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CAPÍTULO 5:

CONFUSIÓN

Hoseok miró de reojo a Min Yoongi sin saber qué decir. Ya habían entrado a la tienda de conveniencia del señor Choe, el único lugar al que podían ir por los encargos, pues a Seondong todavía no llegaban cadenas de supermercados. Ambos habían saludado al dueño de la tienda con un asentimiento de cabeza cuando la campanita de la entrada sonó al abrirse la puerta y se habían internado en los cortos pasillos en un incómodo silencio.

Desde que Nabi los había dejado para marcharse a casa se habían sumido en aquella tensión que podía hasta palparse con las manos. ¿Qué se suponía que Hoseok hablara con él? No era muy sociable, la escuela no le había dejado ningún amigo de verdad, y la gente con la que se relacionaba se reducía a Nabi, su abuela y algún otro vecino.

Los chicos geniales como Yoongi no estaban en la lista.

Quiso golpearse a sí mismo cuando se encontró pensando de aquella manera en su rival, aunque no sabía si "rival" era la palabra con la que debía denominarlo. No sabía qué tipo de intenciones tenía con Nabi o si siquiera estaba interesado en ella.

Se le hacía complicado imaginar que alguien no estuviera interesado en ella, pues más de alguna vez escuchó comentarios en los pasillos de la escuela. Nabi era hermosa y llamaba la atención en todas partes, pero su padre era la razón por la que nadie solía acercarse mucho a ella.

—Ya tengo todo lo que necesito —dijo Yoongi, rompiendo el silencio—. ¿Qué llevarás tú?

Hoseok tragó saliva cuando sintió la mirada felina sobre su rostro y miró a su alrededor, buscando lo que debía llevarse. De repente había olvidado lo que su abuela le había pedido antes de que saliera de casa. Estiró la mano hacia una de las pequeñas góndolas y tomó una lata de conservas.

—Esto.

Yoongi levantó las cejas mientras leía la etiqueta de lo que el otro chico sostenía.

—Eres de las pocas personas que conozco que le gustan los guisantes —apuntó con una media sonrisa.

Entonces Hoseok se fijó en lo que había agarrado. Como Yoongi había mencionado, era una lata de guisantes en conserva. Realmente no necesitaba llevarlos, fue lo primero que pudo tomar para salir del apuro. Por otra parte, los guisantes no eran su comida favorita.

Odiaba los guisantes.

—¡Oh! —Soltó en una carcajada—. No, no me gustan. Son para mi abuela, dice que le hacen bien para... la digestión.

Yoongi soltó una risotada, dejando ver sus dientes pequeños y sus encías. Hoseok lo acompañó luego de haberse quedado un instante admirando lo diferente que lucía cuando sonreía. Parecía otra persona, diferente al muchacho misterioso que proyectaba ser.

—Me caes bien —dijo el pálido cuando la risa cesó—, es bueno encontrar gente que no te mira raro sólo por ser nuevo.

Hoseok no pudo evitar sonreírle con las mejillas coloradas. No entendía lo que le pasaba, pero estar junto a ese muchacho se sentía diferente a estar con cualquier otro chico que había conocido. Durante toda su infancia y adolescencia había estado en contacto con todos los chicos del pueblo y nunca había sentido una pizca de nervios al relacionarse con ninguno de ellos.

¿Qué era lo que Min Yoongi tenía diferente?

—Es que la gente de por aquí no está acostumbrada a las cosas nuevas —apuntó cuando ya habían pagado y se encontraban saliendo de la tienda—. Por cierto, ¿cómo es que llegaste a vivir aquí?

El pálido se detuvo a encender un cigarrillo, por un instante su mirada pareció perderse en un punto del horizonte. Pestañeó un par de veces, saliendo rápidamente de su trance, y le ofreció un cigarrillo a su acompañante. Hoseok miró con curiosidad la cajetilla, jamás había probado uno y se preguntó si al fumar se vería tan genial como Yoongi, así que terminó aceptando con ciertas dudas.

Sus dedos temblorosos tomaron uno de los tubos blancos con filtro marrón y se lo llevó a los labios.

—No tienes cara de fumador —murmuró mientras le pasaba la caja de las cerillas.

—Pues... la verdad no lo soy —admitió.

No lograría nada mintiéndole aparte de quedar como un idiota. Encendió el cigarrillo y cuando dio la primera calada se atragantó con el humo. El pecho le ardió y los ojos le lloraron, el rostro se le puso rojo mientras tosía.

Y qué bueno que había dicho la verdad.

Yoongi le palmeó la espalda hasta que la tos cesó, o hasta que decidió que debía aguantarla para no hacer más el ridículo.

—¿Estás bien?

Hoseok asintió con la cabeza.

—¿Cómo lo haces para no ahogarte?

El otro muchacho volvió a reír. Una carcajada que le hizo calar los huesos en un estremecimiento que no logró comprender. Vio cómo se llevó el cigarrillo a los labios, botaba el humo y luego dibujaba una sonrisa ladina.

—Aspira, pero deja el humo un momento en tu boca y luego hacia adentro.

Hizo lo que le indicó luego de aclararse la garganta que todavía le picaba un poco y celebró cuando todo salió bien. No volvió a ahogarse. Yoongi volvió a reír, tapándose el rostro. La felicidad momentánea se esfumó cuando Hoseok vio al chico es ese estado, sin poder controlar sus carcajadas, y se convirtió en nerviosismo.

Qué estúpido se sentía por reaccionar de esa manera. No entendía qué era lo que le estaba sucediendo ni por qué, Yoongi no era más que un chico genial, pero...

Tragó saliva, obligándose a dejar atrás los nervios y acompañó su risa.

—Creo que hacía meses no reía tanto —logró decir Yoongi cuando se calmó—, ya veo por qué le gustas a Nabi.

Ya habían llegado a la zona residencial de Seondong, por lo que Hoseok se detuvo un momento al no saber hacia dónde seguiría Yoongi su camino. Había muchas casas, algunas muy grandes y lindas, como la de Nabi, y otras más pequeñas, de un piso y pocas habitaciones, como la de Hoseok.

¿Cómo sería la Yoongi?

Tiró la colilla del cigarrillo cuando lo terminó, imitando a su acompañante.

—¿De verdad crees que le gusto?

El chico se encogió de hombros.

—Bueno, por lo que vi, sí.

Las mejillas de Hoseok volvieron a encenderse, recordando que el muchacho de ojos felinos estuvo mirándolos durante toda la película, lo que significaba que había logrado ver absolutamente todo de lo que Nabi y él habían hecho.

¿Acaso no se sentía avergonzado de haberlos visto?

—Eso espero —musitó y luego miró hacia su alrededor—. ¿Hacia dónde vas? Mi casa queda para allá.

Yoongi miró en la dirección donde apuntaba con el dedo y dibujó una pequeña sonrisa que no llegó a mostrar sus dientes.

—La mía igual.

Se quedaron en silencio mientras caminaban hacia casa y Hoseok no pudo dejar de pensar en ningún momento en todo lo que había sucedido ese día. Habían sido un montón de cosas. Y aunque hubiese deseado que el recuerdo predominante fuese Nabi acariciándolo sin ningún tipo de barrera entremedio, lo que realmente le ocupaba la cabeza era la extraña manera en la que se sentía cuando estaba junto a Min Yoongi.

Eso le hizo cuestionarse un montón de cosas.

—Fue mi padre —dijo Yoongi de pronto, rompiendo el silencio de manera sorpresiva—, él me envió aquí a vivir con mi tía. Ya no me soportaba más en casa, así que creo que fue más fácil deshacerse de mí.

Hoseok buscó en su memoria alguna vecina que tuviese apellido Min o algún parecido con él, pero no pudo dar con ninguna. Cuando lo viera entrar a casa podría descubrirlo.

No supo qué decir, pues realmente no tenía siquiera un recuerdo de su padre. Había fallecido cuando él todavía era un bebé, al igual que su madre, por lo que había sido criado por su abuela materna ya que era el único familiar que tenía. Sin embargo, se pudo imaginar el dolor que sentiría si su abuela simplemente lo mandara lejos porque había decidido que ya no lo soportaba.

—Tranquilo, no es necesario que digas nada —lo tranquilizó cuando vio su expresión acongojada—. La cosa es así nada más, no hay mucho que pueda hacer, ¿no?

—Es cierto —asintió con la cabeza y miró de reojo al muchacho—, pero eso no significa que no vaya a hacerte daño.

Detuvo su caminar cuando estuvo frente a su casa. Yoongi todavía no había mencionado llegar a la suya, así que supuso que estaría todavía más allá.

Inmediatamente se arrepintió de decir algo como aquello, pues la mirada del más pálido se encontraba perdida, como si estuviera demasiado sumido en sus recuerdos como para poner atención en lo que sucedía a su alrededor.

—Lo siento, no debí decir eso —murmuró apenado y luego apuntó hacia atrás, donde estaba su casa—. Esta es mi casa...

Yoongi pestañeó repetidamente y se fijó en la pequeña casa de una planta con un pequeño ante jardín. Hoseok no supo qué decir, sentía que había arruinado la buena conversación que tenían, así que se limitó a asentir con la cabeza a modo de despedida y comenzó a caminar en dirección a la puerta de su casa.

—Oye, Hoseok —le llamó Yoongi cuando estaba a medio camino, haciéndolo detener—, ¿harás algo más tarde? Todavía no sé qué hacen los chicos de por aquí para entretenerse.

El chico le sonrió. La verdad no tenía mucho que hacer aparte de pensar en Nabi durante lo que restaba del día, tal y como hacía a diario. Debía de aprovechar los días del último verano que tendría libre, pues apenas finalizara tenía pensado buscar un trabajo para ayudar a su abuela con el dinero.

—¿Te parece en una hora? —Le preguntó al pálido—. Estaré esperándote aquí.

Todavía no entendía cómo su percepción sobre Min Yoongi había cambiado tan rápidamente. No había bastado más de una conversación para que olvidara todo lo malo que había imaginado antes y quizás ya no le molestaba si Nabi gustaba de él...

Aquello fue lo que pensó mientras lo veía alejarse a paso calmado en dirección a su casa. Era un muchacho único, ¿cómo Nabi no podría fijarse en él? Era extraño, lo sabía, y se sorprendió a sí mismo cuando la sangre no le hirvió al pensar de esa manera.

Dejó la lata de guisantes sobre la encimera de la cocina, sabiendo que más tarde tendría que aguantar una buena regañada por parte de su abuela y se fue directo a su habitación. Cuando se recostó sobre la cama y se encontraba mirando el techo blanco cuya pintura comenzaba a descascararse, intentó encontrar la razón de su repentino cambio de parecer.

Y un pensamiento cruzó su mente de manera fugaz, pero tan rápido llegó, lo desechó. No era posible algo así, pues Hoseok estaba seguro de que le gustaban las chicas.

Quizás gustaba de Min Yoongi de la misma manera que gustaba de Yoo Nabi.

Hola! Este es el primer capítulo de la maratón que haré por el regreso de Hobi PORQUE LO EXTRAÑÉ MUCHO

Qué opinamos del gay panic en este capítulo?

Recuerda dejar tu voto y comentario porfis 🩷 NOS VEMOS MAÑANA

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