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35 | Celos obsesivos

『—♠︎—』


La peliplateada terminó de arreglar su cabello para colocarlo acordé al atuendo que hoy vestía. Unos Jeans claros y ajustados a la cintura, que le daba un gusto a sus apiernas. Encima un body ajustado al torso, negro y de cuello alto, con su cabello ondulado hacia adelante para mostrar el hermoso color plateado de sus mechas. 

Se había despertado antes que el chico, y se despidió de él que aún estaba medio dormido, le dejó el desayuno listo y se encaminó a su casa para arreglarse e irse al casino. Que es donde estaba ahora.

Tenía en mente algo muy importante: Hablaría muy seriamente con JungKook.

Es que... estaba caminando tan tranquila por su casa, y la vergüenza que la azotó al estar vistiéndose fue mucha. ¿Por qué? El muy idiota le había dejado un chupetón en su cuello y no fue capaz de avisarle por lo menos para tener precaución.

Una campanilla le dió a entender que tenía un mensaje en su móvil, lo tomó para revisarlo y vió sus palabras allí.

«—¿Cómo está lo más hermoso y sexy de mí mundo?»

Con una rabia dentro de sí, le marcó. Y cuando él le contestó no perdió tiempo en encarar.

—¿Me vez cara de vaca, acaso? —dijo alterada, oyendo una carcajada del otro lado de la línea.

Claro que no. Pero serías una vaquita muy tierna y linda. —su voz se escuchó aniñada y EunJi supuso que hablaba con un puchero.

Todo un infantil, Jeon JungKook.

—Ah claro, como tú no eres el que ha sido marcado —su voz sarcástica le hizo soltar otra carcajada al chico y EunJi gruñó un poco estrenada con su falta de seriedad en el tema.

Discúlpame amor. Pero es que me pusiste tu cuello en bandeja de plata y no me pude resistir. —su voz fue de inocencia esta vez. EunJi entrecerró los ojos.

No le creía ni un pelo sus disculpas, ella sabía que fue su propósito.

—Te conozco muy bien. Esas disculpas no tienen ni una pizca de sinceridad —dijo en un reproche. Y de nuevo una carcajada resonó en la línea.

Las disculpas no lo son, pero si le tenía unas ganas inmensas a tu cuello... —pronunció bajo, se notaba serio o pensativo— tu piel allí es tan sensible como suave... No me pude contener al querer ver tu rostro de placer. —terminó en una queja de satisfacción.

—Tuve que colocarme un body cuello alto para que no se me note.

Ah pero bien que te gustó, porque cuando te corriste lo hiciste de una manera espectacular... Y todo a causa de mi succión que tanto te molesta ahora. —recordó. EunJi ya se imaginaba la cara de orgullo que ha de tener el muy descarado.

—Eres un puerco —y se rio también para escuchar a Jungkook reír también.

¿Dios mío qué haré con este chico?

—Tu sabes que te encanto. —dice en tono más profundo.

—Me conoces muy bien, me encantas... —mordió su labio inferior al escuchar la suave risa sexy del chico.

Eres mi Diablita... —y su murmullo se notaba de alguien excitado. ¿Podría JungKook excitarse con sólo palabras? Sí podría, y sí, en definitiva era un puerco.

—¿No olvidaras ese apodo?

—No.

Y ambos rieron al unisono.

Puede que sea un puerco, pero es su puerquito.

—¿Haz desayunado? —preguntó mientras cruzaba sus piernas y alejaba la vista del ordenador.

Sí, gracias por el desayuno, de verdad hoy no quería cocinar. Eres muy considerada. —suspiró.

—Sabía que ibas a despertar así. ¿Estás en el taller? —preguntó nuevamente.

—Sí, acabo de llegar. No hay mucho por hacer y decidí saber cómo estabas. —pronunció tranquilo y EunJi sonrió con ternura.

—Que bueno. Pero ambos sabemos la verdad aquí. Tú me escribiste para que te llamara y así oírme bramar por el chupetón. —dijo mientras negaba con su cabeza.

¿Qué comes que adivinas? —soltó una carcajada— sí, me has atrapado. Pero también quería saber de ti. Hoy te fuiste y yo estaba medio dormido.

—Mm~ gracias, amor. Y sí, debía venir al casino temprano.

—Tu sí debes estar ocupada ¿No? 

—Sí, un poco. Pero sólo por el hotel, al menos no tengo toda la carga, la mayor parte la maneja MinHo, así que no es mucho lo que debo hacer allí.

—Ah... El muñequito de pastel.

—Jk... —alargó en un reproche con suavidad y una sonrisa de por medio.

—¿Me prometes que cuando se acerque a ti, bajarás el cuello de tu camiseta?

Y EunJi sin evitarlo soltó una carcajada.

—Estás demasiado celoso últimamente —comentó con picardía.

—Estoy seguro de que te quiere robar de mis brazos... estoy seguro. —y de nuevo parece formar un puchero.

—Tendrás que hacer de guardaespaldas para que no suceda.

¿Me darías el empleo? —preguntó con tono ilusionado.

—No seas tonto, eres mi novio.

Con más razón lo hago. Sería como una de esas aventuras clandestinas entre jefe y guardaespaldas. —pronunció con sensualidad y EunJi rio suavemente.

—Tu y yo de por sí no podemos ser más amantes de lo que somos. —agregó.

Eso es verdad... Serías una gran esposa. —y la mención de eso le provocó un escalofrío.

¿Cómo serían ambos en un matrimonio? Sonrió, apenas y sabía cómo llevar una relación normal, aún no se veía casada.

—Hay mucho tiempo para eso —comentó con risitas.

—¿No quieres ser mi esposa? —preguntó con su voz en puchero.

—No he dicho que no —dijo entre risas, unas que se interrumpieron por la puerta de su oficina que había sido abierta.

—No has dicho que sí. —comentó en el mismo tono de ella.

EunJi miró a la persona, viendo que se trataba de MinHo quien no traía buen rostro.

—Está sucediendo algo, te llamé y no me contestabas así que vine directamente. —pronunció desesperado.

Él no había levantado el rostro, y cuando lo hizo se ruborizó e hizo un ademán de disculpas.

—¿Quién está allí? —preguntó JungKook curioso al otro lado de la línea.

—Te llamo luego, ha surgido un inconveniente. —EunJi habló bajo.

—¿Está todo bien? —preguntó algo preocupado.

—No lo sé, te cuento cuando sepa. —se acomodó en su silla.

—EunJi, te noto extraña... ¿Estás segura?

—No es nada, Kook. Hablamos luego ¿Sí? —un suspiro al otro lado se oyó.

—De acuerdo.

—Te mando un beso.

—Yo igual, amor.

—Te amo —pronunció con una sonrisa.

—Y yo te amo a ti, preciosa. —murmuró con su tono un poco más alegre— recuerda bajarte el cuello de tu camiseta... —y colgó.

A EunJi no le dió oportunidad de decir algo y sólo apretó el teléfono con una sonrisa en sus labios.

—Lo siento. No sabía que hablabas con tu novio. —se disculpó con una sonrisa apenada.

—Descuida. —con una sonrisa le indicó el asiento de en frente.

MinHo asintió y tomó asiento frente a ella con una carpeta que le tendió luego.

—Me llamaron esta madrugada desde Las Vegas. —notificó en un suspiro.

—¿Qué te dijeron?

—Ocurrió un problema —EunJi lo miró atenta— al parecer el arquitecto que llevaba el proyecto, tuvo un problema de salud, y no podrá continuar con el proyecto hasta que se recupere.

EunJi parpadeó un par de veces.

—¿Qué le ocurrió? —preguntó leyendo el documento.

—Como dice allí en el reporte, tuvo un problema respiratorio, al parecer tuvo ataque de asma y... Luego en su casa enfermó.

—¿Y...

—Y está internado en un hospital por un caso de neumonía. —EunJi abrió los ojos sorprendida y asintió.

—Se le entiende, por supuesto que necesita descansar.

—Así es. Pero no te preocupes, dejó el cargo en su hijo, al parecer, está a punto de graduarse y lleva carrera doble, administración y arquitectura.

—¿A punto de graduarse?

—Sí, pero es bueno, ha hecho varios trabajos junto a su padre y lo han catalogado como profesional.

—¿Y cómo se llama?

—Kim Taehyung.

『—♠︎—』

Jk observaba los informes sobre su escritorio y los reportes de los autos que entraban y salían de su taller. Salió de su ensoñación cuando un chico moreno que conocía muy bien pasó a su oficina.

—¿Cómo estás, hermano? —preguntó V, quién se sentó en la silla frente al escritorio.

—Bien, he anotado los recibos para los autos que se entregarán hoy.

—¿Qué tal tu velada? —comentó alzando ambas cejas con picardía.

—Todo fue su plan desde un principio —lo vio con ojos entrecerrados. El cinismo en su mirada era poco para lo que sentía hacia sus amigos que lo habían traicionado.

Pero no se quejaba de esa traición... tuvo una gran noche en realidad.

—Pues claro, tu diablita y Sook lo planearon y nosotros sólo... Ayudamos un poco —dijo en una risita mientras hacía el gesto con sus dedos para indicar el tamaño de su participación.

—Fue genial. Se lució, en verdad. Me ha dejado embobado toda la mañana. —una risita tierna para el moreno salió de los belfos del menor.

—Me alegra saberlo. —sonrió.

—¿A qué vienes hoy? —preguntó el pelinegro volviendo su mirada al ordenador.

—¿No puedo venir a visitar a mi hijo? —dijo con ofensa y el pelinegro soltó una risa. Le dió click a algo en el ordenador y se levantó yendo hacia la impresora.

—Ambos sabemos que no vienes a eso —respondió siendo obvio y el moreno dejó caer su cabeza hacia atrás en una queja.

—Ah~ tu y Jimin me conocen tan bien —se quejó.

—Soy tu hijo ¿No? —hizo un gesto con sus manos y sonrió amplio, mostrando sus dientes resplandecientes.

—Cierto. —apretó los labios— Jk, vengo a pedirte un permiso especial.

—¿Y eso por qué? —frunció el ceño.

—Bien ¿Recuerdas cuando te dije que mi padre manejaría una construcción en Las Vegas? —El pelinegro asintió— pues mi padre enfermó, está hospitalizado por neumonía.

—¿Qué? —se acercó al mayor con preocupación— ¿Y cómo está? 

—Está mejor, pero necesita reposo.

—Pues claro, que bueno que lo tenga. —asintió de acuerdo y volvió a preguntar— quieres ir a verlo ¿Es eso? Sabes que puedes hacerlo sin permiso.

—Sí, lo sé. Pero hoy no es sólo eso. —Jk lo miró atento— papá me dejó el proyecto a mí. He visto el proceso y le he aconsejado algunas cosas.

—Pero aún no te recibes como arquitecto —frunció el ceño.

—Lo sé, pero conozco el manejo. Y me falta poco para recibir mi título.

—Lo digo porque no vaya a ser que tengas un problema por eso.

—No lo creo, papá trabaja siempre con las mismas personas, y ellos me conocen. —asintió seguro.

—Bueno, hermano. Es una gran oportunidad para que te desempeñes como arquitecto. —sonrió amplio y lo abrazó cuando el mayor se levantó.

—Sí, es algo muy bueno y me emociona. —sonrió con emoción— además hay otra cosa. —sonrió amplio y rascó su cabeza.

—¿Qué cosa?

—Tu diablita será mi jefa.

『—♠︎—』

JungKook se encontraba frente a la puerta de su apartamento, apunto de entrar luego de un largo día en el trabajo. Mientras sacaba las llaves sintió como alguien tocó su hombro. Se giró y frunció el ceño en descontento.

—Hola JungKook. —y ella sonrió. 

Jk abrió de más sus ojos y la miró desconcertado.

—¿Cómo supiste mi nombre?

—Digamos que lo averigüé —su sonrisa ladina le hizo rodar los ojos— ¿Cómo estás? Hace mucho que no sé de ti. —su falsa inocencia le pareció fastidiosa.

—Pues eso me hubiese alegrado si no decidieras volver por aquí. —dijo tajante mientras cruzaba sus brazos.

—No estés tan reacio conmigo. —pestañó un par de veces queriendo parecer tierna.

—Lalisa ya basta. —pidió cansado— vengo muy fatigado, no quiero tener que sacarte a las malas —su rostro demostraba el cansancio que permanecia en su cuerpo.

Luego del mediodía las cosas parecieron ir más ajetreadas en el taller, y eso lo dejó agotado. Ahora que venga ella nuevamente, le daba un dolor de cabeza.

—¿No quieres ayuda para esa fatiga? Ya conoces como son mis trucos —con su voz coqueta, se acercó a él.

Con sus manos la detuvo tomando sus brazos mientras que su rostro no parecía el más amable.

—¡Basta! —exclamó— fue una sola vez, una sola maldita vez. De allí a que yo tenga algo contigo hay un largo y alto muro. —pronunció hostigado— eres una mujer, valórate aunque sea un poco.

Y con eso se giró a su puerta y siguió buscando sus llaves que por la adrenalina, no lograba encontrar.

—Mañana me mudo. —confesó bajo— sólo quería verte una última vez.

El chico no se detuvo para mirarla, simplemente suspiró cuando halló por fin las llaves de su hogar. Allí mismo se giró y la encaró.

—Que buena noticia. —sonrió falsamente— ahora, hazme el favor y ya... Vete, por favor —volvió a pedir.

La castaña asintió y suspiró resignada.

—Está bien —con una sonrisa triste asintió. Pero JungKook no contaba con que en un descuido ella se atreviera a tomarlo del rostro y besarlo de forma apasionada.

Él no reaccionó a nada positivo, simplemente la tomó de los hombros y la separó.

—Por estas mismas razones es que no me fijé en tí. Te comportas como una zorra resbalosa. —dijo entre dientes y luego su rostro se giró en una abofetada.

—Eres un maldito, Jk. —susurró entre dientes y con sus lágrimas cayendo de sus orbes.

JungKook no dijo nada, simplemente se tomó el rostro y le sonrió con malicia. Lalisa se giró y salió despavorida de allí. Sin más él entró al apartamento.

Estaba harto y cansado de ella.

『—♠︎—』

La chica salió del auto con algo de apuro, tomó su bolso y cerró el vehículo para caminar hacia la puerta de las escaleras, caminó y llegó a un pasillo, marcó el código en la puerta y la abrió, adentrándose a la gran mansión.

—Hola abuelo. —pronunció al mayor que estaba sentado en su sillón con una pipa en manos.

—EunJi, querida. —se levantó y caminó hacia su nieta que le dio un gran beso en su mejilla— ¿Qué tal el Casino?

—Excelente, todo marcha mejor —asintió y su abuelo la imitó.

Ella se hizo a un lado y observó a alguien de espaldas. Le frunció el ceño a su abuelo y este hizo como si recordara algo.

—EunJi, él es quien asumirá el proyecto de Las Vegas. —apuntó, el chico se giró alzando sus cejas. No puede ser. Lo miró sorprendida— Taehyung, ella es mi nieta Go EunJi.

—Por supuesto —asintió.

—¿V? —asombrada le sonrió— ¿Tú eres hijo del señor Kim?

—Sí, así es... ¿Cómo estás, EunJi? —sonrió con cortesía. Aún así ella entrecerró sus ojos. No tenía muy buena relación con el chico, pero nada grave.

—Estoy bien. ¿Cómo está tu padre? —preguntó de vuelta.

—Ha mejorado, igual necesita reposo. —dijo con suavidad.

—Que bueno, espero que se mejore. —deseó y el chico agradeció.

—No sabía que se conocían —frunció el ceño el mayor.

—Sí, Taehyung o como yo lo conozco, V, es como un hermano para JungKook. —el mayor abrió los ojos y sonrió amplio.

—Oh, entonces hay que tratarlo bien —aconsejó y EunJi rió. A saber qué cosa mala habrá querido hacerle el abuelo.

—Sí abuelo, si no tendrás problemas con JungKook. —recordó EunJi.

V asombrado por la actitud del mayor hacia su mejor amigo, sonrió atónito. Al parecer JungKook ya tenía más que ganado al suegro.

—Por cierto, ¿Dónde estará? Hace mucho no viene por acá.

—Oh, en su casa. Hoy hubo mucho desastre en el taller y quedó como un ogro.

—Uh ¿A quién se parecerá? —EunJi miró a su abuelo y este la miró ofendido.

—Voy a ver cómo va Martha. ¿Taehyung, te quedas a comer? —el nombrado asintió agradeciendo.

El mayor se fue a la cocina y los dos chicos se vieron un momento.

—¿JungKook estaba bien? —preguntó algo preocupada por lo dicho anteriormente.

Taehyung sonrió por la preocupación de EunJi por Jk, ya que nunca antes se habían preocupado tanto por él.

—Sí, sólo está cansado. Ayer se agitó mucho y hoy andaba con el cuerpo pesado. Imagínate eso y que el taller se llene de repente. —dijo masajeando su frente. Al parecer también fue duro para él.

—Lo entiendo. Voy a marcarle, tal vez no sea un ogro conmigo.

Taehyung sonrió.

—No creo. Le alegrará mucho tu llamada —dijo eso y se alejó hacia el exterior, donde se apreciaba la piscina.

EunJi caminó escaleras arriba y al adentrarse en su habitación sacó su teléfono para marcar el número.

—Amor mío. Te amo mucho ¿Lo sabes? —dijo de inmediato al contestar.

—Lo sé. Y yo te amo a tí —respondió entre risas— ¿Qué te sucedió ahora?

Lalisa Manoban —y nada más el nombre le dió un mal sabor de boca.

—¿Qué se atrevió a hacer ahora? —contestó con una pregunta amarga.

Vino a mi casa, me la encontré en el pasillo.

—¿Y por eso estás así?

Ya sabes cómo es. Alardeó un rato, diciendo cosas para seducirme y... Bueno, me besó, pero sabes ya de antemano cómo es.

—Es una zorra... —murmuró— Voy para allá. —se volvió a la puerta con el teléfono en la oreja.

—No amor, no es necesario. Debes estar trabajando ahora y...

—No es excusa Jeon JungKook, ya salí y voy para allá. —aclaró y colgó.

Salió tan pronto como pudo de allí.

『—♠︎—』

JungKook abrió la puerta y en cuanto lo hizo una delgada y peliplateada la atravesó rápidamente molesta. Pero JungKook sólo la pudo ver con ternura, y mordió su labio inferior cuando la vio contonearse con el paso.

—Que zorra —siseo entre dientes— parece una perra en celo, no haya donde revolcarse —su rostro estaba rojo, enfurecido.

JungKook sonrió ladino y suspiró acercándose un poco a ella.

—Lalisa está loca, sí. Pero yo lo estoy aún más por tí. —caminó hacia ella pero esta lo detuvo.

—Te besó ¿Me dijiste? —JungKook asintió pesadamente— ¿Y te gustó? —preguntó con un leve puchero.

JungKook no pudo evitarlo, rio fuerte con los labios fruncidos de ella. EunJi daba tanta ternura.

—Sabes de antemano que yo amo los tuyos. —con sus dedos le apretó el puchero.

—¿Yo te pregunté eso, acaso? —su seriedad quería hacerlo encogerse, pero JungKook no le tenía miedo. Simplemente era un algodón escondido tras una roca, esa era EunJi.

—No me preguntaste eso, pero me pareció bueno recordarlo. —arqueó una ceja y su mano jugó con un mechón de ese cabello plateado.

—Respóndeme. —pidió nuevamente con el mismo puchero.

JungKook volvió a reír por la ternura que ella emanaba. Entonces se acercó más.

—No me gustó, sabían a azufre. —EunJi no evitó reír un poco pero luego recuperó la compostura— la aparté al instante —murmuró y EunJi rodó los ojos.

—¿Y por qué te dejaste? —dijo con sus brazos cruzados, esta vez fue ella quién arqueó una ceja.

—No me dejé, me tomó de improvisto... Nunca la dejaría... —EunJi cruzó sus brazos aún demostrando su molestia— Es que, tu molesta eres la perdición —mordió su labio— Te amo a ti, te deseo sólo a tí... ¿Eso no es suficiente para ti? —preguntó con galanería, sonriendo ladino.

—Claro que es suficiente —asintió— pero la próxima, sepárala antes de que cometa lo que ocurrió hoy o si no yo misma le arranco los cabellos.

JungKook volvió a reír. EunJi sólo quería aparentar estar celosa, sólo para que su novio la mimara y consintiera.

—Fue de improvisto —se quejó— pero claro que lo haré —con su sonrisilla la tomó de su cintura para abrazarla— además, no creo que pase de nuevo.

—¿Por qué? —inquirió rodeando el cuello del chico con sus brazos.

—Porque me dijo que mañana se muda —frunció el ceño un poco extrañado.

—¡Pero qué buena noticia! —la chica sonrió feliz mientras daba saltitos y JungKook rio burlón por la actitud de su preciosa novia.

—Es lo mismo que yo le dije —le picó los labios en un beso corto y robado que a EunJi le encantó.

—Sabes, he venido porque Taehyung me dijo que estabas fatigado, por eso te llamé y quise venir corriendo. —le sonrió tierna y luego frunció los labios para que el chico le besara de forma suave.

—¿Taehyung? ¿Cómo sabes su nombre? ¿Qué hacía él contigo? —y a pesar de todo, JungKook no olvidaba el comentario de su amigo— ¿Te dijo algo?

EunJi soltó su risa.

—A ver, uno, deja tus celos con tus propios amigos. Dos, él será el nuevo arquitecto, asumirá el puesto de su padre. Tres, no intentó nada conmigo. —completó entre risas— Kook, debes aprender a confiar en tus amigos, no voy a ligarme a uno de tus casi hermanos, por dios —exasperó siendo obvia.

—¿Y a alguien más sí? —preguntó con un puchero devolviendo el mismo juego de EunJi hace rato.

—Claro que no —sonrió irónica— ¿En verdad aún desconfías de mí? —preguntó fingiendo estar triste.

—Confío en ti, amor. Pero conozco la sensación del hombre, y no quiero que nadie te toque. —explicó, aunque no parecía darse a entender.

Entonces EunJi se separó.

—A ver JungKook. Obviamente desconfías del mundo, pero a través de eso estás poniendo en duda mi respeto hacia tí.

—EunJi, amor...

—No, espera. —detuvo con su mano— lo primero que hablamos fue de la confianza mutua. Yo aprendí a confiar en ti ¿Cómo es posible que tú aún pienses en la posibilidad de que yo te engañe? —ya estaba algo molesta y por eso suspiró fuerte. Necesitaba calmarse— Cuando yo necesite viajar o cuando tú lo necesites ¿Cómo harás? 

JungKook mordió su labio inferior y respiró con irregularidad. Se sentía de pronto presionado, no quería enojarla, pero ya lo hizo. Ahora calmar a EunJi será complicado.

—¿Entonces, JungKook? —él la miró— tú aún piensas mal de mi ¿No es así?

—Claro que no, EunJi. Jamás, yo te amo. —respondió en una exclamación.

—Pues... Piénsalo, reflexiona todo. —tomó el bolso que había tirado en el sofá cuando llegó— y llámame cuando ya no tengas dudas. —terminó dejando a JungKook con un nudo en la garganta.

Pasó por su lado con paso rápido, pero este logró detenerla en un agarre en su brazo.

—Te amo. —susurró.

EunJi sin mirarlo se soltó.

—Y yo a tí. —contestó en el mismo tono.

Y siguió su paso, caminó hasta la puerta y la abrió, pero antes de salir le dió una última mirada al chico quién de espaldas llevó sus manos a la cabeza y apretó sus cabellos. Cerró saliendo rápidamente de allí.

Sentía un vuelco en su corazón, se sentía herida. Ella sabía que no sería buena en una relación, sabía que las cosas que había hecho le cobrarían factura cuando quisiera olvidarse de ello, pero si su factura a pagar era enamorarse de JungKook, el destino había escogido bien porque cómo demonios le dolía el que él desconfiara de ella. Le dolía mucho.

Sabía que las cosas no podían ir tan bien sin algún problema de por medio.

En la recepción del edificio se encontró a un chico castaño con una chica rubia, tomados de la mano. Supo de inmediato de quién se trataba.

—Ah, Go EunJi ¿No? —le sonrió con amabilidad, pero la borró de inmediato cuando notó el rostro de ella.

—Así es, tu debes ser Jackson Wang —asimiló y el chico asintió.

—Así es, soy tu cuñadito —dijo juguetón y EunJi rió negando.

—Claro. —afirmó.

—Ella es mi amiga GaEun. —presentó a la chica de su lado. EunJi se sintió atraída por la forma en que lo hizo, venían tomados de las manos, pero Jackson dijo que era su amiga.

JungKook ya le había dicho cómo era el castaño, así que no se sorprendió mucho.

Ambas chicas se saludaron y a EunJi le llamó mucho la atención el perfume. Era el mismo que estaba impregnado en JungKook aquella vez, recordaba la causa de su problema.

—¿Están saliendo? —decidió preguntar al ver sus manos y ambos sonrieron separándose.

—Sí, lo estamos. —asintió el chico.

—Que bueno. —sonrió con timidez.

—EunJi —la llamaron detrás de ella y sostuvieron su brazo. Era JungKook y se le veía agitado. Quizás por correr.

—¿Qué ocurre? —preguntó sin ánimos. Ya no quería discutir.

—Debemos irnos. —la tomó de la mano y caminó un poco llevándola con él. Se veía ahora pálido y preocupado.

—¿Qué está pasando? —preguntó sacando su mano del agarre. Pero JungKook la volvió a tomar.

—Taehyung me ha llamado. Tu abuelo está en el hospital, al parecer se desmayó en su casa. —volvió a mirarla y se le veía la preocupación.

EunJi lo miró aterrorizada y comenzó a caminar rápidamente. Lo menos que quería era que su único familiar cercano se fuera. No podía pensar en la posibilidad de que su abuelo la dejara. 

Al estar frente a su auto JungKook la detuvo.

—Dame las llave que yo manejo. —extendió su mano y la chica accedió dándole sus llaves.

Sintió lágrimas por sus mejillas y allí JungKook la miró, entonces antes de subir al auto él la abrazó, besó su coronilla y susurró en su oído:

—Todo estará bien, mi amor.

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