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Corría por los pasillos al ritmo que la camilla era empujada mientras miraba como un enorme grupo de personas intervenía a su pareja con muchos aparatos médicos.
— ¡Que alguien llame a cuidados intensivos! — gritó un doctor que mantenía la máscara de oxígeno en el rostro de Hyungwon — ¡Necesito al doctor que atendió a Chae Hyungwon!
Una enfermera corrió a cumplir con el mandato del hombre quien al volver a ver el estado de Hyungwon no pudo hacer nada más que lanzarle una mirada de rabia al preocupado Wonho que mantenía los ojos cristalizados y un leve rastro de sangre saliendo de su nariz.
No era la primera vez que ese doctor miraba un parto prematuro con complicaciones, pero esta vez era algo más serio que un simple parto prematuro, la vida de dos personas pendían de un hilo por una razón que desconocía pero que ya sospechaba.
Subieron rápidamente al piso de labor y parto donde ya estaba totalmente preparado el quirofano donde Hyungwon sería intervenido y el doctor ya estaba en la puerta, terminando de ponerse la vestimenta necesaria para ingresar.
Entonces cuando la camilla iba a ingresar a la sala, el doctor que lo había atendido antes lo vio tendido en la camilla en medio de aquella extraña situación y supo que algo no estaba bien, incluso la mirada perdida de Wonho le daba mala espina.
Pero no dijo nada, simplemente lo ingresaron con la mayor velocidad que pudieron y obviamente Wonho fue detenido antes de entrar.
Se quedó de pie frente a aquella blanca puerta y se agarró el pelo con frustración.
¿Qué debía hacer?
¿Qué iba a decir?
¿Cómo estaba Hyungwon?
¿Cómo estaba el bebé?
¿Cómo fue capaz de hacer algo así?
Nada, no sabía nada.
Lo único que sabía es que se sentía como un enorme trozo de excremento en la entrada de alguna bonita casa, así se veía en la vida de Hyungwon, así de desagradable, asqueroso, repulsivo, antiestetico y malditamente nauseabundo.
Sintiéndose un inútil caminó en círculos por el solitario pasillo hasta que rendido por su ansiedad tomó asiento en el suelo del largo pasillo blanco y se quedó totalmente inmóvil allí, sintiéndose la mierda más grande del universo.
Pero la peor parte no era sentirse afligido, la peor parte era no poder llorar a pesar de sentir tanto dolor consumiendolo desde adentro.
Dolía.
Sabía que sus propias llamas eran las que quemaban.
Abrazó sus propias rodillas mientras mantenía la mirada clavada en el suelo y su mente divagaba intentando recordar algo de la reciente situación, pero en su mente no había nada más que lo que vio al reaccionar.
Entonces por primera vez en toda su vida quería llamar a aquella persona que aún desconocía, quería que lo llevara de esa realidad a la situación ficticia que vivía en lo que él llamaba "visiones", quería gritarle todo lo que pudiera, quizá obtener alguna respuesta o simplemente ser cobarde y llamarlo para dejar de sentir ese dolor agobiante por un momento.
Y ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, mientras más se sumía en sus pensamientos, en aquel solitario pasillo, más perdía la noción del tiempo y más lo torturaba su mente con el peso de la culpa.
Un fuerte ruido lo sacó de sus pensamientos obligandolo a voltear y era precisamente la puerta del quirofano siendo abierta abruptamente por el doctor, entonces al notarlo, por inercia se puso de pie con la rapidez de un rayo y su corazón comenzó a latir con frenesí al pensar que estaba a punto de escuchar muy malas noticias.
No quería oír malas noticias.
No era capaz de soportar algo así aún con todo lo que había hecho inconscientemente.
Sin embargo, antes de que pudiera formular algún tipo de pregunta, el hombre lo tomó por la camisa y lo estampó contra el pasillo con violencia, causándole un fuerte dolor de cabeza que aunque doliera mucho sabía que no se comparaba con el dolor que sintió Hyungwon con su maltrato.
No dijo nada.
— ¡¿Qué demonios le hiciste?! — volvió a estamparlo contra la pared — ¿Por qué tiene esa clase de hematomas en todo el cuerpo? ¡¿Por qué demonios tiene costillas facturadas?!
El hombre lo miró con rabia mientras él seguía cabizbajo.
— Rodó por la escalera... — susurró inexpresivo — eso es lo que creo...
El hombre rió sarcástico.
— Y seguramente el semen que hay en su cuerpo fue a causa de caer por las escaleras... — Wonho negó levemente sin poder mirarlo a los ojos.
Entonces suspiró.
— N-no recuerdo lo que pasó... — su voz se rompió — no sé si cayó por la escalera o lo lancé... — levantó su mirada hacia el hombre — no se porque estaba haciéndole eso, no lo sé... Créeme que no lo sé...
Sus ojos se cristalizaron mientras su mirada seguía clavada en la del doctor, delantando la veracidad de sus palabras.
Sin embargo el hombre no lo soltó incluso cuando Wonho se puso a llorar como un bebé.
— Dame una sola razón para no llamar a la policía... O a su padre... — masculló — porque según como te veo... Eres un hijo de puta que intenta maquillar la verdad o tienes alguna enfermedad mental...
Entonces lo soltó con molestia para finalmente darse la vuelta con rumbo a la puerta del quirofano donde varios médicos intentaban desesperadamente reparar el desastre que él había hecho.
— Doctor... — susurró entre lágrimas — y-yo... Voy a entregarme voluntariamente a la policía o a un psiquiátrico si así lo determinan... — sollozó y el hombre volteó al escuchar sus palabras — pero por favor... Salvelos... — susurró con un hilo de voz — Sólo déjeme conocer a mi hijo... Quiero cargarlo aunque sea solo una vez... — se agarró el pecho al sentir el agobiante dolor — no voy a irme a ningún sitio hasta que pueda verlos... Y entonces, después de eso... Haga lo que quiera conmigo.
Wonho cayó de rodillas en el blanco pasillo de aquel lugar, abatido por su propia aflicción, entonces el hombre soltó un fuerte suspiro.
— Me gustaría que lo hicieras, pero... — apartó su mirada de él — el feto está tan inerte como Hyungwon... Y ni siquiera podemos asegurar que alguno de los dos lo soporte... Creo que mereces saberlo para que te vayas preparando con lo que sea que vas a decir si esto llega a salir mal.
Con mucha tristeza el viejo hombre se dio la vuelta e ingresó a la sala con el corazón abatido de ver en tal situación al hijo de su amigo.
No sería fácil para él si muriera en sus manos.
¿Qué le diría a su padre?
Wonho se arrastró hacia la pared sin ser capaz de recuperar el equilibrio o el aliento después de escuchar aquellas infernales palabras.
Su respiración se tornó acelerada, su pecho dolía en demasía e incluso su visión estaba tornándose borrosa.
— No... — susurró — no, no, no, no... — se agarró el pecho con fuerza mientras respiraba con dificultad — no... Así no debe ser... — negó levemente y sus mejillas comenzaron a empaparse — Hyungwon... Hyungwonnie no...
Se cubrió el rostro con ambas manos ante la maldita incertidumbre y lloró sin vergüenza alguna.
Dolía su inocencia.
Dolía tener que pasar por esa absurda situación en la que jamás pidió vivir.
Apretó sus manos con fuerza contra su rostro sin saber el porqué, pero en medio de su dolor algo llamó su atención, aún con sus ojos cerrados podía percibir una fuerte luz proviniendo de algún sitio.
Quizá podía ignorarlo, pero le resultó imposible y terminó por obligarse a descubrir su rostro y encontrarse con el escenario que tenía delante.
La luz que percibió con los ojos cerrados provenía de sus manos, las cuales estaban prendidas en fuego, como era de costumbre en sus visiones.
Pero eso no fue lo que llamó su atención.
Lo que verdaderamente llamó su atención al punto de ignorar el fuego por completo, era que se encontraba en la misma sala de hospital donde Hyungwon estaba siendo intervenido.
Sabía que estaba dentro de una de sus visiones, así que podía acercarse y nadie iba a notarlo.
Se levantó rápidamente de donde estaba y sin pensarlo dos veces salió corriendo hacia la camilla, necesitaba verlo con sus propios ojos, a ambos.
Sin embargo, antes de que pudiera acercarse lo suficiente fue detenido con fuerza por el brazo y lo hicieron retroceder como si de una pluma se tratase.
Asustado por el reciente contacto, se giró para ver a la persona que había sido capaz de detener tan importante acto y por fin después de tanto sufrimiento la boma de la verdad estalló en su cara cuando al girar, el rostro que estaba frente a él era el mismo que había desfigurado a puñaladas hace más de una década.
— Tú... — susurró con rabia — eras tú...
Negó levemente mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.
— Hola Hoseok... — sonrió y negó levantando en sus manos el libro de dibujo de Wonho — no soy yo quien ha hecho las cosas... — abrió el libro en la última página en donde se dejaba ver un precioso dibujo de Hyungwon sosteniendo al bebé que lentamente empezaba a modificarse convirtiéndose en apenas un garabato — lo hiciste tú.
Wonho miró inexpresivo el dibujo cambiante y sentía como la fina línea de sangre comenzaba a fluir desde su nariz delantando que el dibujo estaba cambiando al igual que el destino de quienes estaban dentro, eso significaba que según lo que ya sabía, el destino desastrozo de los otros dos miembros de su pequeña familia estaba cumpliéndose, pero no continuó viendo al dibujo por mucho tiempo más, en cambio levantó su mirada hacia la persona que sostenía el libro y algo hizo click en su cabeza.
El último detalle de aquel dibujo estaba a punto de ser trazado por sus decisiones, pero por primera vez supo lo que debía hacer.
Y lo haría sin importar el costo.
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Ya solo nos queda el próximo capítulo y el final 👀
Gracias a los que aún siguen aquí apoyando esta historia, los aprecio mucho
Hasta pronto
🖤
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