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Día Nublado

Una brisa demasiado fría para el gusto de la morena y un par de nubes oscuras juntándose sobre su cabeza fueron la señal que necesitaba para darse cuenta de que pronto llovería, que su bus se había atrasado y que terminaría mojada por la lluvia todo por no llevar su paraguas esa mañana.

Al menos aquello tendría una buena ventaja, un resfriado de un par de días que la liberaría de la escuela, o es lo que estaba empezando a desear, pasarse dos días metida en su cómoda cama, durmiendo o jugando algún videojuego.

Pero todos sus sueños hermosos se fueron por el desagüe cuando aquella voz se escuchó proveniente del Mercedes Benz blanco que se estacionó frente a ella.

Ella no era tonta, sabia perfectamente a quien pertenecía ese auto, envidiado y deseado por todos, el auto de Minatozaki Sana, la chica que menos soportaba, la misma chica con la que esa mañana había tenido un singular encuentro.

¿Necesitas transporte? — Preguntó la japonesa como si la situación en la mente de Tzuyu no fuera un enredo ya, sacándola de sus pensamientos solo para dejarle ver aquella engreída pero hermosa sonrisa de la que era poseedora.

Y de pronto se pregunto cuantos corazones había roto esa chica solo con su cautivadora sonrisa. — No es tu problema niña pelirroja. — Respondió la morena cruzándose de brazos volteando en otra dirección para no quedarse viendo como boba la sonrisa que la mayor le ofrecía.

Pero Sana parecía no tener deseos de compadecerse de su corazón acelerado o sus nervios, pues dejo de atacarla con su sonrisa solo para reír suavemente sin ninguna intensión de aceptar una negativa. — Soy mayor que tu ¿Lo sabes no? — Bromeó empeorando el estado avergonzado de la menor, que por suerte pudo esconderlo bien con su expresión seria y sus brazos cruzados sobre su pecho levantando una de sus cejas.

— ¿Y quieres que te llame Unnie? — Una sonrisa burlona apareció en su rostro, y aunque se sintió bien bromear de vuelta con la mayor, ni siquiera eso logro calmar sus nervios, que a este punto ya no sabía si eran por el atraso de su transporte o por la chica frente a ella.

Y Sana no se quedo atrás, por supuesto que debió suponer que no lo haría, era Sana después de todo. — Preferiría que me llamaras amor pero.... — Soltó de golpe sin ningún gramo de temblor en su voz, dejando a la morena sin ninguna opción de respuesta, con el sonido ensordecedor de su propio corazón en sus oídos. — De acuerdo, lo lamento, solo... La escuchó decir entre risas.

No tenía idea de porque esta chica tenía el descaro de decirle aquellas cosas con tanta familiaridad pero no le agradaba para nada el efecto que tenía en ella.

«Ignorala, es solo Minatozaki» se repetía en su mente tomando el puente de su nariz suspirando para tratar de calmar sus latidos, pero una vez más aquella voz volvió a escucharse.

¿Estas segura que no deseas que te lleve? Parece que esta por llover. — Dijo la mayor observando el cielo a través de su parabrisas, y Tzuyu la imitó encontrándose con un panorama menos alentador que hace algunos minutos, estaba a punto de llover y ninguna señal de su bus.

Era un escenario para nada bueno desde donde lo viera, pues si se quedaba se mojaría y era muy probable que terminara con un resfriado, pero si su única solución era subir al auto de Minatozaki Sana, la primera opción era una maravilla.

— ¿Dejar que me lleves a mi casa? — Cuestionó como si aquello fuera un hecho de total traición a la humanidad. — ¿Estas loca? — Río sin gracia alguna volviendo a cruzarse de brazos.

— ¿Que tiene eso de malo? — Preguntó la japonesa de nuevo encogiéndose de hombros, realmente no tenía problemas en llevar a la morena, no es como si tuviera algo mas interesante que hacer después de todo, ya que sus hermanas no estaban en casa. — Es lo menos que haría por quien me salvo de ser suspendida esta mañana. — Sacó a relucir el tema mostrándose demasiado tranquila para el bien de la menor, sonriendo de una forma que la dejó sin palabras.

Pues Tzuyu ya había visto sonreír a aquella chica muchas veces, y no es que fuera una experta en ella, pero quizá si le prestaba la atención suficiente como para saber que aquella sonrisa era sincera, una que la pelirroja solo le dedicaba a sus hermanas en pocas ocasiones.

Y eso bastó para que sus mejillas se sonrojaron al recordar como mintió diciendo que había sido ella quien había retrasado a la mayor sin entender por que, para que el profesor no la suspendiera.

No creo que eso sea buena idea. — Murmuró no muy convencida de sus propias palabras, pero dándose cuenta de que solo tenía dos opciones, esperar bajo la lluvia por un transporte que de seguro no llegaría en la siguiente media hora, el tiempo suficiente para terminar empapada, o subir al auto de la chica que parecía una modelo con su brazo posado en el volante mirándola con una hermosa sonrisa en su rostro en ese mismo momento.

Definitivamente la segunda era la mejor opción en todos los universos ¿Quien no querría viajar en el auto de Sana?

— ¿Porque no? — No acostumbraba quedarse demasiado tiempo perdida en sus pensamientos, de echo aunque era algo tímida, siempre se esforzaba por mantenerse lo suficientemente atenta a lo que ocurría a su alrededor, pero era seguro que no siempre estaba bajo aquella mirada gris azul que poseía un hipnotizante y travieso brillo en ella.

Sin embargo, ella era mas fuerte que eso, o es lo que se repetía una y otra vez en su mente. — No dejaré que sepas donde vivo, podrías subir tu nivel de acoso y no gracias. — Señaló el hecho con total convicción y juraría que casi pudo escuchar como la contraria suspiraba.

Sana lo único que buscaba era ser buena con la castaña, agradecerle por lo que hizo por ella sin razón aparente, devolverle el favor salvándola de un baño seguro en la lluvia, pero no entendía su actitud, aunque eso no la desmotivó a seguir intentando. — ¿Entonces prefieres quedarte bajo la lluvia? — Cuestionó sonriendo sin burla, siempre sonriendo y mirándola con mas serenidad, debía usar todas sus armas si quería lograrlo. — Vamos, no será tan malo. — Agregó mordiéndose la lengua para no soltar el “Yo no muerdo” que se quedo preso en su garganta.

Tzuyu estaba lista para negarse, por supuesto que tenía las palabras perfectas para deshacerse de la mayor en un parpadeo.

De no ser por las gotas que cayeron sobre ella y que anunciaban con ser solo las primera de aquella torrente lista para caer del cielo en cualquier momento, mismas que llegaron acompañadas de un trueno que terminó de dejarla sin mas opción que terminar al lado de la pelirroja poniéndose el cinturón de seguridad antes de volver a hablar. — Como se te ocurra aparecerte en mi casa después de hoy te...

— Si, si lo que diga la niña más intimidante de la escuela. — La interrumpió esta haciendo rugir el motor cuando arrancó el vehículo dejando atrás la parada de buses.

No sabía como esconder su alegría, pues estaba mas que segura de que el universo estaba a su favor desde que despertó esa mañana, pues su día había empezado de la forma más hermosa que había imaginado, con la menor salvándola de detención, con su hermoso rostro en toda su clase y el almuerzo con sus hermanas y sus novias, y ahora con la chica viajando en su auto, aunque pareciera estar allí en contra de su voluntad, aunque pareciera odiarla.

No molestes. — La escuchó decir notando de reojo como esta fruncía el ceño y se cruzaba de brazos, en serio parecía que no soportaba su mas mera presencia pero aquello solo hizo sonreír a Sana, que negó mordiendo su labio, convencida de que nada podría arruinar su día y menos la chica que lo alegraba sin demasiado esfuerzo.

Lo siento pero no puedo evitarlo. Confesó con su mano sobre la palanca de cambios, deseando con todas sus fuerzas el que aquello no fuera un sueño. — Estoy llevando a la niña mas bonita a su casa, eso tengo que disfrutarlo. — Volvió a hablar y Tzuyu agradeció que la mirada contraria no estuviera posada en ella, pues se habría dado cuenta de como aquello logro sonrojarla levemente.

Un suspiro escapo de sus labios rogando porque llegaran pronto a su hogar pero parecía que el universo estaba en su contra pues el trafico estaba bastante lento, algo que era de esperarse con la lluvia que cada minuto solo aumentaba. — Sabía que esto era mala idea. — Murmuró, y realmente no esperaba ser escuchada, aunque estuviera a menos de un metro de la otra chica.

Sana por su parte detuvo el auto dirigiéndose por primera vez a mirarla desde que habían iniciado su recorrido. — ¿Ya te arrepientes? — Cuestionó y aunque trato de hacer que no sonara divertido, no lo logró, después de todo así era su personalidad, tan juguetona y coqueta que siempre terminaba dando las impresiones equivocadas a las personas, quizá por eso no todo el mundo era capaz de conocerla de verdad.

Jamas dije que estuviera de acuerdo. — Escuchó asintiendo despacio, optando por no incomodar a la menor encendiendo su reproductor con una canción que había estado bastante pegada en su cabeza los últimos días, ese grupo de 9 chicas era el grupo de la nación por algo.

El silencio que las envolvió para sorpresa de Sana no fue incomodo y pudo jurar que vio como la menor tarareaba la canción con disimulo, por lo que una nueva sonrisa creció en su rostro, al menos ahora sabia que tenían algo en común, lo que significaba un enorme logro tratándose de Zhou Tzuyu.

¡Oh! — Su pequeño y repentino jadeo sorprendió a la menor que se volteo a verla con una de sus cejas levantada sin darse cuenta de lo que estaba provocando en la mayor, esperaba que no saliera otra tontería de su boca pues juraba que ya no soportaba un segundo mas, pero por supuesto que el universo no la escucharía. — Parece que si te ibas a dar un buen baño en la lluvia. — Una sonrisa burlona acompañó su comentario y Tzuyu solo apretó su agarre sobre las correas de su mochila.

Aún puedo bajarme ¿Sabes? — Dijo luego de tomar una respiración profunda y calmarse un poco, solo para sentir como su vergüenza aumentaba al ver como la lluvia se intensificaba fuera del vehículo y la tonta de Minatozaki disfrutaba de su frustración.

— ¿Estas segura? — La escuchó decir queriendo poder borrarle esa sonrisa de satisfacción que no dejaba de aparecer una y otra vez en su rostro.

Pero no sabía si le molestaba mas ver aquella sonrisa, o el hecho de que no podía evitar que le gustase tanto.

Pesada. — Dijo rindiéndose finalmente para cruzarse de brazos de nuevo y voltear al lado opuesto de aquella odiosa sonrisa y su insufrible dueña, tan solo esperaba que aquello pasara pronto y no verla nunca más.

Si, eso deseaba, no volver a ver a Minatozaki en su vida.

Fue una pena que justo lo deseara el día que el universo parecía haber elegido hacer todo lo contrario.

¿Sorpresa?

Se que ya paso el #TzuyuDay pero eso no quita que pueda celebrarlo todavía ¿verdad?

Quería publicar esta mini-historia antes, pero no la tenía lista, se supone que sería un OS pero lo dividí para darles un poco mas de contenido so...

Es mi primera historia SaTzu como tal, espero les guste.

Saludos.

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