10 | Dulce, amargo... y apasionado
『—♠︎—』
Las risas emocionadas y a la vez irónicas de sus amigos lo hacían rodar los ojos. Ellos tenían unas dos horas en su casa, no los había invitado, pero... ¿Cuándo acá sus amigos vienen con previo aviso?
—El gran Jk, el hombre más orgulloso que conozco, el Playboy de nuestra calle, ese que dice no repetir la acción con la misma chica ¿ese mismo hombre se acostó tres veces con la misma mujer? —la risa profunda de V sonó en la sala luego de que la irónica pregunta de Jimin saliera al aire.
—No pude evitarlo, tiene algo... Algo que me encanta —suspiró soltando todo el aire que tenía en los pulmones y sus manos se apoyaron sobre el espaldar del sofá en donde sus amigos estaban sentados.
—Pero es que no es sólo eso, Jimin —habló V volteando a ver al pelinegro— durmió con ella... Toda la noche. —dijo alargando la palabra "todo" y sonrió de lado cruzando sus brazos.
—Ya basta, chicos —sus manos palmearon el espaldar para luego girarse algo frustrado por la insistencia de sus amigos— no tuve de otra, estaba herido y la policía me buscaba.
—Por la policía no debías preocuparte y lo sabes —Jimin lo miró con un gesto malicioso— más bien cuéntanos por qué te quedaste en realidad.
Ambos mayores lo miraron de manera cómplice pero el más joven no hizo más que jugar con la lengua contra la mejilla, pensando en cada detalle de la piel de EunJi, su aroma, su calidez, lo hermosa que se veía en la cama sólo para él.
—¿Dónde se situará la Demons Street ahora? —preguntó desviando el tema con una seriedad imborrable en su rostro.
—Oh vamos, Jk, dinos algo —se quejó V esperando por el pelinegro, pero él no dijo nada— siempre nos cuentas —le recordó con voz irónica, pero su amigo no sonreía.
—Ya V... —Jimin lo detuvo— Sólo... ¿Pensé que te gustaba como lo hacía Lalisa? —preguntó extrañado y Jk soltó un bufido.
—Créeme cuando te digo que Lalisa ni se le acerca —sonrió ladino con la mirada perdida en un punto, lo cual llamó la atención de ambos amigos.
—Pues amigo, a de ser así porque para que una chica te empepe de esa forma —dijo V alzando las cejas emocionado y Jimin frunció el ceño mirándolo extrañado.
—¿Empepe? ¿De dónde sacas esas palabras, V? —el moreno toma un poco de los bocadillos de la mesilla antes de encogerse de hombros.
—No sé, una chica con la que me acosté la semana pasada tenía un acento extraño y hablaba otro idioma, ella lo dijo y me gustó —sonrió comiendo y Jimin negó con su cabeza.
—Hasta ese punto has llegado, hasta extranjeras han pasado por tu cama —la voz sarcástica y sorprendida de Jimin resonó y luego bufó— vas a agarrar una enfermedad si te acuestas con tantas mujeres V —aconsejó en un suave reproche y su amigo negó.
—Sin gorrito no hay fiesta —dijo este limpiando sus manos.
Jk y Jimin se miraron y luego negaron con sus rostros.
—En eso sí estamos de acuerdo ¿No Jk? —comentó con una risita hacia su amigo, él alzó las cejas y luego con un sonido de afirmación los calló para caminar hasta la ventana.
Allí vio algunos apartamentos y su mente se distrajo con otra cosa, o más bien con una persona, esa peliplateada que lo estaba sacando de sus cabales, y es que desde que llegó a su apartamento no ha dejado de pensar en su cuerpo y en sus labios adictivos.
Suspiró. Esto no le había pasado, pero tal vez es por lo buena que es en la cama ¿Verdad?
...¿Verdad?
『—♠︎—』
Las suaves caricias se repetían en su mente una y otra vez mientras se duchaba, el aroma adictivo de este chico era incomparable, se sentía muy bien cada vez que terminaba de estar con él y las ansias le hacían querer volverlo a repetir. Se reprochó a sí misma unas cuantas veces, pero es que no podía evitar pensarlo, le encantaba cuando sus manos se paseaban por cada trazo de su piel y los besos húmedos que le brindaba en su cuello, eran adictivos. Él era adictivo.
—Debo dejar de pensar así —se reprochó en un susurro cuando pasó su mano por su cabello mojado y lo echó hacia atrás.
Pero era algo que ya estaba considerando difícil. Ella nunca se había rebajado a este nivel, siempre sus encuentros sexuales eran sólo eso, al levantarse de la cama ya olvidaba todo; volviendo a la vida normal que llevaba.
『•••』
—Señorita EunJi, alguien vino a verla —llamó el ama de llaves cuando EunJi cerraba la puerta de su habitación.
—¿Te dijo su nombre? —preguntó a lo que la chica negó con una leve sonrisa.
—No, pero... Es un muchacho muy guapo —sonrió avergonzada. Y era de entender, la chica no pasaba de sus veinticinco años y era normal su reacción.
EunJi asintió dándole a entender que estaba bien, retirándose del lugar ella le dejó tiempo a la peliplateada para pensar en quién podría venir a verle, y por tonta quiso darse una bofetada al pensar que el pelinegro podía haberse devuelto a verla, pero sabía que él no era así.
Tonta EunJi, deja de pensarlo. Se dijo así misma.
Dispuesta a averiguar sobre quién era su visita, caminó, bajó las escaleras yendo directamente a la sala de esa gran mansión. Un hombre vestido cómodamente para un día cálido como hoy, estaba parado de espaldas, pero ella conocía esa amplia espalda trabajada.
Ay no. Pensó sin borrar la suave sonrisa de su rostro.
—¿JongIn? —llamó su atención con el tono de sorpresa que había adoptado. Él volteó con una suave sonrisa que era posible derretir a cualquier mujer.
—EunJi... Hola —sonrió más amplio y se acercó un poco más a la sorprendida chica.
Era obvio el por qué estaba sorprendida, él era una señal de que los dioses si existían, su cuerpo estaba mucho más trabajado que cuando lo conoció y cuando compartió más que besos con él, se veía más maduro. Algo despertó en la chica en ese momento de pensamientos impuros.
Recordó lo que su amiga le había dicho, él había hecho todo eso con la esperanza de poder así estar con ella, Dios ¿Qué de bueno había hecho para merecer a este hombre? Porque sí, ya no quedaba rastro de ese niño con el que estuvo, ahora sólo veía a un hombre. Un muy buen hombre.
Sonrió luego de unos segundos en shock y quedó aún más sorprendida cuando este la abrazó, pero no fue grosera y correspondió.
—¿Qué te trae por acá, JongIn? —sonrió amplio notando que en ese abrazo lo sintió oler su cabello discretamente.
—Pues regresé de un viaje que tuve y quise venir a verte —la cálida sonrisa salió sincera, el chico se sentía extraño al estar allí, pero decidió comenzar con lo que se había propuesto.
—¿Qué no estabas en tu casa? —el tono extrañado de ella lo hizo negar levemente con su ceño fruncido. Ella recordaba que Sook le había dicho que JongIn estaba en su casa.
—No, regresé ayer de un viaje que comencé hace como tres meses —ella asintió para que no se diera cuenta, pero algo no le cabía en su mente ¿Por qué Sook le mintió?
—Que bueno, pues espero que te haya ido muy bien —dijo con amabilidad frunciendo un poco sus labios color rosado pálido, haciendo al chico mirar estos discretamente.
—EunJi yo... Vine en realidad porque quería hablar contigo de lo que pasó entre nosotros en el pasado. —soltó suave en casi un susurro. Ella respiró hondo, no habían quedado en malos términos, pero había decidido no volver a estar con él por el simple hecho de que JongIn quería algo más, y no quería lastimarlo.
—JongIn, lo de nosotros fue algo que no debió pasar y lo sabes... —negó con voz lastimera— estábamos pasados de copas y nos dejamos llevar por la calentura —suspiró entristecida. Puede que ella fuese cruel con todos, pero JongIn era un chico muy lindo, no quería lastimarlo en verdad.
—Pero pasó, EunJi —recordó con algo de molestia por la negatividad de la chica— Yo no lo hice por calentura y eso tú lo sabes —la miró de forma intensa pero sincera, y ella no podía dejar de mirar esos orbes que la veían con un brillo particular, sintiéndose culpable de inmediato— y no he dejado de pensar en tí ni un segundo desde aquella vez. —confesó tomando sus manos.
EunJi una vez más en el día se recriminó. No debió pasar pero pasó, en eso sí tenía razón el chico. En cambio, JongIn no podía entender por qué ella actuaba así, si cuando estuvieron juntos se le veían unas ganas inmensas.
—Es que no entiendes JongIn, tú eres el hermano de mi mejor amiga y ella no me perdonaría el que me haya acostado contigo ¿Entiendes? —soltó algo exasperada.
—¿Y eso qué? —se acercó al rostro de ella pero EunJi miró a otro lado.— Yo lo quise así y me encantó —murmuró lo último viéndola desesperado.
—¿Qué ustedes qué? —preguntaron a un lado de ellos, específicamente en la entrada de la sala. Cuando ambos, aún con los rostros muy cerca giraron, la sorpresa los azotó, EunJi liberó sus manos del agarre que JongIn anteriormente había hecho y se separó de él tragando fuerte.
—Sook...
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