07 || i like it when you're like this
Kim Yewon
—Ah ... —Jungkook se echó hacia atrás y apoyó su espalda en el respaldo de la silla—. Todo estaba increíble.
Su afirmación exprimió una débil sonrisa de mis labios.
—No deberías saltarte las comidas. Es malo para tu salud —Le regañé a conciencia.
—En realidad, solo ha sido hoy —Diseminó mis dudas al respecto y así pude respirar tranquila el resto de la noche—. Cerramos el gimnasio más tarde de lo habitual y apenas tuve tiempo de ir a casa y ducharme. Normalmente, como por dos —Aseguró, dichoso.
—No hace falta que lo jures —respondí.
Viendo todo lo que se había comido prácticamente solo, podía deducir que nunca se saltaría una comida por gusto. Disfrutaba de cualquier plato como si no hubiera probado una delicia igual jamás y verlo de ese modo, relajado y emocionado por llenarse la tripa, me hacía extrañamente feliz.
—La próxima vez invito yo.
Me olvidé de las ensoñaciones y abrí bien los ojos para no perderme ni un solo detalle de lo que se dibujaba en su rostro. Era un amasijo de esperanza y buenos deseos; algo casi irreal para una chica sin aspiraciones amorosas como yo.
No podía creer que estuviera proponiéndolo. ¿Acaso no le molestaba mi forma de ser o, más bien, se concentraba en obviarla?
—La próxima vez —repetí yo, estupefacta.
Jungkook notó la rigidez en mi voz y no dudó en mitigar lo que había sido una declaración de intenciones firme y directa.
—Si quieres que haya una próxima vez, claro —Su mueca me partió el alma, pues no estaba rechazando su proposición—. Solo era un comentario sin ...
Entendí que hacerme preguntas no solucionaría nada. Que, en todo caso, si me negaba, nuestra relación nunca avanzaría, fuera en un sentido amistoso o no. Por tanto, eliminé la incomprensión y el temor de mi discurso y no permití que mi maldito pesimismo arruinara la noche.
—Te advierto de que mis gustos son muy exquisitos. No bastará con una tienda de conveniencia —bromeé, recuperando la soltura a la hora de hablar y restaurando también el semblante de calma que Jungkook me había regalado durante su cena.
Él se adelantó ligeramente. Apoyó ambos codos en la mesa y me lanzó una interrogación.
—¿Qué prefieres; pollo frito o tailandés?
La conversación parecía estar a salvo de mis inseguridades y miedos. Con el alivio dispersándose dentro de mí, le di una respuesta acorde:
—Pollo frito.
Chasqueó la lengua y, visiblemente decepcionado, sobreactuó su réplica.
—Venga ya ... El tailandés es mil veces mejor —declaró mientras se cruzaba de brazos.
—Eso lo dices porque no has probado un buen pollo frito —Negué en defensa de mis gustos.
—He comido en más lugares que sirven pollo frito que tú —Contrarrestó.
Solté una risa hueca y me hice la ofendida, aspecto que le generó una satisfacción inconmensurable y que yo percibí al instante.
—Eso sí que no —Me planté, haciéndole reír. Mi corazón dio las gracias por haberle arrancado esas carcajadas y sentí que mi vida se ampliaba por minutos—. He probado todos los tailandeses de la ciudad y te prometo que ...
Después de una discusión de lo más divertida, repleta de risas y de datos que nos ayudaron a conocer al otro, el frío de la madrugada y el cansancio comenzaron a ganarme el pulso. No pude evitar bostezar y, a pesar de que cubrí mi boca para que Jungkook no lo percibiera como una señal de que quería marcharme, él dio por supuesto que ya no esas horas eran ya intempestivas.
—¿Quieres que te lleve a casa? —inquirió, amable.
Alejé la mano de mis labios y la guardé en uno de mis bolsillos.
—¿No te importa? —Hechizada por su sonrisa, me costó encontrar las palabras—. Mi hermano y los demás siguen en el bar.
No tenía por qué irse. Todavía había noche por delante. Aunque yo me fuera a casa, no pretendía que sus planes se vieran truncados por mi evidente cansancio.
—No. Si te soy sincero —Estiró los brazos, desperezándose—, hoy ha sido un día intenso. Solo me apetece dormir.
—¿Y las cervezas de antes? —pregunté por la bebida.
No dejaría que cogiera su moto si había una sola gota de alcohol en su sangre y él lo sabía muy bien.
—Sin alcohol —Reveló—. Soy un chico previsor cuando quiero —dijo, alardeando de lo responsable que llegaba a ser.
No tenía argumentos para declinar su ofrecimiento. Además, no quería que nuestros caminos se separaran todavía. Podía estar agotada y ansiar mi cama más que ninguna otra cosa, pero estar con Jungkook era tan reconfortante que me habría mantenido despierta toda la noche si no hubiera necesitado tanto ese descanso.
—¿Dónde tienes la moto? —dije, levantándome de la silla.
Jungkook me miró casi sin poder creer que no me opusiera en absoluto a su idea.
—¿Accedes tan fácilmente? —Dudó y se incorporó, imitando mis movimientos.
—Sí —Asentí—. Estoy agotada y robaron hace poco en el edificio de enfrente, así que prefiero no estar sola de noche por la zona —Le expliqué la segunda razón de peso por la que no me resistía.
Me acomodé su abrigo y pasé los brazos por la prenda. A esas horas las temperaturas eran más bajas que de costumbre y no fui capaz de deshacerme de su chaqueta.
—¿Robaron? —Preocupado por el suceso, quiso saber más sobre el asunto—. ¿Hubo algún herido?
Nos pusimos en marcha, recorriendo el mismo trayecto que hicimos una hora atrás con tal de llegar a su moto pronto.
—No. Entraron cuando no había nadie y ... —Le conté todo lo que sabía y emprendimos el camino de vuelta.
Veinte minutos más tarde, le devolvía el casco y observaba su postura, con ambas piernas estiradas para agarrarse al pavimento. Se había levantado la visera de su casco negro, dejándome ver algunos de los mechones que resbalaban por su frente.
Estaba esperando a que entrara en el edificio. Sin embargo, incluso después de haber guardado el segundo casco, yo no me moví ni un centímetro de allí. A pesar de que una parte de mí era reacia a lo que quería hacer, la parte que lo pedía a gritos ganó la partida y mi voz salió como un torrente.
—¿No me acompañas hasta la puerta? —cuestioné, atenta a sus ojos.
Jungkook aguardó, determinando si había sido una ilusión o si lo había escuchado de verdad. Cuando examinó mi mirada suplicante, cualquier duda que hubiera en su mente salió volando muy lejos del lugar.
Se sacó el casco y movió la cabeza de arriba a abajo. Asimilaba la noticia con un brillo sumamente especial en las pupilas. Tuve que hacer un ejercicio de contención insufrible para que mi sonrisa se mantuviera oculta y a salvo.
—Claro —murmuró, bajándose de la motocicleta.
Los segundos que empleamos en entrar al interior del edificio y subir los tramos de escaleras fueron extraños. Tanto él como yo comprendíamos lo que significaba que le hubiera permitido subir hasta mi puerta. Me resultaba vergonzoso reconocerlo, pero, por suerte, Jungkook no probó a insinuarse ni a preguntar por mi cambio de opinión. Me ahorró un mal trago que habría conseguido sonrojarme hasta la médula. No se lo expresé, no obstante, estaba bastante segura de que guardó silencio y aceptó mi agradecimiento mientras el eco de nuestras pisadas se extendía por la escalera de mi edificio.
Al alcanzar mi puerta, él fingió mirar hacia atrás, supervisando que no hubiera peligro a la vista para que yo pudiera teclear el código de mi puerta. Que me diera ese espacio, sin agobiarme y con todo ese respeto que ya le caracterizaba, fue otro dardo que se hundió de lleno en mi pecho.
El pitido de confirmación me llevó a abrir poco a poco la puerta de mi apartamento. Antes de crear un espacio de más de treinta centímetros, me giré y escruté la emoción que coloreaba su gesto.
—Gracias por traerme —verbalicé.
—No es nada —habló él.
Me relamí los labios y aquel peso extra en mis hombros me sirvió de excusa para cambiar de tema rápidamente.
—Ah, tu chaqueta —Me la quité a una velocidad moderada, procurando que no me notase nerviosa. Él se adelantó para recogerla, pero yo lo sorprendí acercándome y pasándola por su espalda—. Póntela. No quiero que te resfríes.
Su media sonrisa me perforó, ahí donde mi corazón trataba de comportarse como si no estuviera frente al único chico que había obtenido algo más que malas palabras de mí en los últimos años.
—Normalmente eres borde y sarcástica —Me describió acertadamente.
Apreté mis comisuras, consciente de que no me lo recriminaba.
—Felicidades por notarlo —comenté, burlona.
Se puso el abrigo y, una vez este estuvo en su sitio, embistió con la artillería pesada.
—Me gusta cuando eres así.
Resoplé, preguntándome cómo podía decir algo así al tiempo que me observaba como si se hubiera enamorado realmente de una malhumorada como yo.
—Eres la primera persona que dice esa barbaridad —Me esforcé por sonreír, tachándolo de lunático.
—¿Quieres que lo desarrolle? —Se inmiscuyó en mis pensamientos al adivinar de qué iban.
—Adelante —Di luz verde a su irreflexiva empresa.
Por un momento, creí ver en sus ojos el amor más puro e insensato que podría latir dentro de una persona.
—Que seas borde y sarcástica la mayor parte del tiempo hace que sea más evidente cuando no lo estás siendo —Analizó detenidamente el estupor que manchó mis facciones—. Como ahora.
Sentí un escalofrío subir por mis extremidades. Un escalofrío cálido y arrollador. Sin embargo, estaba tan impactada por la reflexión de Jungkook que no hubo reacción corporal que pudiera evidenciar su efímera presencia. Él no supo lo que sentí en aquel entonces porque me mantuve impertérrita, tan aterrada que ni un triste pestañeo perturbó mi rostro.
Me dije a mí misma que no podía actuar de ese modo, que él solo estaba ... Estaba siendo sincero con lo que veía en mí. No había nada de malo en ello, pero, al ser así de preciso y exacto en lo que escondía tras la ironía y los comentarios superfluos, me hallé desnuda frente a sus grandes orbes oscuros.
Nadie, nunca, había expresado aquella verdad sobre mi personalidad. Nadie, excepto él.
Aproveché el impulso de un latido y me escondí detrás de otra broma que no debería haber tenido importancia alguna.
—¿Ahora es cuando te invito a pasar y nos acostamos? —Mi mueca lo relajó. Debió pensar que me había espantado o algo mucho peor, pero había hecho lo contrario—. ¿O cómo funciona? —La risa no salió de mi garganta y el chiste perdió gran parte de su fuerza y credibilidad.
Entreabrí mis labios, cerca de agregar cualquier comentario que suavizara la tensión entre nosotros. Pese a mi predisposición, Jungkook tomó la delantera e impidió que me escudara en el humor de nuevo.
—No creo que quieras besar a un fumador —Un paso fue suficiente para llegar hasta mí y agacharse, besando mi mejilla con una ternura asesina. No se separó; esperó, presionando sus mullidas comisuras contra mi moflete. De ese modo, pudo sentir en su propia piel el ardor que me picoteaba y que empezaba a exteriorizarse. El metal frío de su piercing contrastó a las mil maravillas con el calor de mi cuerpo. Satisfecho, retrocedió. Primero se retiró un metro más allá, en dirección a las escaleras. Luego un par de metros, llevándose consigo una experiencia que solo él había vivido, puesto que yo apenas había sobrevivido—. Buenas noches, Won —Se despidió antes de pisar el primer escalón.
—Buenas noches, Jungkook —dije como un robot al que programan de una forma determinada con tal de que sea correcto y claro—. Ten cuidado en la carretera —Sumé a mi breve despedida.
Mis piernas amenazaron con ir tras él, pero me agarré al marco de la puerta, débil, y contuve ese deseo de cometer la locura que se había colado en mi sobreestimulado cerebro.
—Lo tendré —dijo, descendiendo—. Nos vemos.
Sus pisadas estaban desapareciendo cuando entré en casa y cerré la puerta. Me apoyé contra ella, pensando en que Jungkook había visto en mí una faceta que ningún otro hombre había descifrado. Todos tiraban la toalla antes de poder notar que, además de un carácter fuerte y una personalidad poco convencional, guardaba cierta amabilidad que me costaba demostrar si apenas nos conocíamos. Era una cuestión de confianza. Si no confiaba en la otra persona, solo acertaba a soltar bromas y comentarios insustanciales con los que no tendría que involucrarme personalmente. Eso solía molestar a los chicos que se habían interesado en mí. No les gustaba que fuera de esa manera, pero tampoco les agradaba que fuera sincera y que les dijera lo que pensaba.
Entonces, ¿cómo debía comportarme para que los demás me aceptaran?
Años atrás decidí que no perdería mi tiempo en personas que no lo merecían y que solo sería yo misma con quien me sintiera en paz.
Y, de repente, Jungkook parecía estar aceptando mi forma de ser de principio a fin, con sus sarcasmos, opiniones tajantes y amabilidad encubierta. Todo.
La humedad de una gota me ayudó a recuperar la consciencia. La lágrima rodaba, rauda y veloz, mejilla abajo. Al parpadear y observar la penumbra que devoraba mi apartamento, pulsé el panel de la entrada y las luces principales se encendieron. De esa manera, pude comprobar que mi visión era borrosa y que más lágrimas se avecinaban. Me habria encantado reprimirlas, pero el rugido de un motor relegó aquella tarea a un segundo plano.
Me quité las botas y dejé caer mi bolso en el sofá. Fui a toda prisa a mi cuarto e iluminé la habitación. La ventana de cuarto estaba en la dirección exacta, pues, al asomarme, el parque que unía el pequeño vecindario en una familiar replaceta me dio la bienvenida a casa.
Fue una bienvenida como las de siempre, aunque la estela de una moto negra lo enturbiaba todo.
Coloqué la mano derecha en el marco del ventanal, siguiendo con la mirada llorosa el recorrido de Jungkook, que cambiaba de rumbo gracias a la plaza. Ya emprendía el camino que habíamos hecho juntos, ahora en dirección contraria, y, a pocos segundos de desaparecer de mi rango visual, encendió y apagó los faros dos veces. Después, se fue.
Nuevas lágrimas salpicaron mis pómulos. Respiré con vehemencia, sintiendo los pulmones más limpios que nunca.
Esa noche no paré de lagrimear. Fui incapaz de moderar aquellos llantos intermitentes, pero hacía tantísimo tiempo que no lloraba con tal alivio que lo agradecí. Agradecí haber conocido a Jungkook. Y, a partir de ese día, abrí la veda para caer por un acantilado que se me habría antojado escarpado y mortífero si él no hubiera estado en las profundidades del mismo.
🚬🚬🚬
¡¡¡Feliz año 2025 a tod@s!!! 💜💜💜💜🎊🎊🎊🎊🎊🎊🎊
Espero que hayáis tenido una buena entrada de año y que 2025 sea mil veces mejor que 2024 ♡
Mi regalo de Reyes es este capítulo de Lighter, así que espero que lo disfrutéis mucho 🥳
Nos leemos pronto ✨
Os quiere, GotMe 💜
05/01/2025
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