ꗃ viii. onanism.
written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO OCHO ❜🗞️ೃ∗
today we present: Onanismo.
¿Qué es con claridad el sadomasoquismo? ¿Una conducta o comportamiento sexual en el que la persona experimenta excitación y satisfacción sexual mediante el sufrimiento físico o psíquico que inflige a otra persona o que recibe de ella como dice Google? ¿O hay algo más en el fondo que conlleva que a uno le guste aquello? Bueno, para algunos sexólogos y psicólogos es un fetiche mal visto, o al menos a la doctora Marta Rajtman, sexóloga y presidente de la Sociedad de Sexualidad Humana, ella misma dice: «Muchas de las personas que realizan este tipo de prácticas tienen estructuras psicopatológicas, relacionadas con su etapa anal, y encuentran placer en la violencia. Son prácticas aberrantes que generan sufrimiento.» Empero, ¿siquiera hay alguien qué lo pueda explicar mejor? La mayoría de profesionales aclaran que las historias personales, la infancia, las experiencias salen de la olla a presión de la cabeza para ser actuadas o experimentadas nuevamente a través del sexo. Muchas veces, son personas que actúan pasivamente lo que vivieron en su infancia, y con estas prácticas sienten el placer de poder ocupar el rol del maltratador, por ejemplo.
Es allí en que hago un stop.
¿Y qué sucede con las personas que no han sufrido violencia en su pasado? No llego a entender con exactitud por qué a mí me obsesionaba ser humillada, maltratada física y mentalmente. No, quizá ahí esté la respuesta, probablemente tengo serios problemas en la cabeza por la muerte de mis padres y es por eso que me estimula estas cosas, ¿verdad? Me desgraciaba de solamente pensarlo, nuevamente, fui víctima del mal humor del CEO de la empresa en la cual llevaba trabajando apenas unas semanas, y en el tiempo en que me lanzó un jarrón muy cerca de mi rostro, en vez de ir directamente a hacerle una denuncia, terminé en el baño con una mano dentro de mis pantaletas.
Esto muy pocas personas lo sabían, únicamente, Jung Kook.
Jung Kook...
Cerré los ojos de pensar en él, en el error que cometí cuando supo mi secreto y estuvimos muy cerca de acostarnos sobre los platos rotos. De verdad que pensar eso no me estaba ayudando para nada, luego de lavar mis manos y acomodarme, me pude dar cuenta de que tenía un leve camino de sangre en mi mejilla derecha. Capaz porque un pedazo del jarrón roto cayó en mi cara y no me di cuenta por el éxtasis que sentí al verlo hacer eso con mi persona, no pasó mucho en que Soo Byeol apareció a mi lado, que cuando observó mi rostro corrió por un poco de papel y limpiar mi mejilla ensangrentada.
―No podemos dejar que nos siga haciendo esto.
Escucharla haber dicho esas palabras me dio una gran idea, pero estaba más que claro que si les decía a ellos ese plan me iban a avizorar con repugnancia, y es factible que el próximo rumor que aparezca por los corredores de la empresa sea el mío. Sencillamente, le dije que es mejor que se vaya, porque no es buena idea que él se la agarre con ella, no es una buena idea y yo podría arreglármela por sí sola. Únicamente que me informó que el CEO quería que yo limpiara su despacho y no ella, así que no tuve de otra que volver a su oficina, esta vez con una escoba y un badil para limpiar todo el desastre que ocasionó.
Solo que la cagué.
¿Por qué? Me olvidé golpear la puerta y mi jefe se encontraba muy ocupado, cogiéndose a alguien en la mesa de mármol que tenía. No me importó y dejé las cosas a un lado, abandoné su oficina, sentándome en mi lugar con las manos temblorosas y con ganas de que la tierra me tragara en ese entonces.
―¿Qué pasó?
―Me olvidé golpear.―argumenté con la alarma en la cara, girándome apenas.
―Ay, no... ¿Los viste?
―Sí. Creo que hoy me echan, unnie.
Declaré más que asustada, pero no tanto por lo que mis ojos observaron por breves segundos. Fruncí mi ceño ante ese pensamiento, removí mi cabeza, porque no es lo más importante ahora mismo, sino mi propia vida. La puerta abriéndose es lo que mis fanales ven, quizá porque me encuentro frente a su despacho, se veía muy molesto, además de que tenía el cabello todo despeinado, las venas se notaban por todos lados y sus luceros eran oscuros repentinamente. Obvio que siento miedo por primera vez.
Bajé la mirada.
―¡¿No sabes golpear la puerta?!
―Lo s-siento, señor Bang.
―¡¿Qué mierda pasa contigo, Sasaki?! Cuando me dijeron que eras perspicaz, aposté que era seguro, pero veo que no, que te deleita ser reprendida todo el puto tiempo. ¿Acaso tienes algún problema mental que deba de saber? ¡¿Ah?!―exclamó enojado. Colocó sus manos en la mesa de cristal, viéndome demasiado cerca.―¿Vas a responder o no?
―Presidente, por favor, perdónela. Yo me encargaré de enseñarle.
Apareció la señorita Choi a mi lado, intentando salvar mi culo en estos instantes, empero, no era buena idea, era mejor desentrañar esto con mis propias manos... o capaz con mi propia voz. Debido a que sí hablé, únicamente que me dejé llevar por el momento.
―No te hablo a ti, Choi.
―Por fav...
―Es verdad, tiene razón...―interrumpí a mi compañera. Ya que no iba a dejar que se meta en conflictos por mi culpa.―Soy una persona que le gusta ser regañada todo el puto tiempo, como lo dice usted, pero no lo hago a propósito, presidente Bang. Si se quiere desquitar conmigo por haber jodido su polvo, okey, lo acepto. Si quiere expresar su odio con el mundo, está bien, yo le pondré la otra mejilla y lo soportaré, ¿quiere demostrar qué usted manda? Bueno, lo entiendo y lo seguiré comprendiendo porque no quiero ser echada, mucho menos dejaré que hiera a mis colegas, ¿está enojado con ellos por su torpeza? Estaré a su lado cada momento, mientras que ellos no tengan que recibir aquello. Le sacaré provecho a mis problemas mentales, presidente.
Aun cuando, parecía que le estaba hablando con sarcasmo, no lo era, por demás de que no me gustaba que mis colegas se sientan de ese modo y que por la única razón que no se pueden ir de aquí es por el contrato que firmaron con este sujeto. Por cierto, un convenio que la mayoría no se tomó el tiempo de leerlo detenidamente, porque yo fui una de esas personas, simplemente porque quería comenzar a tener dinero en sus bolsillos y no tener que pedirle prestado a su mejor amigo, alias: hermano adoptivo. No obstante, lo único que puedo ver de su parte es una risa nasal, observándome con bronca y a la vez con ironía, sus ojos van a mi compañera de oficio y otra vez me visualiza, solo que esta vez con seriedad.
―¿Estás loca...?
―¿Usted qué cree? Tengo problemas psicológicos.
Esa respuesta sí fue con sátira, porque jamás arrinconaré su interpretación sobre mis dificultades mentales, ya que nadie lo podía decir, exclusivamente yo, porque son mis malditos y jodidos problemas. El CEO se retira de mi escritorio, viéndome atentamente, asintiendo con su cabeza, entre que hacía unas muecas extrañas con sus labios anchos y rosados.
Pasó su lengua sobre sus belfos.
―Festeje, Señorita Choi, su colega les hizo un favor.
―¿C-cómo?
―Espero que esta vez hagas tu trabajo como asistente número 1.
―Claro, presidente.
―Tenemos una reunión dentro de 5 minutos. Prepárate. Allí siempre me sacan de quicio.―notificó, volteándose para entrar a su despacho.
En eso, expulse un suspiro de alivio, ya que la verdad me arrepentí de haber dicho esas palabras y mi compañera se colocó frente a mí, asustada.
―¡¿Estás demente?!
―Al parecer...―susurré, parándome de la silla.
―No tenías que hacer eso, Miharu, tú no sabes... en el problema en que te has metido.
―¿Por qué lo dices como si ya supieras lo que sucederá?―cuestioné confundida de sus palabras. Pero que ella no diga nada me pone nerviosa.―No me digas qué...
―No, yo no.
―¿Quién?
―¿No sabes por qué se quedó sin su asistente número uno? ―negué, juntando las cosas que eran para esta reunión, la ojiverde me lo entregó recientemente.―Recibía todo, pero todo el maltrato que el presidente Bang nos daba, tanto que se acostumbró a esos golpes y terminó obsesionándose con él, Miharu. Tienes que tener más escrupulosidad con tus palabras y con lo que haces, el presidente es... una persona peligrosa.
―No me enamoraré de él.
―Eso espero...
La puerta se abre, dejando ver a un presidente con su camisa bien acomodada. Movió su cabeza, dándome la señal de que es el momento que vayamos al salón de reuniones, entonces, miré una vez más a mi compañera y me alejé de su lado, apretando sobre mi pecho las hojas que debía de tener preparado y la tablet de la empresa, que es donde con normalidad tenía todo anotado con respecto al sujeto y las cosas que debería de saber con exactitud. Presionó el ascensor, mientras que esperábamos a que se abriera, noto que estaba escribiéndose con alguien, desplegué mis fanales enormes al darme cuenta de que mi amiga le mandó una foto de ella en ropa interior y con unos mensajes que me sorprendieron, así que miré el suelo rápidamente, sin poder creer que Baek sea capaz de hacer algo como eso y con una persona con problemas cerebrales como lo era el CEO Bang.
Estando dentro, él aprieta el tercer piso.
―¿Ya ves qué no obligué a nadie?
Lo miré con incertidumbre, porque no sabía si me está hablando a mí o a alguien más, capaz estaba más demente que yo.
—¿A qué se refiere?
—A Baek U Jin. No la forcé a darme un baile privado.
—No entiendo por qué me está diciendo esto, señor...
—Ayer la llamaste prostituta por aceptarlo, pensando que ella no sabía lo que yo le estaba pidiendo. ¿Qué?—soltó una risa amarga, sin mirarme a la cara, su vista fija en la puerta de metal.—¿Creíste que ella no sabía lo que yo quería? Además,—me miró de arriba abajo, directo a los ojos.—¿cómo puedes llamar ramera a tu amiga?—volvió a mirar al frente.—Qué cruel...
Durante todo este tiempo, mis labios están entreabiertos, incapaz de creer todo lo que me estaba diciendo sobre mi relación con Baek U Jin, y mucho menos que insinuara algo así. Lo peor de todo era que no podía replicar.
―Jamás dije eso, presidente.
―Tal vez no claramente, pero ella lo entendió así. Como cualquiera.
Nuevamente, bajé la mirada al suelo, porque me apenaba tener que comportarme de esta forma solo porque quería ayudar a una vieja amiga... o... ¿Seguiremos siendo amigas? Quizá este loco ya la manipuló para que crea cualquier cosa de mí, nos encontrábamos en el cuarto piso y estamos muy cerca cuando él de repente saca un ¿cinto? La verdad es que no sabía claramente lo que eso era, pero me lo entregó sin verme a la cara, cuando lo tomé entre mis manos me quedé más que asombrada.
Ya que viéndolo mejor tenía tachas alrededor.
―¿Qué es esto?
―Un cinturón, póntelo.
―¿Por qué haría eso?―cuestioné alarmada.
―Duh, ¿pensabas qué sería capaz de lastimarte frente a todos esos ejecutivos? ―rio sin ganas, observándome.―No, claro que no, así que en el momento en que me pongan de malas, solo debo de...―tomó el cinturón al ver que no estoy haciendo nada, abriéndolo y enrollarlo en mi muslo izquierdo, viéndome desde abajo.―jalar de este extremo.
―Tss.
Apreté mis dientes con fuerza, debido a que eso me dolió como el carajo.
―Y me sentiré mucho mejor.
―Ya veo...―farfullé desconcertada. Él vuelve a soltar una risa sarcástica, observándome con desinterés.―¿Qué le parece chistoso, presidente?
―Para ser una persona sadomasoquista, sabes muy poco de sus objetos sexuales.
Informó como si nada, abandonando el elevador y dejándome más que confundida por esa notificación que no sabía que él se sabía sobre mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro