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ꗃ xxvi. good little dog.

written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO VEINTISÉIS ❜🗞️ೃ∗
today we present: Buena perrita.

Mi piel se estremecía cada vez que sentía la cera de la vela cayendo sobre mi anatomía desnuda, mis vellos corporales se erizaban con cada gota sobre mi cuerpo, mientras que con una de sus manos recorría un látigo en las zonas sensibles de mi fisionomía débil ante el contacto. Yo me hallaba sobre una camilla negra completamente desnuda y boca abajo, de un momento a otro, mis muñecas y tobillos son clausurados por unas sogas negras, haciendo presión en mi piel, no pasó mucho tiempo en que el primer nalgazo se hizo escuchar en este cuarto oscuro, el cual se encontraba aislado del mundo exterior. Pasé mi lengua sobre mis labios nerviosos, conteniéndome de las ganas de expulsar el primer grito, únicamente que no debía de hacerlo, no si quería seguir en este macabro juego que está siendo manejado por mi superior.

Un juego sexual que me pone.

Entonces, me levanta bruscamente de la camilla y con una de sus manos lleva mi cabeza hacia atrás con un estirón de cabello, de todos modos, soy consciente de que su cuerpo va agachándose cada vez más hasta estar al frente de mi zona femenina. Sé muy poco sobre el juego sexual con las ceras de velas, pero algo me decía de que eso no podría estar tan cerca de cualquier persona sensible de mi cuerpo y suponía que mi superior también debido a que con una mirada psicótica ríe a lo muy bajo, acercando esa vela blanca sobre mi pecho, dejando caer su líquido caliente, logrando estremecerme por completo. Una de sus manos viaja a mi vagina con mucha lentitud, rozando sus dedos blancos, ocasionando que desee por completo que lo haga de una vez.

—No.

Abrí mis párpados cuando razono del por qué me lo había dicho, y es que en una de mis manos tenía una una vela demasiado oscura. Por lo poco que sabía sobre eso, ya que el CEO Bang me comentó más o menos de qué iba éste juego antes de ingresar a este cuarto más que asombroso por todos los objetos que hay, es que era mejor mantener lejos las velas oscuras de la piel cuando estés jugando con ella sexualmente debido a que se calientan a temperaturas más altas y es mucho más recomendable utilizar velas blancas, así no dañaban la piel.

Eso hizo que mi mano se alejara de esa vela que no debía de tocar, dejando que el mayor mantenga el juego a su completo gusto.

Para esto, dejándome otra vez sin forma de que pueda interrumpir su juego y es ahí en que después de muchas horas sufriendo en esta habitación puedo sentir su lengua hirviendo sobre mi zona femenina, limpiándome todos los pecados, mordí mis labios una vez más, empero, parecía que eso hacía enojar al muchacho debido a que se alejó de mi anatomía brevemente, llamó muchísimo mi atención el sonido de una cinta preparada para ser cortada. Alcé mis cejas, negándome a lo que él tenía pensado hacerme, no obstante, en lo muy profundo de mi corazón sabía que no quería detener esto para nada.

Pegó la cinta negra sobre mis labios, ajustó aún más fuerte las sogas que mantenían clausuradas las partes más importantes de mi cuerpo: muñecas y tobillos.  Puedo decir que me tenía como quería, sin embargo, me bajó de la camilla y yo ya estaba arrodillada con los brazos detrás de mi espalda, viéndolo de una manera que mi madre no lo permitiría.

—Te di unas reglas antes de entrar e incumpliste una de ellas, Sasaki...—soy capaz de escuchar el sonido de sus dientes chocando y su cabeza viéndome de lado. ¿Por qué eso me estaba calentando todavía más y ya sentía que me mojaba? Pasó su lengua sobre sus labios, expulsando una pequeña risa, mientras veía a un costado de las paredes.—Debo de castigarte sí quiero que me sigas respetando. Pero no lo lamentaré.

De él se podía esperar cualquier cosa, así que no estaba muy segura de lo que podría suceder en los siguientes minutos o en los siguientes segundos. Pero caerme de cachete al suelo supuse que fue la manera de expresar que me sorprendí, mi trasero se encontraba al aire, de esa misma forma que me vio la primera vez el culo en su casa, entre que sentí una presión en mi cabeza dándome a entender que su pie yacía allí, el sonido de su cinto me informa que ya estoy comprendiendo muy bien la manera en que me castigaría, y mierda, por dentro estoy ardiendo, aunque no estaba muy segura de si era de rabia o por el placer.

—¡Mhm!

Escupí detrás de la cinta que está tapando mi boca, gracias a eso comenzó a pegarme con muchísima más fuerza hasta el punto en que sentía algún líquido resbalándose sobre mi cuerpo.

No obstante, la forma en que se sentía me volvía extremadamente loca, me gustaba, nuevamente, mi cabeza es alzada por el contacto de su mano sobre mi cabello, donde me veía directamente a los ojos, quizá fue su forma de verificar si aún quería seguir en su malévolo juego, simplemente que al observarme parecía no estar satisfecho hasta que pasó su mano sobre uno de los líquidos que resbalaban de mi parte trasera. Giré mi cabeza, todavía en el suelo, notando que tenía sus fanales observando su mano, que desde mi posición pude darme cuenta de que había un color rojizo sobre ellas y, entonces, me miró. Al parecer, los colores de sus faros cambiaron de repente, esta vez ni siquiera pude ser capaz de descifrar qué me quería decir con esa mirada corta que me dedicó, aun así, supuse que lo calentó debido a que me dio vuelta hasta que mi cabeza golpeó el pavimento.

Sus labios fueron directamente a mis pezones, abriendo mis belfos ante el contacto, todavía no estaba muy segura de cómo es que podía tener toda su bella y perfecta anatomía tan caliente, sentía que herviría en cualquier instante, quemándose por completo. O capaz era el tiempo que lo volvía de ese modo conmigo o con su propio cuerpo, sentí un pequeño roce sobre mis piernas, logrando que mis ojos puedan notar el gran asunto que llevaba abajo, mordió y succionó de una forma que ni siquiera con el último chico con quién compartí cama me ocasionó, mi espalda se arqueó ante el roce efusivo de sus dedos dentro de mi zona femenina.

Movió reiteradas veces, el sonido de su bragueta bajando va a ser capaz de dejarme que pueda observar su miembro por primera vez. El mayor quita la cinta que estaba en mi boca, sin importarle el dolor que eso me puede llegar a ocasionar o la irritación, de todas formas, sentía las yemas de sus dedos tocando mis labios rojos por la presión de la cinta, los mismos dedos que estuvieron dándome placer hace unos segundos acaban dentro de mi boca, obligándome a saborearlo y la forma en que me miró hace apenas un milisegundo logra que lo siga haciendo, dejándome ver que su pene crecía mucho más.

De nuevo, soy arrastrada a la camilla donde estuve hace un momento. Empero, no soy sentada allí, sino que me sentó en un banco muy cerca, por lo que soy consciente, no era necesario saber, pero de verdad era demasiado cómodo.

Él ríe al observar mis luceros inquietos para averiguar lo que hay detrás de ese pantalón, por lo que parecía no querer darme ni un pequeño regalo, ya que cerró mis párpados atándome con su corbata, solo que no era mejor preocuparme por eso, únicamente, debía de concentrarme en lo que en realidad quería desde el último encuentro en su oficina. Es el sonido pesado de unos pantalones cayendo al pavimento lo que llamó aún más mi atención, presintiendo una silueta cerca de mi cara, hasta que comprendí lo que tenía cerca de mi rostro era un falo, que para mí sorpresa, se encontraba recta, muy firme y ardiendo.

Su mano se enrolla entre mis cabellos, acercándome muy despacio a él, haciendo que vuelva a sentir ese cosquilleo debajo mío. Tragué con fuerza, juntando todo el valor de poder hacerlo, lo menos que quería en estos instantes era defraudarlo en ese ámbito, quería hacerlo bien, no quería darle una mala impresión a mi jefe, así que de a poco saqué la lengua a obtener contacto con su pene, ni siquiera pude disimular las ganas que tenía de hacerlo que solo me acerqué como pude a su miembro viril y meterlo a mi boca, chupando como si fuese un jodido helado o chupetín, también para mi sorpresa, aunque al mismo tiempo no tanto, sabía genial.

Fue su mano la cual ayudó.

Mi cabeza se movía al gusto del hombre que yace parado frente a mí. Lamí, succioné e hice todo lo que supe en el proceso de mi crecimiento adolescente con cualquier tipo de varón, de todos modos, necesitaba que terminara delante mío, sobre mi cara, no me importaba en lo absoluto, por lo que quise morirme por dentro en el tiempo en que mi boca fue más rápido que mis pensamientos, debido a que tenía que pensar mucho mejor antes de hablar.

—Acaba en mi cara, por favor.

Tal vez porque hubo un silencio repentinamente en el cuarto, un silencio que fue breve, pero que para mí fueron eternos.

No pude notar la reacción de mi superior, sin embargo, no fue demasiado malo debido a que nuevamente introdujo su miembro masculino dentro de mi boca, esta vez dejándome el poder de hacerlo como a mí me gustara, mi lengua toco la punta de su falo con mucha lentitud, tan despacio que no sabía exactamente lo que quería ocasionar en su cuerpo, simplemente que todavía recordaba el tacto de la vela derretida sobre mi piel, la forma en que el CEO Bang reaccionó y lo que a mí me hizo sentir que, exclusivamente, decidí juntar esos sentimientos para acabar con su pene muy erecto dentro de mi boca. Jadeos se oyen dentro del cuarto, los suyos mezclados con los míos, una sinfonía que me encantaría escuchar todo el resto de mi vida.

Por lo que un líquido más hirviendo y sabroso se hace presente dentro de mi boca, lamí mis labios apenas sentí el semen en mi faz, solamente que mi superior no quería dejarme disfrutar de ese instante, ya que me empujó sobre la camilla peluda en tonos oscuros, soy capaz de oír el choque de sus dedos en una caja, un sonido chicloso, supuse que la forma en que metió su pene adentro mío me notificó que se había colocado la protección antes de embestirme de esta manera. Antes desató las sogas de mía tobillos, llevando una de mis piernas sobre la camilla y la otra la dejó en su misma posición de antes, para poder mover su cadera a su propio gusto, mi anatomía cayó sobre ella, dándole más oportunidad de meterse aún más, quería soportarlo, pero sentía que me dolía, eso quería decir que gustaba.

—¡Ah-ah! ¡Sí!

—Sh...—agarró de mi cuello, llevando mi cabeza a su hombro.—Llamarás la atención de la señorita Kang. Te daré todo lo que quieras solo porque te has portado como una buena perrita, Sasaki. Pero cállate si no quieres quedarte sin premio.

Asentí, volviendo a dirigir todo mi peso en la camilla para que mi superior pueda seguir penetrándome hasta que mis piernas no pudieron más, ya que esa chispa electrizante cautivó mi fisionomía, dándole a entender al CEO que había acabado de la misma forma que él hace un momento. Por lo tanto, pude ver la luz roja de la habitación, únicamente que no pude tener la suerte de observar el miembro masculino de mi jefe debido a que ella tenía los pantalones puestos, aun cuando, me dejó mirar su perfecto cuerpo lleno de tatuajes, unos tatuajes que llamaban muchísimo mi atención y curiosidad.

Giró sus ojos a los míos, estaba buscando algo en un estante de la pieza. Al poder encontrarlo se acercó a mi cuerpo desnudo, puedo vislumbrar una caja con dos bolas plateadas, parecían esas bolas de decoración que están en algunas oficinas de la empresa, esas que se van moviendo gracias al contacto de la otra bola al ser empujada, evidentemente que no entendía muy bien cuál era el labor de ese objeto, tanto que al hombre le pareció gracioso, porque una media sonrisa apareció en su cara.

—¿Sabes cómo se llama esto?

—Mmh, mmh.—musité en negación.

—Es un plug anal y quiero colocártelo, Sasaki.

—¿A-anal...?

Farfullé temerosa, capaz porque nunca he dejado que nadie tocara esa parte de mi cuerpo y mucho menos había jugado con juguetes sexuales en esa zona. De todos modos, ver la expresión en la cara del sujeto que me volvía loca sexualmente me incita a decirle que sí en todo momento y con cualquier cosa que él quiera o espera de mí.

Él sonríe, volteándome.

—Déjame ponértelo...—susurró cerca de mi oreja, erizándome la piel.—Como no estás acostumbrada te voy a tener que pedir que respires hondo o...

—¿O...?

—O puedo lubricarte.

—Creo-creo que lubricarme...

—Wow, no pensé que las perritas sabian hablar.

Esa fue su forma de decirme que era mejor que mantenga silencio en estos momentos, por lo que mi pecho quedó en la camilla, mostrándole el trasero a mi jefe para que yo pueda sentir las palmas de sus manos apoyadas en mis nalgas. Dejó caer saliva blanca en mi trasero, sorprendiéndome del tacto, entre que ese objeto se iba acercando cada vez más a mi cavidad anal y uno de sus manos están lentamente en mi vagina, movía todos esos dedos sobre mí, logrando que me vuelva a excitar.

Solamente que un objeto ingresando dentro mío hace que abra mis belfos repentinamente.

—Listo.

—Y-y...—fui callada ante el nalgazo que me dio.

—Ah, por cierto, si te quieres bañar, te bañas con eso puesto. Te veo en la oficina, Sasaki. No llegues tarde que tenemos una reunión dentro de media hora.

Guiñó un ojo, cerrando la puerta delante de mis ojos. Dejándome más que asombrada por lo que acabo de dejar que haga con mi cuerpo, sin mencionar que no va a dejar que me pueda sacar el plug antes de entrar a la reunión que el mayor tenía.

✂️¡! WRITER'S SPACE ”

¡JDKDKSKSK! QUÉ CARAJOS ACABO DE ESCRIBIR, HERMANO 😔

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