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14 | Corazones acelerados

•••

Esos mismos jadeos tiernos eran escuchados por toda la habitación, y se preguntó a sí mismo si ella estaba sola o no.

—¿No hay nadie aquí? —preguntó con su voz más profunda causada por la excitación que ya había dentro de su cuerpo.

—Mi abuelo —asintió a su pregunta y Jk se alejó un poco mirándola incrédulo aunque con una sonrisa coqueta.

—Entonces ten cuidado con hacer algún ruido —susurró volviendo a su cuello, que anteriormente besaba con furor.

La risita que ella le brindaba era música para sus oídos, le encantaba oírla pero lamentablemente hoy debía permanecer callada. Habían traído una botella del mejor whisky que tenía guardada para casos especiales, pero decidió traerla en esta ocasión.

—Está al otro lado de la mansión, no te preocupes por eso —dijo tomándolo del rostro, juntando sus labios nuevamente luego de dejar las cosas sobre una pequeña mesa de la habitación.

Segundos después se separaron dejando sus narices rozar, relamiendo sus labios Jk susurró en los de ella.

—Juguemos —dijo tomándola de la cintura y separándola un poco para luego mirar su cuerpo con descaro.

Entre sonrisas ebrias y cómplices ambos se sentaron en el piso, EunJi se dispuso a colocar el vaso de whisky en medio de ambos, al llenarlo hasta dónde la medida exacta es sirvió otro vaso, este último lo tomó en un sólo trago tomando luego una pequeña moneda que sacó del frasco de colección de su abuelo. Presa por el alcohol pensó que no le atinaría al vaso en medio de ambos, pero lo logró, y con una sonrisa triunfante alzó sus cejas dándole un gesto a lo que tenía que hacer.

Jk con una sonrisa en sus labios rodó los ojos, pero se dispuso a tomar el dobladillo de su camiseta y subirla hasta sacarla por su cabeza, la chica con su mirada puesta en el tonificado torso sonrió pícara viendole los abdominales para luego guiñarle un ojo.

—Adelante, pregunta lo que quieras —dijo él con galanería dándole el pase a la peliplateada mientras se inclinaba hacia atrás sosteniéndose de sus brazos.

—¿Quién eres, Jk? —preguntó entrecerrando los ojos sin borrar la sonrisa.

Jk se vio acorralado con tal pregunta, pues nunca nadie se atrevió a preguntar por su vida personal, ni siquiera sus amigos preguntaban más allá de lo que sabían por respeto a su privacidad... que ella lo hiciera así sin más lo dejó mudo y serio.

—¿En verdad quieres saberlo? —devolvió con una pregunta que era más que obvia la respuesta, pues EunJi en ningún momento se acostó con alguien de quien no conociera aunque sea su nombre.

—Sabes que si lo pregunto es porque quiero saberlo... —inclinandose hacia adelante le dio una buena vista de sus pechos al pelinegro, y él con una mordida en su labio inferior suspiró.

—Bien... —respondió serio volviendo a sentarse— pero eso es muy personal, así que si lo hago, tú debes quitarte la pequeña tela que llamas blusa ¿Estamos?

De inmediato un quejido salió de la garganta de la fémina haciéndolo reír en carcajadas.

—Eso es trampa, debes ganartelo —frunció los labios molesta y el pelinegro chasqueó la lengua.

—Igual me lo ganaré en un momento, sólo me ahorro el jueguito —dijo coqueto y la fémina suspiró negando— ¿Quieres respuesta? Pues haz eso y la recibes.

Entre uno que otro parloteo que el fornido ignoró con una risa suave, ella levantó la blusa para quitársela y dejarse ver por el pelinegro que ya estaba hambriento, y las ansias de comerse ese cuerpo lo azotaban. Mordió su labio inferior notando el lunar que ella poseía debajo del rosado pezón y se imaginó dejando un chupetón al lado de tal preciosidad.

—Muy bien, habla —dijo pasando la yema de su dedo por el alrededor de ese pezón rosado y provocativo.

—Deja de hacer eso. —soltó en un gruñido y EunJi sonrió con malicia— Deja de hacerlo porque si no lo haces me tendrás devorándote enterita en vez de responder tu maldita pregunta —gruñó entre dientes sintiendo una punzada en su miembro, ya quería acabar con el jueguito que él mismo propuso.

Ahora te la aguantas, hormonado. Pensó.

—Algo que de todas formas harás, así que no te quejes —Touché. Eso mismo dijo al escucharla tan demandante— deja de evadir la pregunta y habla. —sonrió traviesa volviendo a hacer lo mismo que antes, pero esta vez lo hacía en ambos pechos.

—Ah está bien —gruñó ofuscado y EunJi rio triunfante— JungKook —dijo con su vista perdida en un solo punto, desviándose de nuevo hacia la peliplateada que yacía semidesnuda frente a él, estaba seria y había dejado de acariciar sus aureolas pero estaba sentada de forma recta y la hacía ver demasiado sexy. Una tentación andante— mi nombre es Jeon JungKook, de ahí viene el Jk.

La seriedad en su rostro hizo que ambos olvidaran el anterior juego, y con lentitud EunJi fue hasta él, sentía curiosidad, había escuchado ese apellido antes pero JungKook no parecía muy animado de hablar de ello.

—Soy la primera que fuera de tus amigos lo sabe ¿No es así? —preguntó con suavidad viendo el asentimiento suave que él le dio— ¿Por qué nadie conoce tu nombre?

—Mi pasado es algo que quiero olvidar —murmuró ronco cuando la tuvo tan cerca— JungKook murió cuando me mudé a Seúl y me di a conocer sólo por mi apodo... Jk —pronunció las iniciales en un susurro cuando ella se aproximó a sus labios para robarle con los suyos.

Teniéndola así de cerca colocó una de sus manos en la espalda baja de ese cuerpo curvilineo que tanto le gustaba y la sentó a horcajadas sobre su regazo.

—¿Por qué, JungKook? —él sonrió de lado cuando pronunció su nombre y ya se arrepentía de habérselo dicho. Estaba seguro que si la sigue viendo ella sólo lo llamará por su nombre para joderle la paciencia.

—Es algo que no quisiera contar, la verdad. —volvió a susurrar y ella sonrió también pero de forma comprensiva.

De pronto se le hizo injusto que él hablara y ella haya cortado el juego, por lo que se le ocurrió hablar algo de ella y así palpar algo de confianza en ambos.

No sabía por qué pero quería tenerlo cerca, y quizás esa sea la forma.

—Entiendo... Yo igual —susurró masajeando sus fuertes hombros, haciendo que él alzara su ceja para verla con curiosidad— digo, quiero olvidar mi pasado, pero es imposible —al ver la mirada inquisidora del chico decidió proseguir con una sonrisa desanimada— mi familia sólo es mi abuelo, mis padres fallecieron.

—Lo lamento —susurró un poco aflijido por un tema que en parte él entendía.

—Descuida —negó con una sonrisilla— mi madre murió al darme a luz, por lo tanto no la conocí. —su ceño se frunció en una sonrisa perdida en sus pensamientos, algo que el pelinegro notó— mi padre falleció en un accidente automovilístico cinco años después.

—Yo en verdad lo lamento, EunJi —negó él con pesar, lo que menos quería era colocarla triste. No creía soportar verla así.

—Tranquilo, JungKook —sonrió negando por la vergüenza que se reflejaba en el rostro del azabache chico.

—Yo... Hace unos años me alejé de mi familia —EunJi sonrió con tristeza, a pesar de que había funcionado el que ella hablara de su vida lo que escuchó no le gustó— ellos, no apoyaban la idea de que quisiera ser corredor profesional.

Sorprendida por tal confesión se alejó un poco, viéndolo así mucho mejor, con su dedo acarició lentamente desde la coronilla hasta la barbilla, trazando cada parte de su suave piel pálida. Los ojos azabache la miraban perdidos en la belleza que ella poseía, aún no podía comprender cómo esos mismos labios y ojos no desaparecieron de su mente desde que la conoció.

Sus ojos se conectaron y se sonrieron pícaramente antes de juntar sus labios en un beso apasionado que los hizo perderse de todo a su alrededor.

—¿Corredor? —susurró ella de forma juguetona en sus labios, él asintió dejando ver un leve carmesí en sus mejillas, eso la dejó encantada— ¿Por qué decidiste alejarte completamente de ellos?

Él sabía a lo que se refería, y su suspiro no mostraba que le molestara sino todo lo contrario, pues nunca nadie le preguntó algo, y a pesar de que no se lo contó a alguien por su propia voluntad, él necesitaba de alguna manera quitar ese peso de su hombro. Tal vez sea el alcohol, o los cigarrillos que se fumó mientras esperaba a Jimin, pero necesitaba quitarse algo del peso que traía el pasado para él.

—Mamá me apoyaba en cualquier decisión que tomara, pero mi padre y hermano no. —negó sintiendo de pronto un poco de libertad— papá es un gran empresario en Busan, y mi hermano trabaja como vicepresidente de esa empresa. Él simplemente quería que yo siguiera sus pasos y me convirtiera en vicepresidente cuando mi hermano asumiera su cargo —soltó el aire contenido y luego bufó— simplemente quiero ser un chico común.

—¿Aún no lo eres? —preguntó ella sintiéndose aún más atraída hacia su persona y el misterio que lo rondaba. Si él era peligroso como le dijeron, al menos quería saber qué tipo de peligro.

—No... —negó de nuevo posando su mirada en los orbes brillantes de ella, sonrió pícaro queriendo olvidar el tema y con sus manos presionó sus caderas— oye... ¿Acaso piensas dejar al JungKookie así de despierto? —preguntó de nuevo siendo directo y explícito, así como juguetón.

EunJi rio a carcajadas al escucharlo desviar el tema, pero ello no le importó cuando el pelinegro la movió un poco, y efectivamente su miembro se encontraba duro, muy despierto.

—JungKookie tendrá su atención —dijo entre risas para darle un beso corto antes de alejarse— pero luego de terminar el juego.

Las quejas y gruñidos del chico, mas sus intentos por dejarla sobre su regazo provocaron las risas ebrias de ella, se sentía tan bien compartir con alguien.

Eso pensó ella... eso pensó él.

Otra moneda fue lanzada esta vez por él, acertando el tiro le indicó con la mirada lo que debía quitar. Ella sin quejas ni ningún tipo de resistencia se levantó y con sus dedos dentro del elástico del short lo bajó. Las pupilas dilatadas del chico demostraba cuan deseoso estaba de tenerla nuevamente, y EunJi lo entendió cuando observó cómo él se deleitaba con sus pequeñas bragas negras de encaje. Volvió su mirada a ella sonriendo ampliamente.

—Eres una tentación andante, EunJi —ambos pares de orbes se miraron fijamente hasta que el pelinegro pronunció la pregunta que desde hace rato lo anda perturbando— ¿Quién es el hombre con el que casi te acuestas hoy? —volvió a ser serio y la delgada mordió su labio inferior.

—¿Celoso? —preguntó con su ceja alzada sin una respuesta de su parte, tomó la moneda y lanzó acertando de nuevo, su cuerpo se acercó nuevamente hasta él y su mano lo tomó de la nuca para fundirse en un beso apasionado y susurrar en medio de este— En esto jugamos los dos, cariño... ¿Quién es la pelirroja con la que follaste hoy?

Y de nuevo...

Touché.

Él se separó riendo un poco mientras negaba con su rostro.

—Las mujeres de hoy son un caso imposible... tienen ojos en todas partes. —rio colocando su mano en la fina cintura de ella. Con su fuerza se levantó del piso sin soltarla, y al estar levantados ella se bajó y él simplemente la tomó entre sus labios otra vez.

Caminó guiándola de espaldas a su cama, allí mismo terminó de bajar sus pantalones quedando solo en bóxer y con una erección muy notable.

—¿Me estás espiando? —preguntó él en un susurro mientras besaba húmedo su barbilla y mandíbula.

—Como están las cosas el que parece espiarme eres tú —respondió sensual en una risita traviesa, soltando un gemido suave al sentirlo ahora en su cuello nuevamente.

El pelinegro sorprendido por lo dicho no dudó en volverla a besar, sediento de su cuerpo y atormentado por el creciente bulto bajo su ropa interior, uno que le dolía de sobremanera cada que ella hablaba con ese tono sensual.

Así que con una sonrisilla traviesa decidió confesar cuando se posó frente a su rostro.

—Te confesaré algo, no la folle... porque no eras tú. —se atrevió a decir en un murmullo cuando unos escasos centímetros separaban sus rostros, sintiendo así sus respiraciones agitadas.

Sus miradas penetrantes y la sorprendida de ella eran el mejor poema de lujuria que hayan visto o escuchado. Ambos deseaban tenerse el uno al otro, sin piedras en el camino, sin distracciones, algo que ya los asustaba demasiado. JungKook se sentía libre y completo cuando tocaba la cálida y suave piel de ella. EunJi se veía perdida en sus labios y cuerpo musculoso, ese que la hacía sentir perdida en su propio mundo. Algo que ni los cigarrillos o la peor droga podían hacer.

Él era su nueva droga.

—Entonces hazme tuya, Jk —pronunció con sus ojos ahora cerrados, y el nombrado que atacaba de nuevo su cuello la miró con una sonrisa de felicidad en sus labios. ¿Qué mierda le pasaba con esa chica?

Sin más acarició su espalda con la yema de sus dedos, haciendo que la peliplateada soltara un jadeo al sentir sus pezones erectos por el contacto directo con su pecho cálido. Segundos después ya se encontraban en la cama sin ninguna prenda, el cuerpo tonificado de Jk recibía gustoso las caricias de ella, le encantaba sentirla completamente desnuda para él.

•••

—¡Mierda Jungkook! —un gemido agudo mostró cuan placer sentía. El chico se encontraba perdido entre sus piernas, y aún no podía creer cuanto poder tenía en su boca.

Unos extensos gemidos le hicieron saber al pelinegro que había recibido su orgasmo, y lo sintió luego de relamerse los labios al salir de entre sus piernas.

—Te dije que fueras silenciosa —susurró este armando un camino de besos húmedos desde su vientre, abdomen y pecho, hasta llegar a su cuello extendido y levemente mojado con gotas de sudor— anda, yo sé que eres una niña buena y aguantas otra ronda —pidió con su voz juguetona, traspasando los oídos de ella que estaban adornados con unas pequeñas argollas.

La extasiada chica asintió para luego sentir como su nariz respingada acariciaba su mejilla para volver a juntar sus labios en un beso fogoso y adictivo, así como le gustaban al azabache.

Sin ninguna prenda que los cubriera, se inclinó hacia la mesa de noche. En el primer cajón habían algunos preservativos como le había dicho ella minutos antes, así que luego de estar listo se posicionó en medio de sus piernas y tanteó un poco con la punta de su miembro en su entrada, logrando fastidiarla un poco.

Al adentrarse en su cavidad un gruñido salió de su garganta, así como un gemido agudo de parte de ella.

—Me encanta sentirte, EunJi —susurró sobre sus labios con sus ojos cerrados, la chica peinó los cabellos de su nuca antes de besarlo lentamente. Un beso que demostró más de lo que querían.

—Me encantas tu, JungKook —gimió sintiendo como el miembro del pelinegro la llenó por completo.

Al dar las primeras estocadas pudo sentir una corriente eléctrica en todo su cuerpo, un cosquilleo en su vientre... Sus corazones acelerados los asustaba, pero no querían dejar de sentir lo que ahora disfrutaban como nunca.

Minutos después las embestidas aceleraron, dándole así un placer incontrolable a la fémina que encorvaba su espalda, permitiéndole al pelinegro besar cada trazo a su antojo. No creyó que en tan poco tiempo pudiera lograr llegar a su segundo orgasmo.

—¡Dios, JungKook! —soltó en un gritito que acalló en el fornido hombro de él, dando una suave mordida sobre este— ...Eres genial. —murmuró abrazándolo de su cuello para volverlo a besar.

Unas pocas estocadas después fue el turno de él de venirse, soltando un gruñido y apretando la delgada cintura de ella a su cuerpo. Le encantaba tenerla en todas las poses... y eso haría.

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