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Capítulo 20: "Los fundadores"


Lara Lexington observó a Bill Weasley marcharse, con el corazón en el estómago y unas terribles ganas de llorar. Dándose media vuelta, Lara se dijo que lo mejor era darle un poco de tiempo a Bill para que se calmara y llegara por sí solo a la conclusión de que había exagerado.

Frotó una vez más su manos antes de darse la media vuelta e irse, maldiciendo lo maltratada que estaba su piel gracias a la tormenta de nieve que comenzó a desatarse; su cabello negro estaba cubierto por una fina capa de nieve al igual que sus botas, los ojos le escocían y Lara no sabía si era porque las lágrimas amenazaban con salir sin su permiso o porque el espeso viento le lastimaba los ojos.

Mientras caminaba se dijo que todo aquello había acabado terriblemente mal, su relación con Bill acababa de empezar hace tan sólo unas horas y para ese momento ya habían tenido su primera –y quizá también la última- pelea. Entonces imaginó que, si Bill terminaba con ella, esa sería la relación más corta en toda su vida, irónicamente, con el único hombre que había amado desde que era una niña.

Quizá se precipitó demasiado, pensó, porque Bill supo más de lo que necesitaba sobre sus poderes, eso, aunado a lo que había descubierto sobre los malos tratos de Umbridge le hicieron explotar la cabeza, molestándose con Lara. Para esas alturas, ella creyó que nada peor podía pasarle.

Las calles estaban tapizadas de nieve, lo que provocó que Lara estuviese a punto de resbalarse un par de veces en su camino hacia la carreta que la llevaría de vuelta al castillo. Frente a la carreta estaban Harry, Ron y Hermione, cuchicheando entre ellos hasta que Lara estuvo en su campo de visión. Hermione les dio un codazo a ambos antes de avanzar.

— ¡Lara! Qué bueno que por fin te hemos encontrado, te vimos salir de las tres escobas junto a Bill, pero creímos que estarían en un lujar lejos de aquí.

—Por cierto, ¿Dónde está él? —Lara hizo una mueca al escuchar la pregunta de Ron, lo que les indicó que algo no iba para nada bien entre los dos. Ron frunció el ceño y sacudió la cabeza—Bill es tan tonto

—Fue mi culpa, supongo—respondió, encogiendo los hombros. Lara no mencionó que había pasado exactamente, pero ninguno de ellos necesitaba saber los pormenores si la triste mirada de Lara les decía todo—En fin, ¿me buscaban?

—¡Oh, sí! —Exclamó Hermione, emocionada—Verás, hace un par de días que Harry, Ron y yo hemos estado hablando y bueno—Hermione hizo una pausa para jalar aire, mirándolos a los tres en el proceso—Llegamos a la conclusión de que las clases con Umbridge no nos están sirviendo de nada para saber el cómo defendernos. Con el regreso de El-que-no-debe-ser-nombrado, es importante que sepamos al menos como bloquear hechizos y eso nos trae directamente a ti

—Yo... no estoy entendiendo—Las palabras de Hermione salieron tan rápido de su boca, que Lara no pudo captar enteramente el mensaje. Harry se aclaró la garganta llamando su atención

—Necesitamos de tu ayuda. Hermione tuvo esta absurda idea de...

— ¡No es absurda! —Se defendió, golpeándole el brazo a Harry—Mira, estuvimos hablando con Byron antes de regresar a Hogwarts y nos contó muchas cosas de ti. ¡Eres un auror de clase avanzada! Entonces pensé, que como tienes algo de tiempo de sobra y aprovechando que las clases de Umbridge son un asco...

— ¿Quieren que yo les enseñe?

—No exactamente—Habló Ron, jugueteando con sus manos—La cara de sapo jamás te dejaría ocupar su lugar en las clases y tampoco queremos que nos enseñes como a cualquier otro estudiante. Ayer por la noche hablamos con Sirius y él está de acuerdo con lo que planeamos hacer

— ¿Y eso es...?

—Queremos formar un ejército—Hermione habló, decidida—Y queremos que tú nos entrenes

—Sí, eso no va a pasar

Ron y Hermione le impidieron el paso cuando Lara intentó darse la media vuelta para ir a buscar a Cécile y largarse de ahí. Harry permaneció inmóvil, dejándole ver que la idea le parecía tan absurda como le había hecho saber anteriormente. Lara suspiró, sujetándose el puente de la nariz cuando una horrible jaqueca le comenzó a taladrar las sienes, meditó por un segundo la propuesta de los chicos, concluyendo que ese era el plan más descabellado que habían tenido hasta ese momento.

—No puedo hacerlo, lo siento

—Umbridge está aterrorizando a todos—Hermione cruzó los brazos, clavando su mirada sobre la de Lara para dejarle en claro que no aceptaría una respuesta negativa de su parte. Ron la imitó—Y nosotros únicamente deseamos aprender a defendernos y poder ser útiles en la guerra que se avecina. Tú eres la persona más poderosa en el castillo después de Dumbledore, Lara, tienes que ayudarnos

— ¿Cómo es que...?

—Intuición— respondió Hermione sin estar del todo segura—Quiero decir, el poder de un mago cualquiera proviene de su varita, la magia que existe en nosotros sale expedida mediante ella, pero tú no la necesitas; naciste con ellos, fluyen por tu cuerpo y son arrojados por tus manos. Alguien que nace con esa clase de habilidades debe ser extremadamente poderoso.

Lara lo sabía, siempre tuvo esa sensación de que sus poderes no podían tomarse a la ligera, mucho menos después de haber descubierto lo que podía hacer con las maldiciones imperdonables, algo que Dumbledore jamás podría realizar. Mirando la palma de sus manos, Lara creyó por un segundo que Hermione tenía razón, que ella podía ayudarles a prepararse y, de paso, podría practicar mejor sus poderes; no, Lara desechó la idea luego de recordar la promesa que le hizo a Bill hace algún tiempo

—No. Lo lamento, pero le prometí a Bill que cuidaría de sus hermanos—dijo, mirando a Ron— Y si acepto lo que me piden entonces estaría fallándole, Ronald, ¿entiendes eso?

—No necesito que me protejan—replicó—Necesito aprender cómo hacerlo yo mismo y para eso necesito de tu ayuda

—Al principio le pedimos a Harry que lo hiciera—Continuó Hermione—Pero entonces decidimos que si ambos juntan sus conocimientos lograremos algo más grande

—¿Así que quieren que Harry y yo les ayudemos a fundar un ejército del que Dumbledore no sabe nada y que podría meternos en problemas con el Ministerio de Magia?

—Sí, más o menos

— ¿Tú que piensas, Harry?

—Yo... no lo sé—respondió en un tono agrio— ¿Yo enseñarles? ¿Cómo podría hacerlo si la mayoría de los chicos creen que estoy loco?

—Al menos lo harías mejor que Umbridge—Añadió Ron, encogiendo los hombros. Hermione asintió

—Ambos lo harían perfecto. Lara, tú tienes la técnica y Harry conoce a... Voldemort mejor que nadie, no hay personas mejor capacitadas que ustedes

Acto seguido, Hermione extrajo una pluma y un pergamino de su abrigo, extendiéndoselo a Lara quien se negó a tomarlo. No es que no quisiera ayudarles, sino que estaba de por medio el asunto con Dumbledore y la promesa de Bill, ¡él estaría más que molesto si sus hermanos salían lastimados!. Con todo, Lara analizó los pros y los contras de la situación, quedando horrorizada cuando su mente le hizo saber que en definitiva debía aceptar lo que le pedían.

En primer lugar, Ron había tenido razón en decir que él no necesitaba de que alguien estuviera cuidándole las espaldas siempre, lo que en realidad necesitaba era aprender a cómo hacerlo para no depender de los demás durante toda su vida; eso sería bueno, que todo alumno supiera qué hacer durante una emergencia y que lograran salir bien parados de cualquier cosa que se avecinara de ese día en adelante. Joder, Lara estaba plenamente segura de que, para esas alturas, la idea de Hermione no era tan descabellada.

Ya no tenía nada que perder, después de todo Bill ya estaba molesto con ella, así que el tomar un poco de riesgo no hacía la gran diferencia. Por otra parte, Bill estaba molesto porque ella no le había contado acerca de Umbridge y ahora estaba tentada a guardarle otro secreto, uno más grande y que pondría en peligro a sus hermanos. Dios, Lara debía tomar una decisión antes de que su mente le traicionara.

—Debo estar muy loca—Su mano se movió por si sola hasta coger la pluma y hacer que el papel se mantuviera rígido para poder escribir su nombre en él. Luego, Hermione, con una sonrisa de oreja a oreja, le pidió a Harry que firmara al lado del nombre de Lara, colocándolos como los fundadores de "El Ejército de Dumbledore" —Soy miembro de la Orden del Fénix y ahora he fundado un ejército, ya, un par de cosas ilegales más que agregar a mi lista

—Ahora—Hermione enrolló el pergamino inmediatamente después de que ella y Ron hubiesen firmado también—Nos dimos a la tarea de reunir a un pequeño grupo de chicos interesados en formar parte del ejercito de Dumbledore antes de venir aquí, ellos ya deberían haber llegado a cabeza de puerco

—Ustedes dos estaban muy seguros de que aceptaría, ¿verdad? —preguntó Lara con una ceja levantada. Ron suspiró

—No, pero eso esperábamos

—Bien, sólo... hagámoslo antes de que cambie de opinión




El pequeño grupo de chicos mencionado por Hermione resultó ser una congregación de alumnos de distintas casas que sobrepasaban las expectativas de Lara. Lo máximo que ella imaginó fue a un par de chicos extra, tal vez cinco, no a cincuenta y tres de ellos.

Lara logró reconocer algunos alumnos de Slytherin entre la marea de jóvenes que le sonreían y aplaudían su llegada, además pudo ver del otro lado del salón a los gemelos y a Ginny, comenzando a creer que el haber aceptado pertenecer al ejército era algo muy arriesgado. Suspiró, tomando el valor para colocarse al frente de la marea de estudiantes.

—Hola. Yo uh... supongo que ya saben a qué han venido—dijo Lara, nerviosa—Ustedes están aquí en busca de un maestro, uno de verdad, alguien con verdadera experiencia en Defensa Contra las Artes Oscuras y por alguna razón Hermione creyó que yo era la indicada para ello—Nadie dijo nada, sino que prefirieron escuchar atentamente las palabras de Lara. Los gemelos Weasley le sonrieron dándole un poco más de confianza al hablar—Así que he aceptado enseñarles

— ¿Porqué? — preguntó un chico al fondo de la habitación. Ron gruñó

—Porque quien-tú-sabes regresó, tonto

—Eso es lo que dice Harry

—Eso es lo que dice Dumbledore

—Y Dumbledore lo dice sólo porque Harry lo asegura. Lo importante aquí es donde están las pruebas

— ¿Y si Harry nos contara más sobre cómo murió Cedric? —Pidió Michael Corner, tomando la mano de Ginny. Harry negó poniéndose de pie. Lara le detuvo antes de que saliera del lugar, ya no podía echarse para atrás

—No necesitan saber más—Sentenció—No se financian vidas en una guerra, así que si el saber cómo fue asesinado Cedric Diggory fue el motivo que los trajo aquí, pueden marcharse ahora—Nadie se movió ni tampoco se atrevieron a preguntar otra cosa, ni siquiera el chico que había culpado a Harry. Suspirando por milésima vez en lo que iba del día, Lara continuó—Antes de avanzar todavía más me gustaría que, ya que estamos juntos en esto, supieran uno de mis pequeños secretos

Lara no estaba plenamente convencida de si era una buena idea de que supieran de sus poderes, pero no podía esconderlos mientras les enseñaba algunos trucos de defensa. Ella aprovecharía al máximo sus capacidades, esperando no fuera contra producente con la parte que todavía no lograba controlar.

Todos en la habitación quedaron asombrados luego de la explicación de Lara y de una pequeña demostración de lo que podía hacer con sus manos. Hermione no lo dijo, pero estaba convencida de que eso era suficiente para hacer que sus compañeros abrazaran el hecho de que aprenderían cosas que jamás habrían imaginado. Lara hizo que la luz en sus manos se apagase, llevándose una tanda de aplausos que ella no esperaba. Lara les pidió discreción al respecto y los alumnos aceptaron encantados

—Entonces—Una chica de Ravenclaw –que Lara conoció como Luna Lovegood- habló— ¿Nos enseñarás el encantamiento Patronus?

—Ah... bueno, creo que Harry sería el más indicado para eso. He oído que es uno de los mejores en ese campo

—No lo soy—replicó él. Hermione rodó los ojos

—Claro que sí, he visto tu patronus e incluso peleaste con varios dementores a la vez. Sin mencionar que el año pasado peleaste contra quien-tú-sabes en persona

—Basta—Harry parecía incómodo—Eso puede sonar sencillo para ustedes pero la verdad es que no lo es. Yo... ni siquiera sé cómo es que he logrado hacer todas esas cosas cuando lo único que tuve fue suerte

—Estás siendo modesto

—No, Lara, lo digo en serio. Creo que tú mejor que nadie sabe de lo que hablo. Enfrentar esas cosas en la vida real no es lo mismo que en el colegio, si te equivocas en la escuela lo intentas al día siguiente, pero en la realidad, cuando estás a nada de morir o de ver a un amigo hacerlo frente a tus ojos... no tienen ni idea de lo que es—dijo, dirigiéndose a los demás—Ese es el riesgo que correrán al entrar en esto y sepan que una vez dentro no se puede renunciar

— ¿Él ha vuelto? —Preguntó uno de los alumnos más pequeños. Harry asintió

—Lo hizo

—Entonces no hay tiempo que perder—Juliette Larson –una de las alumnas de Slytherin- se levantó de su asiento, caminando hasta el pequeño escritorio de la habitación para tomar el pergamino que Hermione llevaba en las manos y escribir su nombre— Hagámoslo

—Sólo espero que todo salga bien—Susurró Lara al ver que cada uno de los chicos anotaba su nombre en la lista. Harry, más animado que antes, le sonrió a medias

—Así será. Incluso puede que aprendas a conjurar tu Patronus

—No creo que eso pase

— ¿Quieres apostar?

Lara enarcó una ceja

— ¿Qué ofreces, Potter?

—Uh, que tal... ¿diez galeones?

—Veinte

—Hecho

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