1. La Bruja del pueblo🌙
Luna
"Ser diferente es divertido porque lo normal es aburrido"
-Anónimo
El verano en Treverlin es algo que todo desea y esperan con más ansia que nunca, porque es el mes del año en que cada persona realiza su festejo a su modo. Las clases terminan, las escuelas cierran y los chicos populares comienzan a planificar sus fiestas.
Pero aquí estoy yo, planificando mi futuro en un pueblo pequeño que a lo mejor no me ha hecho gran cosa y me ha despreciado, llamándome loca con todos los sinónimos posibles que existan.
Soy la chica que todos temen por tener un don no explicable; a todos les da miedo. Mi don lo ven como cosa rara o cosa oscura, pero mi mamá dice que es una bendición de Dios porque de él son los dones. Pero yo lo utilizo como más una ventaja de las cosas malas que me pueden suceder, como por ejemplo:
El otro día estaba caminando por la acera en una calle no concurrida, súper relajada escuchando música cuando tuve que quitarme de repente porque el estúpido de Camilo, el típico chico idiota popular del pueblo, le dio por lanzarme desde la venta de su casa un pinche ladrillo en la cabeza, para confirmar que supuestamente sus padres yo era "Bruja".
<<Como si la practicara. >>
O en la playa cuando volvió Camilo con su grupo de amigos con malas intenciones que se iban a acercar para hacer cosas muy estúpidas.
«¿Por qué en todo pueblo hay alguien así?»
Bueno, ¿dónde iba?
Todo lo que sucede aquí en Treverlin ya nada es normal en este pueblo, tiene más misterio y más maldad que el mismo diablo, pero yo me enfoco más en las cosas buenas, en las cosas en las que puedo ayudar.
Como, por ejemplo, aquí estoy afuera de la escuela sentada esperando a mis únicas y verdaderas amigas. Rous y Star nos criamos desde pequeñas en el mismo pueblo. Fueron las únicas que no me humillaron y menospreciaron. A ellas le encanta mi don porque no les gusta estudiar y si hay cosas malas que vienen a ellas, solo me llaman para ayudarla.
—Hola, Luna. — dicen Rous y Star al mismo tiempo.
—Hola, chicas.
— ¿Estás lista para lo de esta noche?—me pregunta Rous.
¿Lista?
Miré a Rous con una gran interrogante en mi cabeza porque no sabía de lo que hablaba, y cuando iba a preguntar de qué hablaba, fue como una señal del cielo.
Sonreí con pena antes de asentir.
No me acordaba que esta noche tenemos que investigar un misterio. Por investigar, nos gustan las cosas misteriosas e íbamos a investigar algo sobrenatural que sucedió la semana pasada, donde en ese momento el cielo se iluminó como a las 11:00 p. m. y vimos una estrella fugaz entró en el bosque, donde Rous y Star pidieron deseo.
Rous pidió que llegara el amor condicional a su vida. Star pidió que le dieran la beca en la universidad de Colombia. Siempre ha soñado con entrar en la universidad. Y yo ya sabía lo que era, lo que se aproximaba, porque en ese momento tuve una visión, pero era tan grande y poderosa que no pude aguantar y caí en el suelo convulsionando.
Por eso decidimos investigar esta noche con más calma.
«Sí, y a ti ya se te había olvidado.»
No comencemos conciencia, que apenas estamos comenzando la historia.
—Oye, me escuchas, planeta tierra llamando a Luna — habla Rous chasqueando los dedos frente de mi cara.
Asentí con la cabeza y sonreí, para que no siguiera con el tema, porque a veces me pierdo en mi cabeza y no hay nadie quien me saque.
Nos fuimos a casa caminando, pero Rous no paraba de hablar de lo que se iba a realizar en la noche. Star y yo solo escuchábamos y en otras le hacíamos broma, aunque sabíamos muy bien lo que a ella no le gustaba.
Por eso Star y yo, en Navidad el año pasado, decidimos comprar una bolsita de cucarachas falsa para hacerle una pequeña broma, porque no paraba de hablar de que se iba a poner en la noche buena o cómo iba a conquistar a Cole.
Cole Bracho es un chico de intercambio, es alto, mide un metro setenta y cinco, es un catire, tiene unos ojos marrones y su pelo es del color rubio miel. Ella lo conoció en nuestra escuela en navidades pasadas y todo el bendito mes no dejaba de hablar de él, entonces a Star y a mí se nos ocurrió hacerle una pequeñita broma que la iba a hacer callar por un día entero.
Mientras Rous dormía, colocamos todas las cucarachas falsas en todo su cuerpo y alrededor de su cama. Después tomamos varias fotos y la mañana siguiente le dijimos que había una invasión de cucarachas que salían del baño y se dirigían a donde ella estaba durmiendo, donde a la cual le tomamos fotos y ella se veía comodísima durmiendo con ellas.
La pobre Rous enseguida se metió en el baño y no salió toda la noche, haciéndose depuración del cuerpo, porque podría convertirse en igual que ella o agarrar una terrible enfermedad.
«Fue una gran broma que la volvería a repetir.»
Star y a mí nos costó la broma por todo el mes de Navidad, no paraba de comprar jabón de avena y chocolate según lo que investigo en internet. Y en el día de hoy no sabe nada de la broma, pero aun así, cuando se pone fastidiosa, le recordamos sobre la invasión de cucarachas en su casa.
—Chicas, nos vemos antes de medianoche.
—Ok, ¿una le dijiste a tu mamá que vas a dormir en mi casa? Ya tengo la cuartada lista —me avisa Rous.
—Claro, le dije que tu hermano no va a estar y que va a estar tu tía.
—Bueno, hasta la noche. — Decimos las tres al mismo tiempo y nos reímos.
Después de todo vivimos solo a tres casas de distancia. Mi mamá es sobreprotectora, bueno, la palabra sobreprotectora queda pequeña y no lo entiendo, porque somos cuatro donde soy la menor con una madre doctora y un padre psicólogo. Imagínese cómo es mi vida.
«Así de loca ya estoy.»
No es fácil crecer con dos padres protectores en mi proceso de crecimiento, ya que mi don se comenzó a revelar en mi fiesta de cumpleaños cuando cumplía tres añitos, primero con el abuelo a la hora de tocarlo para que me felicitara. Enseguida vi que iba a tener un pre-infarto, pero yo no sabía bien eso, así que rompí en llanto y comencé a gritar.
Después sentí que me apagué por un momento, pero después, según mis padres, tuve una convulsión, donde gastaron mucho dinero para saber qué era lo que me pasaba. Mi madre se frustraba mucho porque es doctora y no sabía qué era lo que me pasaba, así que a pasar los años lo dejaron como una bendición de Dios, más bien como un regalo.
Llego a la puerta de mi casa y la abro.
— ¡Hay alguien aquí?! —gritó, pero nadie me contestó.
<<¿Cómo es posible que una familia de seis no haya nadie, ni siquiera nadie en casa?>>
Voy a la cocina donde en el refrigerador encontré una nota pegada en la puerta. Seguro que es mamá, es de ella. Dice:
Pequeña Lu, salimos a llevar a Carly a comprar un vestido. Lara está en práctica de porrista y se va a quedar en casa de una de sus amigas y John está con sus amigos en el cine, con mucho cariño al Cielo y el Mar.
PD: en la nevera hay helado de chocolate, no le digas nada a papá.
Mi mamá me conoce bien, lo de chocolate me fascina y sabía que no iba a comer más en la noche. Lo del apodo de Cielo y Mar es de ellos, ya que a mí me colocaron Luna, porque nací cuando había Luna roja, y porque nací con el pelo todo rubio, ceniza platinado y soy un poco blanquita entre catira, donde a los dos se le ocurrió ese apodo por un comercial que vieron.
«Pero qué más se puede hacer, ya lo tenía cuando nací y así se quedó en mi acta de nacimiento».
Todos en la familia son rubios con ojos grises, con un porte de modelo o protagonista de una novela menos yo, pero eso no me molesta. Por lo que Carly es la chica más envidiable de la universidad, es la mayor, tiene veintitrés, le encantan las fiestas ya que es una de las chicas populares, después viene Lara que tiene veintidós, es la más chillona de los cuatro y es alborotada, se cortó el pelo por completo como un hombre, pero aún se le ve bien.
Y el pequeñito John que viene antes de mí que solo tiene dieciocho, por lo que es un encantador y enamorador, se la pasa enamorando a todas las chicas. Es difícil no fijarse en él, si es el rubio de ojos grises y con un porte de modelo. A veces pienso que un modelo se metió en mi casa y cambió a mi hermano.
Por lo que abro la nevera y disfruto un poco de aquella delicia que me encanta, y jamás dejaré de amar.
Siempre he creído que por ser diferente al resto, me hace ser importante, me hace ser única. Puedo ser la tipa bruja del pueblo en pleno siglo XXI y no me molestaría porque no me veo como todos me ven. Siempre intento ver lo bello y lo hermoso aparte de la oscuridad y es algo por lo que siempre dejaré en claro, aunque me llamen loca por tener un don sin explicación.
El mundo puede ser tan mierda conmigo, pero yo jamás dejaré de brillar y ser aquello lo que el mundo quiere que me convierta y es ser algo que yo misma no soy. No puedo parar de pensar cómo las personas se dan mala vida por el día de mañana o las complicaciones que se dan de cada día, sin pensar si en solos segundos pueden seguir con vida. Es algo que ya he visto y llegué a la conclusión como papá, que el ser humano somos como robot programado para hacer lo mismo de siempre y es nacer, crecer, comer, reproducirte y morir.
Por eso no dejo pasar la oportunidad de cada pequeño detalle que me da la vida, como esta. Muy pocas veces estoy sola en casa y hago lo que más quiero y es disfrutar de la soledad y tranquilidad. No estoy oyendo cada palabra crítica que sale de la boca de mis hermanas y es como un respiro para mi alma.
A veces me creo, Matilda, que tengo poderes locos cuando subo el volumen alto a la radio y bailo disfrutando por solo minutos aquello, por lo que nunca me dejarían ni mover un pelo. La música cala por todos mis poros y bailo sin dejar de dar vueltas en la sala mientras me llevo varias cucharadas a la boca de helado.
Pero creo que mis pies no están de acuerdo al ritmo de la música que termino tropezando cayendo al suelo y el bote de helado cae en la alfombra blanca favorita de mamá y cuando estoy a punto de levantarme para limpiarla antes que llegue alguien, la puerta principal es abierta y en esto momento me estoy replanteando la idea de si fue buena idea de disfrutar un poco de la libertad.
Nuestros ojos se conectan y solo puedo dar una sonrisita nerviosa, sin poder levantarme, porque estoy todavía nerviosa con lo que pueda pasar siguiente, por lo que las únicas palabras que salen de mi boca sin dejar de sonreír nerviosamente son:
—Hola, papá, fue el gato de Carly que la ensució — y ni gatos teníamos.
Me di una cachetada mental, cuando vi que él entraba y veía el desastre que había hecho junto con el fuerte volumen que daba la radio, que no dudaba que no se escuchara afuera. Él dejó de mirar la alfombra y después pude leer en su mirada que estaba en problemas.
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No olviden de votar y comentar si le gusto mucho, me ayudaría en la historia.
Besos y abrazos 😘🤗
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