era tan sumiso cuando usaba su voz de mando con él, por qué su cuerpo era tan delgado, por qué su olor era diferente al de un omega normal.
—Por eso mis hermanos me cubren con su olor, no puedo tener un lazo con un alfa.
—Quiero marcarte —gruñó y lo miró fijamente—. La marca te mantendrá con vida por más tiempo.
—No quiero, sabes lo peligroso que sería si el lazo llega a romperse.
La muerte, y también puede ser la muerte para el alfa.
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