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CAPÍTULO 4:

GREASE

Hoseok esperaba frente al cine, nervioso porque sabía que Nabi llegaría en cualquier momento. Finalmente era viernes a las cuatro, finalmente la vería después de un par de días en los que no había encontrado una excusa nueva para volver a la tienda, pues el dinero que le daba su abuela a manera de mesada ya se estaba acabando.

Se lamió los labios cuando la vio doblar la esquina, apareciendo con gracia y luciendo como un ángel con aquel vestido blanco con flores que le llegaba hasta debajo de la rodilla. Su cabello recogido en una media coleta sujetado con una pinza con forma de margarita dejaba a la vista su hermoso rostro que apenas llevaba un poco de labial con brillos.

Se veía tan hermosa.

Era tan hermosa.

La sonrisa tímida que recibió por su parte fue lo que desencadenó la reacción de su cuerpo. Su corazón comenzó a latir rápidamente al ser consumido por los nervios y se vio obligado a limpiarse discretamente el sudor de las manos en los pantalones mientras le sonreía de vuelta.

—Hola —le saludó la chica con las mejillas ligeramente sonrojadas.

Hoseok casi soltó una risa tonta, pero logró controlarse. En cambio, le tendió el boleto que momentos antes había comprado.

—¿Grease? —Preguntó Nabi, levantando ambas cejas.

—¿No te gusta?

La rapidez con la que había contestado había dejado al descubierto el nerviosismo que tanto intentaba esconder, pero por un momento no supo qué sería lo que haría si a Nabi no le gustaba la película que estaban pasando en el cine, pues era la única opción y además la cita se vería arruinada.

—No la he visto aún —aclaró ella con una sonrisa tranquilizadora—. ¡¿No crees que John Travolta es guapo?!

Hoseok soltó una carcajada que enmascaraba su alivio y siguió a la chica hacia el interior del cine, donde la función estaba por empezar. Con sus últimos ahorros compró un bote de palomitas para su cita, fingiendo que él no tenía hambre, pero finalmente aceptando cuando Nabi le ofrecía cada vez que ella comía.

Quizás aquellas eran las mejores butacas de la sala, pues no se veía ni muy cerca ni muy lejos, además de estar centradas y así no tener que girar la cabeza para poder disfrutar de la proyección. Había sido una buena elección, estaba seguro de eso, pero lo que no entendía era por qué de pronto comenzó a sentir incomodidad. Se preguntó si Nabi podía sentirla también, aunque ella parecía muy concentrada mirando la película con los ojos brillantes.

Primero se acomodó sobre el asiento, pero no era eso. Así que terminó mirando a su alrededor discretamente. No había mucha gente, pues la mayoría de las personas todavía no salían del trabajo y la muchos de los adolescentes del pueblo ya habían visto la película en algunas de las funciones anteriores. No encontró nada extraño en los que estaban sentados por delante de ellos, por lo que se volteó discretamente para ver hacia atrás.

Unos ojos felinos lo observaron a través de la oscuridad desde la última fila de asientos, casi sin importarle perderse la película.

Miró hacia adelante nuevamente, fingiendo poner atención en cómo Sandy cantaba una canción de desamor. Y se maldijo a sí mismo por no poder disfrutar de lo que le había costado el último dinero que tenía guardado. Ni siquiera había podido centrar su atención en Nabi, que era todavía más importante.

Sabía quién era ese chico. Primero, porque esa ropa no era algo que se viera comúnmente en Seondong. Y segundo, porque jamás olvidaría una mirada como aquella, tan enigmática y misteriosa.

Tragó saliva, pidiendo en silencio que Nabi no lo hubiese notado todavía, y volvió a girarse hacia él. No sabía su nombre, no sabía nada acerca de él más que era el chico nuevo en el pueblo. Y que Nabi le había hecho ojitos cuando lo había visto por primera vez.

¿Era esa la razón por la que no le agradaba?

Ni siquiera lo conocía y Hoseok no se consideraba una persona prejuiciosa. Realmente, la manera en la que ese chico lucía le llamaba bastante la atención, pero tampoco podía pasar por alto la reacción que Nabi había tenido al verlo.

Le daba miedo perderla después de haber tenido que esperar tanto para poder estar con ella.

Y el problema no era la espera, porque él la hubiese esperado cientos de años si fuera necesario, sino que le aterraba que después de todo ese tiempo ella simplemente pasara de él para estar con alguien más interesante, porque sabía que quedaría destrozado. Nabi le gustaba muchísimo.

Se sobresaltó cuando sintió un toque sobre su rodilla. Sus ojos encontraron la mano de la chica tocándole la pierna como si no fuera la gran cosa, como si no estuviera alborotándole las hormonas. O quizás no lo sabía. Una corriente eléctrica viajó directamente a su entrepierna, haciéndolo sentir avergonzado inmediatamente por no poder simplemente dejarlo pasar.

—¿Está todo bien? —Le preguntó Nabi en medio de un susurro.

Hoseok se giró hacia ella, encontrándose con los ojos brillantes que lo observaban brillantes a través de la oscuridad. Tenía dos pares de ojos viéndolo con atención y no sabía qué hacer.

—Todo bien —respondió en un hilo de voz.

El toque sobre su pierna estaba volviéndolo loco y los ojos lo hacían sentir intimidado, como si ambos pudieran saber lo que estaba sucediendo e incluso lo disfrutaran. Giró la cabeza hacia la película, encontrándose con que todos estaban en una competencia de baile en el gimnasio de la escuela.

No era suficiente para distraerse, menos cuando la mano tibia de Nabi ascendió ligeramente, de manera casi imperceptible.

—¿Nabi? —La llamó, su voz saliendo temblorosa.

Se encontró nuevamente con sus ojos, pero no fue capaz de mirar sobre la cabeza de la chica para saber si es que el chico nuevo seguía observándolo. Podía apostar a que sí, pero no estaba del todo seguro. Y tampoco quería saberlo. El rostro de Nabi se acercó lentamente hacia el suyo y Hoseok quiso replicar, decirle que por favor quitara su mano de allí, que lo estaba volviendo loco y que su mente no podía dejar de pensar en ciertos escenarios que lo único que hacían era arruinar la honra de Nabi.

No fue capaz de decir nada de eso, simplemente se dejó besar lentamente, lo que terminó por desencadenar una erección que no dejaba de crecer dentro de sus pantalones. Gimió por lo bajo en medio del beso, sin saber qué era lo que debía hacer.

¿Acaso debía frenarla? Era lo correcto, pero no lo que deseaba.

Cerró los ojos con fuerza. La mano de Nabi subió un poco más, o probablemente era su imaginación jugándole una mala pasada. Todo en su cabeza era un nudo confuso de pensamientos contradictorios, no podía dejar de sentirse mal por disfrutar de algo que probablemente la chica no tenía ni idea. Nabi no debía de tener la menor idea de lo que provocaba en su cuerpo, pero él era consciente y no podía evitar disfrutarlo.

Nabi debía ser demasiado inocente para eso...

Le agarró de la muñeca cuando ya no pudo más con la culpa.

—No deberíamos hacer esto —susurró.

Su respiración estaba agitada, claramente afectado por una simple caricia en la pierna.

Nabi se echó hacia atrás lo suficiente como para verlo nuevamente a los ojos. Su rostro lucía diferente al habitual, como si la oscuridad se hubiese apoderado de él, una oscuridad que hizo que a Hoseok se le retorcieran las entrañas, provocando que su cuerpo entrara más en calor.

—Quiero hacerlo —respondió ella, volviendo a acercarse para besarlo—. Quiero tocarte.

Hoseok sintió su rostro arder. ¿Acaso había escuchado mal? Había estado sintiéndose culpable todo ese tiempo pensando en que Nabi no estaba haciendo más que un acto inocente, creyendo que una caricia en la pierna no significaba algo más que una simple caricia para ella. Pero no era cierto. Aparentemente, todo había sido con el propósito contrario al que creyó y aquello le sorprendió.

¿Cómo Nabi había aprendido ese tipo de cosas?

No podía imaginarlo, menos en una familia como a la que pertenecía.

Soltó un suspiro tembloroso en medio del beso. Sabía que el chico todavía los observaba, pero no podía resistirse a la mano curiosa de Nabi que lentamente subía por su muslo haciéndolo estremecer y desear que rápidamente encontrara lo que buscaba. De pronto la película ya no le importaba tanto, ya no se sentía molesto por no estar disfrutando de ella, porque estaba haciendo algo todavía mejor.

Su mano inquieta se fijó sobre la cintura de la chica, posándose por encima de la delgada tela de su vestido. Casi sentía que le tocaba directamente sobre la piel, pues podía sentir el calor de su cuerpo con facilidad, y eso lo hizo endurecer todavía más, aunque no creyó que fuera posible.

Estaba más excitado de lo que alguna vez había estado. Los escenarios que su cabeza creaba durante las noches para saciar sus ganas no se comparaban con las caricias reales que Nabi le estaba proporcionando.

Tocarse a sí mismo no podía compararse a ser tocado por Yoo Nabi.

Ahogó un gemido cuando la mano finalmente llegó a su miembro, primero dándole una suave caricia por encima y luego tocándolo con más confianza. Estaba duro, más de lo que la chica hubiese imaginado, y sorprendentemente caliente. La cara le ardía, la ropa le molestaba por el calor que había empezado a hacer dentro de la sala y le hubiese encantado que estuvieran completamente solos.

La mano de Hoseok se movió desde su cintura, atrapó su pecho que únicamente estaba cubierto con la tela del vestido, sin sujetador, y con el pulgar le acarició el pezón que inmediatamente reaccionó, endureciéndose. Su cuerpo se estremeció ante la poderosa corriente eléctrica que se había apoderado de ella de manera tan fugaz. Soltó un gemido en voz baja y Hoseok también lo hizo.

No le importaba si alguien los veía o podía oírlos, aunque fuera poco probable por la oscuridad y el volumen de la película.

Dio un apretón suave al miembro hinchado, sabiendo que eso ya no era suficiente, que debía avanzar al siguiente nivel. Con la mano temblorosa y torpe buscó el botón del pantalón.

Hoseok aguantó la respiración.

En la pantalla estaba Danny subiéndose a un auto luego de haber aceptado reemplazar a su amigo en la carrera contra la otra banda de la escuela.

No sabía cuánto tiempo les quedaba, pero no quería que la película acabara.

Cerró los ojos cuando la piel sensible de su miembro estuvo en contacto con el aire luego de que Nabi hubiese logrado quitar todos los obstáculos. Tembló, sin saber si quería que le tocara o no, pues probablemente acabaría inmediatamente y no tendría cómo limpiar aquel desastre. Sin embargo, la mano de Nabi lo envolvió de todos modos y él no acabó, aunque pudo jurar que era lo más glorioso que había experimentado alguna vez en su vida. Soltó un quejido que intentó esconder en los labios de la chica y su mano se aferró al pecho pequeño.

Nabi se sorprendió cuando su mano se encontró con esa piel tan suave y elástica, aunque lo que realmente la dejó descolocada fue la humedad que la envolvía. Pronto se dio cuenta de que el líquido viscoso brotaba de una parte de la punta que no logró ver por culpa de la oscuridad y que aquello facilitaba el movimiento que comenzó a hacer con su mano, de arriba hacia abajo, funcionando como una especie de lubricante natural.

Apretó los muslos, provocándose a sí misma una oleada de placer, y se preguntó cómo se sentiría que eso estuviera dentro de su cuerpo. Se vio a sí misma recostada sobre un colchón con Hoseok sobre su cuerpo, moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, embistiéndola entremedio de las piernas.

¿Se sentiría igual de bien como lo imaginaba?

La mano del chico buscó el borde superior de su vestido, un lugar que le permitiera colarse debajo de su ropa para tocar aquel botón que llevaba rato estimulando. Sus dedos se encontraron con su pezón, con la piel suave y la vez endurecida. Nabi jadeó en medio del beso.

Una canción sonó en la película, inmediatamente seguida de otra, lo que terminó por llamar la atención de ambos. Todo el elenco se encontraba cantando junto en un parque de diversiones y aquello sólo podía significar una cosa: la película estaba llegando a su fin. Así que, con pesar, Nabi soltó el miembro de Hoseok y se arregló la ropa mientras él abrochaba su pantalón otra vez.

Los créditos comenzaron a aparecer y ambos se pusieron de pie, pero no fue hasta que estuvieron fuera de la sala que se dieron cuenta de lo rojas que tenían las mejillas, dando un claro y silencioso testimonio de lo que habían estado haciendo.

No importaba si Hoseok se tapaba casualmente la entrepierna con la sudadera o si Nabi volvía a ponerse el brillo labial.

No había que ser muy inteligente.

—¿Yoo Nabi?

La chica se detuvo en seco al escuchar que la llamaban, su rostro palideció inmediatamente de sólo imaginar que alguien la vería en ese estado.

Realmente ese no era el problema, sino que el rumor llegara a su padre.

Eso era lo que le preocupaba.

Tragó saliva y se giró lentamente hacia el dueño de aquella voz, encontrándose con el rostro felino del chico nuevo. Min Yoongi la observaba desde la puerta de salida de la sala, la misma en la que ellos habían estado, sus ojos se desviaron un momento a Hoseok y luego volvió a mirarla, como si estuviera esperando algún tipo de respuesta.

—¡Hola! —Atinó a responder. Se giró hacia Hoseok, que miraba al muchacho en silencio, y se aclaró la garganta—. ¡Oh! Hoseok, él es Min Yoongi, es nuevo en el pueblo. Yoongi, él es Jung Hoseok, mi... amigo.

Hoseok apretó la mandíbula. ¿Qué podía decir? Todavía no le proponía a Nabi ser su novia, ella no estaba diciendo ninguna mentira.

—Encantado —murmuró el más pálido, acercándose lentamente.

Sus ojos oscuros pasaron por el cuerpo de ambos y tuvo que reprimir una sonrisa, aunque los tres entendieron qué fue lo que le causó gracia. Hoseok entornó los ojos hacia él, no quiso responder nada, pues no sabía si estaba encantado de conocerlo.

—Así que... viniste a ver la película —continuó la chica, intentando desviar la atención—. ¿Te gustó?

Caminaron en dirección a la salida del cine. Afuera el sol recién comenzaba a ponerse, haciendo lucir todo el pueblo en tonalidades doradas. El calor todavía abundaba, notándose en las pocas personas que pasaban por allí todavía con magas cortas, por lo que Hoseok no tuvo que despegar la sudadera que sujetaba contra su entrepierna.

—Ya la había visto hacía algunos años, pero definitivamente me gustó lo que vi.

El corazón de Hoseok se detuvo. A diferencia de Nabi, él sí sabía lo que quería decir, pues los había estado observando. Al levantar la vista, se encontró con los ojos felinos mirándolo detenidamente.

Nabi siguió hablando algo que no logró escuchar, pues se quedó hipnotizado sosteniendo la mirada de Min.

¿Qué le ocurría?

—¿Y qué harás ahora? —Preguntó de pronto la chica.

Yoongi se giró hacia ella y le regaló una sonrisa.

—Debo hacer unos mandados para mi tía. ¿Ustedes?

—Yo debería irme a casa —dijo, fijándose en la hora que marcaba el reloj de la plaza central del pueblo—, pero... Hoseok, ¿no me dijiste que debías comprar unas cosas para tu abuela?

El recién nombrado casi se atragantó con saliva.

Era cierto.

Asintió con la cabeza.

—Sí, es cierto.

—¡Qué bien! Pueden ir juntos —Nabi les sonrió a ambos y luego comenzó a caminar en dirección a su casa mientras levantaba la mano a modo de despedida—. ¡Gracias por todo, Hoseok! ¡Adiós, Yoongi!

Yoongi viendo todo desde la última fila:


Alguna ha visto Grease? Para mí es un clásico y me encanta

Recuerda dejar tu voto y comentario, significa mucho para mí 🩷

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