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ꗃ xli. where the fuck is jung kook?

written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO CUARENTA Y UNO ❜🗞️ೃ∗
today we present: ¿Dónde carajos está Jung Kook?

La incertidumbre era una nube oscura que se cernía sobre mí, sus sombras se arrastraban por mi mente, haciéndome girar en un remolino de pensamientos y emociones. Me encontraba acostada en mi cama, mis brazos y piernas extendidos en todas direcciones, mis ojos fijos en el techo reluciente de mi departamento. El día libre que me han dado en el trabajo debería haber sido una bendición, una oportunidad para relajarme y disfrutar de un lunes sin estrés. Pero en lugar de eso, estoy atrapada en un torbellino de preocupaciones y temores.

Los eventos de la noche del sábado se reproducían en mi mente una y otra vez, como una película que no podía dejar de ver. Los rostros de dos hombres llenaban mi mente, cada uno de ellos provocando una locura diferente en mí. Por un lado, estaba él, el hombre que me hacía sentir cosas que nunca he sentido antes. Su imagen llenaba mi mente, enviando un torrente de emociones a través de mí. Cada vez que pensaba en él, mi corazón latía más rápido, mis mejillas se sonrojaban y un cosquilleo se extendía por todo mi cuerpo.

Por otro lado, está Jung Kook. Su rostro también provocaba una reacción en mí, pero de una manera completamente diferente. Cada vez que pensaba en él, sentía un nudo en el estómago, una sensación de preocupación que no podía sacudir. Desde que nos separamos la noche anterior, no había tenido noticias de él. No sabía si llegó a casa a salvo, si estaba bien. Y eso me está volviendo loca.

Desde mi cama, me revolvía inquieta, intentando sacudirme los pensamientos que me atormentaban. Empero, no importaba cuánto lo intentara, no podía escapar de la incertidumbre que me consumía. La tarde fue tediosa, una sucesión interminable de horas en las que el aburrimiento se había apoderado de mí. Intenté entretenerme con todo tipo de actividades, desde leer un libro hasta ver alguna serie en la televisión, pero nada parecía ser suficiente para distraerme de la ansiedad que sentía.

En un tiempo de desesperación, decidí enviarle un mensaje a Jung Kook, con la esperanza de que su respuesta pudiera brindarme algún tipo de alivio. No obstante, a medida que pasaban los minutos, y luego las horas, me di cuenta de que no iba a recibir ninguna respuesta. Frustrada y preocupada, decidí llamar a uno de sus mejores amigos, el único que me contestó fue Kim Tae Hyung.

Quizás él sabría algo sobre Jeon, tal vez podría decirme por qué no respondía a mis mensajes. Pero cuando finalmente logré contactarlo, me informó que tampoco sabía nada. Eso solo sirvió para aumentar mi inquietud. Así que allí estoy, acostada en mi cama, revolviéndome inquieta mientras el silencio de la habitación parecía burlarse de mi desesperación. Justo entonces, la pantalla de mi celular se iluminó, mostrando una foto de Ji Min. Eso significaba que estaba disponible para hablar.

—Hol...

—¿Dónde está Jung Kook?—interrumpí antes de que pudiera saludarme, lanzándole la pregunta que más quería responder.

La preocupación por la conversación que habíamos tenido el sábado en la madrugada está comenzando a carcomerme por dentro. A través del teléfono, podía escuchar a Ji Min exhalar un suspiro pesado, lleno de cansancio. El sonido de sus pasos y el murmullo distante de voces sugerían que se hallaba en movimiento, tal vez todavía atrapado en su trabajo a pesar de la hora avanzada.

No lo sé, Miharu.—confesó y su tono de voz sonaba desgastada, como si llevara el peso de un día largo y agotador.

—Mierda...—murmuré, la frustración burbujeando dentro de mí, amargando mis palabras.

Un silencio abrumador cayó entre nosotros, un vacío lleno de preguntas no formuladas y respuestas insatisfactorias. Era el tipo de silencio que se siente pesado, que se cierne sobre ti como una nube oscura, amenazando con descargar una tormenta de incertidumbre.

Hasta que Park Ji Min rompió el silencio. Su voz sonaba distante, pero había un hilo de certeza en sus palabras.

Quizás está en el gimnasio—demandó, su tono lleno de una resignación cansada—. Ya sabes, ese lugar donde siempre participa en esas peleas ilegales. A veces se queda a dormir allí.

—Gracias, Jiminnie.

Tras agradecerle a Ji Min, corté la llamada. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras comenzaba mi trayecto hacia el gimnasio, el lugar donde había visto al moreno pelear por primera y última vez. Mis emociones estaban en un torbellino de nerviosismo y miedo, temiendo lo que podría encontrar cuando llegara allí. ¿Estaría herido? ¿Estaría bien?

El camino al gimnasio pareció durar una eternidad, cada paso que daba amplificaba la ansiedad que sentía. Cuando al fin llegué, el lugar se encontraba vacío. La soledad del gimnasio era casi palpable, con nada más que el eco de mis pasos para romper el silencio. El ring de pelea, una vez lleno de gritos y aplausos, ahora está silencioso y abandonado.

Justo en el minuto en que estaba a punto de darme por vencida y marcharme, escuché unos pasos provenientes de arriba. Mi corazón se detuvo por un momento antes de acelerarse de nuevo. Y entonces, como un fantasma emergiendo de las sombras, apareció un sujeto que jamás he visto. Aun cuando, desde aquí creo que me parecía conocido.

Su presencia era casi etérea, envuelta en un aire de misterio que parecía seguirlo a donde quiera que fuera. Se veía sorprendido al verme, sus ojos se abrieron de par en par al reconocer a la hermana adoptiva de su amigo, creía. A pesar del asombro, había una belleza en su expresión, una belleza que solo servía para intensificar el aura de misterio que lo rodeaba. El sonido de sus pies descendiendo por los escalones de metal resonaba en el gimnasio vacío, creando ecos profundos que llenaban el silencio. Mantuvo la mirada fija en mí durante todo el tiempo, sus ojos llenos de sorpresa y curiosidad.

—¿Miharu?—dijo, su voz sonaba incrédula, como si estuviera viendo un fantasma. Pero no sabía si asombrarme por el hecho de que sepa mi nombre—¿Qué estás haciendo aquí? Nunca pensé que te vería en un lugar como este y menos en persona. ¿Estás buscando a Kook?

—¿Usted quién es?

Obviamente que pregunté antes de responderle a su inquisición. Para empezar no sabía quién carajos era, no me interesaba lo guapo que se veía desde mi perspectiva. Lo primero es lo primero. Y eso es saber dónde se encontraba mi mejor amigo, ya que no quería que fuese capaz de tomar una decisión mala, otra vez.

—Cierto. Disculpa mis modales. Min Yoon Gi—respondió, su voz era firme y segura, resonando en el silencio del gimnasio vacío. Finalizando la lejanía de ambos—. Soy dueño de este hermoso gimnasio y también jefe de Jeon Jung Kook.

Sus palabras cayeron sobre mí como un balde de agua fría.

Así que él era el hombre detrás del telón, el que ha arrastrado a mi hermano adoptivo a este peligroso submundo de peleas ilegales. Una mezcla de emociones se agitó dentro de mí, sin embargo, la más prominente era la ira. Porque no podía creer lo orgulloso que estaba al pronunciar esas palabras.

—Fuiste tú—anuncié, luchando por mantener la calma. Mi voz temblaba con la intensidad de mis emociones—. Eres el responsable de que Jung Kook esté metido en este lío. Tú lo arrastraste a estas peleas ilegales, a este mundo que podría costarle la jodida vida. ¿Acaso no te importa lo que le suceda?—escupí enfurecida.

El tal Min Yoon Gi lució sorprendido y ofendido por mis palabras. Su mirada se ensanchó un poco y una expresión de incredulidad cruzó su rostro. Ni siquiera me dejé intimidar por la forma en que se acercó a mi anatomía cuando le dije esas palabras llenas de odio.

—Estás equivocada—respondió con su voz dura. Podía escuchar un dejo de irritación en ella—. No arrastré a tu hermano a nada. Él vino a mí. Yo simplemente le di una oportunidad. Jung Kook es un buen luchador, uno de los mejores que he visto. No lo contraté, lo acepté en mi gimnasio porque tiene mucho talento.

Su defensa fue tajante, no obstante, había algo en sus palabras, en la forma en que evitaba mirarme a los ojos, que me hizo sospechar que no estaba diciendo toda la verdad. Sin embargo, por ahora, no tenía más opción que aceptar su explicación, pero no sin antes exprimir todo lo que tenía en mi cabeza.

—¿Talento?—repetí, dejando salir una risa incrédula.—¿Estás hablando del tipo de «talento» que podría costarle la vida a alguien? ¿Eso es lo que consideras talento?—mis palabras salieron más duras de lo que he pretendido.

La ira y la frustración se filtraban a través de cada sílaba. Podía sentir mi cara arder con la intensidad de mis emociones. Él se quedó en silencio por un segundo, parecía estar eligiendo sus palabras con cuidado. Cuando finalmente habló, su voz era tranquila y medida.

—Sé que puede parecer cruel e inhumano desde fuera.—contestó, desviando sus ojos a cada parte de su gimnasio.—Pero estas peleas, a pesar de ser ilegales, ofrecen una oportunidad para aquellos que no tienen otra salida. Muchos de los chicos aquí han encontrado un propósito, una forma de canalizar su ira y frustración. Y sí, hay riesgos, pero también hay recompensas. No es tan simple como parece, Miharu.

—Puede que no sea simple, señor Min Yoon Gi. Pero eso no lo hace correcto. Estás jugando con vidas humanas. ¿Y si algo le sucede a Jung Kook? ¿Podrías vivir con eso en tu conciencia? Porque yo no podría.

El muchacho frunció el ceño, claramente preparándose para responder.

—La responsabilidad no recae completamente en mí, Sasaki Miharu—comenzó, su tono era firme y a la vez molesta—. Fue alguien más quien lo introdujo a este mundo de...

Sin embargo, antes de que pudiera revelar el nombre de esa persona, la entrada inesperada de Kim Seung Min interrumpió nuestra intensa conversación. Él parecía estar asombrado de mi presencia en este establecimiento, puedo notar que en su mano derecha hay un bolso negro con algunas zonas azules.

—¿Quién fue? ¿Ah? Dígalo.

—Lo siento, Miharu. Pero tengo una pelea a la cual debo de asistir.—notificó fríamente. Me lanzó una última mirada antes de darse la vuelta y marcharse del gimnasio.

Su salida dejó un vacío, solamente que también una serie de dudas sin resolver. ¿Quién había sido esa persona que introdujo a Jung Kook a este mundo peligroso? El señor Min dejó la pregunta en el aire, creando un misterio que ahora me atormentaba como jamás me pasó. ¿Podría ser alguien que conocíamos?

¿Alguien de confianza? Las posibilidades me llenaban de inquietud. Mientras mi mente daba vueltas a estas preguntas, me di cuenta de que Seung Min aún está allí, mirándome con una expresión de sorpresa en su rostro. Parecía tan desconcertado como yo me sentía.

—Seung Min—dije, mi voz sonaba más firme de lo que me sentía—. ¿Dónde está Jung Kook? Necesito saberlo. Por favor. Y no me mientas, sé que tú sabes muy bien dónde está.

Martes por la mañana.

No pude dormir en toda la noche, mi mente era una máquina de preguntas que no obtenían ni una sola respuesta. Kim Seung Min al final no me dijo nada de mi mejor amigo porque en ese entonces apareció el señor Min y se llevó de mi lado, por lo que no me quedó de otra que irme de ese establecimiento con demasiadas dudas en mi cabeza, ya que me encontraba preocupada por el idiota de mi hermano adoptivo. Esa fue una de las razones del por qué no pude dormir como lo hubiese imaginado, y ahora estoy en mi hora laboral, tratando de contener la calma debido a que desde lo sucedido con el Presidente Bang no hemos vuelto a vernos.

Temía que eso tenga que ver con lo sucedido con Jung Kook. Con una exhalación frustrada, sacudí la cabeza varias veces, intentando alejar las dudas y preguntas que me atormentaban. Intentaba unir las piezas del rompecabezas, solo que todo parecía tan confuso. Lo primero que se me viene a la mente es el recuerdo de la fiesta del sábado y si se entrelazaba con el hecho de que mi jefe me ha dado el día libre el lunes, y luego la desaparición de mi mejor amigo... ¿Podría haber una conexión? ¿Podrían estos hechos aparentemente inconexos estar de alguna manera relacionados? La posibilidad me golpeó como un balde de agua fría.

Sentí un nudo en el estómago, una sensación de pánico que se extendía por toda mi fisionomía. ¿Y si estoy pasando por alto algo importante? ¿Y si la respuesta se encuentra justo frente a mí y no podía verla por estúpida? Mis pensamientos están en un torbellino, cada nueva posibilidad simplemente servía para aumentar mi ansiedad. Me sentía como si estuviera atrapada en un laberinto, dando vueltas y vueltas sin encontrar la salida. Y en el centro de todo yace Jeon Jung Kook, mi mejor amigo, cuyo paradero seguía siendo un misterio. El sonido de unos pasos me sacó de mis pensamientos turbulentos. Levanté la vista para ver al Presidente Bang caminando con pasos firmes por los pasillos de la empresa. Su presencia comúnmente era imponente, pero hoy hay algo diferente en su porte, una frialdad que parecía más pronunciada.

Cruzó el pasillo donde está mi escritorio y, por un momento, nuestros ojos se encontraron. Fue entonces cuando noté las marcas en su rostro. Hematomas. Evidencia de una pelea reciente. Mi corazón se aceleró al verlos. ¿Podría él haber estado en una pelea? ¿Podría estar de alguna manera relacionado con...? Las preguntas volvieron a inundar mi mente, cada una más inquietante que la anterior. No obstante, por ahora, todo lo que podía hacer era observar en silencio mientras el Presidente Bang continuaba su camino, dejándome con mis pensamientos y mis miedos.

—Sasaki, a mi oficina.

Entonces, el llamado del CEO resonó en el aire, sus palabras claras y autoritarias. El sonido de mi nombre en sus labios pareció congelar el tiempo, cada sílaba vibrando con una intensidad que me dejó sin aliento.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, una sensación helada que pareció extenderse por todo mi cuerpo. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, cada latido parecía un eco del llamado del Presidente. La ansiedad se apoderó de mí, cada pensamiento, cada miedo que había estado albergando parecía magnificarse. ¿Por qué me llamaba? ¿Tal vez era por lo que sucedió en esa horrible fiesta donde lo tuve que ver actuando como un completo imbécil? ¿O notó mi comportamiento errático? Las posibilidades giraban en mi mente, cada una más aterradora que la anterior.

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