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ꗃ epílogo. oar.

written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ EPÍLOGO ❜🗞️ೃ∗
today we present: OAR.

Pasé por alto el hecho de que tenía a mi mejor amigo y abogado a mi lado desde que ha presenciado aquella escena de Sasaki Miharu saliendo de esa habitación con rapidez y firmeza en sus decisiones. Decidí dirigirme a mi oficina con un amigo a cuestas que no dejaba de preguntar: «¿Qué ocurrió? ¿Qué sucedió?» Su insistencia era tal que me sorprendía que no me hubiera hecho perder la paciencia. Pero supongo que Lee Yong Bok tiene esa habilidad de hacerme sentir reconfortado y tranquilo, a pesar de las circunstancias. Caminé por el largo pasillo de porcelanato brillante hasta llegar a mi oficina. Me acomodé en mi cómoda silla giratoria verde oscuro, y allí, en la quietud de mi espacio personal, intenté procesar todo lo que había sucedido.

—¿Acaso se percató de que no eres alguien dispuesto a amar y por eso decidió abandonarte?—conjeturó, entre risas. Pero al ver mi reacción comprendió que su conjetura era real.—No me lo puedo creer...

El tono juguetón de su voz se desvaneció, reemplazado por una sorpresa genuina. Su mirada se posó en mí, como si estuviera viendo a un desconocido. Y en cierto sentido, tal vez lo estaba. Porque en este momento, me sentí más perdido que nunca.

En mi interior, un torbellino de emociones amenazaba con desbordarse. Sentía un vacío desolador, como si un pedazo de mí se hubiera desprendido y se hubiera ido con Miharu. Sin embargo, en el exterior, me esforzaba por mantener la compostura, por no mostrar la devastación que sentía. Mi pecho se sentía pesado, como si llevara una losa de piedra. Era como si cada latido de mi corazón resonara con un eco de dolor y arrepentimiento.

«¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo había permitido que las cosas se desmoronaran de esta manera?» Me preguntaba. Empero, a pesar del torbellino de emociones, mantuve una fachada imperturbable.

Mi rostro era una máscara de indiferencia, ocultando el caos que reinaba en mi interior. No permití que ni una sola grieta mostrara mi verdadero estado. No podía permitirme desmoronarme, no frente a Yong Bok, no frente a nadie. Cada risa forzada, cada gesto casual, era un intento de mantener la normalidad, de fingir que todo estaba bien. Solo que en mi interior, sabía que nada volvería a ser igual. La decisión de Sasaki dejó una cicatriz en mi corazón que dudaba que alguna vez pudiera sanar completamente.

—¿Dejarás que solo se vaya? ¿Así sin más?

—Así sin más.—repetí, bebiendo del líquido que serví en uno de los vasos de vidrios que están en mi larga y elegante mesa de madera.

—Perdóname, pero no te creo.

Esbocé una media sonrisa ante la última oración de mi mejor amigo. No obstante, así mismo había sucedido, ya que el Lunes a la mañana Jun In Ki, la encargada de Recursos Humanos de mi empresa, me notificó que Sasaki Miharu dejó escrito su renuncia muy temprano del día. Esa fue la finalización de cualquiera que haya sido alguna vez nuestra relación física. Lo único que le mencioné a la chica fue un: «Pensé que tardaría más.» La mirada de reproche que recibí de ella me golpeó como un puñetazo en el estómago. Me sentí como un completo imbécil por haber hecho ese comentario, sabiendo que la decisión de Miharu de renunciar me había dolido tanto como a ella.

A pesar de todo, sabía que tenía que seguir adelante. Tenía que encontrar la manera de superar esta tormenta emocional y seguir con mi vida. Pero en este momento, todo parecía tan abrumadoramente difícil. Me sentía como un barco a la deriva en medio de una tormenta, sin brújula ni destino a la vista. Lo único que sabía era que, en algún lugar en la distancia, había una orilla esperándome. Simplemente, tenía que encontrar la fuerza para seguir remando, para seguir luchando, hasta que finalmente pudiera encontrar la paz que tanto ansiaba. Por más dura que fuera la travesía, sabía que tenía que enfrentarla. Porque al final del día, la única persona que podía salvarme era yo mismo.

Así que decidí tomar medidas.

No quería seguir siendo el hombre que lastimaba a las personas que se preocupaban por él. No quería ser el hombre que dejaba un rastro de corazones rotos a su paso. Comencé por pedir disculpas a aquellos a quienes he lastimado. No solo con palabras, sino con acciones. Comencé a tratar a la gente con más respeto y consideración, a escuchar más y hablar menos. Me esforcé por ser más empático, por entender a los demás en lugar de juzgarlos.

También tomé tiempo para reflexionar sobre mí mismo, sobre mis acciones y decisiones. Reconocí mis errores y trabajé para corregirlos. Me esforcé por ser más consciente de cómo mis acciones afectaban a los demás. Sin embargo, el cambio más importante fue el que ocurrió en mi interior. Comencé a valorarme más, a respetarme. Me di cuenta de que si quería que los demás me trataran con respeto, primero tenía que respetarme a mí mismo.

Este viaje de autodescubrimiento y crecimiento no fue fácil. Hubo momentos en que quise rendirme, en que quise volver a mis viejas costumbres. Empero, cada vez que sentía la tentación, recordaba el dolor que había causado, la mirada de decepción en los ojos de Sasaki Miharu, y sabía que no podía volver atrás. Estoy lejos de ser perfecto, y sé que todavía tengo mucho que aprender. Pero también sé que he recorrido un largo camino desde aquel día en que ella renunció. Y aunque todavía me duele pensar en su persona, también estoy agradecido.

Porque sin ese dolor, nunca me habría dado cuenta de la necesidad de cambiar. Por lo tanto, aquí estoy, en este nuevo capítulo de mi vida, listo para enfrentar lo que venga. Debido a que sé que al final del día, la única persona que puede salvarme, que puede hacerme una mejor persona, soy yo mismo. Y estoy decidido a no defraudarme.

3 años después.

La Organización Arrecifes Resilientes se dedicaba a la protección y conservación de los ecosistemas marinos, con un enfoque especial en los arrecifes de coral. Como bióloga marina, me encontré inmediatamente en casa en este ambiente, rodeada de personas que compartían mi pasión por el océano y su vida silvestre. Uno de nuestros principales objetivos era la restauración de los arrecifes de coral dañados. A través de técnicas innovadoras de siembra de coral, trabajábamos incansablemente para ayudar a estos ecosistemas vitales a recuperarse.

Cada fragmento de coral que plantábamos era un paso hacia un futuro más saludable para nuestros océanos. También llevábamos a cabo investigaciones científicas para comprender mejor los desafíos que enfrentan los arrecifes de coral y cómo podemos ayudar a mitigarlos. Recopilábamos datos sobre la salud de los corales, los patrones de crecimiento y los efectos del cambio climático y la contaminación en estos ecosistemas frágiles. Además de nuestro trabajo de conservación y investigación, de igual modo nos esforzábamos por educar al público sobre la importancia de los arrecifes de coral y lo que pueden hacer para ayudar a protegerlos. Organizábamos charlas, talleres y eventos de divulgación para aumentar la conciencia y promover acciones positivas para el medio ambiente.

Trabajar en la OAR me dio la oportunidad de hacer una diferencia real en el mundo y contribuir a una causa que me apasionaba. Cada día era un nuevo desafío, no obstante, también una nueva oportunidad para aprender, crecer y ayudar a proteger nuestro precioso océano. Fue, sin duda, la mejor decisión que había tomado. A pesar de la alegría y satisfacción que encontraba en mi trabajo, también hubo sacrificios. Los tres años han pasado volando, y durante ese tiempo, mi vida personal se desvaneció hasta ser casi inexistente. Vivir en la Isla de Jeju, lejos de mis seres queridos, era un desafío constante.

Hay tantas cosas que quería compartir con ellos. Cómo me hubiera encantado contarle a Jung Kook con entusiasmo que finalmente he conseguido el trabajo de mis sueños. Cómo me hubiera gustado abrumar a mis padres con datos fascinantes sobre la vida marina, aunque supiera que nunca entenderían completamente. Pero el tiempo siempre parecía jugar en mi contra. Entre las largas jornadas de trabajo y los constantes viajes de campo, apenas tenía tiempo para hacer una simple llamada. Los momentos de soledad eran frecuentes, y a veces me encontraba anhelando la familiaridad y el confort de casa.

Empero, a pesar de la distancia y el ajetreo, nunca me arrepentí de mi decisión. Sabía que estaba haciendo una diferencia, que estaba contribuyendo a una causa que era más grande que yo. Y aunque extrañaba a mis seres queridos, también sabía que estaban orgullosos de mí. Eso me daba la fuerza para seguir adelante, para seguir luchando por lo que creía. Así que, aunque la vida en la Isla de Jeju era dura, también estaba llena de momentos de alegría y satisfacción. Ahora mismo, me encontraba rodeada por un grupo de personas que se han convertido en mis colegas más cercanos. Me estaban ayudando a ponerme el equipo de buceo, ajustando las correas de mi chaleco y asegurándose de que mi máscara estuviera bien colocada.

Era la primera vez que participaría en una siembra de coral, sentía una emoción que nunca experimenté antes. Tenía un cosquilleo en el estómago mientras me preparaba para sumergirme, mi equipo de buceo listo y mi corazón latiendo con anticipación. En el tiempo en que me sumergí en las aguas cristalinas, la belleza del arrecife me dejó sin aliento. Los colores vibrantes, las formas intrincadas, los peces que bailaban alrededor de los corales, todo era un recordatorio de por qué había elegido dedicar mi vida a la protección de estos ecosistemas.

Con el fragmento de coral en mi mano, me sentí abrumada por la importancia de lo que estaba a punto de hacer. Ese pequeño pedazo de vida en mis manos era una promesa de futuro, una chispa de esperanza para el arrecife. Cuando planté el fragmento de coral en su lugar, sentí una oleada de emoción. Había algo increíblemente gratificante en saber que estoy contribuyendo a la restauración del arrecife, que estaba ayudando a dar nueva vida a este ecosistema vital. Mientras observaba el fragmento de coral, ahora una parte integral del arrecife, sentí una conexión profunda con el océano y su vida silvestre.

En este instante, supe que he encontrado mi lugar en el mundo. La emoción de esa primera siembra de coral se quedó conmigo mucho después de que salí del agua. Cada vez que veía el arrecife, cada vez que veía un fragmento de coral que planté crecer y prosperar, recordaba ese sentimiento de asombro y satisfacción. Mis amigos no tardaron en felicitarme, debido a que podían observar mi emoción al haber hecho una cosa como esa. Una de mis colegas me estaba ayudando a quitarme el equipo de buceo, cuando fue así, comencé a caminar por la playa junto a mis colegas, quienes habían ingresado a la ORA el mismo año que yo. La arena bajo nuestros pies era suave y cálida, y el sonido de las olas rompiendo suavemente en la orilla creaba un ambiente de tranquilidad.

En medio de la tranquilidad de la playa, mi mirada se posó en una figura a lo lejos. Por un momento, el mundo pareció detenerse. La risa y las conversaciones de mis amigos se desvanecieron en el fondo, y todo lo que podía ver era a él. Era una visión que nunca pensé que volvería a ver, una cara que ha estado ausente de mi vida durante demasiado tiempo. Pero allí estaba, tan real como el mar que rugía a nuestros pies.

Aunque era obvio que cambió. Su apariencia maduró, su estilo de vestir era más refinado. Llevaba una remera celeste claro debajo de su camisa blanca de playa, sus mangas estaban arremangadas hasta debajo de sus codos, y llevaba un jean azul. Su cabello, moviéndose con la brisa marina, añadía un toque de encanto despreocupado a su aspecto. No obstante, lo que más me impactó fue su expresión.

Y entonces, él sonrió. Aunque estábamos separados por una considerable distancia, sentí como si estuviera justo a mi lado.

Se veía más feliz, más vivo. Sus ojos brillaban con una luz que no recordaba haber visto antes, y su sonrisa era amplia y genuina. Ahora es cuando sentí una avalancha de emociones. Sorpresa, asombro, alegría, y un toque de nostalgia. Pero más que nada, sentí una fascinación intensa. A pesar de los años y la distancia, aquí estaba él, una vez más cruzándose en mi camino. Y aunque sabía que las cosas no podían volver a ser como antes, no pude evitar sentir una chispa de esperanza. Porque si algo me había enseñado la vida, es que las segundas oportunidades a veces llegan cuando menos las esperas.

✂️¡! WRITER'S SPACE

Antes de que digan algo, les quiero comentar que en realidad, el extra que voy a subir después iba a ser realmente el epílogo, pero como siempre estoy viendo que dicen que mis finales siempre son trágicos (y no mienten ahre) decidí cambiar eso solamente para darles el gusto. Es como mi regalo de navidad para ustedes (?) jdkd

Ahora es cuando cada uno toma al final como realmente lo desee, lo único que puedo decir es que me siento muy agradecida con todas las personas que han estado apoyando esta historia. Probablemente, termine subiendo un apartado de «agradecimientos». Sin embargo, no está de más volver a repetirlo.

Nos estaremos viendo en el único extra de Like An Animal. ¡Muchísimas gracias por haberse pasado a esta historia! 🤍🌙

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