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𝐴𝑛𝑔𝑒 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑀𝑜𝑟𝑡

๖ۣ・*—𝐺𝑟𝑢𝑝𝑜; 𝐴𝑟𝑡𝑖𝑠𝑡𝑎: BTS; Kim Taehyung & Jeon Jungkook.

๖ۣ・*—𝐺é𝑛𝑒𝑟𝑜: Drama & Fantasía.

๖ۣ・*—𝑁° 𝑑𝑒 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠: 1424

๖ۣ・*—𝑇𝑒𝑚á𝑡𝑖𝑐𝑎: Navidad

๖ۣ・*—𝐸𝑡𝑖𝑞𝑢𝑒𝑡𝑎: EditorialAmethyst

[...]

El primer copo ya se había hecho presente desde la salida del colegio; la ciudad estaba abarrotada de esa nieve color blanca y junto a ella, un pequeño niño de siete años daba saltitos sobre la nevisca.

Se detuvo frente a la librería, que veía cuando iba y volvía de la escuela, sus ojitos brillaron al ver el tan anhelado libro que quería desde que supo de su existencia. Lamentablemente solo podía ver desde el ventanal, su madre no contaba con el dinero suficiente para comprarle tal cosa, o eso siempre solía decirle al pequeño niño. Suspiró, quedándose con el deseo de obtener ese regalo. Pero antes de darse vuelta e irse de nuevo, la campanilla sonó.

—Kim Taehyung, ¿qué te trae por aquí? —preguntó el dueño de la librería, que ya se le hacía conocido ver a ese niño.

—Lo siento señor —dijo agachando su cabeza y mirando discretamente, otra vez, el ventanal.

El señor, un tanto mayor y ya viejo, lo miro.

—Pasa —lo invitó, mientras se hacía un lado a la puerta.

Los ojitos del castaño volvieron a brillar, aceptando la invitación del dueño de la librería.

Entró con el dibujo que había hecho en su clase de arte y dió un suspiro para sí mismo, cuánto daría para que su mejor amigo estuviera ahí acompañándolo, se desanimó pero recordó que dentro de unos cuantos días lo volvería a ver.

Olió el dulce sabor del chocolate y su estómago rugió, dejo el dibujo a un costado, se sonrojó y agarró la taza, que poco a poco iba calentando sus manitas y así dió el primer sorbo.

—Eres un niño un poco interesante Tae —dijo el señor dando un sorbo. El pequeño niño solo lo miró confundido, mientras su boquita estaba manchada con el chocolate —Tienes el cabello castaño, con rulos —dijo mientras pasaba su mano sobre su cabello —Ojos color avellana —lo miró fijamente —¿Y Jimin?

—Se enfermó...

—Ya veo —dijo desviando la mirada hacía el cristal —¿Sabes cuánto cuesta ese libro? —miró al castaño, para verlo negar —Todos los niños a tu edad quieren un juguetes —sonrió —Eres diferente Tae, ¿qué te parece si vienes para navidad a recogerlo? —le propuso.

El castaño no puedo evitar sonreír y abalanzarse sobre el dueño de aquella librería para darle un abrazo.

—¡Gracias, gracias, gracias! —abrió sus pequeños ojitos para ver a un pelinegro sonriéndole —Kookie también le agradece —dijo separándose del abrazo.

—¿Kookie? —preguntó extrañado.

—¡Sí! —dijo mientras sus ojitos formaban dos medialunas —¡Está al costado de usted!

—Tae —llamó —A mi costado no hay nadie —dijo mirándolo como el ser más puro que haya existido.

El pelinegro hizo una seña que el castaño conocía bien, el dedo índice sobre sus labios, indicando silencio.

—Perdón —agacho la cabeza —Es muy tímido, algún día lo conocerá, se lo prometo —dijo mientras bajaba de la silla y agarraba su dibujo —¡Gracias por todo! —dijo mientras hacía una reverencia —¡Volveré para navidad, lo prometo! —dijo mientras se acercaba a la puerta —¡Lo veré dentro de poco, le prometo que traeré a Kookie! —la campanilla sonó —¡Cuídese y hasta pronto!

Y sin pensarlo dos veces salió disparado como si fuera una carrera ignorando las palabras del señor que lo había tratado con cariño.

[...]

Abrió el ventanal que separaba la calle de su casa, se quitó los zapatillas y se puso unas pantuflas; se dirigió a la habitación de su madre y tocó la puerta.

Una llamada, sin respuesta.
Dos llamadas, sin respuesta.
Tres llamadas, sin respuesta.

Decidió pasar, encontrándose a su madre echada en la cama, divisó las botellas de vidrio sobre su mesita de noche y suspiró.

—Mamá —se acercó —Hoy en la clase de arte hicimos dibujos, me dibuje a ti y a mí viviendo en la capital —sus ojitos brillaron de emoción al ver a su madre levantarse —Por favor, míralo.

—No me jodas ahora Tae —dijo mientras agarraba su dibujo y lo rompía frente a él —Déjame en paz, déjame descansar —dijo mientras seguía haciendo añicos su dibujo que con tanto esfuerzo había hecho —Para la próxima vez, ven tarde al igual que hoy, me harías un gran favor —dijo mientras se acostaba de nuevo.

El castaño, que trataba de contener sus lágrimas, agarró parte por parte su dibujo y salió de esa habitación, no quería volver.

—¿Por qué mi mami no me quiere? —dijo mientras lágrima por lágrima caía tratando de recomponer aquel dibujo ya roto.

Sintió un calor abrazador en su espalda y siguió llorando, el pelinegro quería animarlo de alguna u otra forma, pero no sabía cómo.

—¿Quieres salir a hacer un muñeco de nieve? —preguntó el pelinegro mientras se agachaba a su altura y limpiaba sus cachetes, ya lleno de lágrimas.

Sin dudarlo y sin esperar respuesta por parte del castaño, lo llevo a la puerta, le puso chaqueta, guantes y gorro, y lo llevo afuera.

El castaño observaba como el pelinegro sacaba su lengua para probar un copo de nieve. Eso solía ver en las películas, pero nunca quiso intentarlo.

—TaeTae, ven a jugar —dijo mientras hacía una pequeña bola entre sus manos —¡Es divertido, vamos! —lo incitó.

El castaño sin esperar algo más, volvió a sonreír, y se unió a su juego, por unas cuantas horas había olvidado el incidente que tuvo con su madre y simplemente se dedicó a divertirse, haciendo muñecos de nieve, ángeles de nieve e incluso una guerra, que lo consideraba casi igual como una guerra de almohadas.

—Kookie —llamó el castaño, el pelinegro asintió dando señal de que le permitía hablar —Jimin muere por conocerte, ¿por qué siempre te escondes cada vez que alguien más aparece? —preguntó.

—Es algo complicado TaeTae

—¿Y por qué?

—Porque nunca conocí a alguien como tú, ¿entiendes? —el castaño negó —Nunca tuve un amigo, eres el primer amigo que hago, tengo miedo de conocer a otras personas y que me juzguen —explicó.

El castaño sólo se limitó a mirar el cielo, donde caían copos, él también era raro pero aún así Jimin lo quería, sonrió para sí mismo, imaginando como Jimin y Jungkook serían unos buenos amigos.

[...]

Abrió sus ojos preguntándose qué día era.

—Buenos días TaeTae —dijo el pelinegro mirándole fijamente —¿Sabes qué día es hoy?

—¿Hoy? —dijo medio adormilado —Hoy es un día para dormir —dijo mientras se volvía a cobijar.

—No tontín —dijo el pelinegro, mientras jalaba a fuerzas la cobija del castaño —Es navidad, levántate —el pelinegro cayó, ya que el castaño había dejado de forcejear.

Vio como el castaño se levantaba y se iba a cepillar sus dientes, ni en cinco minutos, ya estaba frente a la puerta, poniéndose unos guantes.

—Kookie, apúrate, el señor nos debe estar esperando.

—Taehyung —el peligro lo agarró de su muñeca, la piel del castaño se hizo chinita, no todo el tiempo solía llamarlo por su nombre completo —Acompáñame.

Y sin más, lo llevo a la salida.

[...]

Los ojitos del castaño brillaron, eran como ver una galaxia en una sola persona.

—¿Aquí es donde vives Kookie? —preguntó el castaño maravillado.

—Bienvenido a mi casa TaeTae —dijo el pelinegro brindándole una sonrisa.

No se dió cuenta de que el tiempo pasó volando pero sabía que ese tiempo valía la pena, estaba en un lugar de ensueño, quizás otras niños preferirían estar con sus padres o estar horas y horas jugando, pero él preferiría estar en un campo, cerca de un árbol, con un columpio, balanceándose, y apreciando el lindo atardecer. Tampoco podía decir que estaba tan lejos de eso ya que era una casa de campo.

Cuando se dió cuenta, las campanas de medianoche empezaron a sonar indicando así que ya era navidad, giró sobre sus talones porque se había olvidado de recoger el regalo que el señor le había propuesto, ese regalo que tanto anhelaba. Se chocó con el pelinegro, y para su sorpresa vió la pequeña bolsa de regalo que traía entre sus manos.

—Kookie... —lágrimas de alegría asomaban sus ojos.

—Feliz navidad TaeTae —le entrego el regalo —Sé cuánto anhelabas esto.

El castaño sin pensarlo más, lo abrazo para luego empezar a abrir el libro.

“El principito”

—Bienvenido al infierno Taehyung —dijo Jungkook.

El castaño pudo escuchar lo que dijo el pelinegro.

¿Infierno?¿qué era eso?¿era un lugar bonito así como era la casa?.

Ignoró aquellas palabras dichas por su amigo que lo acompañó en los últimos tres años y admiró el libro como si fuera un preciado tesoro. Al lado del pelinegro era feliz, y si el infierno era tan bueno como lo era Jungkook, estaría gustoso de vivir en el.

[...]

๖ۣ・*—𝑁𝑜𝑡𝑎𝑠:
                      Altas ganas me dieron de explicar el porqué Taehyung se va al infierno ✌️
No sé pudo porque las palabras estaban a la deriva.

Eso es todo gracias por su atención ツ♡

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