ꗃ xlv. like an animal. the end.
written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO ❜🗞️ೃ∗
today we present: Como un animal.
Desde que Jung Kook regresó a casa, Hekima se había encargado de cuidarlo en todo momento. Sin embargo, después de presenciar aquella escena entre ella y mi superior, decidí guardar silencio sobre lo que he visto. Sentía que si seguía investigando, algo malo podría ocurrir. Además, desde que mi mejor amigo salió del hospital, nadie se atrevió a hacer preguntas sobre cómo terminó allí, y mi madre no nos ha contado nada sobre su conversación con el señor Min Yoon Gi de ese día, lo cual me generaba mucha curiosidad.
Sabía que era hora de regresar a mi trabajo, pero también quería ayudar a mi madre con Jung Kook, así que aún no me atrevía a volver a la empresa. De todos modos, In Ki mencionó que el jefe no me necesitaba mucho, ya que rara vez iba a la oficina, y la mayoría de las tareas las estaba llevando a cabo el vicepresidente de la empresa automotriz, con la ayuda de la señorita Shin Ga Hye.
—¿Ya has hablado con Bang Se Woong, cariño?—preguntó mi mamá mientras pelaba algunas verduras para la sopa de su hijo, entre que yo lavaba los platos sucios que han quedado.
—¿Eh?—murmuré confundida.
—Para el puesto de trabajo. Es tu trabajo soñado, deberías considerarlo.
—Mamá, ya tengo un trabajo.
—No creo que ser la secretaria de un niño mimado sea tu trabajo ideal.—expresó con enojo. Era evidente en su tono de voz y en la forma en que cortaba las verduras. Sus palabras me confundieron y ella se dio cuenta.—Lo siento, cariño. Sé que él es tu jefe y lo respetas mucho porque te dio la oportunidad de trabajar en su empresa, sabiendo lo difícil que fue para ti encontrar empleo.
—¿Pero...?—cuestioné, terminando de lavar los platos y secándome las manos con un trapo que estaba junto al fregadero.
Mantuve mi mirada en mi madre, aunque ella seguía enfocada en las verduras mientras las cortaba con muchísimo odio en su ser. Verla así me daba a entender que era su forma de desquitarse por las malas acciones de su único hijo varón, o es lo que mi cabeza se había creado.
—¿Pero qué, linda?
—Siempre hay un “pero”, mamá. Dime cuál es el tuyo.—indagué, cruzándome de brazos y apoyándome en la parte del lavamanos. Esperando a que mi madre sea lo más sincera posible conmigo.
—¿Les doy una mano?
La voz de Jung Kook nos interrumpió justo en el momento en que mi madre iba a revelar el “pero” que me carcomía por dentro. Decidí guardar silencio por el momento y enfocarme en la cena en familia. Pasamos un buen rato hablando de tonterías y riendo juntos. Después de la cena, cuando ya eran las 22:30 de la noche, nos encontrábamos en la sala de estar de la casa de mi hermano adoptivo viendo una película. Mi madre se ha retirado a descansar, exhausta luego de haber hecho tanto por su hijo durante el día.
Aun cuando, estaba absorta en la película, porque me gustaba demasiado y hace bastante quería verla, podía sentir la mirada de mi amigo sobre mis hombros en todo momento. No podía ignorarlo por más tiempo, así que solté una risa suave y lo miré, esperando que compartiera lo que está pasando por su mente.
Con un tono sarcástico y divertido, me preguntó:
—¿Ya te echaron del trabajo o es que simplemente decidiste no volver más?
Levanté una ceja, entretenida por su comentario. Era curioso que estuviéramos discutiendo mi trabajo en este momento, especialmente después de que él se enterara de lo que mi jefe y yo habíamos estado haciendo a sus espaldas.
—Digamos que estoy de vacaciones.
Expresé con un movimiento de hombros, tratando de desviar el tema. Pero Jung Kook no se dejó engañar y continuó insistiendo.
—Vamos, dime la verdad.—rio levemente con los brazos cruzados y su mirada fija en la mía.
—Tengo una licencia especial. Estoy asistiendo a mamá con tus cuidados.
Él dejó caer los brazos y su expresión cambió de burlona a comprensiva.
—Vaya, no tenía idea de que Bang Chan tenía ese lado sensible.—mencionó sinceramente, chocando su hombro con el mío.—¿Quién hubiera pensado que te daría permiso para cuidarme y limpiarme el culo?
—¡Qué asco, Jeon Jung Kook! ¡Eso jamás!—exclamé, haciendo una mueca de disgusto.
Jung Kook soltó una risita, deleitándose con mi reacción ante su broma anterior.
—Bueno, Miharu, supongo que cuando termine de hacer mis necesidades, tendrás que realizar un espectáculo circense para encargarte de mi higiene.—comentó con una sonrisa traviesa.
Fruncí el ceño, jugando junto a su humor.
—Oh, sí. Sin duda necesitaré un sombrero de bufón y una nariz roja para llevar a cabo esa tarea.—confesé, fingiendo seriedad. Jung Kook asintió, llevando la broma un paso más allá.
—Y no podemos olvidar los malabares con los rollos de papel higiénico. Será un acto impresionante.
Agregó, imitando movimientos exagerados con las manos. Ambos estallamos en risas, disfrutando de la absurda imagen que estábamos creando en nuestras mentes. Era reconfortante encontrar humor incluso en situaciones incómodas.
—No te preocupes, Jeon Jung Kook, no tendrás que pasar por eso. Estoy aquí para ayudarte, pero definitivamente existen límites.—aseguré, manteniendo una sonrisa por nuestra conversación cómica.
Continuamos riendo y compartiendo momentos divertidos, demostrando que incluso en tiempos difíciles, el humor puede ser una poderosa herramienta para aliviar tensiones y fortalecer nuestra unión como mejores amigos y hermanos adoptivos. Ese día la habíamos pasado demasiado bien pasando un rato juntos, aunque me recomendó que era tiempo de que vuelva a trabajar porque él puede hacer todo lo necesario para ayudar a mamá con él mismo, empero, no sabía si de verdad me encontraba lista para dejarlos a solas con todo esto.
Sábado por la tarde.
Antes de irme mi madre me había dado una mirada que no logré comprender muy bien, simplemente que decidí evitarlo, tenía que ir a mi departamento para arreglarme e irme a la empresa. Gracias al grupo de la empresa leí el chisme matutino, al parecer, después de la Navidad nuestro jefe se volvió más desesperante de lo que ya era anteriormente, por lo que era muy mala idea que no vaya a echarles una mano.
Llegué a la empresa a las 15:38 de la tarde, y desde el momento en que entré, pude percibir que todo el mundo estaba sumamente agitado. En una esquina, el jefe de ese grupo de personas les gritaba a todo pulmón, mientras subía las escaleras, presencié a un hombre reprendiendo a su compañera por un código incorrecto. Al llegar arriba y entrar al ascensor, me encontré con mi colega Han JiSung enfrascado en una acalorada discusión por teléfono.
«¿Qué diablos estaba sucediendo para que todos estuvieran tan desquiciados?» Pensé, frunciendo el ceño. Le dediqué una leve sonrisa a mi compañero, permitiendo que continuara discutiendo con esa persona, ya que no quería ser la siguiente en recibir gritos. Él se bajó en el siguiente piso, aún inmerso en la pelea, mientras que yo esperaba llegar al último piso con la esperanza de que mi superior no estuviera tan de mal humor como todos los demás en ese lugar. Entonces, al salir del ascensor, noté a la señorita Shin Ga Hye corriendo hacia mí, y me tomó del brazo para arrastrarme de vuelta al ascensor.
—¡Vete...! ¡Ahora...!—exclamó con urgencia.
—¿Por qué? Había creído que todavía tenía trabajo aquí.—recordé las palabras de ambas mujeres.
—Así es, pero hoy se lleva a cabo el lanzamiento del nuevo automóvil en la empresa, y el jefe no quiere que nada salga mal.—explicó brevemente, cuando me metió en el elevador presionó el botón del lobby.—Está de muy mal humor, Miharu, y lo único que dijo fue: «¡Y espero que Sasaki no tenga la intención de venir justamente hoy!»—repitió las palabras del jefe con una expresión un tanto extraña.—Vuelve otro día, cariño. ¡Cuídate, te quiero!
Y las puertas se cerraron frente a mis ojos, lo único que hice fue echar mi espalda contra la pared del ascensor de la empresa. Lancé un suspiro de cansancio debido a que me encontraba con muchísimas cosas pasando por mi mente. No me quedó de otra que ir a mi departamento, descansaría un poco más y luego volvería al penthouse de mi mejor amigo para seguir ayudando a Hekima con su hijo. A la hora de la merienda, regresé con mi familia para pasar el resto del día, pero al entrar me encontré con una acalorada discusión entre madre e hijo.
Jung Kook yace sentado en su sillón de color crema, y de alguna manera las cosas han cambiado desde que mamá se mudó con él. Noté que algunas cosas habían comenzado a desaparecer de la casa de mi hermano adoptivo, no obstante, decidí ignorar esos detalles y tratar de escuchar el motivo de su pelea.
—¿Cómo crees que me sentí, Jung Kook? ¡Soy tu madre!—exclamó Hekima, estallando de inmediato con cada palabra que salía de su boca.—Te hemos dicho más de una vez que “tu trabajito” podría ponerte en peligro de muerte. ¿Tienes que morir para darte cuenta de que no debes seguir haciéndolo?
Cerré la puerta lentamente, dejando las llaves en su lugar y mi bolso en el suelo, quedándome solo con las medias blancas puestas. Me acerqué lentamente hacia ellos, quienes se dieron cuenta de mi presencia, pero que decidieron que era mejor continuar con su pelea, ignorándome.
—¿De qué sirve, mamá? Ya has hablado con Min Yoon Gi, ¿verdad?—dijo Jung Kook, con los brazos cruzados. Finalmente, él la miró por primera vez desde que entré.—¿Creías que no me iba a enterar de eso? Quiero que quede claro que lo que sea que te haya dicho, no es cierto.
—Tú sabes que es verdad. Dejaremos esta conversación para después, tengo que ir a hacer las compras—evitó el tema mientras pasaba junto a su hijo, claramente enfadada. Al pasar a mi lado, me tocó el brazo de manera cariñosa—. Hola, cariño. Vuelvo enseguida.
Se despidió mientras recogía sus pertenencias y zapatos, saliendo del penthouse de su único hijo. Una vez que ella se fue, reinó un largo e incómodo silencio entre nosotros, ya que no sabía qué decir o si era una buena idea hacer preguntas. Por lo que comencé a caminar hasta la habitación de Jung Kook para poder ordenar su cuarto antes de que sea la hora de que se vaya a descansar, pero ciertamente sabía que todo lo que estaba pasando era por la propia culpa de mi mejor amigo. Ya que era verdad todo lo que nuestra madre había declarado hace un momento sobre las decisiones de Jeon.
Escuché el sonido de unas muletas que indicaban que él se encontraba en la entrada de su habitación. Giré la mirada y noté que me observaba con una expresión que parecía no saber cómo expresar lo que acababa de suceder. Yo terminé de hacer la cama, asegurándome de que estuviera cómoda para que pudiera descansar adecuadamente. Tomé los platos que han quedado del almuerzo y que no se habían llevado a la cocina para lavarlos, mientras que él se sentaba en la cama con dificultad. Pude ver en sus ojos que quería hacerlo por sí mismo.
—¿Sabías que mi jefe vino a verme? El señor Min.
—No diría que vino a verte exactamente. Parecía más interesado en chismosear con mamá.—respondí con un gesto de desaprobación. Revoleando los ojos en blanco. Terminé de juntar todos los platos sucios en mis manos.—Ni siquiera nos quiso decir lo que le dijo. Vaya jefe.
Expresé mi irritación al rememorar la conversación que había tenido con esa persona. Deposité los platos en el fregadero para lavarlos y, tras esos breves minutos, me dirigí a la sala de estar donde Jung Kook emergía de su habitación.
—Oí que ya lo conociste...
—Y no soy fanática de su persona, si te soy franca.—mencioné, acomodando los almohadones de los sillones.
—Minnie me comentó algo similar.
—Aún no logro comprender por qué se negó a decirme dónde estabas ese día, Jeon.—declaré, sintiéndome algo molesta, aunque no tanto como nuestra madre. Él desvió la mirada porque sabía que era el culpable de que su amigo tuviera que mentirme.
—Ya ha pasado la tormenta, estás aquí y con vida, eso es lo único que realmente me importa, en verdad, Jung Kook. Pero deseo respuestas, en este preciso instante. Mamá no está, sé sincero conmigo, por favor.
Imploré con la mirada, buscando que entendiera que realmente necesitaba conocer todos los detalles para comprender cómo llegó a ese punto. Asintió, me hizo una señal para que nos sentáramos en su sofá, dejé sus muletas a un lado y me apoyé en el sillón crema, mientras observaba cómo se acomodaba.
—Estaba furioso. Esa noche tomé muchas decisiones equivocadas, Mimi—pude percibir en su mirada que me estaba diciendo la verdad—. Sabía que querrías hablar conmigo después de lo que presencié en esa fiesta. Por eso le dije a Minnie que no te dijera nada. Me molestó mucho verte en esa situación con Chan.
Bajé la mirada de inmediato porque estaba segura de que todo lo que había sucedido era culpa mía. Durante todo ese tiempo en el hospital, sabía que era mi responsabilidad lo que le ha ocurrido, y ahora él mismo me lo está confirmando.
—Es culpa mía.
—Claro que no, Miharu. Lo último que quiero que entiendas ahora es que lo que sucedió fue culpa tuya. Son mis decisiones las que atormentan mi propia vida, no que tú te hayas revolca...—carraspeó su garganta—. No tiene nada que ver con tu relación con Bang Chan. Eso que te quede claro.
—No tenemos ninguna relación.
—Miharu...—arrastró mi nombre con un tono que dejaba claro que comprendía la situación. Y que no me creía.—Puedo verlo en tu mirada, te gusta demasiado.
—Eso no es relevante en este momento. Quiero que sigas contándome tu historia.
—Le pedí un favor a Min Yoon Gi y lo hizo a la perfección, así que yo tenía que devolverle el favor. Fue justo lo que hice. Además, gané. Con ese dinero pude pagar las deudas del hospital.
—¿Y te sientes orgulloso por eso? ¿En serio? Debes estar bromeando.
—Dijiste que podía ser honesto contigo.
—Así es. Pero eso no significa que esté de acuerdo con tus decisiones y las palabras que estás usando ahora. Jung Kook,—toqué su mano, tratando de hacerle entender mi punto.—¿si comprendes la gravedad del asunto? Estás vivo de milagro.
—No menosprecies a los médicos.
—No es broma, te lo digo en serio.
Estuvimos hablando durante media hora más sobre lo que debía entender de una vez por todas: que ya no era apropiado participar en juegos ilegales. Si quería hacer algo bueno por su futuro, debía buscar un trabajo honesto y ganarse el dinero de manera lícita, en lugar de tener que asesinar a otras personas para obtener dinero que, además, sería sucio. Después de nuestra intensa conversación, nuestra madre hizo su entrada en escena, logrando que dejáramos de lado ese tema y nos enfocáramos en resolver la tensión que se ha formado en el departamento de nuestro hermano. Con el pasar de las horas, la noche se hizo presente y nuestro hermano decidió retirarse a descansar, ya que no se sentía bien. Tomó algunos medicamentos para aliviar sus malestares y se sumió en un sueño profundo y apacible.
En este momento, me encontraba junto a mi madre, compartiendo un encuentro de relajación mientras disfrutábamos de un poco de soju. A medida que mi mamá iba tomando su quinto trago, los efectos del alcohol comenzaron a hacerse presentes. Fue entonces cuando empezó a soltar palabras sin sentido aparente, pero que resonaban con una extraña sinceridad. Como suele decirse, los borrachos suelen decir la verdad, y mi madre no tardó ni un solo segundo en hacérmelo saber, revelando pensamientos y sentimientos que quizás no habría expresado en otro contexto, pero que a mí me dejaban con muchísimas dudas.
—¿Aca-so tenías conocimiento de quién le sugirió ese “empleo” a tu hermano?—preguntó con su tono embriagado, agitando sus dedos. Negué con la cabeza, vaciando de un solo sorbo el vaso de soju que reposaba frente a mí.—¡Tu jefe-jefecito mimado! ¡Es una locura!—expulsó una risotada, la cual hizo que tapara sus labios de inmediato.—No h-hay que despertar a tu hermano. Me odiará aún más si me ve así.
Sentí una mezcla de emociones cuando mi mamá me contó la verdad. Empero, lo que predominaba en mi interior era un profundo enojo. Mi corazón latía con fuerza y mis manos se cerraban en puños. No podía creer que el CEO Bang Chan, el sujeto por el que estaba enamorada, hubiera sido quien recomendó ese trabajo peligroso a mi hermano.
El enojo se apoderó de mí, y sentí como si todo lo que albergaba sobre su persona se desvaneciera en un instante. ¿Cómo pudo ser tan irresponsable? ¿Cómo pudo poner en peligro la vida de mi hermano de esa manera? Me sentía traicionada y decepcionada. Traté de mantener la calma, de no dejar que mis emociones me dominaran por completo. Pero era difícil contener la ira que ardía en mi interior. Quería confrontar a ese hombre, quería hacerle entender lo que había hecho y cómo me afectó.
Él sabía todo lo que Jung Kook significaba para mí, ¿cómo pudo ser capaz de seguir dejándolo que siga haciendo eso? Estaba demasiado enojada con ambas personas, sin embargo, no podía enojarme con mi mejor amigo, porque culpable era otra persona. Haría todo lo posible por proteger a mi hermano adoptivo y asegurarme de que saliera de esta situación de manera segura. Respiré hondo, tratando de encontrar la calma dentro de mí, únicamente que no funcionó en lo absoluto, ya que me levanté del suelo bruscamente. Escuché que habría una fiesta después de aquella reunión del nuevo vehículo, no me importaba la hora que era, esto era mucho más importante.
—¡Cariño! ¡¿A dónde vas?!
Sábado por la noche.
Sentía una furia desbordante corriendo por mis venas, conocía la dirección de su casa porque había pasado mucho tiempo allí. Cuando bajé del taxi una cuadra antes, pude escuchar el estruendo de la música a todo volumen. No me importaba entrar como si fuera la dueña del lugar, lo único que quería era obtener respuestas de inmediato. Necesitaba saber la verdad, aunque en lo más profundo de mi ser, tenía la esperanza de que todo lo que mi madre me ha dicho fuera una mentira. Eso era lo único que me tranquilizaría.
Entré bruscamente a la casa, algunos invitados me miraron con desaprobación por no haber golpeado la puerta. «Claro, como si eso les molestara cuando el volumen es la única molestia.» Pensé, pero eso era lo que menos me importaba. Al fondo, vi a Han Ji Sung, quien ahora parecía mucho más calmado que antes. Sin embargo, la furia ahora está en mí por la forma en que me estaba comportando.
Noté que quería acercarse a mí, pero no lo permití.
Continué mi camino, buscando desesperadamente al Presidente Bang Chan en cada rincón. Seguramente estaría en alguna habitación cogiéndose a cualquiera o de la compañía de alguna prostituta, al igual que hacía Jung Kook. Seguro que aprendió eso de él.
Abrí todas las malditas puertas con la esperanza de encontrarlo allí, no obstante, para mi sorpresa, no estaba en ninguna habitación como sus amigos, que se deleitaban con otras personas. No me quedó más opción que dirigirme a la habitación donde solíamos tener esos encuentros. Una vez más, para mi sorpresa, la puerta se encontraba abierta. La forma en que ingresé a esa habitación captó su atención, su mirada se encontraron directamente con los míos y pude ver el asombro en sus faroles oscuros al verme.
—Sasak...—en su tono de voz se podía notar que estaba desconcertado de mi presencia. Pero lo interrumpí.
—Dime que es una puta mentira.
Supongo que fue mi lenguaje lo que lo desconcertó aún más, ya que nunca le había faltado al respeto de ninguna manera. Pero lo que estaba sucediendo en mi familia era mucho más grave que cualquier falta de respeto hacia él.
—¿De qué estás hablando? Estoy muy confundido...—intentó decir, pero lo interrumpí nuevamente.
—¡Mi hermano estuvo internado!
—Sí, lo sé, Miharu.—levantó una mano, tratando de acercarse.—Quise pagar las deudas del hospital, pero tu madre rechazó mi ayuda.
—¿Por qué te golpeó ese día? Y no me mientas.—pude ver en su mirada que toda la fachada que construyó se desvaneció por completo.
—Viste eso...
Noté que se sentía demasiado avergonzado por aquella situación de la cual yo sabía muy poco.
—¿Fuiste tú quien instigó a Jung Kook a pelear en esas peleas ilegales?—pregunté directamente.—Te daré una última oportunidad para que me digas la verdad, Bang Chan. ¿Fuiste tú o no?
Sentí cómo la desesperación se apoderaba de mí mientras esperaba una respuesta de él. Cada segundo de silencio que pasaba parecía una eternidad, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho. No podía soportar la incertidumbre y el miedo que me invadían en ese momento.
—No dices nada.
Miré fijamente al CEO, buscando desesperadamente alguna señal en su rostro. Quería creer que todo era un malentendido, que había una explicación lógica para todo lo que está sucediendo. Pero la falta de respuesta de él aumentaba mi desesperación. Las lágrimas comenzaron a empañar mi visión, y mi voz temblorosa intentó romper el silencio una vez más.
—Por favor, necesito saber la verdad.
El silencio persistió, y mi desesperación se intensificó. Cada segundo que pasaba sin una respuesta confirmaba mis peores temores. Mi mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y la angustia amenazaba con consumirme por completo.
—Él necesitaba dinero fácil y yo solamente respondí.
Un chillido desgarrador salió de mi garganta en ese mismo instante, sin poder creer que las palabras de mi madre eran ciertas. Me di cuenta de que él quería acercarse a mí, verificar mi estado, así que con una señal clara le indiqué que no se acercara. Ni siquiera podía verlo bien porque mis ojos estaban empañados por las lágrimas que vertía desesperadamente. Me sentía una completa imbécil porque invertí todos estos meses en mis sentimientos hacia él y en complacer todos sus caprichos. ¿Y así era como me lo agradecía? No podía creerlo, entonces, puedo recordar ese instante en el que esa chica me preguntó cómo era posible que no supiera quién guió a mi hermano a hacer estas cosas, y ahora las fichas encajaban con todas las piezas del rompecabezas.
Fui una tonta enamorada.
—Permití que me utilizaras desde el momento en que nos conocimos...
Noté que él quería arruinar la distancia que yo había porcionado entre nosotros. Empero, preferí seguir hablando en vez de darle el gusto de que pueda arruinar la distancia de ambos.
—Sabías de antemano mis sentimientos hacia ti y te importó un carajo destrozarme. Puedo aceptar que no me importaba que tú no correspondieras mis sentimientos, porque era evidente que atraías la atención de cualquier persona y eso alimentaba tu ego al máximo.—declaré poco a poco, aferrándome al pecho con fuerza.
—Mihar...
—¡No quiero escucharte, Bang Chan!—grité con lágrimas en los ojos.—Quiero que sepas que no puedo arrepentirme de haber sentido eso por ti, sin importar que ese amor no se sintiera auténtico. No... debía sentirse así. Pero una vez más, me importó una mierda y seguí adelante, no me importó que me tuvieras como tu juguete favorito.
Recordé cada mala situación que me había hecho pasar en los últimos meses. Era imposible no seguir derramando lágrimas por una persona como él.
—¡Permanecí igual porque yo sí te quería! No me importaba que no pudieras darme la oportunidad de escuchar que querías estar conmigo pero que tus miedos te impedían avanzar. Solo que ahora...—susurré con mi voz temblorosa.—Todo eso se fue al carajo, porque tocaste un punto muy vulnerable, y eso que soy muy susceptible a cualquier daño emocional y físico. Eso también lo sabes más que nadie.
Cerré los ojos por un momento, tratando de encontrar la calma en medio del caos emocional que me envolvía. Respiré hondo, sintiendo cómo el aire llenaba mis pulmones y me daba la fuerza necesaria para continuar. Estoy parada frente a él, con el corazón latiendo desbocado en mi pecho. Sabía que lo que iba a decir podría cambiarlo todo, pero ya no podía guardar más silencio.
—Jung Kook es mi familia, es lo único que tengo en la vida, Bang Chan, y tú casi me lo arrebatas.—recordé todo ese mal momento. Recordé la manera en la cual me sentí cuando supe que mi mejor amigo estaba internado en el hospital, y la semana se enteras donde me estuve echando la culpa de todo lo sucedido con él.—No lo puedo permitir.
Lo miré fijamente a los ojos, buscando cualquier rastro de comprensión o arrepentimiento. Pero lo que vi fue indiferencia, como si mis sentimientos no tuvieran ningún valor para él. Eso hizo que mi determinación se fortaleciera aún más.
—No lo obligué a hacerlo, Miharu.—dictaminó fríamente. Como si de todas las cosas que le había comentado, fuese lo único que se quedó en su cabeza.—Jung Kook tomó su decisión.
No lo soporté más, comencé a hablar, cada palabra saliendo de mis labios con una mezcla de tristeza y rabia por su comportamiento. Le confesé cómo me sentí traicionada al descubrir sus amenazas hacia Jung Kook, cómo eso había destruido toda la confianza que he depositado en él. Le dije que ya no podía seguir siendo parte de su juego emocional, que merecía algo mejor. Cuando terminé de hablar, el silencio llenó la habitación. No sabía qué esperar, si recibiría una disculpa o simplemente sería ignorada una vez más. No obstante, lo que sí sabía era que dejé claro que merecía ser amada y respetada, empero, para mi suerte eso no lo iba a encontrar siguiendo en esta empresa.
—Queda evidente que no va a reconocer su equivocación, Presidente Bang.—mencioné irónicamente. Limpié las lágrimas de mis mejillas.—Y que no tienes intención de hacer nada para cambiar y convertirte en alguien diferente. Siempre serás esa máscara llena de hipocresía, que carece de cualquier emoción o sentimiento. Hoy me ha quedado claro. Mañana recibirás la documentación de mi renuncia. Espero que puedas disfrutar el resto de tu fiesta sin arruinar la vida de alguien más.
Sentí un cambio dentro de mí. Ya no era la misma persona que había entrado en esa habitación completa de materiales sadomasoquistas. Encontré la fuerza para enfrentar mis miedos y poner fin a una relación tóxica. Ahora, simplemente el tiempo diría cómo sanaría mi corazón, lejos de la sombra del Presidente Bang Chan del NG Jadongcha.
Ya no iba a dejar que ni él y menos otra persona me tratase como un animal.
FIN
✂️¡! WRITER'S SPACE ”
¡Sí, sí! ¡Ya sé! Están pensando que es el final más pedorro que alguna vez hubiese escrito, ¡pero! Todo tiene una justificación. Ya que el epílogo y el extra (porque al final va a ser uno solo) tiene mucho que ver con este final. Así que esperen con ansias porque muy pronto se vienen los dos últimos capítulos que darán finalización a Like An Animal.
Gracias por haber llegado hasta acá.
🖤🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro