29 | Capa y espada
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Él sabía de la preocupación que sentía su chica, lo sabía por las miradas que le daba de vez en cuando.
JungKook había recibido un mensaje de ella en donde lo invitaba a cenar junto a su abuelo, pero no creyó que sería al restaurante perteneciente a la familia Manoban. Se sentía muy mal, lo que menos quería era un chillido o fastidio de Lalisa, y ojalá que no se atraviese a humillar a su chica.
—Cariño ¿Me contarás lo que te pasa? —EunJi acarició su mejilla mientras esperaban a que les indicaran la mesa.
Sus manos tomadas le daban el confort que necesitaba ahora, no se sentía bien pero no quería defraudar a lo más hermoso que ha tenido en su vida.
—No estoy bien, nena —susurró con su voz ronca y tomó la mano de ella para llevarla a sus labios.
—¿Prefieres que mejor nos vayamos? —preguntó suavemente con su preocupación por su novio por delante de todo.
—No nena, como crees. — negó regalándole una sonrisa suave para no hacerla preocupar tanto— no quiero decepcionar a tu abuelo, así que mejor cenemos y luego hablamos del tema. —EunJi sonrió suave por la costumbre de JungKook en hacer menos sus emociones, pero no le discutió eso y simplemente asintió acariciándole la mejilla con sus dedos.
Un gesto demasiado relajante para él, pero aún más relajante cuando la veía a los ojos. Esos ojos que desprendían una emoción incalculable, una que le daba la mejor sensación en su pecho, una cálida y hermosa sensación.
—Eres lo mejor. —murmuró hacia ella y le sonrió ampliamente— y prometo contarte luego ¿bien?
—¿Es por Jackson, no? —JungKook decidió no contestar, simplemente acarició el brazo de ella y suspiró encantado con la mujer que hoy lo acompañaba.
Hoy usaba un hermoso vestido negro con encajes a los lados de la cintura, haciendo notar cada curva que poseía, una que sólo él admiraba y disfrutaba acariciar.
—Prometo contarte al salir de aquí ¿Sí? —la chica poco convencida asintió. Y JungKook pudo ver el movimiento de las ondas en su cabello cuando cometió la acción.
Es que su novia era la mujer más guapa que ha conocido.
Podían decir claramente que la cena estuvo espectacular, disfrutaron de una cálida y armoniosa conversación, una en donde se pudo sentir cómodo. EunJi tenía razón con lo que le había dicho de Go JungHyuk, El hombre era inteligente, habilidoso, y tenía un gran carisma, aunque mientras más lo conocías más te dabas cuentas que así como ríe se molesta.
EunJi por su parte miró a JungKook por unos segundos mientras lo veía y oía reír con las cosas que decía su abuelo. A pesar de estar aflijido no quiso demostrarlo en la cena, pero la peliplateada sabía que muy en el fondo le estaba costando demasiado ocultarlo.
—Buenas noches a nuestros clientes favoritos —la voz amable del señor Manoban interrumpió la charla. JungHyuk no evitó levantarse y saludar a sus amigos, acto que imitaron los otros dos acompañantes.
La pareja saludó con cordialidad a ambos jóvenes allí presentes, y con una mirada fija en JungKook pronunciaron:
—Espero que estén disfrutando de la velada —dijo la madre de la castaña, mirando a EunJi de pies a cabeza. Era algo tan típico de esa mujer que EunJi ya estaba acostumbrada a ella.
—Ha sido una noche espectacular —pronunció la peliplateada con una mirada orgullosa hacia la pareja que la criticaban con sólo la mirada, todo esto mientras ella se apegó a JungKook y entrelazó sus manos y dedos.
Los tres tomaron asiento nuevamente y observaron con una sonrisa a ambos mayores, una sonrisa por sólo cortesía. Ambos eran los primeros en el puesto de la sociedad ignorante que existía en la actualidad, sólo se centraban en los estereotipos, sólo en la apariencia y el dinero que pueden gastar.
—Estamos contentos de verte de nuevo, querido. —dijo la madre de Lalisa hacia JungKook mientras colocaba su mano sobre el hombro de él, como si lo conociese de toda la vida.
JungKook al momento miró la mano en su hombro y volvió a ver a la mujer para sonreírle suavemente.
—Gracias señora Manoban. Mi novia y yo la pasamos muy bien —comentó tomando la mano de la mencionada por encima de la mesa, la miró y le sonrió para que EunJi se la devolviera.
Por acto reflejo EunJi esbozó una sonrisa, creyéndose afortunada en que JungKook demostrara ante todos su relación. Algo que a los mayores pareció sorprenderles, pues sus rostros lo demostraban en cada poro.
—Oh, EunJi. Al fin pudiste sentar cabeza y unir tu vida con la de un chico admirable como lo es...
—JungKook, Jeon JungKook —dijo el pelinegro con seguridad y suficiencia por primera vez en tantos años, pero sentía que debía decirlo— y la verdad es que.. el que sentó cabeza fui yo, y tuve suerte de conseguir a EunJi en el mejor momento —comentó mirándola a los ojos y ambos se sonrieron con dulzura.
—Bueno... —la mujer se vio incómoda mientras su esposo hablaba— Nosotros iremos a atender a los otros invitados, pero espero que hayan disfrutado de la comida —el hombre elegante dijo con orgullo y su mujer lo acompañó con una sonrisa forzada.
Cuando ambos se retiraron JungKook respiró con normalidad y EunJi le acarició la mejilla, acto que por inercia lo hizo mirar hacia sus ojos preciosos.
—Gracias por defender lo nuestro. —pronunció sin darse cuenta que su abuelo los observaba fijamente mientras llevaba su copa de vino a los labios.
—Nunca... —susurró llevando la mano de ella a sus labios para dejar un suave beso— Nunca dejaré que te hagan daño EunJi. —murmuró para luego acercarse y besar sus labios en un beso dulce.
El mayor frente a ellos observó a ambos jóvenes y sonrió con orgullo. Su nieta al fin pudo conseguir a alguien que de verdad la quería, eso veía JungHyuk en ambos: Amor.
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La pareja de jóvenes reían un poco con el recuerdo de lo que pasó en el restaurante, se sentían a gusto con lo que habían demostrado.
—Me encantó su cara amor —rio un poco EunJi mientras balanceaba sus manos tomadas.
Ambos hacían un pequeño recorrido en los jardines de la mansión Go. JungKook olvidaba cada mal con la simple sonrisa de su chica, en verdad adoraba pasar tiempo con ella.
—Ya te dije, te defenderé a capa y espada. —pronunció para luego fruncir sus labios. Deteniendo el paso le dio la vuelta para tenerla de frente— eres mi novia y no voy a dejar que te lastimen por nada en el mundo.
Tomó su rostro con sus manos y la acercó al suyo con una sonrisa cautivadora. Al sentir sus dulces labios se sintió en el paraíso y se olvidó por un momento de todo lo malo. Sólo quería disfrutar un rato de su cercanía, de su perfume, y de su calidez. Es así como profundizó el beso al inclinar su rostro, bajó sus manos a esa cintura fina y las manos de ella fueron a sus hombros trabajados y cubiertos por el blazer gris de su traje. La atrajo a su cuerpo con las ganas inmensas de sentir ese calor que sólo ella sabía darle.
—En verdad eres... Lo mejor que ha llegado a mi vida JungKook. —confesó con una sonrisa embobada mientras sus rostros juntos sentían más intensa esa corriente eléctrica en sus cuerpos.
—Tu también a la mía amor. Y no me voy a cansar de repetirlo —murmuró soltando una pequeña carcajada.
Siguiendo sus pasos por el jardín, llegaron a la piscina de la gran casa, una que brillaba con muchos colores en plena oscuridad. Sentados alrededor de una mesa EunJi tomó su mano y él la miró.
—¿Qué pasó con Jackson amor? —preguntó segura. Ella sabía que ese era el tema que lo tenía distraído.
—Como me conoces, diablita —susurró acariciándole la barbilla con sus dedos— Jackson llegó hoy al taller, hablé con él y... Me ha revelado muchas cosas que me tienen pensativo.
—¿Te ha dicho algo de tu padre? —preguntó ella con curiosidad mientras retiraba los mechones negros de su frente. Hoy lucía un nuevo corte de cabello que le favorecía demasiado.
—Me contó que, estuvo buscándome por mucho tiempo junto a mi padre. Él... Dice que mi padre lamentó mucho mi huída y que está arrepentido...
—¿Y tú lo crees? —preguntó ella. En realidad lo importante para ella era que estuviese siendo sincero y que no lastimase a JungKook mucho más.
—Yo... Ya no sé qué pensar nena. —negó mirando hacia las luces en el agua— él... Fue tan duro con nosotros y... No sé, de verdad que no sé. —soltó en un suspiro.
—Amor. Creo que todos merecemos una segunda oportunidad —aconsejó mientras su mano descendía a su cuello— tu padre cometió errores, pero ¿Quién no los comete en esta vida? —susurró y JungKook la miró— deberías conocer a tus hermanos, quizás y hasta se lleven bien.
Sonrió con esperanza y JungKook soltó un suspiro agobiado que llamó la atención de ella.
—EunJi... Mi hermano YuGyeom falleció por una recaída en las drogas. —pronunció con su voz vuelta en un hilo.
—¿Qué? —preguntó en el mismo tono con preocupación por el chico frente a ella que ahora se muestra mucho más frágil.
—Sí. Estuvo en rehabilitación y... Quiso contactarme pero... Yo no tomé sus llamadas. Es mi culpa que no me haya despedido de él. —las primeras lágrimas salieron y EunJi se levantó.
Y caminando hasta posarse detrás de él lo rodeó con sus brazos besando su mejilla.
—No vuelvas a decir eso —ordenó con la voz quebrada, aunque no borraba la faceta dura— eres una persona asombrosa, no eres culpable de nada más que enamorarme ¿bien?
JungKook logró reír de felicidad cuando escuchó lo que su chica le había confesado. No es que no lo supiera, pero poco oía a su diablita siendo un angel.
—¿Ya te he dicho lo mucho que te quiero nena? —preguntó entre risitas.
—Muchas veces... Pero eso quiero oírlo todo el tiempo. —rio para luego besar su mejilla constantemente.
—Amor... —llamó y EunJi lo soltó para volver a sentarse a su lado— YuGyeom me escribió una carta antes de fallecer.
Esa confesión la dejó helada, y aún así se atrevió a preguntar:
—¿Y que decía?... Claro, si se puede saber ¿No?
—Tranquila amor. Pero en verdad no lo sé... No he tenido el valor para abrirla —murmuró aflijido y EunJi asintió— la traje conmigo, porque sé que me ayudarás —sacó el material de su bolsillo y lo mostró.
—Entonces quieres leerla —afirmó pero aún así el chico asintió— vayamos a mi habitación, allí estaremos mejor.
Luego del asentimiento la peliplateada tomó su mano y ambos se encaminaron por las escaleras y amplios pasillos de la gran casa. Al estar sentados cómodamente en la amplia cama, JungKook se inclinó y colocó los codos en sus rodillas mientras sus dos manos se posaron en su rostro. Con pesar metió la mano en su bolsillo y le tendió el papel a EunJi.
—JungKook...
—Leela tu, por favor. No la acabaré, si lo hago yo. —pidió con su voz cortada. Le dolía muchísimo.
—Está bien. Pero escucha con atención y si quieres que me detenga, sólo dilo.
Un asentimiento. Fue lo único que JungKook hizo.
EunJi con sus manos temblorosas logró abrir aquel papel en sus manos, se veía algo amarillento, quizás por el tiempo que lleva guardado. Al tener la hoja fuera del sobre, la desplegó y comenzó a leer esa caligrafía, una que se notaba estar escrita con esfuerzo. No quería imaginarse al chico escribiendo una carta con su cuerpo débil.
Carraspeó un poco y se enderezó para pronunciar las primeras palabras:
___Hey idiota, soy yo, YuGyeom ¿Te acuerdas de mí, criatura del demonio? Ahh yo pienso que no porque no te he visto en mucho tiempo. Supe que te peleaste con tu padre y por eso huiste de casa, a estas alturas ya debes saber que compartimos la misma sangre ¿No? Bueno, no literalmente, pero algo nos vincula. Bueno no me voy del rollo y no tengo fuerzas para borrarlo. La idea clara de esta carta es que entiendas mi posición; aunque ya de nada servirá porque sé que no estaré en este mundo dentro de poco, no tengo fuerzas Kookie. Sólo quería pedirte disculpas por no habértelo contado antes, pero yo sí sabía que éramos hermanos, por eso me acerqué a ti cuando llegaste por primera vez a nuestra calle aquella noche, un chico joven y nuevo en esa calle prácticamente era carnada para esa banda de leones allí, es por eso que no dejé que te hicieran daño, siempre fui como un escudo para tí aunque no te diste cuenta. Te seré sincero, no tenía la más mínima buena intención cuando me acerqué, estaba dolido por todo lo que tú y tu hermano tenían, por todo lo que Jackson y yo no hemos tenido. Pero luego te conocí mejor y me dije: "Este chico es muy bueno". No quise hacerte daño, me arrepentí, es por eso que luego de conocernos mejor, te fui queriendo aún más, y dios, dije: "¿Cómo es posible querer tanto a un chiquillo imbécil como éste? Es mi hermanito, no puedo hacerle daño". Aunque si soy culpable de meterte en esas carreras, pero es que eras muy bueno y ganábamos mucho dinero...
JungKook con una sonrisa y lágrimas desbordándose, miró a EunJi cuando no escuchó su voz.
—¿Qué pasa? Continúa, por favor —suplicó y EunJi volvió su mirada al papel.
...Y lo gastábamos divirtiéndonos con aquellas preciosas nenas que, sin duda eran de infarto, pero eran unas putas arrastradas por el dinero. Ja ja ja, yo en verdad te he protegido cuando me conviene, pero al menos te prohibí la cocaína, oye imbécil, por cierto, más te vale no estar consumiendo alguna sustancia ilegal, porque allí si te jalo los pies a la madrugada. Ahora te debes estar riendo un poco, pero conociendo lo llorón que eres, seguro ya habrás llorado todo un río, un mar, los océanos, y todo lo que tenga agua. También sé que estarás pensando que soy un marica por escribir una carta, pero es que hombre sólo así te hago llegar mis palabras.
___La verdad, JungKook, es que mi padre en verdad los amaba, a ambos, a ti y a tu hermano, no te puedo explicar cualquier cosa de su actitud porque sólo el puede hacerlo. Papá siempre los quiso, es sólo que cometió errores que lo hicieron cambiar mucho. Ahora debes estar pensando en lo que él hizo por nosotros y por ustedes, pero te diré algo primero: Nosotros tuvimos de todo, de cualquier privilegio que se le puede dar a un niño, pero nunca lo tuvimos a él completamente, ustedes tenían dinero, su atención, su reconocimiento, pero nosotros sólo pedíamos atención, esa atención y presencia que no teníamos por ser un secreto. No lo podían ver públicamente; incluso, ninguno lleva su apellido por miedo a ser descubierto. Quiero que recuerdes siempre que te adoro pequeño polluelo, cuando te conocí supe que éramos hermanos por poseer el mismo caracter, además de que te pareces a la escoria de mi hermano, quién por cierto no es malo, sólo está algo chiflado.
__En fin, conejito, cuídate mucho. Te veré donde sea que esté, y te vigilo ¿Eh? No consumas drogas, es malo para la salud, sino mira como terminé yo, escribiendo una carta a lo marica. Recuerda que te jalare los pies, ah y por favor cuida a Jackson, no dejes que él cuide de tí porque sé que en vez de estar decentemente, van a estar en alguna fiesta latina. Igual los estaré vigilando para reírme un rato con sus payasadas.
Sé bueno, lucha, construye, enamórate de la que sí es buena, no te vayas a enamorar de una puta porque yo mismo me encargo de quitártela de encima.
Perdona a papá, háblalo con él, te sabrá explicar mejor que yo con esta carta; ya que hasta a mí me están dando ganas de romperla. Cuídate Jeon JungKook.
Atte: Jeon YuGyeom. (Jaja No quedaba tan mal el nombre ¿No?)
•••
JungKook se levantó de inmediato al oír completamente las palabras de su primer amigo que, además resultó ser su hermano. Con sus manos algo sudadas, se masajeo el rostro. Todo estaba sucediendo tan pronto. Un suspiro brotó de sus labios mientras sus ojos permanecían cerrados, casi sentía su cuerpo temblar por completo.
Unas manos en sus hombros lo sacaron de su trance, de pronto se sentía muy débil. Él nunca se había sentido así. Esas manos delicadas y femeninas, masajearon sus hombros de forma relajante, y de pronto quiso volver a llorar.
Un sollozo escapó de sus labios y no pasó mucho para que EunJi lo girara y lo abrazara de forma protectora. Ella quería hacer algo para evitar su sufrimiento, pero eso era inevitable.
—Ni en sus últimos días, perdió el humor —susurró estrechándola a su cuerpo mientras sentía su perfume. Quería sentirla, solamente ella podía calmarlo y relajarlo, algo sorprendente para él pero que le gustaba demasiado.
—Apenas leí la carta y... Ya me cayó bien tu hermano —soltó una pequeña risita que inevitablemente hizo sonreír al pelinegro.
Volvió a estrecharla y aspiró profundo su aroma. Ese perfume era característico en ella y le encantaba.
—Gracias, nena —volvió a susurrar mientras cerraba sus ojos.
Su voz aún se encontraba cortada por el sollozo que escapaba de sus labios. EunJi jamás creyó verlo así: derrotado, así que con todas las fuerzas lo estrechó a ella.
—¿Hay algo que pueda hacer para que te tranquilíces un poco? Estás dolido, necesitas relajarte y olvidarte un poco de todo. —besó su mejilla sin soltarlo— recuerda lo que dijo tu hermano, debes ser fuerte. —volvió a estrecharlo sintiendo de nuevo el pequeño sollozo.
—Sí necesito algo de ti. —susurró relamiendo sus labios mientras acariciaba el cabello plateado y de ondas.
—Si, dime. Lo que necesites —susurró besando su mandíbula.
JungKook comenzó a dar besos cortos por el delgado y pálido cuello de ella, haciéndola sentir una corriente eléctrica en todo su cuerpo. Quería olvidarse de todo, quería dejar de sentir dolor, quería sentirse en el cielo. Y eso sólo podía cumplírselo ella.
—Hagamos el amor. —pidió mirándola a los ojos y llevando una de sus manos a su mejilla.
Quitó el cabello colocándolo hacia atrás y su aliento cálido chocó con los labios rojos de ella. Ambos conectaron sus miradas y sin tener respuesta JungKook la besó tiernamente mientras la atraía a su cuerpo desde su espalda baja.
Sus cuerpos comenzaron a sentir el calor del otro y sus manos comenzaron a tantear en cada parte de sus torsos. Sin querer esperar EunJi quitó el saco de color gris de los hombros de chico y comenzó a desabrochar cada botón de su camisa negra. JungKook se dejó hacer en los brazos de su chica, siendo sumiso a ella en todas sus acciones.
Cuando sus cuerpos chocaron con la superficie acolchada y de color blanco, no hicieron tardar los toques de las yemas en sus pieles cálidas. Ambos cuerpos desnudos solo querían sentirse de la manera más romántica posible, es por eso que cuando JungKook unió sus cuerpos soltaron un gemido de satisfacción y placer. Y lo que había dicho anteriormente se estaba cumpliendo: Se sentía en las nubes. EunJi tenía ese poder sobre él, ese poder de volverlo loco
Se sentía libre de toda presión, y eso era lo que quería lograr.
Suave, delicado, cariñoso, así le hizo el amor a su novia, de una forma tan amorosa que le demostrara a ella lo mal que estaba por ella, quería decirle con su cuerpo y besos lo mucho que la apreciaba, que la quería.
—Te quiero... —susurró ella en su oído de una forma tan sensual y a la vez tan cariñosa. Una doble faceta tan encantadora para JungKook.
—Yo te quiero aún más, nena. —respondió besando su mejilla cálidamente.
Joder, sí. Él la quería de una manera indescriptible, la adoraba, ella ahora era lo más primordial para él, era lo único que tenía en su vida, y quería que así fuera por mucho más tiempo.
En definitiva, hizo una buena elección.
Sus cuerpos sudados se pegaban entre sí sin ningún problema ante ello. Eran el uno para el otro.
EunJi observó el rostro de JungKook mientras lo abrazaba de su espalda. Serio y excitado. Suspiraba buscando el aire que poco a poco se le cortaba a consecuencia de sus movimientos profundos. Él no despegaba la mirada de las facciones delicadas de EunJi, le encantaba ese rostro tan suave y delicado, ese cabello de mechas plateadas y despeinado, esa nariz pequeña y tierna, esos labios pequeños y carnosos pero algo hinchados por los besos...
Ella es.
Su chica.
Su mujer.
Estaba seguro de que la quería todo el tiempo junto a él. Se sentía preparado.
Cuando sus cuerpos alcanzaron su límite de placer ambos se dejaron caer sobre la cama, cansados, extasiados y complacidos. Dejó besos cortos por el rostro sudado de ella y su cuello, escuchando sus cortas risas, unas risitas tan tiernas que ya eran música para sus oídos.
Le encantaba... ella era suya, y él estaba entregado a ella.
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