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7. Monday Morning | AU

ResumenLa misma vieja historia; Él con un trabajo de oficina común, lleno de responsabilidades. Él "otro" acaba de renunciar a toda su vida solo por ser libre. Viene a cambiar su aburrido lunes por la mañana.

Fanfic que participa en el evento de la pagina en Facebook: Es de Fanfic's, séptimo desafío relámpago.

TAGS: Referencias a la Depresión, dolor emocional/confort, final abierto/medianamente alegre.

Dejó su rostro contra la ventana del transporte público, es otro lunes por la mañana y va camino a su trabajo, es una oficina, tiene que hacer papeleo tras papeleo toda la semana incluyendo los fines de semana, cuando estudió Derecho pensó que pasaría más tiempo trabajado en casos o en los juicios que en una oficina, pero ahora que está en ello no puede lanzar sus 8 años por la borda solo por la decepción que resultó el mundo laboral.

Y la cuenta de Netflix no se paga sola, no por ahora.

Sin embargo, su vista perdida en pensar en los papeles de esta semana se desvió a la playa, aquella que siempre ve cuando va a su trabajo, que normalmente está vacía, en cambio hoy fue diferente.

Pasaba un par de veces a la semana, en la orilla puede ver claramente la silueta de un hombre con amplia espalda y una enorme tabla de surf que miraba el océano.

No es algo que llame la atención de Auron, pero claro, a veces tiene una fijación con cosas que ni él entiende.

Además, hay algo en esa sonrisa que le hace sentir nauseas y envidia.

Se ve feliz.

El extraño en la orilla de la playa se ve tan jodidamente feliz que Auron quiere llorar.

Así pasa esa aburrida mañana de lunes, y el martes y el miércoles. Para el fin de semana Auron vio una enorme pila de documentos que revisar y ordenar para sus jefes, cosa que sólo aumentaba las enormes ganas de ir a la cama y dormir. De no despertar a la mañana siguiente, sólo dormir mucho, ojalá ni siquiera tener sueños o pesadillas.

Dormir, dormir.

—Basta, por favor, deja de pensar así.

Así sobrevivió el fin de semana, no sabe cuántos lunes pasó mirando por esa ventana, en el mismo recorrido con la esperanza de no ver a aquel surfista pero cada maldito lunes estaba ahí, con su estúpida sonrisa que sólo provocaba angustia en Auron hasta que lo perdía de vista.

Medio año pasó fácilmente, hasta que Auron no pudo más.

Aquel lunes por la mañana no lo vio en la playa, y en vez de sentir alivio por pasar de largo a aquella angustia por la sonrisa de aquel hombre una enorme incertidumbre le vino encima, tuvo que bajar del bus rápidamente a inspeccionar la playa. No podía pasar esa semana sin verlo, aunque le causara ese nivel de tristeza, él necesita verlo.

Necesita sentir algo, lo que sea, ya todo le da igual, y eso da más miedo que la angustia que no le deja comer en el día. Esa sonrisa es lo único que mueve algo en él.

—¡Ni te atrevas a huir de mi cabrón! —Grita directo a la playa, con sus zapatos embarrados en la arena, las olas golpeaban la orilla con suavidad y el sol asomaba por el cielo iluminando todo.

Hay demasiado viento, sin embargo, el mar está en calma. A diferencia de su mente que es un caos.

Uno que lo va a terminar matando.

—¿Perdiste a alguien?

Escucha una voz somnolienta a un lado. Auron voltea rápidamente y reconoce esos cabellos castaños, húmedos por el agua de mar, también esos hombros anchos, ahora cubiertos por un suéter negro.

—Tú... —susurra Auron, notando lo oscuros que son los ojos de ese hombro, son rojizos, como el vino.

—¿Yo? —pregunta el otro enarcando una ceja y, ahí estaba, una sonrisa de felicidad.

Aquella que pone ese nudo en la garganta de Auron, y le devuelve algunas emociones al cuerpo, ahora siente algo.

—¿Estás bien? Tienes mala cara —continúa hablando el surfista de cabello castaño, su expresión es tan pacífica que duele.

Auron no sabe qué contestar, frunce los labios y desvía la mirada hacia el océano tan inmenso que tienen delante. ¿Qué estaba pensando cuando se lanzó a la maldita playa a buscar a un extraño? Es idiota.

No sabe que cara tiene ahora mismo pero escuchó su voz mucho más suave que antes.

—Oye, olvida tu aburrido lunes por la mañana. Nunca hay tiempo para sentarse un rato en la arena...

Y Auron no sabe cómo es que traspasó su hermetismo social sólo con su voz.

—No, no lo hay. No hay tiempo ni ganas.

—Que mal, eso no debería pasar, siempre debe haber tiempo para disfrutar de las cosas. —El extraño recoge sus piernas y las abraza, mira atentamente al otro sentarse a su lado, siente que ve a una persona destrozada y le duele verse reflejado en él.

A su yo de antes.

—Ojalá pudiera.

—Puedes... ¿Pero tú quieres hacerlo?

Aquella simple pregunta hace que Auron abra sus ojos totalmente impresionado, le devuelve la mirada sin saber qué contestar.

¿ Quiere ? ¿Qué es lo que realmente quiere?

—No lo sé...

—No hay prisa, está bien si no sabes.

—No, no lo está.

Un enorme silencio se forma entre ambos, el extraño no sabe qué decir y Auron sólo quiere gritar.

—¿Sabes por qué vengo aquí, a esta playa los lunes?

Auron no ha preguntado, seguro el otro sólo quiere matar el silencio entre ambos, debe ser incómodo. Desagradable...

—Cuando veo el mar, siento una sensación de flotar, es liberador. Amo ver a las olas en la orilla, siento que me dice que la vida es algo más que trabajar en una puta oficina.

Auron se remueve incómodo sobre la arena, pero mira el mar, mira las olas mojar la arena clara, ve los reflejos del sol en el agua brillan cual estrellas y finalmente el horizonte, tan enorme y distante, pero bello. El nudo en su garganta aumenta y trata de aguantar el romper a llorar por el paisaje.

" La vida es algo más "

" Más que una puta oficina "

—A veces olvidamos lo que estamos buscando y nos perdemos a nosotros mismos en el proceso, pero venir a esta playa siempre me lo recuerda.

—¿Qué buscas tú?

—Ser feliz.

—Joder...—Y eso le hace reír. ¿Por qué lo hace sonar tan simple si es tan jodido?

—¿Sabes? Un día estaba tan mal y con ganas de irme a la mierda que dejé hasta mi trabajo, creí que sería mi perdición pero ahora me siento libre.

Auron vuelve a reír y por algún motivo, el extraño en la playa no se lo toma a mal, sólo sigue hablando, incluso se acerca un poco más al otro. Ni le ha preguntado su nombre pero ahí está, escuchando un discurso sin sentido sobre ser feliz.

Y al igual que esa sonrisa que veía en las mañanas, sus palabras le provocan emociones, más de las que ha sentido en toda la semana, suena... Esperanzador.

—Realmente odiaba las aburridas mañanas del lunes, parecía una condena.

—Lo son —Responde Auron en automático, tarde se dio cuenta de sus palabras.

Odiar, odia las mañanas, odia los lunes, odia su trabajo, odia su vida...

Se odia a sí mismo.

Odia todo.

Pero, no odia esa sonrisa.

—No tienes cara de ser de esos que disfrutan un trabajo normal...

Auron le mira, aun no nota que tiene los ojos aguados en lágrimas, cosa que altera un poco a aquel extraño. Pero hay luz en esos ojos dorados, una que el extraño reconoce como esperanza.

—Deja esa vida —El extraño no sabe por qué está diciendo todo esto, no se conocen, no tiene el derecho a decirle ni aconsejarle nada. —, nosotros no somos ese tipo de gente.

Algo dentro de Auron explota, y quema cuando la mano del extraño toca su hombro en forma de apoyo, todo parece hervir dentro suyo, evaporando las ganas de llorar que lleva cargando desde hace medio año, como si ese hombre sin camisa y un traje de baño tuviera la respuesta a su vida.

—... Cómo te llamas.

Lo que debía sonar a una pregunta parece un lamento, y es que el rostro de Auron era un desastre, parecía un gato asustado en medio de una tormenta. Pero la tormenta estaba pasando y ahora podía ver una playa en calma, tratando de recuperar su corriente.

—Luzu...

¿Suena como luz no? Auron no está loco por pensar eso ¿verdad? y es que, ahora mismo, Luzu se volvió en un farol.

—Luzu ¿Quieres ir a tomar una cerveza conmigo?

—Suena bien.

—Auron, soy Auron.

—Es una cita, Auron.

Gracias por leer.

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