ꗃ iv. in the mouth of the wolf.
written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO CUATRO ❜🗞️ೃ∗
today we present: En la boca del lobo.
Hemos estado haciendo nada hasta la hora del almuerzo, que nos pudimos ir cuando el CEO Bang lo ordenó, por lo que en todo el camino la señorita Choi Soo Byeol me informó que me iba a presentar a sus compañeros, con quiénes mejor se lleva en la empresa, también que ellos de igual forma me podrían ayudar respecto con mi puesto de trabajo como la asistente principal del Presidente Bang. En la singladura se nos sumó la señorita Shin, la recepcionista, después de que hayamos llenado nuestras bandejas de comida me orientaron a una de las mesas circulares de monóculo que están en el asentamiento de comida, me complacían las decoraciones y las estructuras de este lugar.
La señorita Ga Hye me ordenó a que me sentara, ya que cuando llegamos las tres personas que se encontraban ahí me miraron con sorpresa, literalmente, porque dejaron de hacer lo que estaban haciendo. La mujer detuvo los fideos frente a su boca, la cual estaba abierta, dispuesta en comer, mientras que los dos varones dejaron de conversar, observándome con demasiada estupefacción en sus caras. Es por eso que no sabía cómo reaccionar y supongo que por eso la mayor me dijo que me sentara, dejé la bandeja en la mesa e hice una reverencia disimulada para así poder sentarme a comer un momento.
―Tú eres la nueva.
Habló el sujeto que está en el medio de esas tres personas, lo extraño es que ni siquiera sonó como una pregunta. Sin embargo, de todas formas gesticulé la cabeza en confirmación de las únicas palabras que me había dicho. Puedo darme cuenta de que es un hombre veinteañero, melena grisáceo con algunas mechas en tonos violáceo, ojos oscuros y utilizaba unos anteojos de vista en gris, sin mencionar que de su cuello colgaba su identificación.
―Es la nueva asistente.
Cuando la señorita Choi, quien estaba sentada al lado de la señorita Shin y la otra mujer, notificó esa noticia a sus colegas, me ven asombrados. Empero, lo que más llamó mi guardia es que hicieron unas mímicas que los pude identificar como molestia al saber el lugar que yo tenía aquí, el peligris decidió seguir con su comida que tener una conversación más.
―Qué triste.
A la única mujer que no conocía optó por decir sus primeras palabras, mirando con atención la provisiones que estaba frente a ella. Tenía el cabello corto a mitad de la garganta en un tono rubio, ojos cafés claros, de igual forma que el primer hombruno que me habló, tenía un gafete colgando sobre su cuello blanco.
―¿Cómo te fue? ¿Ya te reprendió?
Preguntó el único sujeto que todavía no me dirigió su atención por completo. Estaba al lado del peligris y parecía mucho más interesado en cómo me fue en mi primer día de trabajo, era de tez lechosa, faroles brillosos que te daban ternura y una guedeja leonada. A diferencia de sus demás compañeros, él tenía su gafete a un costado, en la mesa de esmalto.
―Cree que el Presidente es apacible.
Ante el comentario de la señorita Choi Soo Byeol, todos los que están en la mesa, menos la señorita Shin, empezaron a reírse de lo que mencionó la ojiverde. Capaz porque en realidad era chistoso saber eso, aun cuando para mí no tenía nada de gracioso, no sabía por qué todos ellos le sacaban el cuero de ese modo a su superior, supongo que en el lapso del tiempo en que esté aquí me iba a empezar a dar cuenta de sus razones.
―Descuida, en cualquier momento te vas a dar cuenta de por qué nos estamos riendo así.
―No queremos hacerte sentir incómoda, nueva, solo que es muy cómico escuchar eso. Hace mucho tiempo que no tenemos nuevos empleados aquí, el Director no suele contratar a cualquier persona.
―Por cierto, ¿cuál es tu nombre? Soy Huening Kai, trabajo en el área de Tecnología de información.
―Sasaki Miharu.
―Yo soy de Recursos Humanos, Jun In Ki.
―Y él es Han Ji Sung, ―nombró Huening Kai.―es el desarrollador. Se encarga del desarrollo de los nuevos productos automotores.
Abrí mis labios de pasmo ante la información que me estaban dando, nos dispusimos a terminar de comer entre que oía las experiencias de algunos de sus demás compañeros de trabajo, también nos conocimos más y me acabaron por agradar. Todos ellos eran unas personas muy graciosas, siempre tenían alguna palabra que decir, por lo que puedo notar eran aproximados la gente que se encontraban en esta mesa.
No obstante, tenía muchísimas ganas de indagar las razones por la cual ninguno de ellos soportaba tanto al jefe de esta empresa automotriz. Únicamente, creía que posiblemente es un tema de lo cual ellos no querían hablar conmigo y siquiera quería sonar muy metida sobre eso, solamente que de repente salió esa charla al aire, ocasionando que unos de ellos empiecen de a poco a resolver esas dudas que tenía en la cabeza y sin la necesidad de que yo les haya preguntado.
―Fue mi primer día y me hizo pasar un bochorno delante de todos mis compañeros. El peor día de todos y jamás lo voy a olvidar.―recordó Huening Kai, en sus manos colocó la botella de agua para tomarlo.
―Pues, al menos a ti no te dijo lo frustrante que es escucharme hablar todo el tiempo sobre lo buena que una persona tiene que ser en su hora de trabajo y que la solidaridad no me iba a ayudar en mi puesto aquí.―lanzó un suspiro, viendo la mesa.―De verdad que es el peor jefe que alguien podría tener, pero tampoco se puede hacer mucho porque paga muy bien.
―¿A ustedes les hizo algo?
Decidí tomar el valor para preguntarles a las dos únicas mujeres que iba a estar viendo más seguido en la empresa, las cuales eran las primeras a quien había conocido en la entrevista.
―A todos les hace algo.
―Empecé aquí siendo el asistente número 2, pero ya no pude tolerar la forma en que me denigraba por las cosas que hacía mal, por lo que acordé cambiar de puesto con otra persona, tampoco es que iba a poder salir de la empresa gracias al contrato que tuve que firmar al principio.―demandó la señorita Shin.
―Bueno, creo que fue en la tercera semana en que el Presidente me hizo pasar vergüenza delante de mi familia, recuerdo que estaba llegando tarde porque mi hermana dio a luz... Solo que el señor dijo muchas cosas malas sobre mí y cosas con respecto a mi sobrino, lo peor fue cuando mi madre me dijo que renuncie y lo denuncie... Fue la peor decisión que pude tomar en ese entonces, hoy en día sigo pagando.
Con las palabras que estoy escuchando y por los rostros de estas personas puedo deducir que todas esas cosas eran ciertas, sencillamente que no podía entender por qué razón se comportaba de esa forma con sus propios empleados. Antes de que pueda decir algo más al respecto, se puede percibir un gran sonido viniendo cerca de donde se encontraban la comida de la cafetería, ahí los seis nos dimos la vuelta para saber lo que estaba sucediendo.
Entonces, se ve al CEO Bang mirando a uno de sus trabajadores con mucha ira en su cara, también se puede escuchar la conversación que está teniendo con él. Debido a que todos se quedaron callados de repente, claro, a escuchar de lo que están hablando, simplemente puedo observar que al jefe de este establecimiento no le gustaba para nada la manera en la cual se está comportando ese sujeto con él. Hasta que suelta una risa con ironía, empezó a levantar la mirada en la búsqueda de una persona, haber hecho eso logró que la mayoría siga con sus cosas para no tener problemas.
―¡¿En dónde carajos está Choi Soo Byeol?!
―Mierda...―barbulló nuestra compañera, parándose del asiento, mientras se obligaba a tragar su comida de inmediato.―Aquí estoy, Presidente Bang.
Se fue rápidamente de nuestro lado, vemos cómo llegó al lado del individuo con sus manos juntas y la mirada casi en el suelo. No obstante, de todos modos, pude oír la conversación que estaban teniendo y parecía que era la única persona debido a que la mayoría comenzó a hacer las cosas de ellos.
―¿Pensabas qué era bueno? Ahí tienes una de las tantas razones por la cual no lo queremos.
―¿Qué demonios haces comiendo y no trayéndome mi jodido almuerzo? ¿Ah?
―Lo siento, Presiente, es que como...
―¿Cómo qué?
―U-usted ya tiene a su asistente principal, creí que...
―¿Creías que al tener otra asistente tú no ibas a hacer nada? No te estoy pagando en vano, Soo Byeol, y ya tráeme mi maldita comida de inmediato.
Fueron sus últimas palabras para abandonar la cafetería de inmediato, pero en el minuto en que oí esas palabras me estoy matando internamente debido a que era mi fallo que a ella la estén tratando de ese modo. Tanto que ni siquiera pude dejar que la alimentación pasara por mi garganta con normalidad, sin embargo, la mujer de recepción codeó mi brazo izquierdo, entre que me regalaba una media sonrisa, parecía que se estaba dando cuenta de lo que me está pasando por la mente.
Movió mi bandeja, para que siga comiendo.
―Tranquila...―me dijo, está tratando de que el resto no le preste atención a la conversación que estábamos teniendo.―Le puede pasar a cualquiera, es tu primer día, no te preocupes.
Pero aunque la señorita Shin Ga Hye me esté aliviando en estos periquetes feos para mí, recordé los términos de las experiencias de las personas que están en esta mesa comiendo y cotilleando, fue por eso mismo que me disculpé con ellos, levantándome del asiento. Junté mis cosas para volver al puesto de trabajo, por demás de que quería tener una charla con la señorita Choi, no quería que nos llevemos mal, en el camino no podía parar de pensar en las posibles cosas que me diga el Señor Bang cuando me vea. Crucé el corredor que me llevaría a la sección en donde, únicamente, estábamos el CEO y sus secretarias, antes de poder abrir la puerta puedo mirar borrosamente el momento en que el jefe tiró la comida que le dio Soo Byeol.
Me quedé helada.
No lo podía permitir, nadie merece ser tratada de esa forma por nadie, muchísimo menos por su propio jefe, no importa el rango que uno tenga. Por lo tanto, deslicé de la puerta, haciéndome ver en ese tiempo, sencillamente que ya era tarde, porque estaba la señorita Choi a solas, juntando el desastre que hizo el CEO en el piso brilloso y reluciente. Ella me ve sobre sus hombros con una expresión de tristeza, entonces, me acerqué velozmente, agachándome para poder limpiar ese desastre de igual forma.
―Perdóname, agassi... Creí que todos teníamos el derecho de co...
―Miharu, recuerda algo, por favor.―Choi Soo Byeol me interrumpe, haciendo que deje de hacer la limpieza para prestarle atención. Ella se veía ida, sin verme a los ojos.―Aquí nunca tendremos derechos. Sin importar tu género, sexualidad o lo que sea, la única persona que tendrá todo lo que quiere es el Presidente, y nadie más que él. ¿Sí?
―Claro, agassi.
―Bien, limpiemos esto antes de que salga.
Asentí a limpiar el suelo de una vez por todas, después volvimos a nuestros escritorios a seguir haciendo lo que nos pedían. Aunque yo no hacía mucho, solamente ordenaba la mesa, veía mi alrededor, movía la lapicera que tenía entre mis manos y meneaba la cabeza ante el sonido de la música que se escuchaba dentro de la oficina del CEO.
Martes por la tarde.
Un sonido me desconcentró y me asustó, ante el removimiento de cabeza de la otra mujer me da a entender que el Presidente Bang quería que vaya a su despacho con prisa, aunque lo último fue la opinión de la muchacha con más experiencias que la mía. Cuando me levanté de la silla blanca con rueditas me acomodé la falda roja del vestido que traía puesto este día, una de las reglas de vestimenta es que hay que venir formalmente siempre, sin importar el clima del día o las escusas que hayan, aunque de eso me di cuenta en el momento en que todas las mujeres de esta empresa tenían ropa cara y elegante.
Antes de entrar golpeé la puerta.
―Adelante.
Empujé la puerta y al entrar la cerré detrás mío, desde aquí puedo ver al jefe concentrado en unos papeles que están en su escritorio de mármol con algunas decoraciones en ellas. Me fui acercando cada vez más y con los miedos por el suelo, sabía que no se olvidaría que no hice parte de mi trabajo en este día, la cual una de ellas es estar pendiente a las cosas que él deseaba o necesitaba, ya me lo dejó claro una vez.
―Presidente Bang.
Llamé su atención, logrando que eleve sus fanales a los míos.
―Reprograma la reunión de mañana para las 20:00 de la noche.
―Sí.―aseguré.
―También quiero que vayas por Berry para llevarlo a la peluquería canina después del trabajo.
―¿Hoy o mañana?―cuestioné un poco confusa.
―Hoy, señorita Sasaki.
―Está bien, Presidente. ¿Algo más?
―Sí. ¿Por qué no estás anotando lo que te estoy diciendo?―preguntó con el mentón tenso.
―Soy muy buena recordando las cosas.
Obviamente que mentí, la presión que sentí antes de entrar después de lo que sucedió es lo que me nubló por un tiempo y no recordé traer la laptop de la empresa que me entregaron el primer día en que me confirmaron el puesto.
―¿Ah sí?―se apoyó en su silla, alejándose un poco de la mesa y se cruzó de brazos, dejando que pueda ver sus músculos bien formados.―¿A qué hora reprogramarás la reunión?
―A las 20:00 de mañana, Presidente.
―¿A dónde tienes que llevar a Berry?
―Aquí, porque usted lo llevará a la peluquería canina.
Respondí más que alarmada, porque esa parte sí que no sabía muy bien.
―Bien...―echó un suspiro, acercándose a su escritorio otra vez.―Antes de que te vayas quiero decirte que por la única razón que no te haya dicho nada en la cafetería es porque es tu primer día con nosotros, Sasaki Miharu, pero mañana no será lo mismo. ¿Quedó claro?
―Sí, Presidente Bang.
―Genial. Puedes irte.
Hice una inclinación con la cabeza, saliendo de su despacho lo más rápido que me daban las piernas. Expulsé un inmenso suspiro de alivio mientras que me sentaba en mi lugar, miré a la nada misma.
Qué bueno que no me preguntó de qué raza era Berry.
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