37 | Sombras del pasado pt.¹
『—♠︎—』
—Pasa —la voz de Jackson se escuchó desde la cocina, donde estaba el Jk.
Parecía guiarle al nuevo personaje en aquél cuento, aquél personaje que para ser nuevo tenía mucho que ver en la historia, por él no estaría en Seúl, por él es ahora el famoso Jk.
«—Está arrepentido...» las palabras de Jackson resonaron en su mente, y las palabras dichas antes de abrir la puerta, lo dejaron en las nubes.
«—Perder a YuGyeom lo hizo entender lo que es vivir sin un hijo y el error que cometió con el más pequeño de la familia»
Si su padre estaba arrepentido como decía, esperaba solamente una cosa de él: Una disculpa.
—Siéntate, iré por JungKook. —escuchó antes de verlo entrar con parsimonia en la cocina.
Se miraron unos segundos y JungKook asintió, caminó pasando por su lado y el castaño palmeó su hombro con apoyo.
Cuando JungKook salió de la cocina no esperó encontrarse con un hombre con el cabello casi gris, pero si esperó verlo con su típico traje de negocios. Su padre siempre imponía autoridad, así fuese en un desayuno en una cafetería.
El hombre escuchó los pasos y se levantó girándose hacia su hijo, su pequeño hijo, uno que estaba convertido en todo un hombre, estaba más fornido, se vestía bien y vivía en un lindo apartamento.
Su hijo superó sus metas, esas que le juró que superaría la última vez que se vieron.
En cambio JungKook sentía como si no hubiese pasado el tiempo desde aquél momento en donde discutió fuertemente con su progenitor. Pero no podía evitar ver ahora el cambio en él, parecía que los años le cayeron encima, en sus ojos ya no estaba la fuerza y dominancia del hombre de negocios, allí simplemente había un vacío, un vacío que JungKook notó era por la pérdida sufrida. Parecía un hombre derrotado —sólo en su mirada— por los años, pero que aún así no quería demostrarlo.
—Mi pequeño Gguk —murmuró el hombre frente a él desprendiendo una muy pequeña sonrisa nostálgica.
Ese apodo solía decírselo desde que tenía unos cuatro años, desde ese día su padre llegaba del trabajo con una caja de galletas y se las extendía junto a un envase de leche de plátano, y luego de eso él salía corriendo a su cuarto antes de que su madre lo pillara comiendo galletas a altas horas de la noche.
—Hola... papá. —logró pronunciar con dificultad. No habían terminado bien y se sentía incómodo verlo de una manera... Distinta.
El mayor lo vió con ojos cristalinos y sus manos hacían puños para despejarse del repentino frío que las congelaban.
—Ya eres todo un hombre... y estás tan guapo hijo. —pronunció viéndolo de pies a cabeza y JungKook se removió nervioso. No sabía porqué, pero sintió sus ojos aguarse al recordar cómo su padre se escabullía en las noches a su habitación y le regalaba sus cómics favoritos— Sé que ha pasado mucho tiempo y no quedamos en buenos términos, pero... —soltó una primera lágrima— ¿Me permites abrazarte?
JungKook aún no asimilaba el hecho de ver a su padre, y que este le pidiera permiso para abrazarlo le era muy extraño. ¿En verdad había cambiado tanto? Imaginó la pérdida de un ser querido, imaginó su situación: Perder a un hijo por temas personales y diferencias es fuerte, pero no tanto como perderlo físicamente. Creyó que de alguna manera su padre se sentía culpable por la muerte de YuGyeom, lo podía ver en su mirada triste, sabiendo que había cometido un error con otro hijo lo consumía por completo. Entonces... ¿Podía decir que su padre estaba arrepentido? Sí, lo estaba.
Asintió lentamente y vio a su padre acercarse con rapidez hasta él y rodearlo con sus brazos, sintió cómo —a pesar de ser del mismo tamaño— le dió un beso en su cabeza. No lo pudo evitar, de repente estaba hecho un mar de lágrimas.
A pesar de todo era su papá y lo amaba con todo el corazón.
Su rostro se aferró a su hombro y cerró sus puños en la vestimenta del mayor. Se sentía más liviano el peso en su espalda, ahora entendía que el peso del pasado era enorme, algo que ahora lo hará enderezarse de nuevo.
—Perdóname JungKook. Perdona mis errores, perdóname por todo lo malo que te hice —su mano acarició el cabello lacio y negro del joven aferrado a su cuerpo.
JungKook no hablaba, no decía nada, no podía hacerlo. Simplemente quería soltar toda su tristeza.
Desde el umbral de la puerta de la cocina Jackson miraba la escena con nostalgia y en sus pensamientos sólo deseaba que su hermano hubiese estado vivo para ver esa reconciliación.
"—Jackson, por favor consigue a JungKook. Dile que perdone a papá, él sólo cometió errores como todo ser humano, y merece una segunda oportunidad..."
«—Lo conseguiste, YuGyeom. Lo has conseguido.» pensó mirando hacia arriba y suspirando profundo.
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Resopló frustrada y miró su teléfono antes de mirar a MinHo que esperaba frente a ella.
—Nada, no contesta... —dijo entre dientes y prosiguió a teclear un mensaje.
—Deberías de apurarte —murmuró y levantó su muñeca para ver su reloj— partiremos dentro de dos horas y debemos hacer el check in.
EunJi mordió su labio inferior y volvió a marcar al número, pero nada, JungKook no le contestaba.
—Ya lo sé MinHo, pero necesito avisarle que iré a Las Vegas. —le informó y MinHo asintió.
—Ok, te espero afuera. El chofer ya guardó las maletas en el auto y Taehyung ya nos está esperando en el aeropuerto —avisó tomando el pomo de la puerta.
EunJi asintió y vio al pelinegro salir y cerrar la puerta con suavidad. Volvió a marcarle a JungKook mientras con sus dedos tamborileaba el escritorio. Cuando la envió al buzón pudo dejar un mensaje.
—JungKook, soy yo, EunJi. Te estuve marcando por un buen rato y no me contestas, te he dejado mensajes y nada. Voy a ir a Las Vegas en representación de mi abuelo, en cuanto llegue te marco de nuevo. No tuve tiempo de ir a tu taller o tu apartamento, cuídate mucho mientras no estoy. Y por favor no te metas en problemas.
Colgó al dejar el mensaje y tomó su bolsa para salir de allí.
•••
—Listo. —miró a ambos hombres al frente de ella. Ya estaban esperando por el vuelo.
Ahora que observaba a ambos con ropa cómoda y casual, se dio cuenta de que ambos estaban de infarto, parecían dos idols. Ambos eran acaparadores de miradas, las chicas se les quedaban viendo embobadas. Pero ella sabía que tenía al mejor a su lado.
Taehyung despegó la mirada de su teléfono y observó a EunJi.
—Me sorprende que Jk no te haya amarrado a una silla para prohibirte el viaje. —comentó burlón y EunJi resopló algo frustrada.
—Aún no lo sabe.
—¿Y eso? —abrió de más sus ojos— si sabes del carácter que padece ¿No? Se va a molestar muchísimo cuando sepa que te fuistes a millones de kilómetros de distancia —habló un poco alterado.
—Creo que tú amigo debe aprender a controlar su temperamento —MinHo comentó con un murmullo mientras miraba a otro lado.
—Por si no lo sabías, EunJi es la novia de mi amigo. —respondió Taehyung con seriedad.
—Escucha, Taehyung. Busqué de todas las formas comunicarme, pero no contestó mis llamadas ni mis mensajes. —suspiró mirando su teléfono por décima cuarta vez allí en el aeropuerto— le dejé un mensaje en el buzón pero no ha devuelto mi llamada.
El castaño asintió pensativo.
—Es extraño... ¿Te dijo si estaría ocupado hoy? —ella negó y Taehyung frunció aún más su entrecejo.
EunJi recordó que su padre estaba en Seúl, ¿Y si JungKook estaba con él? Pero, él se lo hubiese dicho de ser así. Es extraño, y quiso preguntarle a Taehyung pero recordó que este no sabía casi nada del pasado de JungKook.
Se sentía impotente, no hallaba como saber la verdad... Sonrió con el simple pensamiento.
Jimin.
Tenía entendido en una de esas charlas con su novio, que Jimin sí sabía de los problemas con su padre. Tal vez él podía saber algo.
Sacó su teléfono, y lo miró. Park... Park... Nada, no tenía contacto con su nombre. Pero sólo tenía una solución... Sook.
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—¿Me puedes decir cuánto va a tardar eso? —de manera exaltada golpeó el escritorio.
—Ya te dije que todo a su tiempo, todo fluirá como tenga que fluir, y sólo hará falta que mueva una pieza y todo se dará como yo tengo planeado —le miró de forma segura.
—No puedo esperar tanto —gruñó haciendo rodar los ojos de quien veía la escena desde el escritorio.
Caminaba de un lado a otro, mostrando su desesperación en todo momento. Ya le estaba hartando tener que lidiar con su comportamiento.
—Más te vale esperar —reprochó con dureza— acepté ayudarte pero con mis términos, así que te aguantas y te calmas de una vez por todas. —exclamó harto— ya me estás hartando, no hagas que me arrepienta.
Recordó haciendo sonreír de lado a la mujer, quien con paso lento y seductor se acercó y le acarició los hombros desde detrás de él.
—Pues tú te tienes que aguantar, porque si mal no recuerdo tu empresa está subiendo gracias al aporte de mí padre —canturreó y soltó una risa burlona en su oído.
Le dejó un beso en su mejilla desde su espalda, haciendo que él se volteara, la miró con seriedad y ella con su típica sonrisa sensual le tomó el rostro y le besó profundamente.
—Basta, Lisa... —le gruñó separándola.
—¿Por qué? ¿Por tu novia? —viró los ojos con fastidio— no es más que una mosquita muerta, ya me tiene harta con sus insinuaciones, la estúpida cree que es mejor que yo, y no lo tolero. —movió sus brazos y él le tomó de la muñeca.
—Cállate... Ella definitivamente es mejor que tú —recordó— sólo estás dolida porque tu gran amor no te voltea a ver.
La castaña le empujó de los hombros y el ahora rubio rió con burla por lo dolida que estaba.
—Verás que yo soy mejor que esa zorra —siseó con rabia, haciendo que nuevamente rodara los ojos.
—¿Por qué mejor no te vas de aquí? —le propuso mientras negaba con su cabeza.
Tomó un bolígrafo y siguió haciendo lo que estaba haciendo antes de que la niñita llegara retumbando puertas.
—Ya te lo dije. Vas a notar que soy mejor, mejor que tu estúpida noviesita, que la zorra de EunJi, y que seré la mejor mujer para Jk. —dictó cerca de su oído para luego salir despavorida de allí.
El de labios gruesos negó mientras reía. Sí que estaba loca, y ya se arrepentía de haber aceptado ayudarla. Pero nada más el pensamiento y esa sed de vengarse lo azotaron, él tenía que hacerlos pagar, estaba cansado de rogar, estaba cansado de siempre estar allí sin ser recompensado ni notado.
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El olor a alcohol salía de su boca cuando suspiraba, ya se sentía algo mareado cuando abrió la puerta de su casa. Caminó hacia el interior y cerró detrás de sí para pasarle seguro. En medio de la oscuridad logró encontrar el interruptor y encendió la luz de la sala, parpadeando varias veces para adaptarse a la claridad. Caminó a la cocina para tomar un vaso con agua y poder quitarse un poco el mareo.
Hoy luego del encuentro con su padre, decidieron ir los tres a un bar que quedaba a unas calles de su hogar. Tomaron para apaciguar la amargura de los relatos que su padre tenía para contarle, y no pudo creer todo lo que le dijo, algo que era la razón por la cual había vuelto ebrio a su hogar.
Tantas cosas, tantos anuncios, tantas advertencias que le dieron ganas de vomitar al asimilar todo lo que supo.
"—Tu madre siempre supo de mi doble vida, pero acordamos mantenerlo entre nosotros para no hacerles daño a ustedes..."
"—Por las leyes de Corea del Sur, no pude reconocer legalmente a Jackson y a YuGyeom. Así que su madre decidió tener a Jackson en China y así darle un nuevo apellido, yo pagué demasiado dinero para que eso se diera..."
"—Tu madre aceptó el trato porque... En realidad ella también tenía un amorío, ya que ambos fuimos forzados a un matrimonio por conveniencia..."
Eso fue lo que más le dolió en realidad. Siempre vivieron en una mentira, en una farsa de familia, nadie nunca allí fue sincero; de verdad ya no podía creer en nada...
Parecía desvanecerse con cada paso que dio hasta su habitación. Llegó a su cama donde se tiró boca abajo.
Unas ganas inmensas de llorar lo abordaban, pero no podía soltar ni una lágrima. Más que tristeza, era rabia lo que ahora vivía. ¿Por qué simplemente no se separaron en vez de engañarlos? Hubiese dolido menos.
"—Tu hermano se enteró de mi doble vida el día en que sepultamos a YuGyeom. Está aún muy molesto conmigo, y con el dinero que había ahorrado compró acciones en la empresa, así que ya no es sólo vicepresidente también es socio."
En esa parte entendía a su hermano. Él no amaba los negocios, pero su padre siempre lo preparó para asumir su cargo, y ahora siendo socio buscaría ampliar su camino y sabía que haría lo que sea para destituir a su padre de la presidencia y dejarlo en la quiebra.
"—Tu hermano está haciendo lo posible por acabar con lo que he construido para ustedes dos... Y necesito JungKook que tú reclames tu parte de la empresa para que no caiga el patrimonio de la familia Jeon."
Nada más eso le causaba un malestar estomacal. Se negó en cuanto se lo dijo, porque él no quería volver a la misma mierda de la que tanto le costó salir. No, él ya tenía su vida hecha, no quería caer en el pasado que le atormentaba, quería simplemente ser JungKook o Jk, no un Jeon.
"—Si tú no quieres asumir tu puesto puedes cederme o... venderme tus acciones y yo asumo el puesto de papá... Él a mí no me puede ceder nada porque legalmente no soy su hijo, y no podemos cambiar nada."
Esa propuesta de Jackson no le sonaba nada mal. Él con gusto le cedía esas acciones de forma gratuita, ya que no quería tener nada que ver con esa empresa.
"—JungHyo está aferrado a la idea de quedarse con todo, y tú también mereces esa parte..."
"—Lo pensaré..."
¿Qué iba a pensar? Él no quería ir allá, no quería volver a su pasado, es todo.
Pero sólo tenía que ir a reclamar su parte y se la daría a Jackson, nada más.
Volvió a pensar en su familia ¿En realidad eran una familia? No. Eso creyeron ellos.
Pero... ¿Su hermano de verdad cambió tanto? Aún no podía asimilar que su Hyung, a quién tanto amaba y respetaba, se haya convertido en un hombre totalmente malo. ¿Por qué su molestia fue tan grande? ¿En algún momento se sintió así como él se está sintiendo ahora?
Su madre llegó a su pensamiento.
Su mamá, esa tan tierna mujer, tan cariñosa ¿Fue capaz de hacerlo vivir en una mentira? ¿Donde en vez de ser un triángulo fue un cuadrado amoroso? Todo era tan confuso, esas muestras de afecto entre ellos dos fue una farsa, esa felicidad fue falsa, todo fue falso.
Estaba cansado de las mentiras, él nunca fue débil, pero hoy se sentía más frágil, más débil, más temeroso... pero sobre todo más desconfiado.
Su cuerpo se colocó boca arriba y con sus manos cubrió su rostro, a los pocos segundos las sintió húmedas, ahora sí estaba llorando. Mordió su labio inferior mientras se descubría el rostro y miraba el techo. Sentía toda su cara caliente, y no hacía falta mirarse en un espejo para saber que estaba rojo, de la rabia, de la tristeza... De la decepción.
Se levantó y se quitó los zapatos y la camisa para luego hacerlo con el pantalón. Era muy tarde y sólo necesitaba dormir. Su mano tenía una comezón, quería golpear algo, pero como pudo la cerró en un puño y sólo se terminó tirando en la superficie acolchada de su cama.
Cerró los ojos pero no pasó mucho tiempo cuando escuchó su teléfono sonar. ¿Es que acaso no podía dormir en paz?
Tanteó en la cama y lo encontró debajo de las almohadas desordenadas. Lo había dejado en casa todo el día, no quería que lo molestaran mientras hablaba con su padre. Con los ojos aún cerrados tanteó la pantalla y deslizó donde creyó que era, y de inmediato una queja masculina se oyó del otro lado.
—¿Dónde carajos estás metido?
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