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24 | Un corazón roto

『—♠︎—』

—Ya cuén–tame, no seas... Tram–posa —murmuró entrecortado ya que la chica no lo dejaba hablar. Apenas y pisaron el apartamento, ésta se abalanzó a sus labios.

En el restaurante le prometió contarle cuando estuvieran en un lugar más privado. JungKook sabía que no hablarían en cuanto llegaran a su casa, ambos se conocían, y él tuvo razón.

—Ya calla esa boquita, pareces un bebé cuando te quejas —comentó burlona sin dejar de sonar sensual.

—¿Un bebé? —preguntó en un quejido mientras rodeaba su cintura con sus brazos. La peliplateada asintió mordiendo su labio inferior— ¿Un bebé te haría gemir de placer? —preguntó bajando sus manos a su trasero, apretando su agarre con posesión— ¿Te haría exclamar mi nombre? ¿Te haría sentir en el cielo? —volvió a apretar con posesión, haciendo que EunJi diera un brinco de la impresión sosteniéndose de sus hombros y acercando sus rostros— ¿Te mojaría las bragas? —susurró excitado sobre sus labios.

—Ah.. JungKook —soltó un gemido de impresión cuando la mano traviesa de él entró por el vestido y masajeo su trasero directamente.

—¿Te encanta? —preguntó con su voz algo agitada y la chica asintió— Adoras que te toque, que te acaricie, que te haga mía —enumeró pausadamente y ésta asintió a todo sin que él estuviera preguntando— Te vuelvo loca... —afirmó y EunJi sin aguantar más lo besó sosteniéndolo fuertemente de su nuca.

JungKook correspondió encantado con su iniciativa. Él sabía que poco a poco avanzaba más con ella, y es que en el restaurante no pudo hacer lo planeado, no después de desviar el tema.

—No aguanto... Hazme tuya —susurró completamente excitada, estirando su cuello hacia un lado para dejarle espacio, y consintiéndola, éste le besó mientras daba chupetones suaves.

Sin mediar palabras la alzó y la chica rodeó su cadera con las piernas, allí mismo él caminó a su habitación, dispuesto a hacerla suya una vez más.

•••

Ambos cuerpos desnudos sobre la cama, se abrazaban con posesión. JungKook sentía cada fibra de sus vellos erizados con el toque de las yemas de los dedos de ella en su espalda.

Sus cabellos se pegaban a sus frentes con el sudor que sus cuerpos brotaban, él no podía dejar de besar su mandíbula y moverse constantemente para adentrar y sacar su miembro en el cuerpo de ella —quien gemía su nombre con tanta satisfacción.

Sudada y excitada. Así le gustaba tenerla bajo su cuerpo.

—JungKook, me voy a venir —susurró mordiendo su labio inferior con fuerzas.

—Anda, nena. Vente para mí —murmuró sensual sintiendo su cuerpo tensarse, la tomó de su cintura cuando ella encorvó su espalda y la apegó a él.

Allí besó debajo de la aureola de su pezón y el cuerpo de ella soltó pequeños espasmos junto a un largo gemido cuando su orgasmo la azotó. El pelinegro encantado con la escena frente a sus ojos, aumentó la velocidad de sus estocadas y la fuerza en su boca.

Su orgasmo llegó jadeando y expulsando toda su semilla en el preservativo, apretándola a él, terminó de succionar, cumpliendo así su deseo. Había dejado un chupetón debajo de ese precioso lunar.

•••

—¿Ahora sí me contarás? —preguntó acariciando el brazo desnudo de la pálida de espaldas a él.

Ambos estaban abrazados, ella de espaldas y él pegado a ella mientras acariciaba su cuerpo con suaves toques.

—Ya sabía yo que no lo olvidarías —soltando luego una risita sintió como éste la apretó en una queja y besó su cuello un poco frío por la reciente ducha que habían tomado.

—He esperado bastante, y me he dejado llevar por tus distracciones. Así que ya no tienes excusas, vamos, cuéntame diablita —pidió besando su mejilla y acariciando su abdomen.

—Hice mucho para distraerte y aún así no lo logré —se quejó en una risita— eres muy inteligente, Jk —pronunció con lascivia, pero JungKook sonrió en su mejilla, sabiendo que era otra táctica.

—Si, si... Cuéntame diablita —dijo ronco y EunJi sonrió para sí misma.

—¿No dejarás de llamarme así, verdad? —dijo seria entrecerrando sus ojos.

—No... —alargó el pelinegro sintiendo molestia con su evasión— Go EunJi, alias diablilla de Jk, habla... —reprochó besando su mandíbula con suavidad, obteniendo otra risa de la chica.

—Bien ya... —comenzó y JungKook la abrazó para escucharla con atención mientras enterraba su rostro en el cuello suave de ella— aunque no me lo creas, Lalisa y yo hace muchos años fuimos amigas —el chico sorprendido se separó de ella y desde arriba la miró con incredulidad.

—Nah... —rio con burla pero la chica asintió sin ningún atisbo de broma.

—En último año de preparatoria, ocurrió algo que quebró nuestra amistad —continuó sin dejarlo hablar, moviendo su cuerpo quedó boca arriba con un JungKook curioso mirándola desde su posición— mi ex novio Mark me engañó con ella, los encontré teniendo sexo en un cuarto de mantenimiento. —la rabia consumió al pelinegro al imaginar a su chica destrozada, pero no quiso interrumpir y dejó que continuara— su excusa era que ella estaba enamorada y por respeto a mí no intentó nada —rio con burla mientras negaba— culpó a Mark de ilusionarla para acostarse con ella —su mano fue a parar en su cabello plateado mientras rascaba un poco su cuero cabelludo— de nada le sirvió porque meses después en su noviazgo, Mark volvió a mí, y Lalisa recibió unas cuantas fotos.

La burla de ella pudo contagiar a cualquiera, pero no a Jk, este contrario a todo, se recostó boca arriba asumiendo todo, en parte odiaba el hecho de que alguien tocara a su chica, pero no puede hacer nada; eso no ocurrió en su momento y debería dejarlo atrás.

La peliplateada notó el cambio y se acomodó de lado en la cama para mirarlo bien.

—¿Ocurre algo? —preguntó extrañada pero éste negó sin mirarla— mírame... JungKook mírame —repitió haciendo que este gire su rostro viéndola a ella a los ojos, y en los suyos EunJi notó la molestia— ¿Por qué estás molesto? —preguntó directamente.

—Joder, EunJi. Me caga que alguien más haya tenido la oportunidad de tenerte como novia y no la supo aprovechar —dijo en un bufido molesto— y me molesta, me frustra, me jode la paciencia que alguien más te haya tocado —soltó girándose igual que ella, quedando de frente ambos cuerpos.

—No tienes por qué, JungKook... Yo ni... —su voz fue interrumpida y prefirió escuchar.

—Y lo sé, maldición —susurró y bajó su mirada para luego volver a ella— pero me jode saber que aún así, ahora alguien más puede estar contigo —frustrado se sentó en la cama revolviendo su cabello, y sintiendo unas manos acariciar sus hombros volvió a pronunciar más suave— no quiero que pase.

—No soy una prostituta —aclaró.

—Lo sé y sabes a qué me refería...

—Déjame terminar —pidió con tono serio, recibiendo los hombros caídos de parte del chico— No soy una prostituta, y mientras esté saliendo contigo no me voy a andar enredando con alguien más. —JungKook quiso girarse y tumbarse sobre ella en la cama, pero reprimió cualquier deseo.

—Igual no hay nada que te ate a mí, eres libre y eso siempre será una excusa a cualquier tema —pronunció sin ganas y EunJi frunció el ceño recordando el mensaje de esta tarde.

JungKook le había dicho que la quería, eso quiere decir que él...

—JungKook... —interrumpida y sorprendida se vio cuando en un parpadeo, JungKook la tenía bajo su fornido cuerpo, sobre la cama acolchada.

—Se mi novia, EunJi —murmuró en sus labios mientras la chica no asimilaba aún lo oído.

—¿Qué?... —alargó en un susurro sorprendida aún.

—Que seas mi novia —volvió a pedir con sus ojos cerrados y acariciando su nariz con la de él.

No podía responder nada, estaba confundida. Él... ¿En qué momento se sintió tan atraído por ella? Ni siquiera se conocían bien, y ella no... No estaba acostumbrada a estar con alguien, luego de Mark ninguna relación funcionó, y ya no estaba tan segura de sí misma. No podía.

—No podemos... —susurró con un nudo en su garganta y una presión en el pecho que desconocía.

De pronto la seriedad en el pelinegro cambió a un rostro totalmente distinto, ahora reía con burla. EunJi frunció el ceño confundida y lo miró separarse hasta quedar de pie sobre la madera del piso.

—Ya sabía... Te estaría quitando tu libertad. —mencionó con ironía.

—No es eso, yo... —dijo molesta y JungKook la Interrumpió negando.

—¿Entonces qué es? —preguntó con incredulidad, falsa obviamente.

—Yo no sirvo para estar en una relación, no puedo... —Vaya, que excusa más vaga, se reprochó.

—No puedes... —asintió caminando de espaldas a ella con solamente su bóxer negro, dándole una magnífica vista de su espalda y piernas a la chica— EunJi, creí que este mes que llevamos saliendo lo disfrutabas tanto como yo —murmuró decepcionado, y EunJi odió verle la cara cuando se volteó. Dios, JungKook era tan hermoso con su cabello húmedo y revuelto.

—Claro que si... Eso no es el problema, yo lo soy —se volvió a excusar vagamente, haciendo que el pelinegro sonriera con tristeza e ironía.

—¿Sabes? Yo tampoco era de estar con sólo una mujer, era un mujeriego de primera. Pero desde que te conocí, EunJi, no he estado con más nadie, sólo puedo estar contigo —soltó sincero mirando hacia el piso.

—Yo aún no puedo estar atada a alguien —con un leve dolor en su pecho pronunció— me encantas, JungKook, me gustas, me importa todo lo que pase contigo, pero simplemente dañaría lo que hemos construido hasta ahora si soy tu novia —decepcionada de sí misma, se levantó.

Caminó por la habitación bajo la atenta mirada del chico sin siquiera recibir algún comentario, recogió su vestido del piso y se lo puso volviendo a mirar al pelinegro cuando carraspeó. Su rostro neutro no le mostraba ningún simple signo de molestia pero tampoco lo contrario.

—De todas formas ya has dañado lo poco que hemos construido —pronunció con decepción en esa voz ronca que tanto le encantaba a EunJi, pero ahora, no quería escucharla, la estaba matando por dentro.

Sin responder, tomó sus tacones y se los colocó bajo la atenta mirada del pelinegro. Cuando su cuerpo caminó para irse de la habitación, JungKook la tomó de su brazo deteniendo su paso.

—Diablita... —sin mirarla susurró decaído en su oído.

—Adios, Jk. —respondió seria soltando su agarre para irse cuanto antes de allí.

El dolor en su pecho incrementó cuando pisó el pasillo fuera del apartamento, sintiéndose tan mal que sus piernas no cedían. En su interior quería volver a dentro y besarlo con furor, pero ella sabía que si correspondía lo dañaría, no podía. Primero debe cambiar ella misma.

JungKook sintió su rostro calentarse de la furia que sentía. Joder. Todo siempre tenía que ser tan difícil. ¿Por qué simplemente no se enamoró de alguien más?

Frustrado y desesperado pagó las consecuencias con una lámpara cuando fue lanzada lejos.

Le dolía demasiado su rechazo, bastante.

『—♠︎—』

El calor del sol pegaba suavemente en el pálido cuerpo de aquella chica de curvas hermosas, y más hermosa para unos ojos azabaches que no dejaban de aparecerse en su mente, se reprochaba cada vez que recordaba lo ocurrido la noche anterior, y más la mirada triste y decepcionada que se reflejaba en aquellos orbes de bambi.

Sentada en esa silla reclinable, tomó el vaso de cristal y lo llevó a su boca, cerró los ojos con el fuerte sabor del whisky que su abuelo solía tomar cuando estaba estresado.

—Allí estás, niña del demonio —exclamó entre dientes una voz chillona que conocía a la perfección.

No pasaron muchos segundos para que un cuerpo delgado y de cabello rubio se posara frente a ella.

—Buenas tardes, Sook. Estoy bien ¿Y tú? —estiró sus labios en una sonrisa falsa que no le llegó a convencer.

—¿Por qué? —la peliplateada alzó una ceja incrédula y la rubia sonrió con ironía— ¿Por qué cuando se te presenta la oportunidad, la rechazas? —la chica en un bikini de color dinamita se levantó quedando a su altura, y con su vaso en mano caminó alrededor de la piscina, sabiendo que Sook la seguiría.

—No te llamé para que me juzgues, sino para que pasáramos la tarde juntas. —respondió tomando del vaso mientras observaba a los arbustos que esta mañana fueron podados.

—Pero necesitas un reproche... —dijo con notable molestia mientras se colocaba a su lado— por dios EunJi, llevas días enteros en los que no dejas de hablar de Jk ¿Y ahora me dices que se te declaró y lo rechazaste?

—Es muy pronto, no estoy lista —murmuró en respuesta, sabiendo que de nuevo recibiría una reprimenda.

—¿No estás lista? Lo de Mark ocurrió hace mucho. Deberías comenzar una nueva relación, lo de hace cinco años no te dice que con Jk será igual —aconsejó un poco más calmada.

EunJi cerró los ojos y suspiró ¿Por qué nadie entendía que ella para una relación no servía? Al menos no aún.

—¿Qué pasó con la chica que no le gustaba que yo ilusionara? —Sook negó decepcionada. Pero que ciega estaba EunJi.

—No uses eso en mi contra —apuntó con su dedo mientras entrecerraba sus ojos— eso era diferente porque era mi hermano y no estabas enamorada de él.

—Ah ¿Y de Jk sí? —preguntó con burla mientras su amiga permanecía neutra— Sook, no estoy lista para una relación, sabes cómo soy, me gusta tener independencia y por ahora no estoy preparada —se encogió de hombros sentándose luego a la orilla de la piscina.

En cambio su amiga no lo hizo, y parada a su lado volvió a hablar.

—¿Y cuando vas a estarlo? ¿Cuando el único chico, que se ve que muere por ti, se aleje? —preguntó y EunJi bajó la mirada. Sook sabía cómo hacerla reaccionar, pero le dolía lo que le decía— ¿Cuando Jk decida que debe olvidarse de ti por tu rechazo? ¿Cuando llegue otra persona?

—Cualquier otra persona sería mejor que yo. No quiero decepcionarlo si no soy lo que espera —murmuró tomando otro trago del amargo whisky.

—Decepcionado ya está —su amiga cruzó los brazos sin importarle lo que EunJi pudiera responder.

—¿Lo has visto? —preguntó con voz baja y la rubia bajó los brazos.

—No, pero... Llamó a Jimin en la madrugada, le pidió que fuera allá, y... No lo he visto. —respondió suavemente y la peliplateada suspiró sintiendo una incomodidad en su pecho. ¿Por qué le dolía saber que lo había dejado mal? Porque ella sabía que JungKook estaba mal, y claro que lo comprendía.

—Se le pasará, encontrará otro cuerpo, uno sexy y curvilíneo que le despierte la polla —dijo amargamente, sabiendo lo mucho que le dolía eso— siempre es así. Los hombres piensan con la de abajo todo el tiempo. —y de nuevo el vaso fue a sus labios.

—Dios EunJi... Qué rencor te cargas con los hombres —negó con burla y se volteó dispuesta a irse, pero giró su cuerpo para mirarla de nuevo— Supéralo. Jk no es Mark, y estás perdiendo una oportunidad EunJi. Y con ese miedo que cargas no vas a llegar a ningún lado, siendo así vas a terminar sola... —murmuró antes de seguir su camino y salir del lugar. Sabía que estaba siendo cruel, pero sólo así haría entender a su amiga.

EunJi por su parte sintió más fuerte la presión en su pecho, siendo la causa de aquellas pequeñas lágrimas que salieron de sus orbes sin control.

¿Y si en verdad estaba cometiendo un error?

『—♠︎—』

—Si no es para mí, no es para más nadie. —dijo con su rostro neutro y su mirada perdida.

—Estás exagerando. —la más alta mencionó con fastidio.

—Que no... EunJi siempre fue la piedra en mi camino —su molestia hizo fruncir el ceño de todas las chicas en la habitación.

—Ay ya es mucho dramatismo —la pelinegra y más baja se levantó del sillón para tomar uno de los bocadillos de la mesa.

Las tres chicas habían sido invitadas por Lalisa a su casa, y luego de una charla de chicas llegaron a los problemas que rodeaban a la anfitriona. Las demás estaban fastidiadas por el capricho de la castaña y quisieron hacerle entender que Jk no es hombre de una mujer, y que lo de ellos solo fue una aventura más de su lista, pero no entendió ni con pelos y señales.

—No lo es... Ya les dije que EunJi siempre me arruina todo —entre dientes espetó con molestia— Siempre me gustó Mark, y la estúpida esa aceptó su propuesta de noviazgo. Luego de hacerme notar ante los ojos del chico, los separé y lo tuve para mí...

—Hasta que EunJi fue más astuta y lo arrastró a sus pies —completó con burla la pelirosa.

—Cállate Rosé —exigió con molestia y la chica simplemente soltó una sonrisa que sus demás amigas imitaron.

—Entiende Lisa, Jk no estará junto a ella ni contigo, ambas son simplemente su diversión —mencionó Jennie, ella más que nadie conocía al pelinegro, pues ella misma le conseguía las chicas a este.

—Yo le encanté, de eso estoy segura —dijo con simpleza y Jennie negó.

—Posiblemente, pero sólo en la cama —recordó con su ceja alzada y la castaña soltó un bufido— entiende chica —exclamó cansada de su actitud— si él te dijo que le encantabas, es sólo por eso.

—Seguro, Jk sólo repite acción cuando las mujeres lo dejan fascinado, como con Jennie. —mencionó Rosé, haciendo que la castaña rodara los ojos.

—Nada que ver, lo de Jk y yo sólo fue sexo —dijo y todas las miradas se posaron en ella— ¿Qué? Fue acuerdo mutuo y ambos entendimos que luego de las cinco veces que lo hicimos, ya no sé repetiría otra vez —se encogió de hombros.

—¿Nos dirás que no te gustó? —preguntó Lalisa con seriedad, mirándola amenazante.

—Pues obvio —se acercó retándola— pero yo sí sé diferenciar entre capricho y amor, algo que tú no.

El silencio reinó en la habitación y luego de eso la castaña salió hecha furia del lugar, dando un portazo en su salida.

—Aunque... —habló la pelinegra captando la atención— Jk y esa chica han estado muy juntos últimamente, muchos los han visto, y dicen que... Bueno, según las lenguas ajenas, dicen que Jk está más que perdido por esa chica.

—¿A qué te refieres, Shin? —preguntó la chica de cabello color chocolate.

—Pues que Jk y EunJi están saliendo ¿No lo sabían? —preguntó confundida y entre las tres se miraron.

—Ninguna le dirá esto a Lalisa —todas asintieron de acuerdo, pues sabían cómo era el carácter de ella y lo que menos querían era un desastre.

『—♠︎—』

—Cálmate ya, amigo —pidió Jimin nuevamente mientras miraba al pelinegro sentado en el suelo con su cabeza recostada al sofá. Perdido, eso pasó con su amigo, estaba perdido.

Cuando Jimin llegó al apartamento eran las cuatro de la mañana, y lo que menos esperaba era encontrar un desastre, pues Jk estaba rodeado de botellas y latas de cerveza. En todo el día lo ayudó a ordenar un poco y luego se fue porque el taller no se manejaría solo. Aunque cuando volvió por la tarde lo encontró casi en las mismas condiciones, solo que menos desastre.

—¿Cómo quieres que me calme? —preguntó con su voz ronca. Por lo visto, Jimin supuso que había llorado antes de que él llegara, pero... ¿Tanto así era ese sentimiento por la chica? ¿El gran Jk llorando por una mujer?— ¿Yo, el gran Jk, mujeriego de primera, por el que las chicas van a la Demons Street, está coladisimo por una mujer y rechazado a su vez por ella? —preguntó con sarcarmo e ironía— Una preciosa mujer que no me deja dormir. —susurró pensativo.

—Allí sentado no harás nada —dijo con reproche y su amigo hizo un puchero. Sí que estaba ebrio— anda hombre, levántate de allí.

El menor se levantó poco a poco, pero en cuanto lo hizo cayó sentado al sofá, producto de un leve mareo causado por el alcohol en sus venas.

—No puedo ¿No ves? —dijo riendo al final— soy un fiasco, esto seguro es el karma. —mencionó dejando confundido al peligris— he roto tantos corazones que... Mínimo debía recibir mi castigo —susurró a punto de quedarse dormido— Go EunJi es mi castigo... —murmuró con sus ojos cerrados y su cabeza inclinada al espaldar— es mi diablilla... —susurró obteniendo la mirada burlesca de su amigo— Jimin, tráeme a mí diablilla —pidió perdiendo la noción del tiempo.

Segundos después se encontraba profundamente dormido.

Jimin rio suavemente con burla hacia su pequeño hermano, negó acercándose a este y cerró su boquita abierta que soltaba pequeños ronquidos.

—Nada más mira como te puso la chica. Estás perdido, Jeon —negó nuevamente para proseguir a acomodar al cuerpo del chico a lo largo del sofá.

Buscó una almohada para soportar mejor su cabeza, y una cobija que lo cubrió del frío. Antes de salir procuró dejar la bolsa con algo de comida sobre el mesón de la cocina, su amigo tendría mucha hambre al despertar.

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