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3. Who is the beast here? | Karmaland

Serie: Karmaland 4

Resumen: Había una vez... Así comienzan todos los cuentos ¿no?

"Soñar, al menos déjame eso, es lo único que me queda"

『✧✦✧』

Evento para: AUHA.

Había una vez...

Así comienzan todos los cuentos ¿no? Los que hablan de príncipes y princesas, de dragones y guerras, de hadas y brujas. El inicio de todo para el final feliz. Esas son las historias que le contaba su madre cada noche antes de dormir, las cuales él jamás creyó reales.

No hasta que la bestia fue vista en el espejo.

『✧✦✧』

Entre las colinas altas, más allá del bosque frondoso, se alzaba elegante y bello, un increíble castillo entregado a una familia noble por la corona real de Francia. La pequeña joya de aquellos paisajes donde residía una pareja y su hijo, con sus leales sirvientes a la orden del día, hasta el fatídico día en que la matriarca de la familia no pudo aguantar por su pobre estado de salud.

Más pronto que tarde le siguió su esposo, sin poder soportar la ida de su mujer.

El fruto de su amor se quedó solo, en un enorme castillo. Con sirvientes que hicieron todo en sus manos para complacer sus deseos y que no se sintiera solo, que no hiciera en falta a sus padres que la tristeza se los habría arrebatado a tan temprana edad.

- Nos haremos cargo. - prometieron los sirvientes entre ellos. De todo, educación, etiqueta, historia, lenguaje, baile, ciencias, una biblioteca entera para él solo, hasta que el pequeño niño de cabellos oscuros como la noche creció cumpliendo la mayoría de edad.

Y en su cumpleaños número 18 la fiesta del castillo fue solitaria.

El joven noble no tenía más compañía que sus sirvientes, pues jamás se relaciona con otros de su edad, o de su posición. Nadie que no estuviera ahí para servirle a él.

Raúl creció entre lujos y reglas, cumpliendo sus caprichos por la muerte de sus padres.

Aún así, su cumpleaños continuó.

La solitaria fiesta con los más bellos adornos inició una lluviosa tarde de invierno, cuando las hojas estaban por completo caídas de los árboles, cuando la lluvia era tan fría que pareciera que va a nevar, hasta que fue interrumpida por la visita de una anciana que pedía ayuda.

Si alguien le hubiera dicho las consecuencias de aquello, tal vez hubiera callado.

- ¿Me da refugio esta noche?

- Tu presencia mancha mi fiesta, y arruina mi día. - y cada palabra era más dura que la anterior.

- Sólo será esta noche, por favor - ruega entre lamentos, el frío le calaba los huesos.

- ¡He dicho que no!

Mueve su mano para apartarla de un manotazo, golpeando su costado y obligándola a retroceder, una amapola silvestre cayó de las viejas y temblorosas manos de la anciana.

Sus miradas se cruzaron y ella no vio lástima o arrepentimiento en sus ojos.

- No hay bondad en ti, ni un gramo de empatía...

Y la voz antes desagradable y áspera fue cambiando poco a poco hasta tornarse tan femenina como autoritaria, las capas de vieja tela cayeron al suelo dejando ver la figura delicada de una doncella cuyas ropas se volvieron un bello vestido y su dedo dio justo en la frente del noble.

- No vales la pena joven - y nadie en este castillo le iba a dar una lección.

El grito del joven noble se escuchó en todo el lugar, con un eco que anunciaba el desastre junto a las lágrimas de los sirvientes pidiendo perdón por lo hecho por su amo.

Pero la mujer no escuchó las razones de nadie.

Sujetó la maldición a la delicada amapola silvestre que antes había sido su ofrenda conjurando las palabras que atormentaron a la bestia cada día de su existencia.

"La verdadera belleza está en el corazón, no en la apariencia. Y ahora deberás esperar a que exista alguna persona que logre sacar lo que en ti no existe, amor"

Y la hechicera recitó las palabras:

"Sí logras amar a alguien y este te ama también, el hechizo terminará, sino, quedarás así para siempre"

『✧✦✧』

Borja Luzuriaga cerró el libro de golpe, aunque adora mucho las historias de cuentos de hadas, con príncipes y hechizos esta suena muy conveniente. Que justo él de toda la gente que vivía en el pueblo haya llegado a este castillo para salvar a su padre, justo en el palacio donde se oculta una bestia bajo las mismas circunstancias que en esta historia era demasiado casual.

Claro, si leyera esto mismo hace días antes de llegar para intercambiar sitio con su padre encerrado en las celdas frías del palacio, le habría parecido una premisa maravillosa de crecimiento de personaje, pero ahora que está justo en esta situación pues, todo es un poco extraño.

¿Amar a tu captor? A quien encerró a su padre, a quién no le dejo despedirse, quién solo le ha estado gritando durante días por no cumplir sus caprichos estúpidos de pasar tiempo juntos cuando, el estar cerca de él le daba calor y miedo. Jamás, él jamás podría amarlo.

Sólo está ahí, sobreviviendo por la amabilidad de los sirvientes atrapados en el castillo, nada más.

Espera que su padre esté bien, que le deje estar aquí sin entrar en problemas y ya.

Si de todas formas, lo único bueno en su vida era su padre.

- Deberías darle una oportunidad al amo -. Murmura su armario. Borja se niega haciendo una mueca de disgusto.

La pequeña taza de té le mira desde el escritorio tratando de abogar por su amo, en su inocencia no capta las capas que hay entre tratar de romper un hechizo y ser capturado, encarcelado y apartado de todo lo que conoces, solo ve lo que alcanza con sus ojos.

- Seguro que el amo ha hecho algo bueno por ti Luzu...

- Ser una persona decente no es para premiar -. Le pasa a hablar demasiado duro y de inmediato su expresión cambió. - Lo siento, intentaré pesar el algo...

Aunque lo hace más para contentar a la tacita que para sí mismo, en verdad está harto de salir a escondidas para ver un poco del cielo que desde la ventana no se ve demasiado. Su mente pasa primero por los gritos, los rugidos que le salen cuando se enoja, con la mirada de miedo que tiene el otro cada que sus miradas conectan y algo no cuadra ¿por qué le teme? Cuando quien es un ser de lava y fuego es él.

Ni siquiera sabe su nombre, todos le llaman amo y Borja sólo le ha llamado bestia. Eso hace que se sienta mal, incluso él merece ser llamado por su nombre.

- Me gustó la vez en que todos cantaron para cenar, aunque en cuanto apareció él nos tuvimos que ir...

- Al amo le gusta la música, solo... tal vez no le gustó no ser invitado ¿no crees?

Borja suspira, la tacita tiene un punto interesante.

- Supongo...

Tal vez esta noche si baje a cenar.

『✧✦✧』

Guillermo no tenía demasiado que hacer en su día a día.

Tomar té en las mañanas mientras leía un libro aburrido, esperar a el show divertido del niñato ese de ojos rojos que tenía a la mitad del pueblo encantado y a la otra hablando a sus espaldas por la rareza, junto al otro imbécil que siempre está tratando de hablarle.

Pero siempre termina volteando a verlo.

Es gracioso.

Pero lo que no espero es que a cinco días en que el padre del niñato haya partido de viaje ver como mucha gente del pueblo estaban yendo a la cabaña de ellos, y claro, el imbécil de bonitos ojos violeta encabezaba la fila con un traje de bodas.

Una orquesta le seguía y era la perfecta imagen del desastre.

Cuando llegó logró ver perfectamente como alardeaba de casarse con el joven Borja, como la gente le aplaudía y le seguía el ritmo como las moscas a la miel aunque sea una trampa.

Pero no podía perder su vista de todo el show que montaba Samuel de Luque, adorable a su manera.

La risa fue instantánea cuando le vio caer directamente al charco de lodo junto a los cerdos, cuando empujó a su compañero de tonterías y lame botas profesional, saliendo del terreno completamente hecho una furia, no sin antes gritarse a sí mismo.

- ¡Me casaré con Borja, de eso no hay duda alguna!

Y Guillermo pensó, que por primera vez en mucho tiempo, tenía interés en otra persona del pueblo.

¿Qué estaría dispuesto a hacer De Luque para conseguir la mano en matrimonio de Borja?

Le interesa mucho. Por eso le siguió esa tarde hasta el bar de mala muerte al que siempre va a buscar atención y consuelo de las chicas que le miran como el esposo trofeo. Esperó a que se tomara su primera cerveza de un solo trago para acercarse a él con una copa de wiski entre sus dedos finos y largos.

- Parece que necesitas ayuda.

Samuel levanta la mirada y se sobresalta en su sitio al escucharlo. Hace una mueca no queriendo contar su mayor desgracia vivida pero, joder, necesita desahogarse.

- Tal vez...

- Te escucho~

Y la platica comenzó con otra ronda de cerveza para Samuel y otra de whisky en las rocas para Guillermo, justo en el momento en que la intromisión de uno de los desaparecidos, el padre de Borja.

Un loco entró al bar, y selló el plan que a penas se estaba formando en la mente de Samuel y Guillermo.

Iba a haber boda al final de este mes, eso era seguro.

『✧✦✧』

Después pudo pensar en algo, Borja logró encontrar un detalle que puede reconocer como bondad de parte de la bestia, cuando se presentó con su nombre, por que se la pasó llamándolo "cosa" en todo momento y él molesto demasiado.

- No soy cosa, tengo nombre-.Le detiene en medio del pasillo, han intentado comer juntos y fue un desastre, no puede estar tranquilo a su lado.

Constantemente mira a las ventanas y ha intentado escapar un par de veces detenido por los guardias.

- Y no me lo has dicho ¿Cómo se supone que lo sepa, eh? Cosa - Le repite el otro, aunque normalmente su cuerpo es de lava y genera calor por sí mismo ahora cuando está molesto se vuelve frío como una roca, no fluye su lava.

- B-Borja Luzuriaga... Aunque no me gusta demasiado -. Susurra más bajo lo último. Casi sintiéndose estúpido por ello, ¿Para qué le contaba esas cosas a su captor?

El otro le mira, entre sus ojos amarillos brillantes aparece la respuesta y la dice como una obviedad en cuando los ojos rojos de Borja le miran con vergüenza.

- Cámbialo, aquí te llamarán como quieras...

Y continúa su camino en el castillo hasta el cuarto que le dará para que se quede por el resto de sus días. Borja no se cuestiona demasiado, su mente se pierde en pensar como quiere ser llamado a partir de ahora, en elegir algo frente a su destino inminente de ser un prisionero.

Esa noche piensa mucho, en todo, en su padre, en su pueblo, en su nombre y finalmente se duerme pensando en su captor.

Al día siguiente se presentó a sus muebles parlantes como "Luzu" y todo el mundo estuvo de acuerdo, incluso cuando Bestia le gritaba usaba ese nuevo nombre, cosa que le hacía sentir algo mejor.

Pero no le gustan los gritos. Y para devolvérselos necesita saber su nombre.

『✧✦✧』

-¿Desaparecido?

- Seguro huyó...

- Ese era muy raro, la verdad no me sorprende...

Los rumores corrieron rápido después de eso.

La visita desafortunada del padre de Borja al bar hace varias noches solo hizo que se agrandara la historia. Una bestia de lava era imposible se viera donde se viera, que su querido hijo haya sido capturado por ella cuando por las condiciones en que vivían, siempre siendo el hazmerreir del pueblo es mucho más probable que huyera a otro pueblo en cuanto tuvo oportunidad es más preciso.

Esperable, muchos huían del pueblo, sin protección más que de sus habitantes no había mucho futuro.

Pero Merlon se negaba a creer que su querido hijo hubiera huido.

Ellos deben seguir viviendo en esa pequeña casita con su granja, ahí han vivido toda la vida.

Borja no era de esos que huían.

Su pequeño Borja no.

Samuel golpeó la pared del bar hasta hacerle un hoyo, aquellos rumores solo hacían que su plan junto a Guillermo se fueran a la mierda, necesitaban que Borja volviera, necesitan que esté presente para amenazarlo con encerrar a su padre en un psiquiátrico.

Está desquiciado, solo falta que él vea esto.

¿Pero si huyó? Todo el tiempo que ganó planeando esto junto a Guillermo, en el que pudo apreciar sus bellos ojos como esmeraldas, había sido una... Perdida.

Aunque los mejores momentos de su vida en compañía de otro fueron a su lado, pero Guillermo no es el premio que quiere Samuel, el quiere que esos ojos rojos le vean como el centro del mundo, al igual que el resto.

Guillermo jamás haría eso, pero Borja tiene qué.

- No desesperes Samuel, él jamás dejaría a su padre a su suerte, volverá

- ¿Cómo sabes?

- Por que es muy simple. Borja es muy predecible.

Y por algún motivo eso calmó la rabia de Samuel de Luque.

Su padre y el padre de su padre fueron parte de la armada de la corona, su esposo también lo es, toda su vida el joven Samuel de Luque, creció mirando lo grandes que fueron los hombres en su familia y él está destinado a eso, a ser alguien como ellos.

Maravillado con las armaduras, las medallas, los trofeos obtenidos en los festivales del pueblo, y sobre todo el amor y admiración del pueblo entero le hizo saber desde pequeño que quería todo eso, todo.

La fama, los aplausos, los premios, las joyas... cada bella perla, los rubíes y zafiros, los diamantes le dejan maravillado, el reflejo de sus ojos violetas en aquellas piedras preciosas fueron su mayor motivación para seguir adelante, para aguantar casa golpe de su padre para hacerlo más fuerte, para ser la bestia que proteja a la corona.

Aunque la corona los tiene olvidados.

Y a Samuel nunca le ha importado servir a la corona. Sólo quiere mantener el nombre de su familia por lo alto, y las riquezas crezcan, proteger el legado de su familia para enorgullecer a su madre y su padre.

Por eso busca los mejores premios, los trofeos, y a las joyas más preciosas, por eso necesita tener a los ojos de Borja mirándole, aquellos rubíes debían verlo a él.

Sabe que no puede tener al par de esmeraldas de Guillermo mirándole de es amanera, por que de su parte solo siente la más pura indiferencia viniendo de su mirada.

Y aunque los escalofríos que le llegan cada vez que cruzan palabras son algo que no sabía le fascinan no es un trato digno de un De Luque. Es Samuel quien debe dar esos escalofríos en las jóvenes doncellas, no que le provoquen a él.

Guillermo tiene la mirada de una bestia que Samuel quiere cazar.

『✧✦✧』

Luzu volvió a pararse en la puerta del ala oeste donde esta escondido Bestia y recalca el escondido por que desde que le arruinó una cena hace días no le ha pedido absolutamente nada, mucho menos escuchó sus agradecimientos por dejarle ponerse un nombre que le acomode, o la ropa que pidió confeccionar, mucho menos por la biblioteca de la cual le dejó la llave en su cuarto una noche como disculpa por gruñir en otra cena.

Y Luzu está muy frustrado.

Quiere disculparse, pero también regañarlo por gritarle de nuevo, y quiere saber su nombre, y agradecerle por las cosas, aunque pocas, que ha hecho por él.

¡Pero el desgraciado no sale de ahí!

- ¡B-Bestia! Ya sal, tenemos que hablar.

Y no se oye nada.

- Venga, sé que estás ahí al menos gruñe.

De nuevo, ni un sólo sonido.

- Rompe algo, rasguña una pared... Sólo respóndeme.

El por favor sale tan bajo que duda mucho se haya oído. Toca la puerta de madera algo carbonizada con la palma de su mano y suspira frustrado, de pronto extraña oírle gruir por los pasillos, al menos eso le dice que no está solo.

Una silla se arrastra al otro lado de la puerta, como una respuesta, o eso quiere interpretar Luzu, cosa que le alegra.

Bestia le oye. Alguien le oye.

- Tú nombre... dime como te llamas.

Espera impaciente, sentándose en el suelo aun tocando la puerta, puede sentir el calor emanando de Bestia.

- Raúl...

A penas se oye, pero Luzu está lo suficientemente cerca como para lograrlo.

- ¿Un apodo?

- Me dicen Amo ¿Eso es un apodo?

Luzu ríe, y es la primera risa que Raúl escucha en mucho tiempo de una persona.

- Para nada...

- Entonces solo Bestia.

- No te voy a decir así.

- ¿Por qué no? Ya lo haces, todos lo piensan.

Lo sabe, su carácter, su apariencia, todo lo que le rodea, es una bestia en todo el sentido de la palabra.

- No quiero... Te diré de otra forma.

Raúl sonríe. La conversación es tan banal que no cree que realmente esté sucediendo. Aunque le gusta.

Ser tratado como alguien y no como un algo es tan bonito.

- Auron...

Algo dentro de Raúl se acelera cuando le dice así. Y hasta suelta una pequeña risa.

- ¿Te gusta? Auron - Repite y vuelve a hacerlo oyendo de nuevo aquella risa bajita y avergonzada del otro lado. - Así te diré, tu dime Luzu.

- Un gusto Luzu, soy Auron.

『✧✦✧』

No sabe en qué momento le pareció buena idea dejarse cubrir los ojos por los sirvientes y seguir la voz de Auron por el pasillo. Está emocionado y le dan mil mariposas cuando este le dice Luzu una y otra vez contándole que le tiene una sorpresa.

Las comidas son mejores, más cómodas y graciosas, es divertido ver como trata de comer sin quemar cosas. O como se cubre con una capa durante las salidas para poder ver a las aves en el jardín comiendo semillas que les dejan o bañándose en las fuentes.

- ¿Ya, Auron?

- Un momento Luzu.

Y ambos saben que no es necesario decir sus nombres, solo les gusta usarlos.

- Ahora..

Le quitan la venda de los ojos y frente al castaño hay una enorme biblioteca que parece llenar una salón de baile completo, estanterías con libros de todos los tamaños y colores se apilan y hasta hay pisos con espaleras para llegar a los más altos de todos.

- No puedo creerlo...

Luzu se cubre el rostro impresionado, mira cada libro y luego a Auron quien tiene las llamas encendidas de los nervios.

Aun le cuesta entender como es que no quema a menos que se sienta amenazado.

¿Es esto la confianza?

- ¿Te gusta?

- ¡Dioses, sí! Me encanta Auroncito.

Corre dentro del salón dando vueltas como un colibrí por todo el piso mirando hacia todas partes, ya le parecía que la biblioteca del señor en el pueblo tenía muchos pero esto no tenía punto de comparación.

Auron permaneció en su sitio, grabando en su mente a fuego la sonrisa de felicidad de Luzu mientras recorre el lugar.

Adora verlo así, tan feliz, tan libre.

Y no se da cuenta cuando le tira del brazo para llevarlo a la mesa y leerle algo.

- Por favor, acompáñame.

- Siempre...

Las mejillas de Luzu se encienden pero nada se compara a las llamas de Auron lo que solo los hace reír, queriendo o no, Luzu escoge Romeo y Julieta para ser su primera lectura juntos y ninguno pone quejas a esto.

Y leer juntos se vuelve rutina, vienen siempre que pueden, a veces lee Luzu otras sólo Auron, algunas veces se turnan para hacer las voces y actuar algunas escenas.

Otras se quedan mirando el cielo por la ventana conversando de sus escenas favoritas toda la noche hasta caer dormidos en el sofá.

Y ambos se sienten seguros cuando sus manos se encuentran en medio de las platicas o el sueño.

Hace un tiempo que ya no se pregunta por qué Luzu no se quema ante el contacto.

『✧✦✧』

El brillo de la bella amapola resguardada por el cristal era lo único que iluminaba su rostro, pero no hacía el contraste que desearía.

Su cuerpo hecho de lava le daba ya suficiente iluminación por sí misma, una que odia, una que preferiría apagar pero sabe que el agua no sirve, intentó muchas maneras pero, la maldición de aquella maldita bruja le daba también la incapacidad de matarse a sí mismo.

Se regenera su cuerpo, y no tiene el valor suficiente como para lanzarse por el acantilado, ya ha repasado el hechizo tantas veces en su mente que duda que ella le haya dejado una salida así.

No es tan compasiva si el rechazo de su flor silvestre le hizo maldecirlo a él junto a todo el palacio.

Raúl, que escomo recuerda es su nombre, mira atento los pétalos rojos como la sangre que corría por sus venas antes del maldito día, pero ahora le vienen otros recuerdos.

Sus ojos, los de Luzu son del mismo color.

Puede ver la belleza en comparar ambos.

Estaba tan sumido en esos pensamientos que no logra oír como se acercan por detrás unos pasos calmados. Luzu se le ha metido la idea de preguntar, en un intento de igualar su situación, y para poder poner una advertencia, no dejaba que los murmullos constantes del pueblo le bajasen los ánimos ni las constantes comparaciones con una "mujer" a pesar de él ser un hombre le afectaran.

Al menos aprendió a no hacerlo.

Es por eso que no va a dejar que esta bestia le llame grite como quiera.

Al igual que sus cuentos favoritos, el elige luchar contra la adversidad.

El cuarto es un desastre pero la cálida llama que emana el cuerpo de quien reconoce como la bestia le incita a acercarse, con cuidado, con cautela hasta que su voz sale como un hilo de dudas.

"No entres a ese cuarto, no vayas a ese piso, está prohibido"

Oh pero decirle es a alguien cuya curiosidad es lo que lo ha mantenido cuerdo es tan cruel.

-O-Oye...

Y esa simple palabra junto a su mano estirada hasta casi tocar su hombro es lo que advierte a la bestia: Raúl gruñe igual que un animal. y sus flamas se van apagando, se vuelve roca volcánica al rojo vivo, pero sin fundirse como la lava. Sus ojos son tan brillantes que paralizan el cuerpo de Luzu, quien cae al suelo del miedo.

Tiembla al igual que su padre cuando vio por primera vez a Raúl, como cada persona que le mira más de dos segundos en ese estado.

Está aterrado.

A Raúl le hierve la sangre, todo está empeorando y no puede detener sus gritos empujando de paso los muebles hasta derretir el metal que los cubre.

- ¡Te dije que no vinieras! -Vocifera con rabia, ve a Luzu levantarse con cuidado, como si tuviera delante a un lobo hambriento, con ganas de matar - ¿Qué mierda haces aquí?

- Yo solo...

- ¡Vete!

- E-Espera...

- ¡VETE!

Y tal cual le gritó, vio la espalda ancha de Luzu correr hacia la puerta, con las piernas temblando y a punto de llorar del miedo.

Este era el final para él.

Para todos.

Y a la frágil amapola se le cayó un pétalo. Solo quedando uno en su tallo, sujetando la vida de la bestia a ella.

『✧✦✧』

A diferencia del castillo cuyo paisaje era brevemente rodeado por algunos arbustos secos, fuera de este todo eran ramas gruesas, todo era oscuro, todo era tierra seca y hojas rotas, incluso basura rodeaba el sitio.

Luzu corría entre el bosque con una capucha cubriéndole el rostro para protegerse de lo que sea pero su sentido de la orientación le fallaba demasiado, el temor de lo que vio en los gritos de Bestia solo le decían que corriera.

Que se alejase lo más que pudiera de ahí.

Rápido, debía volver con su pueblo, debía ir con su padre debía...

- Eso... - Lloriquea para sí mismo al tiempo que cae cerca de un rio, necesita concentrarse el volver - Sam... ¡Samuel! él puede...

Por qué si alguien que puede matar a una bestia es otra. Y los gruñidos volvieron a encerrarlo, a paralizarlo del miedo.

¿Era Auron? Vino por él, por huir.

¿Pero que hace? El miedo lo invadió, seguro que si le habla entenderá, solo se asustó por un momento. Los gritos no le gustan.

- ¿L-Lobos?

Aquellas bestias no eran ni de cerca la imagen que tiene de Auron, son peludos, cae saliva infectada de sus bocas en vez de lava.

Son bestias, pero no son su Bestia.

¿Acaba de...?

El mordisco de uno en la rama que sostiene para defenderse le hace gritar y azotar el palo hacia los lados como amenaza. ¿Por qué demonios corrió hacia la nada? Debió esperar a la mañana, al amanecer aunque sea, a penas puede distinguir a los animales de los troncos por la poca luz que tiene.

Va a morir ¿verdad?

- ¡Borja!

Es la voz de su padre.

A su lado, más personas corren hacia él, esta a salvo ahora.

- ¡Papá!

Los lobos huyen en cuanto escuchan los disparos cerca, provenientes del arma de Samuel.

Siente un alivio enorme de ver gente real cerca suyo, por fin, por fin no más muebles parlantes, no más salas enormes y vacías, no más Auron.

¿O debería decir... Bestia? Parecía el final... ¿Por qué esta tan triste con esa idea?

- ¡Luzu!

Escucha su apodo gritarse desde lejos, tiembla peor ya no de miedo, si ellos le ven ¿Qué harán?

- No...

Su padre toma el arma y busca entre los arboles gruesos la luz que sabe emana el monstruo que capturó a su querido hijo.

- E-Espera...

Susurra Borja levantando la mano, un grupo de aldeanos se acerca a ayudarle a ponerse de pie. Pero sus ojos rojos buscan la mirada de su padre para que se detenga.

Le va a disparar.

Y él no quiere eso.

- ¡Luzu! ¿Estás...?

- ¡No vengas!

No debe, si le ven lo van a herir, no le conocen como él, no van a preguntar nada antes de apretar el gatillo.

El cuerpo incendiado de Auron aparece entre los arboles sin quemar nada, parece una fogata enorme pero solo Luzu nota su expresión de preocupación al no verlo. El resto solo ven a un monstruo.

Su padre grita al volver a verlo, el resto de gente se altera y toman sus armas comenzando a disparar sin piedad, las balas se derriten en su cuerpo pero el ruido le altera y le asusta, volviendo su cuerpo.

- ¡Corre!

Y sólo una persona nota que ese grito desesperado no es para las personas del pueblo, ni siquiera para su padre.

Guillermo puede ver claramente como sus ojos rojos van directamente a la bestia de fuego que huye de ellos entre los arboles hasta lo profundo del bosque.

Ah, esa mirada de preocupación, aquella forma en que le brillan los ojos es una clara señal de que algo estaba floreciendo.

Amor.

Auron llegó a rastras a las puertas de su castillo, eran más balas de las que su cuerpo podía soportar hasta regenerarse por completo, y está muy cansado, los ruidos de disparos le dañan los oídos.

Sus sirvientes corrieron a ayudarle en cuanto le vieron acercarse, preguntando por Luzu.

- Está... Bien.

- Pero amo, ¿Por qué no está...?

- Ahora está con su padre...

Ellos se miraron entre sí preocupados. ¿Cómo podían tomarse aquellas palabras? Significaba que él no volverá ¿o...?

Qué pasaría ahora con la maldición, sólo quedaba un pétalo en la amapola.

『✧✦✧』

Después de esa noche, Luzu no volvió a oír a nadie llamarlo de esa manera, su padre volvió a decirle Borja, el pueblo entero le decía de aquella manera y él, no podía reunir el valor de contradecirlos.

Todos le miraban con lástima, igual que los sirvientes a Auron.

Atrapado ahora en su propia casa, con vigilantes y la presencia constante de Samuel y Guillermo quienes decían querer cuidarlo de la bestia, se pasó las tardes soñando despierto.

Está preocupado, no sabe que le hicieron esas balas, pero en su mente se repite la imagen de Auron buscando alguna forma de llevárselo con él.

¿Lo peor?

Luzu quiere volver.

Allá era mucho más libre que en su propia casa.

Con Auron tenía el valor de decirle que no, de regañarlo cuando no le gustaba algo, los sirvientes le preguntaban sobre sus gustos, allá reía más veces que en su propia casa.

Aquí no quiere ni salir a la ventana, su padre solo le agradece una y otra vez a Samuel por acompañarlo, por salvar a su querido hijo, a lo único que le queda de su querida esposa.

Luzu odia escuchar eso.

Solo quiere correr de vuelta al bosque con Auron.

- Pareces triste.

Luzu se sobresalta, cae de sus manos los granos para darle de comer a las gallinas, sin darse cuenta de que cerca suyo estaba Guillermo. Su sonrisa parece de todo menos amistosa.

- Sólo estoy cansado.

- Ya veo... ¿Me dejas adivinar?

El otro le mira confundido pero asiente.

- Esa cosa de fuego... ¿Quieres verlo?

Luzu quiere corregirle, no es una cosa, es Auron, es una persona maldecida, es su...

- N-No...

- Oh que malo eres mintiendo.

Guillermo saca de su bolso un espejo del cual salen pequeños destellos tan bonitos como sus ojos e igual de fríos.

- Aquí puedes verlo.

Las manos de Luzu se mueven inmediatamente al espejo, desesperado por volver a ver los bonitos y cálidos ojos de Auron que le miraron mientras le escuchaba contaba alguna historia.

Pero la mano de Guillermo alejó el espejo, y apareció una sonrisa.

- Oh, así que sí lo extrañas - Su risa es instantánea, lo que solo le da escalofríos a Luzu.

- ¡Dame eso! - Le grita, aun le teme pero necesita verlo.

- No puedo Borja, aun no es momento de que veas la sorpresa~

- ¿Sorpresa?

La sonrisa que tiene Guillermo no le agrada, no es amable, para nada. Luzu le teme a esa sonrisa.

Por la ventana del granero Luzu puede ver una llamarada saliendo de entre el bosque y puede jurara que es en esa dirección en la que queda el castillo. Abre los ojos de la impresión y corre fuera con el corazón en la boca, no puede creer lo que está viendo.

No, Auron no puede...

- ¿Creíste que no haríamos nada al descubrir que había una bestia de lava secuestrando gente, Borja?

Guillermo se acerca detrás de él con el espejo entre sus manos, jugando con él muy tranquilo, solo por el placer de darle la sorpresa personalmente.

- No... - susurra, sus piernas ceden y cae el suelo cubriéndose la boca, el fuego es enorme, parece que se está comiendo una montaña. Pero no es tan vivo como que de Auron, incluso a la distancia puede reconocerlo.

- ¿De verdad tomaste tu papel de doncella en apuros y te quedaste esperando a que alguien te salvara? - Guillermo vuelve a reírse y se mira en el espejo.

Vaya final de mierda.

- ¡Déjame verlo!

De pronto tiene a Luzu encima robándole el espejo de las manos y corriendo para comprobar que su querida bestia no estaba perdida entre las llamas. Es de fuego ¿No? Debería vivir.

- ¡Enséñame a Auroncito! - Le grita al espejo y este pronto muestra una imagen distorsionada, hay una espada atravesando el pecho de Auron, aunque se está derritiendo, esas cosas no pueden hacerle daño, hasta que el espejo muestra los pasos de Samuel acercándose a una flor marchita sobre la mesa.

Una amapola deshojada.

- ¿Te enamoraste de la bestia, Borja?

Guillermo se levanta del suelo y solo ríe al ver como Borja se aferra al espejo, como las lágrimas caen de sus bellos y opacos ojos rojos, como sus parpados se hinchan y como todo su rostro parece desconsolado.

- ¡Cállate! - Grita con todas sus fuerzas, sin creer lo que acaba de ver por ese espejo - ¡Soy Luzu!

Y recién tiene el valor de gritarlo, de decir como quiere ser llamado, del apodo que le puso su querido Auroncito.

- Ah, pero ¿De qué sirvió ese amor? No lo salvaste...

- ¡Cállate, cállate!

- El amor no es tan fuerte para salvar a una bestia de mierda...

Pronto el espejo se rompe, Luzu lo estrelló contra el rostro de Guillermo con todas sus fuerzas hasta que los fragmentos quedaron incrustados en su rostro, lo siguiente que se oye es el grito de Guillermo del puro dolor.

Otros escucharon el grito, corrieron preocupados y todo empeoró.

El espejo roto aun mostraba el cuerpo apagándose de Auron en el suelo de un castillo en llamas, a las flores alrededor incendiándose y los pasos de Samuel corriendo para escapar del fuego.

Podías verlo hasta en el rostro de Guillermo, quién yacía desmayado en el suelo inconsciente.

El padre de Borja grita su nombre y lo zarandea esperando a que responda pero nada funciona, solo oye como susurra una palabra una y otra vez.

- Auron.

『✧✦✧』

El pueblo despierta una mañana más, después de haberse liberado de la bestia que asechaba en su castillo maldito, del cual cualquiera que visitara se volvía loco por completo.

El Gran Samuel de Luque volvió a salvar al pueblo de una amenaza, incluso sin la necesidad de la corona cerca, liberó a todos de un castillo embrujado él solo, lástima que no pudo salvar a las victimas de aquella bestia.

Padre e hijo terminaron mal, uno muriendo de la tristeza por ver al otro enloquecer de ira.

Borja Luzuriaga, aquel joven de bellos ojos rojos quedó a cargo de la familia De Luque. Bajo la custodia del único hombre que se atrevió a cuidar de un demente y posible asesino del hijo único de la familia Díaz.

No volvió a hablar, no respondía a ningún nombre. Sólo contaba historias extrañas acerca de una doncella que logró salvar a una bestia de una maldición, tratando de hacerles creer que el amor salvaba vidas.

Fue encerrado para su protección, y solo susurraba nombres de alguien quién jamás existió.

- El pueblo nunca olvidó la valentía de aquellos que fueron a exterminar a aquel malvado... - Hace una pausa, pensando en lo que dirá mientras escribe en un libro -¿Cómo era? ¿Una bestia? ¿Lava?

La persona a la que le habla solo mira al suelo.

- Un malvado noble seguramente, y ¿Secuestró a alguien? Ah, sí, a una doncella, y vino un príncipe y la rescató.

Quién escribe sigue hablando a solas, sabe de sobra que el otro no va a contestar. No a menos que le diga de esa manera.

- ¿Eran así los cuentos verdad? Luzu.

- Por favor, déjame...

- Pero estas tan solo aquí, ¿No te agrada mi compañía? Mañana será tu boda

Luzu se queja, removiéndose a penas sobre la cama donde está amarrado, las cadenas duelen.

- Soñar, al menos déjame eso, es lo único que me queda... - Comienza a llorar en su sitio, no quiere oír más veces esa historia, es todo mentira, cada palabra, nadie salvó a nadie, nadie rescató a nadie.

Perdió a lo único que le dio un lugar donde expresarse y solo desea que dejen de manchar su memoria.

Auron merecía más, merecía ser salvado. Merecía un final feliz.

Luzu quería dárselo.

- Había una vez... - Comienza a hablar de nuevo Guillermo. Releyendo la historia modificada del único escape que tuvo Luzu.

Esto por haberle destrozado la mitad de la cara con su preciado espejo que le arrebató a una bruja hace años.

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