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—Basta, te dije que follaríamos sin compromiso, sin nada de por medio. Fui muy claro contigo, Yuna y aun así me abriste las piernas, no inventes ningún embarazo porque siempre uso condones. No soy ningún estúpido —Chan le dijo con una expresión de hielo, la que siempre tenía en su rostro, misma que le hacía mojar las bragas a las chicas
—Pero... —la chica intento excusarse, pero Chan la interrumpió antes de que siguiera hablando.
—Nada, no hay pero que valga, no somos nada, no sabes moverte. Debes trabajar en eso —se puso la camisa y salió de aquella habitación, mientras la música seguía sonando a todo volumen en esa casa
Ahora lo único que necesitaba era un trago, las fiestas que organizaba Changbin eran las mejores, no por nada eran tan populares. Llegó a la sala y se sirvió tequila.
Nadie podía atrapara a Bang Chan, porque Chan era libre, podía tener a cualquier omega que deseara. Sin compromiso, claro, pero a él nadie le decía que no.
Nadie lo rechazaba y las pocas que lo hacían se terminaban arrepintiéndose de ello. Chan les hacía la vida de cuadritos hasta que conseguía lo que quería, pero hecho eso dejaba de atormentar a los desafortunados e iba por otra presa. En su mayoría eran más jóvenes que él, casi siempre eran omegas que solo buscaban diversión, otros algo serio, pero Chan no era tonto, no buscaba comprometerse mucho menos casarse.
Nadie lo atraparía, ningún omega lo agarraría, no a menos que valga la pena atarse a ese "alguien''
Cuando echaron el primer puñado de tierra Jeongin no lloró, no reaccionó como debía. Tal vez estaba siendo desalmado, pero esos que se decían sus padres siempre lo hacían de menos por no haber sido un omega del cual ellos pudieran beneficiarse
Sus padres estaban muertos, eso no le dolía, no sentía el más mínimo dolor por su muerte, a diferencia de cuando murió su abuela, que sí lloró y casi no supera la muerte de su adorada abuela.
La señora Yang era quien lo cuidaba, le enseñó a comportarse como un omega, para que nadie sospechara su verdadera identidad, que era un gamma. Su abuela era una mujer muy noble, ayudaba a quien podía, pero ella murió meses atrás supuestamente de un infarto, aunque Jeongin sabía que sus padres tuvieron que ver con eso. Porque el médico que atendió a su abuela desapareció sin dejar rastro. Sus padres sólo querían el dinero.
Recordó cuando murió su abuela y la reacción de sus padres cuando leyeron el testamento de la señora Hyojin Yang, en vez de llorar o algo así, sonrió cuando recordó esas expresiones.
—Deseo que la mitad de mi fortuna sea para mi nieto Jeongin Yang, pero sólo se la podrán dar cuando el contraiga matrimonio con un buen alfa o beta.
El notario leyó esas palabras un tanto sorprendido, pero siguió con la lectura.
—En cuanto al resto, será repartida en partes iguales entre mi otro nieto, Yang Minho, Yang Hyunjin y mi hijo Daniel. La empresa la dirigirá Daniel en cuanto Jeongin tenga a un alfa, o un beta a su lado la dirigirá el esposo de él. No pueden vender mi casa, porque esa es de Jeongin, solo él tiene la autorización para hacerlo, pero conociendo a Innie, no se deshará de su castillo.
El rostro del padre de Jeongin estaba rojo, del coraje, Jihyo quería matar a Hyojin, aunque eso ya no era posible porque la vieja ya estaba muerta.
Minho y Hyunjin estaban sorprendidos también, pero comprendían que Jeongin era el que estuvo cuidando de su abuela cuando ella estaba enferma. Cuando ni siquiera Daniel nunca quería estar ahí para cuidarla.
—No sé por qué le dejó tanto dinero, si al final de cuentas Jeongin se va a morir —Daniel dijo mientras se quitaba el saco.
—Pues si Jeongin no se casa, nosotros nos quedaremos con lo que tu madre le dejo, la empresa y esta estúpida casa —Jihyo siempre apoyó a Daniel en todo lo que el decidía o hacía. Eran unos desgraciados, solo pensaban en ellos y en nadie más.
Jeongin recordó esas amargas palabras a que sus padres decían a sus espaldas, pero ahora ellos eran los que estaban en un ataúd y no Jeongin. Una motocicleta se impactó con el auto donde iban Jihyo y Daniel, las puertas se atoraron y no pudieron salir, el auto se incendió con sus padres dentro de él. Al fin habían recibido su castigo por a ver matado a un ángel: Hyojin era un ángel para Jeongin
Pero sus hermanos lo cuidarían de cualquier alfa que intentará acercarse a él.
Jeongin fue educado en casa, sus padres contrataban a profesores privados, todo para que nadie se le acercará a Jeongin.
Pero ahora sus hermanos tendrían la obligación de enviarlo a una preparatoria, porque la prensa estaba sobre ellos justo en estos momentos y lo último que necesitaban era un escándalo por no enviar a Jeongin a una preparatoria.
Chan, como siempre, era temido por los demás alfas en el instituto, era un alfa puro que perdía la paciencia fácilmente y era mejor mantener su distancia con él.
Los omegas estaban locos por él, pues con el físico que tenía cualquiera comiendo de su mano, cabello largo, negro, ojos verdes, buen físico, olor muy delicioso: Canela y café. Pero Chan nunca marcaría a ninguno de esos omegas. Era joven, guapo, adinerado tenía lo necesario para vivir como un rey y para disfrutar su soltería. Vivía en un departamento de lujo tenía lo que quería, lo que menos haría era tener a un omega a quien debía estar cuidando. Por eso si Chan era muy celoso posesivo, las parejas que había tenido cuando tenía 15 años las celaba mucho, porque si él tenía algo nadie podía verlo ni tocarlo.
Los omegas vírgenes era lo que menos le gustaban, prefería a los que tenían más experiencia en el sexo, porque a veces algunos omegas "novatos" no lo divertían tanto, pues él tenía que hacer el trabajo.
Una de sus expresas fue Hyuna, valla esa chica fue una de sus mejores noches pues no solo tenía una forma única de moverse, sino que también era alguien que se enfocaba en su apariencia, y cuidaba mucho su cuerpo, pero ella estaba igual de hueca que él.
El amor no era para él y lo tenía más que claro, la mayoría solo querían su dinero, no a él y bueno, Chan no quería nada serio.
Rodear su castillo corriendo era algo que Jeongin hacía todos los días sin falta, corría con su perrito por los alrededores, feliz como un niño pequeño, aunque su abuela a veces lo regañara porque era algo torpe y se caía, pero aun así Jeongin se levantaba y seguía corriendo feliz de la vida como si nada hubiera pasado.
Tal vez ese sería su último día de vida, pero no le importaba, tenía que disfrutar sus días al máximo, pues nunca sabría si ese el último.
Vivir al máximo cada maldito día. Tal como su abuela le dijo que disfrutara su vida, pero había que Jeongin quería experimentar antes de morir, quería conocer el amor, de todas las maneras humanamente posibles.
Sin embargo, obvio no elegiría a cualquier idiota que se le pusiera enfrente, ¿no?
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