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Decidí creer en lo fantasioso de un amor imposible, cerré mis ojos ante las cosas que no quería ver.
Que ilusa fui al creer que solo evitando los problemas los resolvería.
Hay veces en las que te encuentras entre la espada y la pared, justo como ir a la boca del lobo. Dilemas sin resolver con brillos de dolor, con atracción innata. Amores inalcanzables pero no imposibles.
Y justo eso es lo que quiero dar a entender.
Sigo caminando sin rumbo fijo, camino por las calles solitarias y oscuras. Dos de la madrugada y no hay personas, más que dos o tres en algún rincón fumando o bebiendo.
Observo como la luna es reflejada en la acera de las calles, hoy es un día de esos donde ella está en su máximo esplendor.
Ah, cuánto amo eso.
Mis pies se siguen moviendo solos, ya he perdido todo rastro de personas y he encontrado un lindo bosque. Sí, lindo en un amanecer dónde a personas normales les causaría escalofríos o alguna especie de miedo.
Sí, esa no soy yo.
Hago perder mi rastro entre los árboles, escucho meramente el sonido de mis pies al pisar las hojas secas, ramas y algunas hierbas, en conjunto con un cántico de grillos y algunas ranas. Naturaleza. En fin.
No sé realmente qué estoy buscando o tal vez sí, pero estoy segura que lo que quiero o deseo lo encontraré por aquí.
El suave tacto de las plantas al rozar mis manos me hace querer saltar de alegría y es que, amo la sensación de poder rozar la naturaleza sin lastimarla, sin dañarla o afectarla de algún modo.
El cielo azulado está lleno de puntos blancos, es un manto galáctico que a menudo en zonas como estas se aprecian de una manera excepcional y hace juego con la esplendorosa luna.
Sigo en paso fijo sin mirar atrás o percatarme de algo, sin saber si algo o alguien me estaría siguiendo que es muy seguro que no.
Al llegar a una zona que considero segura y bastante despejada solo árboles en mi izquierda y derecha, decido parar y contemplar aquella magnífica escena.
El manto de estrellas del que tanto anhelo ser parte se mueve. Se mueve y danza al compás de sus memorias, una melodía tocada por el firmamento. Su vitalidad me conmueve y sonrío sin querer evitarlo.
El hielo es atraído por el fuego y este cae en tal tentación que no es necesario implorar para que caiga en brazos de Morfeo.
Y la luz. Oh, bella luz. Es sujetada de la mano por la magnífica y tentadora oscuridad, es abrazada por la noche de un viaje sin final del cual ella goza.
Lo que sigo viendo es inefable y aún no sé qué tanto o cuánto tiempo pasó desde la última vez que creí haber admirado esto.
-Lindos, ¿no?-
Escucho una voz en mi soledad e instantáneamente y como un reflejo volteo mi cabeza hacia donde proviene.
Es un chico de facciones y apariencia dulce, ruda. Cabellera castaña azabache, algo rebelde. Sus ojos completamente negros le dan un toque intimidante, trae puesto unos vaqueros negros con una camiseta gris, zapatos negros de vestir y una chaqueta que cuelga de su hombro sujeta en su mano, tiene un collar de aro, correas al rededor de su cintura y pectorales. Y vaya que se le ven bien.
Estaba completamente segura que nadie me había seguido. Maldición que soy descuidada.
-Lo son- afirmo como si lo conociera de toda una vida, y en efecto, así es.
-¿Que hace una chica como tú, a estas horas y sola en un lugar como este?
-Lo mismo que tú- respondo restándole importancia- Deja de fingir que no me conoces cada que me sigues- le reprocho sabiendo que ama jugar con eso.
Suelta una risa nasal que para mi gusto es algo encantadora -Y tu deja de llegar sola a este lugar siempre.
Me dice con una mirada llena de regaño. Mi cuerpo tiembla al verle tan intimidante . A decir verdad, amo verlo enojado aunque sea indiferente por fuera ante él.
-Ya... mejor dime ¿qué haces tú aquí?
-¿No es obvio?
-...
-De alguna u otra forma te guste o no tenemos que estar cerca, a cierta distancia al menos.
Ruedo los ojos ante el comentario, lo sé, claro que lo sé. Por eso el porqué de mis llegadas a zonas como estas. Suspiro deseando que no desaparezca.
-Ahá
Por favor, solo dame un poco más de tiempo a su lado.
-...
-¿Amas tanto esto?- susurra refiriéndose al espectáculo que acabamos de presenciar.
Había olvidado qué tan hermosa y dolorosa es la sensación de admirar las inefables luces en el resplandeciente cielo.
Amo. Amo tanto esto, lo amo tanto a él que me es imposible decirlo.
Pero no estamos hechos para esto, lo sabemos, yo lo sé. Eso no quita que me duela ver la realidad que nos rodea.
Siendo yo quien vela por la luz y el fuego, y él...
-Hey, ¿qué pasa?- me dice frunciendo el ceño, su tono suena preocupado.
-Yo... lo siento, en verdad lo siento- mi voz se quiebra al final y unas lágrimas amenazan por salir. Nuevamente esta presión en el pecho.
-No te disculpes, no es tu culpa. Creo... que es momento de regresar.- observo como analiza mi rostro a espera de una señal- ¿No crees?
-Si... Supongo que sí. - respondo casi en un susurro
Estando al borde del llanto y queriendo esconder mi dolor, siento unos cálidos brazos rodear mi cuerpo y me tenso por lo repentino del tacto. Estoy en blanco, eso.
Él jamás se atrevía a tal acto y es que, era imposible, al menos en nuestras verdaderas formas. Claro, el cuerpo humano, recuerdo.
Aún así siento como mi corazón aumenta su ritmo y mi piel se enfría de manera súbita. Quiero preguntar por qué se arriesga a tanto, por qué tiene que complicarlo más.
Escucho un quejido salir de sus labios, pero no le toma importancia. Y sé que esto le duele más a él que a mí, puesto que él, siendo el dueño de la oscuridad y del hielo, se fragmenta y desmorona.
-Sabes que no escogimos esto, sabes que no tenemos opción. Sé que amas la tierra tanto como yo, pero debemos aceptar la realidad. Y seguir aquí te hace daño. Volvamos.
Asiento y trato de sonreír, de tal manera que logro hacer una mueca. Ya no estoy rodeada por aquellos brazos que es tal su frío, que para mí siendo fuego son lo más cálido y sincero que he anhelado. Que no dejaré de anhelar.
Mis ojos brillan esperanzados al recordar que, aunque me duele verle y abrazarle, siempre estaremos juntos, siempre tendré el placer de acompañarlo en una hermosa noche de luna, en la danza de la vía láctea creada por nosotros mismos. De recuerdos sumamente gloriosos.
Aunque no tocarlo sea la condición.
El amor y el dolor van tomados de la mano, la luz y la oscuridad, el fuego y el hielo, la tormenta y la calma. Son tan contradictorios que en su mayor salto terminan por abrazarse ante la realidad.
Te amo. Al fin encuentro las palabras. Es justo lo que quiero decirle al ver como se esfuma en un rayo de oscuridad lanzando una última dulce y dolorosa mirada. Me atraviesa y destruye cuando él ha desaparecido por completo.
El viento frío corre por mi aún rostro humano. Mis palabras hacen eco en el viento y siento mis ojos picar. Llevo una mano a la altura de mi corazón arrugo la ropa ante el tacto de mi toque, cierro mis ojos y presiono fuerte porque duele como nunca antes.
Mientras respiro hondo y limpio las lágrimas que caen al ser conciente de su ausencia, alzo mi mano en el aire indicando mi agradecimiento. Doy un último vistazo a mi al rededor, grabando fugazmente su belleza en mi memoria y como un parpadeo, una ola de calor y luz resplandece en aquel bosque inexistente.
-No temas, estaré contigo hasta el final de nuestra historia.
Caigo, una vez más caigo en el profundo abismo de sus brazos y la sensación de ser su complemento me es más que suficiente.
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Bueno, espero les guste. Es mi primera historia así que tengan compasión de esta aún inexperta escritora. Si les gusta denme su estrellita.🤗
Gracias a mi preciosa y hermosa @senpai-jh que con su ayuda concluí esto. Te adoro mi bebé 🖤💙
También aprovecho para decirles que si gustan pueden pasar por mi perfil allí encontrarán "Scenery with Dreams" no es fic pero les aseguro que les gustará. Gracias por todo y nos estamos leyendo 🖤✨
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