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013

capítulo dedicado a pansonsa
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Al llegar al departamento de Jimin, el omega le insistió al alfa para que pasase a este, puesto que no estaba del todo seguro en querer dejar ir al alfa en estas condiciones con el pequeño Soo.

Dejando Jimin al bebé en su habitación con cuidado para que descansara, tomó unas gasas y se las llevó consigo para curar los nudillos lastimados del alfa.

La situación había sido nueva para ambos, y no sabían que decir al respecto, más, sin embargo, el omega decidió hablar:

—Gracias por ayudarme. Te devolveré el dinero, ¿ok?

—No hace falta.

—Pero es tu dinero ganado.

—No fue nada, Park. Tengo suficiente.

Jimin rodó los ojos y dejando a un lado la mano del alfa, sacó efectivo de su billetera para meterlo en el bolsillo del pantalón de Jungkook, quien alzó una ceja en su dirección.

—Tú realmente eres terco.

—Y tú realmente eres testarudo —atacó de vuelta—. El dinero que ganas es para tu cachorro y tus estudios. No puedo permitir que lo desperdicies en ese bastardo. —Volvió a tomar la mano del alfa, para seguir curándole.

—No sé por qué sales con tipos como esos —dijo de pronto el alfa.

Jimin se encogió de hombros.

—Yo tampoco sé por qué lo hago, todos son iguales... Ninguno... ninguno es como tú.

Bien, lo había dicho.

«Ahora sobrevive a esto, Park», se dijo a sí mismo.

—¿Cómo yo? —inquirió Jungkook.

—Sí, eres tan diferente al resto de los alfa que han tratado conmigo. Es como si fueras escrito por una mujer que tuvo un amor prohibido y plasmó al hombre de sus sueños en papel.

Jungkook esbozó una sonrisa ante aquellas lindas palabras.

—Eso es lo más extraño que me han dicho, pero gracias.

El omega sonrió.

—En fin, me gusta hablar más contigo que con el resto. Eres distinto y eso... me gusta.

—Diría lo mismo, pero me a cosas —bromeó.

Jimin rio avergonzado y lo empujó suavemente, ambos se observaron unos largos minutos que parecieron eternos. Estaban solos en el sofá, observándose, como si estuvieran contemplando la obra de arte más preciosa de todos los tiempos. Entonces Jimin recordó las palabras de Jin, y no pudo evitar sonrojarse un poco.

Dar el primer paso...

Jimin era insistente, tanto con el mundo, como con él mismo, por lo que llenándose de valentía, se inclinó un poco hacia adelante, intentando acercarse más al alfa. Jungkook bajó la mirada a los labios del omega, causando un ligero revoltijo en el estómago de ambos. Jimin se fue acercando más, y más, y más. Jungkook lamió su labio inferior cuando el aroma del contrario se hizo presente en el aire; sin embargo, desvío su mirada antes de que ambas bocas se unieran.

Jimin quedó decepcionado, pero su lobo que ansiaba aquel contacto, no hizo más que bajar las orejas por el rechazo de quien ya había reconocido...

—Será mejor que me vaya.

—Puedes quedarte, es muy tarde, y Soo está dormido.

Jungkook no quería seguir aquí, porque sabía que se dejaría llevar por sus emociones; pues su alfa no quería más que acorralar al omega contra el sofá. Y eso lo arruinaría todo, por lo que no podía.

Pero conducir tan tarde tampoco era una idea factible; tenía que velar por la seguridad de su cachorro.

—Dormiré en el sofá —dijo, después de un silencio.

Jimin asintió.

—De acuerdo, si tienes hambre, hay cereal y comida en el refri.

—Está bien, comí algo en el café.

El omega sonrió medianamente, sin ganas.

—Vale, entonces que descanses.

—Tú igual, Jimin.

Jimin se colocó de pie con mucho pesar, y observó a Jungkook por última vez antes de regresar a su habitación. Jungkook se quitó los zapatos y se recostó del sillón con su mirada puesta en el techo. Y las millones de preguntas llegaron enseguida, pero más que todo dos eran las que más le atormentaban: ¿Qué le estaba pasando con Jimin? ¿Y por qué justo ahora?

[ ꗃ lightsbar: masked97 ♡ ]

Jimin despertó a primera hora cuando su alarma empezó a sonar en la mesita de noche. Se bañó a la velocidad de la luz y besó la frente del pequeño Soo cuando este abrió sus ojitos temprano y después volvió a dormir con tanta paz, sabiendo que estaba con el olor del omega.

Jimin comenzaba a sentirse encariñado con él, pese a saber que no debía hacerlo por diferentes motivos, pero no podía evitar ver al bebé y pensar que debía protegerle y al mismo tiempo que era hijo de la persona que le atraía.

Una locura.

Se dirigió a la cocina para preparar el desayuno mientras el alfa tomaba el baño prestado para ducharse. Jimin no tenía ningún problema con ello, pero seguía sintiéndose ligeramente nervioso con la presencia de Jungkook aquí. Más que todo después de anoche.

Si tan solo no se hubiera esquivado, quizás sus labios ya se hubiesen encontrado en una misma sintonía. Tenía tantas ganas de probar los labios de Jungkook, pero cada vez seguía pensando que era imposible esto, más que todo ahora.

Cuando el pelinegro salió del baño con una toalla envuelta en su cintura, lo primero que se le cruzó por la vista fue Jimin, quien cocinaba mientras tarareaba una canción. Se asomó por el marco de la puerta para observar al rubio, sonriendo con su manera tan inusual de cocinar. Jimin era adorable fuera de sus fetiches acosadores. A Jungkook le agradaba... Y a decir verdad... mucho.

Al Jimin girarse para dejar la olla en la cocina, sus ojos miraron a Jungkook casi desnudo en su cocina con una toalla cubriendo su entrepierna. El omega soltó un grito y dejó caer la olla en el lavabo, pero esta estaba caliente, quemando de este modo los dedos del rubio.

Jungkook se acercó para tomar su cintura cuando su cuerpo se desequilibró ante el susto, Jimin se aguantó de sus hombros y lo miró fijamente.

—¡Me has dado el peor susto de todos, Jeon! —se quejó.

—Lo siento, no pensé que te asustarías con mi rostro.

El omega bajó la mirada a sus pectorales enormes y definidos.

Tragó en seco.

—V-veo que haces mucho ejercicio.

—Me gusta hacer algo de ello cuando no estoy corto de tiempo o muriendo de sueño.

—Oh... ¿Y qué haces para ejercitarte? ¿Flexiones? —su voz salió en un pequeño hilito.

Jungkook infló su pecho, y se permitió suspirar la vainilla y sándalo que desprendía el omega.

—Solía hacer mucho cardio —dijo, sin más.

—¿Cardio...?

—Sí, pero ya no tengo con quién hacerlo. —No fue consciente que aplicó más fuerza en el agarre que tenía en el omega.

Por la madre Luna, ¿cómo podía tomarse eso ahora?

La mente de Jimin estaba tan corrompida que no pudo pensar otra cosa sana en su cabeza. Esos pensamientos fueron solo el indicio de sus deseos.

—Puedo hacerlo contigo —murmuró inconsciente, pero al darse cuenta de su error, cubrió su boca con sus pequeñas manos.

Jungkook alzó una de sus cejas de manera sugestiva y carcajeo.

—Dices muchas cosas cuando estás nervioso.

—Sí, algo así —musitó, Jimin, desviando su mirada.

De un momento a otro, el omega sintió como su mandíbula fue tomada para luego ser sus labios estampados con los del alfa. Jimin gimió con fascinación en cuánto aquel contacto llegó, y llevando sus manos al cuello de Jungkook para profundizar el beso, le permitió a este adentrarse a su boca.

Esto estaba lejos de ser lo más parecido a lo que alguna vez había soñado Jimin. Pero como bien se sabe, la dicha es corta, puesto que el fuerte llanto de un bebé les hizo separarse a ambos.

Jungkook soltó su cintura lentamente para dejarlo ir.

—Iré a-a ver a Jungsoo, así que ve a vestirte.

Jimin estaba tan paniqueado y en crisis, que sus palabras no coordinaban adecuadamente. Se alejó de Jeon cubriendo sus rojas mejillas, ingresó a su habitación recostándose de la puerta blanca mientras inhalaba varias veces para calmar su acelerado corazón, todo siendo bajo la mirada ahora divertida del pequeño Soo.

—Es perfecto... Por la Santísima Diosa Luna, es perfectísimo... —susurró para sí mismo—. Jimin, joder, es tu hombre, es tu alfa soñado, no lo arruines ahora.

Había comprado una vez más que Jungkook aparte de ser tan distintos a todos esos pataner, parecía ser un ser esculpido solo para él. Y mierda... besaba tan jodidamente bien.

Definitivamente, Jungkook tenía que ser suyo, en todos los ámbitos posibles, quería que fuese su amigo, su chico, su alfa, su otra mitad. Y estaba siendo un jodido lunático que aceleraba las cosas en vez de que fluyeran con naturalidad, pero no podía evitarlo. Esta era su oportunidad, pero tenía que pensar mejor lo que quería, puesto que Jungkook no era como los otros chicos, y tenía un cachorro al quien cuidar.

Él no estaba para aventuras de una noche, ni para amores pasajeros y deseos fugaces. Jimin no deseaba ser su "nada", al contrario, quería que Jungkook lo considerara su todo.

Después de un rato encerrado, Jimin decidió salir de su habitación con el pequeño Soo —quien se pasó a los brazos de su padre—, para terminar el desayuno. Jimin observaba de vez en cuando al alfa y luego desviaba la mirada cuando era descubierto por este mismo. Ambos eran un manojo inquietante de pensamientos, pensaban exactamente lo mismo, aunque no lo dijeran en voz alta.

Y es que sin decir nada sabían que ese beso está lejos de quedar en el olvido.

Cuando el pequeño acabó su leche, Jungkook lo preparó, para irse de vuelta a casa. Jimin lavó los trastes y después lo acompañó a la salida.

—Gracias por dejar que me quedara —dijo, Jungkook, al omega

—No hay problema, cuando me necesites solo llámame. Ya sabes

—Claro.

Ambos se observaron fijamente, el omega mordió su labio nervioso, rápidamente fingió demencia y se despidió de Soo.

—Adiós pequeño, pórtate bien.

—Nos vemos —añadió el alfa.

—Adiós.

Jungkook abrió la puerta del apartamento para irse, sin embargo, paró en seco cuando otra persona se visualizó al frente de ellos a punto de tocar la puerta. Taehyung alzó ambas cejas en dirección a Jimin y Jungkook, el alfa carraspeó y salió casi corriendo de ahí. Jimin observó a su mejor amigo con una mueca reflejada en su rostro.

—Vengo desde muy lejos para ver a mi mejor amigo y lo encuentro con el mismísimo Jeon Jungkook en su departamento —dijo el omega—. Diablos, maldita suerte la tuya.

—Este... solo hacíamos un trabajo —se excusó, rápidamente.

—¿Trabajo? ¿A las diez de la mañana? Claro, y yo soy Taehyung de BTS.

—¿BTS?

—Te falta cultura, Jimin —murmuró, negando con falsa decepción—. Mejor dime que hacía Jeon Sabroso Jungkook aquí.

—Es una larga historia...

—Tenemos toda la tarde —comentó, sonriendo.

Jimin se hizo bolita, haciéndose a un lado para que su amigo entrase. ¿Por dónde podía empezar? ¿Por la parte donde empezaba a gustarle muchísimo Jungkook? ¿O por la parte donde había descubierto su identidad secreta y que tenía un cachorro?

No, por supuesto que no diría nada de eso...



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