Capitulo 5.
Me empecé a reír.
—Dios, pensé que lo decías en serio, realmente me asustaste.
Su labio tembló.
— ¿En serio crees que bromearía sobre esto?
Mi alma se cayó a mis pies. África era la mejor amiga de Taylor, claro que Taylor no bromearía con eso.
— ¿E-es enserio? —asintió tristemente—. N-no puedo creerlo —me sequé una lágrima. No me había dado cuenta de que estaba llorando.
¿África? ¿Muerta? No puede ser.
—Seguramente... Se escapó y... Todo fue una confusión y...
—No —dijo firme—. Está muerta. Se le acabó el oxígeno, empezó a hiperventilar... Yo... Llamé a la ambulancia. Todo fue muy rápido, Jess, muy rápido... Intentaron salvarla pero... No pudieron. Tenía los pulmones llenos de agua.... —empezó a lloriquear—, no imagino una vida... Una vida sin Áf —su labio y sus hombros temblaron. Se secó una lágrima.
Levantó la barbilla, como si fuera fuerte y pudiera con el tema, pero ambas sabíamos que no era así. No dije nada, dio media vuelta y se fue.
Me mordí el labio. África... Ella me había enseñado a sonreír... Aunque mi enfermedad me estuviese matando.
Ella... Era muy buena para morir. No merece esto. ¡Nadie merece esto!
Es mí... Era mi mejor amiga. Claro, eso es la muerte. Es cambiar el «es» por un «era».
Grité y me hice ovillo. Estaba a la mitad de un parque y la gente me miraba raro, pero no me importaba.
Empecé a llorar. Diablos.
Agarré la esquina de mi camisa, la hice una bolita, me la metí en la boca y empecé a gritar.
Empecé a respirar agitadamente.
No. Debo calmarme. Ya.
Me saqué la bolita de camisa de mi boca y cerré los ojos.
Mi respiración se volvió más regular. Espero que haya muerto aunque sea durmiendo... O que no lo haya sentido.
Que haya sido como ¡zas! Y se fue. Nada más.
Dejé de pensar en África y me paré del suelo.
Me alisé la ropa como si nada hubiera pasado y me dirigí a casa.
Como si nada hubiera pasado.
***
Cerré los ojos con fuerza.
— ¡Dios! Odio profundamente los aviones. Me dan miedo.
—Pues lo siento, Jess, pero deberás acostumbrarte. Viajaremos mucho.
Suspiré.
—Al menos a mí me tocó en la ventana —celebró Taylor.
—Qué suerte —Abby se acercó a mí y empezó a hablar a un volumen más apagado—. Al menos a ti no te tocó al lado de una vieja pedófila —dijo refiriéndose a la señora (que usaba dos asientos y medio) que tenía a su lado.
Reí.
—Ay, dios. Dentro de unas horas estaremos en París —dije haciendo un arco con mis manos— y conoceré al fin la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo...
— ¡Y veremos la Torre inclinada de Pisa!
—Abby, eso es Italia —dijo Taylor bufando—. Hasta yo —se apuntó con ambas manos—, YO lo sabía.
Abby rodó los ojos.
—Lo siento, señorita sabelotodo.
Reímos.
—Lo siento, chicas —dije—, pero yo dormiré.
—Está bien.
— ¡Iugh! —chilló Abby a mi lado—, ¡la vieja pedófila se tiró un tremendo y oloroso pedo!
Reí y volví a cerrar los ojos.
—Déjame dormir.
***
—Jess, ya llegamos.
Abrí con pereza los ojos y me saqué una lagaña.
—Andando —dijo Taylor.
Tomamos nuestros equipajes de mano y salimos del avión.
—No fue tan malo como creí. Al menos me tomé una buena siesta —dije encogiéndome de hombros.
—Te lo dije —canturreó Abby.
Rodé los ojos y Taylor me pegó una cachetada.
— ¡Dios, para de hacer eso!
— ¿Hacer qué? —dije confundida, sobándome la mejilla.
— ¡Eso! ¡Rodar los ojos! Cada vez que lo haces siento que van a salir rodando.
—Exagerada —dije y rodé los ojos únicamente para fastidiarla.
— ¡Agh!
Reí.
—Hm... ¿Vamos al hotel y después a...? Hay mucho que hacer, la verdad no se —dijo Abby riendo.
—Si —dije—. Hay mucho que hacer. Por ejemplo: Ir a la Torre Eiffel, ir al museo del Louvre, ir al Arco de Triunfo, ir a la tumba de Napoleón, navegar el Sena e ir a la iglesia de Notre Damme.
—La mitad de los lugares que dijiste no tenía idea que existían.
—Pues... —me encogí de hombros— cada día se aprende algo nuevo ¿no?
Nos abrazamos por los hombros y fuimos al hotel.
Cuando terminamos de desempacar, Abby dijo:
— ¿Qué tal si primero vamos a Los Inválidos?
— ¿Que rayos es eso? —preguntó Taylor levantando una ceja.
—Según nuestro querido y apreciado internet... El Palacio Nacional de los Inválidos fue construido en el siglo XVII como residencia para los soldados retirados del servicio. Actualmente alberga la tumba de Napoleón —leyó Abby—. ¿Les parece?
—Por mi está bien —dije.
—Vale, a mí me da igual —dijo Taylor encogiéndose de hombros.
—Pues... ¡Vamos! —chillé.
Tomamos un taxi y llegamos a Los Inválidos. Estaríamos en Paris solo tres días, así que había que aprovecharlos al máximo.
***
—Soy Napoleón Malaparte —imitó Taylor con una voz ronca y poniéndose una barba falsa que había comprado por 50 centavos—. Creo que nací el año... 1772
—1769 —la corregí.
— ¡Shh no me interrumpas! —volvió a poner una voz ronca—. Hm... Hice que sea ilegal ponerle de nombre a un cerdo «Napoleón» en Francia, y es así hasta hoy en día. Mi apodo era Nabulio. Raro, lo sé. Tenía dos fobias raras: los gatos y que las puertas estuvieran abiertas. Ajá, por ejemplo, cuando alguien quería entrar a mi habitación, tenía que abrir muy poco la puerta, si no yo enloquecía. También fui el rey de un país con chicas guapas. Mis últimas palabras fueron: "Francia. Ejército. Líder del Ejército. Joséphine.". Mi ejército fue el primero en llevar comida enlatada a la guerra. Creo que se me olvida algo... ¡Ah sí! ¿Les cuento un secreto? Nunca me lavaba los calzoncillos. Los usaba por adelante, por detrás, por arriba y por abajo. Así es más ecológico. Y... Hm creo que eso. El 5 de Mayo de 1812...
—1821 —la corregí.
— ¡Eso era! El 5 de Mayo de 1821 morí en Reino Unido y me enterraron aquí, ni idea porque. Orad por mí.
Aplaudimos.
— ¡Dios! Eres pésima en historia —dije.
—Ay, lo siento señorita sabelotodo. Además todo eso era real. Son datos curiosos. Si quieres mira en internet* —se defendió.
—Agh como sea. ¿Una foto?
—Una foto —afirmó Abby.
Sacó su teléfono y gritó "¡Selfie!".
—De recuerdo —dijo. Claro, solo que ¿de qué me servía a mi tener fotos de recuerdos si no tendría hijos a quién mostrárselas, ni podría verlas de adulta? En cierto modo me hizo sentir mal.
—Hm... ¿Qué tal si ahora vamos a la Torre Eiffel?
***
—La... —dijo Abby impresionada.
—Torre... —siguió Taylor.
Silencio incómodo. Abby carraspeó.
— ¿Ah? —dije, despistada.
—Tienes que completar la oración, tonta.
—No entiendo —dije, aún confundida.
—La —dijo Abby poniendo cara de fastidio, señalándose. Luego señaló a Taylor.
—Torre —dijo Taylor lentamente. Luego ambas me apuntan.
—¡Ah! Ya entendí —dije— Eiffel. —completé.
Saqué mi teléfono y puse la cámara.
Armamos una especie de medio círculo y nos pusimos justo debajo de la torre.
— ¿Subamos por el ascensor?
—Vale —dije.
Llamamos al ascensor y nos subimos.
Abby abrió una aplicación llamada SnadChat o SnapChic o SnapChat o algo así y filmó toda la subida en el ascensor mientras ponía caras de susto y emoción.
Rodé los ojos.
Cuando llegamos arriba fui corriendo a la baranda.
—Wow.
La vista era precioso, algo que ninguna cámara podría capturar. Se veían turistas en las calles y el césped brillaba con intensidad, al igual que el cielo, que estaba completamente despejado. Un día precioso.
Luego bajamos y empezamos a hacer planes para el resto de nuestra estadía en Paris.
— ¿Qué tal si vamos al Arco de Triunfo y de ahí volvemos al hotel? Mañana podemos ir al Louvre, ya que hay que estar casi todo el día y el último día podemos ir a la iglesia de Notre Damme y navegar el Sena, ya que nos iremos como a las 18:30 de vuelta.
Taylor asintió.
—Sí, creo que deberíamos hacer eso —opinó Abby.
—Entonces... Está decidido —dije aplaudiendo—. Esos serán los planes. Eso se llama aprovechar un viaje de tres días, ¿no?
Caminamos por un lugar (pues tenía nombre, y era el famoso le champs ellisee) que tenía varios parques y flores por los costados y en cuestión de minutos llegamos al famoso Arco de Triunfo.
—Wow. Hum... —Abby empezó a buscar algo con la mirada y al parecer lo encontró, porque empezó a correr hacia un señor, le dijo algo y le pasó su teléfono. Seguramente le pidió que nos tomara una foto—. ¡Sonrían, chicas, es de recuerdo!
Ay, Dios, es como si dijera que es "de recuerdo" todo el tiempo a posta.
El señor tomó unas fotos, le devolvió el teléfono a Abby y le dimos las gracias.
Nos tomamos unas cuantas fotos más y nos fuimos a comer a un restaurante.
***
— ¡LEVÁNTENSE, CHICAS, PARIS NOS HA REGALADO UN HERMOSO DÍA HOY ASI QUE VAYAMOS ENSEGUIDA AL LOUVRE! —chilló Taylor, despertándome—. ¡VAMOS, HOLGAZANAS! Está bien, ustedes no comerán nada. Ya encargué comida a la habitación y ya llegó —abrí los ojos de golpe y vi que Abby hizo lo mismo.
— ¿Hay comida? —pregunté.
—Sí.
Me paré rápidamente y me comí un gran desayuno, al igual que Abby y Taylor.
—Mmm... Delicioso.
Después de ducharnos, vestirnos, maquillarnos, hacer nuestras necesidades y hacer todo para estar listas, nos fuimos directo al Louvre.
—A África le hubiese encantado estar aquí —escuche a Taylor susurrar.
África. Lo había olvidado.
Este viaje al parecer me está haciendo bien.
Me mordí el labio. Aún no tenía pensado un discurso o algunas palabras para decir en su funeral. Taylor había insistido en que era fundamental que yo hablara ahí. Éramos buenas amigas.
Además ¡es imposible! Me he estrujado los sesos incontables veces pero nada sale. ¡Nada sale!
¿De qué rayos uno habla en un funeral?
¿Hablo de mi amistad con África?
La última vez que fui a un funeral... Fue a los once años, para el funeral de mamá.
Volví nuevamente a la realidad (últimamente vivía en las nubes) cuando Abby me agarró del brazo.
—Oh por dios... ¡La Mona Lisa! —chillé—. Esto es muy antiguo. Dios mío.
Así estuvimos un bien tiempo viendo estatuas, cuadros y cosas por el estilo.
Al día siguiente, nos tocaba hacer nuestras últimas dos paradas: Notre Damme y el Sena, así que nos despertamos a las 10:30 —vamos, ¿para qué despertarse temprano si no hay prisa?— y fuimos al Notre Damme —no paraba de pensar en la película "El jorobado de Notre Damme"—, tomamos algunas fotos y nos fuimos al Sena.
Así estuvimos navegando por el Sena, charlando con casi todas las personas que iban en el mismo bateau mouche que nosotros —habían unos cuantos chicos guapos con un sexy acento francés— y nos divertimos mucho. Abby no dejaba de contarnos la historia de cómo había tocado los músculos de un francés y que él no había dejado de mirarla descaradamente en todo el recorrido.
— ¡Chicas, son las 17:00! ¡Debemos ir al aeropuerto! —chillé.
Todas me miraron alarmadas y nos bajamos en cuanto pararon el bote.
Fuimos al hotel, agarramos nuestras maletas —ya las habíamos ordenado en la mañana—, pedimos un taxi y fuimos al aeropuerto.
—Ahora solo falta esperar —dijo Taylor recostándose en uno de los asientos mientras Abby y yo hablábamos sobre cualquier cosa esperando a que nos llamaran para subir al avión.
—Primera llamada con destino a Washington, Estados Unidos. Favor acercarse a la sala de abordajes.
Miré a Taylor. Se veía tan tranquila... Sería una pena que alguien la despe...
— ¡DESPIERTA TAYLOR! ¡EL AEROPUERTO SE ESTÁ INCENDIANDO!
Se despertó alarmada y chilló:
— ¿FUEGO? ¡JODER! ¡¿DÓNDE?!
Abby y yo nos destornillamos de la risa al ver la mirada de confusión, alarma y miedo que invadió la cara de Taylor.
—Era broma. Solo hay que subirse al avión.
—Serás idiota... —musitó.
Cogimos nuestras maletas, entregamos nuestros boletos y subimos al avión.
—Yo voy a dormir —avisé.
—Yo también —dijo Abby cerrando los ojos.
— ¿Acaso ahora hay que avisar cuando vamos a dormir? Que estúpido —dijo Taylor finalmente cerrando los ojos.
***
—Dormilona, ya llegamos.
Me estiré, me restregué los ojos y los abrí.
Agarré mis maletas y nos bajamos del avión.
Nos fuimos charlando en el camino hacia el auto de Abby y en el momento de subirme tropecé, lo que hizo que el insoportable dolor que atacaba a mis costillas volviera.
—No me gusta hablar del tema, pero... —empezó a decir Taylor moviendo las manos, nerviosa— ¿Jess, ya tienes el discurso para el funeral de... Ya sabes?
Me mordí el labio. Diablos, lo había olvidado... El funeral es mañana, en unas horas más.
Que estúpida. No podía no decir nada, África era mi amiga.
—No.
—Pues te recomiendo pensar en seguida en algo, no puedes no decir nada —me miró acusadoramente.
—Lo sé.
Abby me miró por el retrovisor.
— ¿Jessie Parks no ha hecho algo con dos meses de anticipación?
—Calla —dije con el entrecejo fruncido.
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*Los "datos curiosos" que dice Taylor son todos reales excepto por el último. (N/A Aunque quien sabe 7u7).
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Hello! ¿Que tal?
Bueeeno espero que les guste... Y a las que ya saben lo que va a pasar (CATA) no hagan spoiler (CATA) ¿Ok?
JAJAJAJA AY YA :")
Gracias por todos las estrellitas y comentarios... Y ARGH EN SERIO VOY A MORIR PORQUE TENGO COMO 5 CAPITULOS LISTOS Y... AYYY LOS QUIERO SUBIR
Bueno, eso.
¡Besos ❤️!
Editado.
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