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Capítulo 5: "Las palabras de Molly Weasley"

Lara despertó antes del alba, con los dedos de los pies entumidos y las mejillas enrojecidas. Levantándose de su cama, decidió que aprovecharía que aun nadie despertaba para bajar a la cocina y preparar el desayuno para todos.

La casa estaba fría, pero no se sorprendió del todo luego de que Sirius le explicara que, con todo el asunto de Voldemort y sus mortífagos, los días se volvían cada vez más lúgubres. Bajando las escaleras lentamente, el frío calaba en sus pies desnudos, Lara hizo una mueca y corrió directamente hacia la cocina donde Kreacher había encendido el fogón mientras limpiaba lo que parecía una pieza de oro sólido. El elfo miró a Lara por unos segundos antes de salir de la habitación refunfuñando.

Molly Weasley aún no despertaba, Lara pensó que había quedado demasiado agotada después de las reuniones de la orden y de todas las tareas de limpieza que el Grimmauld place necesitaba, por lo que intentó no hacer ruido mientras rebuscaba en su mente que es lo que debería hacer para el desayuno. Finalmente decidió que haría algunos panqueques, ensalada de frutas y jugo de naranja –porque básicamente eso era la único que sabía hacer-.

Con un movimiento de varita los sartenes necesarios comenzaron a volar por la sala hasta posarse sobre las llamas de la estufa, Lara sonrió e hizo que la masa de los panqueques se mezclara en un bol mientras ella cortaba algunas fresas. Pensando en la visita que le haría a su madre en un par de horas, llegó a la conclusión de que, en efecto, ella estaría muy molesta. Lara no había vuelto a Londres para su cumpleaños, ni para las pascuas ni para navidad, lo que hacía que Andrómeda estuviera furiosa pues las fiestas son las cosas más especiales que le gusta compartir con toda su familia. Dora le contaba que su madre colocaba una de sus fotos junto al árbol de navidad cada año, con la intención de que no se perdiera de las reuniones familiares y estuviera con ellos al menos en espíritu. Lara enviaba sin falta sus regalos junto con tarjetas de buenos deseos para todos, pero sabía que no era lo mismo, no podía reemplazar el cariño con regalos costosos.

Así pues, creía que Andrómeda la reñiría ni bien pusiera un pie en casa, quizá Ted la persuadiría para que se tranquilizara y entendiera que Lara no podía volver de Francia hasta que sus poderes estuvieran cien por ciento controlados; quizá, y sólo quizá, Dora estaría ahí para convencer a su madre de que Lara estaba bien y que ahora estaría en casa lo que le restaba de vida.

Sirius le confirmó que su madre en realidad no estaba molesta, sino que simplemente la extrañaba. Normalmente, cuando las personas extrañan a alguien, entran en un proceso de negación, molestia y aceptación, le había dicho Sirius antes de dormir, asegurándole que no se preocupara, que su madre lograría entender las razones de su no retorno a casa.

Decidiendo hacerle caso a las palabras de su tío, Lara continuó con su labor, moviendo de arriba abajo su varita para que los panqueques en el sartén dieran un giro y volaran directamente a los platos sobre la mesa. Inmediatamente después, una recién levantada y todavía adormilada Molly Weasley bajó las escaleras, escandalizada al notar que Lara la sustituía en sus labores.

— ¡Debiste haberme despertado! — Le dijo, caminando hasta ella y quitándole el cuchillo de las manos. Lara dio un paso hacia atrás cuando Molly la amenazó con él—Si tenías hambre debiste haberme avisado

—Desperté temprano y creí que podía hacer el desayuno, para agradecer el que permitieran que Byron y yo nos quedáramos aquí

Molly hizo un ademán con las manos restándole importancia a sus palabras, dejó el cuchillo en la mesa e hizo que todas las frutas que Lara había cortado se mezclaran junto con algo de crema dulce en un recipiente de cerámica. La señora Weasley tomó las manos de Lara y suspiró

—No tienes que agradecer nada, después de todo fue idea de Sirius que ustedes durmieran aquí y no en casa de Andrómeda. Fue bueno, porque en estos días no es seguro salir tan tarde a la calle y andar por ahí— Molly observó a Lara y sonrió— Honestamente, todo esto de la Orden me tiene exhausta, entre asistir a las reuniones, cuidar a los chicos y limpiar este lugar no me queda tiempo para relajarme, ¿sabes que esta casa estuvo sola durante años? ¡años! Ya debes imaginarte lo sucia que estaba. Había Boggarts en los armarios y Doxies en las cortinas, era un desastre. Por suerte terminamos a tiempo y ya todo está en orden, o bueno, al menos la mayor parte

— ¿Cómo consiguieron este lugar?

—Era casa de los padres de Sirius—Explicó en un susurro—Se la ofreció a Dumbledore como sede de la Orden del Fénix y éste aceptó porque es el único lugar donde nadie se atrevería a buscar. La madre de Sirius nos mantiene a raya a todos

— ¿La madre de Sirius? — Preguntó Lara, ceñuda. Molly asintió

—Está en un cuadro sobre la pared, intenta no molestarla porque entonces gritará terriblemente

Sacudiendo la cabeza, Lara aceptó el consejo de Molly, haciendo la nota mental de no invadir el espacio personal de la madre de Sirius. Mientras ella y Molly terminaban de hacer el desayuno, Lara pensó que era demasiado extraño que Byron supiera exactamente la ubicación del Grimmauld place cuando jamás habían escuchado hablar de él. Supuso que tal vez, en uno de sus viajes a Londres Byron había dado con la casa de los Black por casualidad o que su padre, siendo el jefe de aurores, conocía a Sirius y por ende, conocía la dirección del Grimmauld place.

La verdad era que Lara no sabía mucho sobre Byron, compartieron clases durante años y jamás tuvieron la oportunidad de sentarse y conocerse mejor; lo único que los ataba de sobre manera eran los rumores que corrían por la escuela respecto a ellos y nada más. Ahora, con todo el asunto del regreso de Voldemort, era demasiado extraño el que Byron se ofreciera a acompañarla aun sin saber si el ser parte de la Orden les traería algo bueno.

No la culpaba, estaba siendo paranoica.

Volvió a la realidad cuando Molly carraspeó la garganta. Al mirarla, Lara se dio cuenta de que la matriarca Weasley la observaba de reojo con una pequeña sonrisa plasmada en sus labios. Lara sonrió de vuelta ocasionándole una carcajada.

—Así que... ¿Pudiste recordar a Bill?

No sabía cómo, pero Molly tenía ese don para lograr que las personas hablaran con ella sobre cualquier tema que les preocupase; Lara advirtió por su mirada que la pregunta de Molly tenía otras intenciones. Sintiendo las mejillas calientes, Lara bajó la mirada dedicándose únicamente a cortar las peras que llevaba en las manos

—Oh, sí, yo... lo recordé, es decir, los recordé a ambos— respondió Lara luego de descubrir un brillo en los ojos de la mujer—Dora y yo solíamos jugar con ellos a diario

—A pesar de que Charlie y tú son de la misma edad, siempre te llevaste mejor con Bill, eran como uno solo, siempre iban juntos a todos lados y no les gustaba cuando Andrómeda te llevaba a casa por las noches porque entonces Bill lloraba hasta que tu madre permitía que te quedaras a dormir en la madriguera

Lara se sintió avergonzada, y no por todo lo que Molly estaba contándole, sino porque desde entonces se notaba el pequeño enamoramiento que tenía con Bill. Dios, ella era tan obvia que ahora le daba vergüenza pensar en todas esas veces en que caminaban por la casa de la mano fingiendo ser esposos y tener una familia; ellos incluso tenían anillos de caramelo con los que Charlie los había casado debajo del manzano de los Weasley ¡Joder! Lara estaba demasiado apenada.

Entonces escuchó un suspiro de Molly, un suspiro que le hizo saber que extrañaba aquellos días en que solían corretear por toda la casa y sus hijos permanecían pequeños. En ese momento todo era incierto, porque con la Orden y el regreso de Lord Voldemort estaban en un constante peligro.

—Cuando te fuiste Bill quedó devastado—Comenzó Molly—No dejaba de llorar y pedía ir a Francia contigo. Por supuesto que no lo permitimos porque él tenía que ir a Hogwarts y porque bueno, quizá le hacía falta conocer a otras personas

Asintiendo, Lara escuchó atentamente a Molly. Ésta sonrió, dejándole ver lo complacida que estaba pro su regreso

—Pero ahora que volviste puede llegar a ser como antes— La madre de los Weasley estaba más que feliz, estaba completamente convencida de que las cosas cambiarían para bien. Incluso parecía que Molly tenía todo planeado. Bajando la voz, ella dijo: —Incluso... tal vez puedan volver a casarse, esta vez de verdad—Las mejillas de Lara estaban a punto de estallar—A Bill le encantaría ser...

— ¿Ser qué?

La voz de Bill llegó desde la parte alta de las escaleras con lo que Lara creyó que le daría un ataque al corazón al verlo ahí, con su pantalón de dormir y una camiseta blanca que dejaba al descubierto sus brazos; llevaba el cabello amarrado en una coleta y su creciente barba le hacía a Lara querer acariciarla. Apartando la vista, Lara intentó seguir cortando frutas, pero Molly había terminado con todas. Lara maldijo entre dientes

—Oh, nada— Molly sonrió—Sólo hablábamos de cuando eran pequeños, ¿verdad, cielo? —Lara asintió—Eran realmente adorables

—Mamá, por favor

—Lo eran, Bill— Ambos lucían avergonzados y Molly estaba más allá de estallar de felicidad—Pero ahora yo tengo que cambiarme y despertar a los demás. Ahora vuelvo

Molly tuvo toda la intención de dejarlos solos en la cocina porque Lara logró notar como Molly le guiñaba un ojo a Bill antes de desaparecer escaleras arriba. Se sumergieron en un silencio incómodo hasta que Lara suspiró y observó a Bill con una ceja alzada

—Así que... devastado, ¿huh?

Bill suspiró y cerrando los ojos, negó

—Dime que mamá no te contó todo eso

—Lo hizo, si

—Por Merlín, a ella le encanta contarles a todos lo que hacíamos estando pequeños. Le contó a Sirius ni bien llegó aquí— Bill se frotó la nuca—Creo que ella sigue pensando que nosotros...

—Lo sé, me quedó claro

Se quedaron callados, Lara jugando con un pequeño corazón de manzana sobre la barra de la cocina y Bill balanceando uno de sus pies. El mayor de los Weasley carraspeó llamando la atención de la chica francesa

—Felicidades, por cierto—Lara frunció el ceño

— ¿Por qué?

—Yo uh... escuché... escuché a los gemelos decir que ese chico Byron y tú están comprometidos y eso. Sé también que están pasando por un mal momento y lamento si toda esta situación influyó para que quisieran retrasar su boda o algo parecido

—No, ¿Qué? —Lara estaba sorprendida de que los chismes de la escuela la siguieran hasta ahí. Cerrando los ojos, negó varias veces sus palabras— Espera, Byron y yo... no, por supuesto que no

—Fred dijo...

—Fue un mal entendido— Explicó—Byron dijo algunas cosas que no debía y Fred lo mal interpretó. Byron y yo sólo somos amigos

— ¿De verdad?

—De verdad. Éramos profesores en Beauxbatons y estábamos rodeados de rumores

— ¡Oh!

—Si

Un tercer silencio los abrazó, pero esta vez Bill podía sentir su corazón golpear contra su pecho como si quisiera salir arrastrándose hasta Lara. Bill le sonrió, logrando que la chica le devolviera el gesto. 

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