~♡ 04
Concern.
—Oh~ joder, no uses los dientes —dijo el azabache mientras sujetaba con fuerza el cabello de Jeongin, obligándolo a introducir su longitud en la garganta del menor—. Abre la boca —gruñó de nuevo y entonces Jeongin solo se limitó a hacer todo lo que Chan le decía al pie de la letra.
Jeongin estaba siendo dominado por Chan, pero a diferencia de otras omegas Jeongin no estaba llorando, tampoco estaba temblando, no estaba tenso ni nada de eso, estaba relajado. ¿Y no temblando? Eso era nuevo, tal vez después lo haría llorar o por lo menos trataría de torturarlo un buen rato antes de follárselo. Los juegos previos eran los que más le gustaban a Chan. Estaba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que se había corrido en la cavidad vocal de Jeongin.
—¿Estás feliz? Te corriste en mi boca, qué asco... —se limpió los restos de semen que goteaban de sus labios—. Era necesario hacer eso... sabe horrible —dijo aun con una mueca de asco.
—Todos venimos de ahí... —mencionó sin prestarle más atención al asunto—. Deberías estar acostumbrado al sabor, ¿no?
Jeongin rodó los ojos y solo se quedó observando al suelo sin decir más. La mirada de Chan era muy penetrante, pero Jeongin no se mostró intimidado por la mirada de Chan, claro que no le demostraría que en el fondo estaba temblando de miedo. El agarre en el cabello del omega se hizo más fuerte.
—Mírame... —Jeongin lo miró atentamente. Dios, esos ojos eran tan hermosos—. ¿Por qué no estás temblando?
Jeongin se encogió de hombros.
—No tengo miedo, no te tengo miedo a ti... —sonrió de lado mostrando sus blancos dientes.
—En cuatro, ahora mismo —gruñó, haciendo ronronear al menor, quien solo hizo lo que Chan le ordenó. El omega se deshizo de sus prendas él mismo.
Cuando Jeongin se posicionó, su ano empezó a lubricar y dilatar automáticamente, ese era otro secreto de Jeongin.
—Eres un niño muy obediente... —la longitud de Chan se comenzó a deslizar en el interior del omega.
Su estreches sólo decía una cosa: era virgen. Después le preguntaría directamente al menor. Por ahora solo quería embestir a Jeongin hasta partirlo por la mitad. Escuchó el primer gemido de Jeongin en cuanto tocó su próstata con la primera embestida. El aroma de Jeongin se hizo más intenso, Chan apretó la cadera del menor con más fuerza, al mismo tiempo que empezaba a embestirlo con rudeza, entraba y salía bruscamente del menor, su aroma le nubló la mente y lo hizo empezar a dejar chupones en el delgado cuello del menor. Jeongin echó su cabeza para atrás dándole más espacio al azabache.
—Uhm... se siente tan bien...
Jeongin mordió su labio inferior, callando sus gemidos, aunque era su primera vez y Chan no lo preparó lo estaba disfrutando, estaba tocando el mismo cielo ahora mismo, la manera en la que Chan lo embestía era muy sincronizada, sus ojos empezaron a ponerse en blanco mientras Chan seguía entrando y saliendo de manera brusca.
—Estás tan apretado... demasiado estrecho —escuchó otro gemido por parte de Jeongin, Chan había tenido muchos polvos antes, pero seguramente este era uno de sus favoritos—. Jeongin... —gruñó cerca del oído del menor, sin detener sus embestidas empezó a masajear la dura erección del omega, estaba tan excitado como él. Vio las expresiones de Jeongin, guardaría cada una de ellas en su retorcida mente.
Volvió a tirar del cabello del menor con fuerza, Chan perseguía su liberación al igual que Jeongin. Los ojos del menor se llenaron de lágrimas, sus piernas temblaban, sus gemidos empezaron a aumentar convirtiéndose en gritos. Su lengua estaba fuera de su boca que lamía sus secos labios. Su vientre hormigueó ya estando cerca de su clímax, observó el sonrojo de sus mejillas, el cual aumentó. Sus mejillas se humedecieron con sus lágrimas mientras sus embestidas tocaban el punto dulce del menor con cada empuje.
Los dedos de Chan se clavaron en la cadera de Jeongin, se introducía hasta la empuñadura dentro de Jeongin, con sus testículos golpeando las esponjosas nalgas de este, gruñó cuando Jeongin se apretó alrededor de él, movió sus caderas con más fuerza, golpeando la próstata del menor, embestida tras embestida. La lubricación de Jeongin era única, solo los omegas en celo se lubricaban así de bien.
Jeongin se corrió en la mano de Chan, acompañado por un gemido agudo.
—Voy a correrme... Joder, olvidé el condón.
Chan detuvo sus embestidas y salió del apretado ano del menor, escuchó un gemido de protesta por parte de Jeongin, pero él había olvidado el preservativo. Estaba por levantarse de la cama cuando Jeongin tomó su longitud y la introdujo a su boca.
—Ah sí, hasta el fondo —gruñó, mientras tomaba al omega del cabello, haciendo que fuera más profundo.
Cuando miró los ojos del menor vio que sus pupilas estaban dilatadas, y de un color púrpura. ¿Estaba en celo acaso? Pero nuevamente terminó corriéndose en la cavidad vocal de Jeongin, solo que esta vez Jeongin trago gustoso el semen, sin quejarse esta vez por el sabor.
—Bien hecho... —besó los labios del menor, mientras Jeongin le acariciaba la mejilla—. Vamos a darte un baño, te llevaré a tu casa.
—Bueno... —respondió, aturdido y algo cansado, apenas con fuerza. Siendo sostenido por los fuertes brazos de Chan.
Cuando entró al auto solo se puso el cinturón de seguridad, Chan no diría nada y él tampoco lo haría, simplemente no tenía nada que decir, tampoco le diría «gracias por quitarme la virginidad» o «gracias por ser el primero». No diría nada de eso, ya se sentía avergonzado por lo que acaba de pasar con Chan como para decir otra cosa. Miró por un momento a Chan, pero este solo tenía una exploración de piedra en su rostro. No le diría absolutamente nada. Por lo menos descansaría de Chan y ahora podía morir en paz, ya experimentó el sexo; así que, ya estaba más tranquilo. Ya no habría de que preocuparse si moría. Cuando salió de su trance se dio cuenta de que ya estaba afuera de su casa, ya que antes de salir Jeongin le dio la dirección.
—Bueno, adiós, Chan... —se quitó el cinturón, la puerta todavía tenía seguro; así que, no podía salir—. Oye, ¿te importa? Me tengo que ir.
Chan tenía la mandíbula apretada y sus ojos se veían tan oscuros que en el fondo lo intimidaban, pero durante el camino él también estuvo pensando en una sola cosa y la duda no lo dejaba tranquilo.
—Eras virgen, ¿cierto? —soltó, entonces su mirada se puso en Jeongin. No era que le molestara o le importara, pero le preocupaba. Tal vez lo lastimó, o algo y Jeongin no le dijo nada. Pero, ¿por qué a Bang Chan le importaba eso? No era la primera vez que lo hacía con un omega virgen—. Contéstame.
—Lo has dicho; era —dijo sin darle más importancia al asunto—. Eso debiste preguntarlo antes de follarme, no después —gruñó—. Olvídalo, ya tuviste lo que querías; follarte a Yang Jeongin ya lo conseguiste. Déjalo así, ¿quieres? —salió del auto sin decir nada más y entró a la casa seguido por la mirada de Chan.
—Carajo... ¿Por qué mierda me importa haber sido el primero? —encendió el auto para irse a su casa y lo iba a hacer hasta que otra duda se sembró en su cabeza. ¿Por qué no le pidió que lo marcara? ¿Por qué Jeongin tenía que ser tan diferente a los demás? Y otra cosa... Jeongin fue el que dijo que ahí quedaba todo, pero Chan era quien debía decir eso, no Jeongin.
Lo quiero tener sólo para mí.
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