Capitulo 4.
—Así que... ¿Quieres que te acompañe?
—Sí.
— ¡¿E hiciste todo este enredo solo porque no sabías como decirme que querías que te acompañe al cine con unas chicas del centro de apoyo?!
—Si —dije avergonzada.
—Ay, Jess... ¿Quién te entiende?
—Pues... Yo me entiendo —me defendí cruzándome de brazos.
Bufó.
— ¿Y qué tal ese chico... Amos? ¿Guapo?
—Dios, no sabes cuánto.
Sonrió.
—Pues... ¿Ya pensaste cual puede ser tu deseo? Y... Estuve pensando —dijo antes de que pueda contestarle— que quizá, después de lo que sea que elijas como deseo, podemos hacer un viaje... Por el mundo. Ya sabes, unos cuantos países aquí, en América, otros cuantos en Europa, África, Asia, Oceanía... Y... Y... ¡Ya se! ¿Qué tal si tu deseo es ir a... Disney?
—Wow, wow, wow, no vayas tan rápido. Primero: No, no he pensado cual puede ser mi deseo. Segundo... ¿Que era? ¡Ah, sí! Mi padre y mi hermana ya van a tener suficientes gastos como para además pagarme un viaje por todo el mundo. Y... Sobre lo de Disney... Ya fui, prefiero hacer otras cosas.
—No, no, no, tu padre ni tu hermana ni tú tendrán que pagar ni un solo centavo. Yo invito.
Escupí toda mí malteada en su cara. ¿No lo había mencionado? Estábamos en el mall, cansadas de comprar como condenadas, tomando unas malteadas.
— ¿Qué es eso de que tu invitas?
—Pues... Que yo lo pagaré todo, duh —dijo como si fuera obvio.
— ¿Estás loca? —chillé.
—Pues según mi doctor mi estabilidad mental...
— ¡No me importa!
—Ay, vamos ¿cómo puedes rechazar esta oferta? ¡Aprovecha, te están regalando un viaje único!
Ya, claro. Había olvidado el pequeño e insignificante detalle de que los padres de Abby son multimillonarios, así que para ellos pagar este viaje equivale a que yo me compre un dulce.
Miré mi batido y empecé a mover la bombilla.
— ¿Sabes? Podría ir a Paris.
Los ojos le brillaron de emoción.
— ¿Paris? ¿La ciudad del amor?
—Sí, Paris. La "ciudad del amor" —dije haciendo comillas con los dedos—. ¿Por qué es la "ciudad del amor"? ¿Qué tiene de diferente con aquí además de la Torre Eiffel y Louvre? Nada. Por eso no entiendo. ¿Por qué Paris es la ciudad del amor y no esta?
—Jess, es la ciudad del amor y punto, ¿vale? No tengo ni la más remota idea de porque es la "ciudad del amor" —dijo haciendo comillas con los dedos, imitándome—, simplemente es así. Deja de ser tan... De ver las cosas tan al pie de la letra.
—Está bien —dije bufando.
***
—Pues... Abby, ella es África. África, Abby. Ella es Taylor. Taylor, Abby, Abby, Taylor —dije muy rápido—. Y bien... ¿Qué película vamos a ver?
—Soy Buscadora*, la adaptación del libro.
Asentí y entramos.
Llevaba mucho tiempo esperando el estreno de esa película. Era el primer libro de mi saga preferida.
Al salir de la película, paré de golpe y tomé a Abby por los hombros:
—Y... ¿Qué tal si África y Taylor vienen con nosotras a Paris?
Sonrió.
—Sería estupendo. ¿Por qué no les preguntas?
—Vale —me giré hacia Taylor y África—. Uhm... ¿Ya gastaron su... Deseo?
—Yo si —dijo África asintiendo—. Lo usé a los ocho... Fue ir a Disney. Duh, típico sueño, no me culpen.
—Yo tambien —dijo Taylor—. Fue ir a un concierto de Jack Will. Logré hablar con el —dijo con ojos soñadores—. ¿Y tú? ¿Ya lo gastaste?
—La verdad... Me pronosticaron leucemia hace poco, así que no. Pero lo voy a usar y... Voy a ir a Paris. Me estaba preguntando... ¿Quieren ir también?
Abrieron los ojos como platos.
— ¿Estas segura? —preguntó África.
—Más que segura.
Me abrazaron.
—Gracias, gracias, gracias.
—Ya, basta. Mucho amor.
Sonreí. Amaba a estas chicas. Son lo mejor.
***
—Jess, buenas noticias —dijo Abby acercándose a mí—. Hablé con los de Make-A-Wish e irás en dos días.
— ¡¿Dos días?!
—Claro, ¿o quieres esperar más?
— ¡Claro que no!
No puedo desperdiciar ni un segundo más. Son solo tres meses. Tres meses, nada más.
Abracé a Abby.
—Eres lo mejor.
—Ya lo sé.
Rodé los ojos.
—Tienes tu autoestima por las nubes ¿lo sabías?
Me dio un suave empujón pero me dolió como si me hubiesen enterrado mil agujas ardientes.
Hice una mueca de dolor y Abby me miró preocupada.
— ¿Estás bien?
—Si —reí aunque mi risa sonó como un graznido—. No... No te preocupes —le di una sonrisa ladeada que se parecía más a una mueca de dolor que a una sonrisa.
Creo que lo estoy empeorando.
Me mordí mi labio inferior hasta que sentí el sabor inconfundible de la sangre inundar mi boca.
Dejé de morderme el labio y miré a Abby, quien dio una bocanada de aire, seguramente estaba buscando algún tema de conversación para romper el silencio incómodo. La conocía demasiado bien.
—Y... ¿Qué piensas hacer cuando lleguemos a Paris?
—Bueno... Muchas cosas. Ir a la Torre Eiffel...
—Espera, espera... ¡Hagamos un póster!
Levanté una ceja.
— ¿Un póster?
Me llevó a rastras a su auto, abrió la puerta de copiloto, me sentó en el asiento, abrochó mi cinturón, cerró bruscamente mi puerta, se sentó rápidamente, abrochó su cinturón y después de encender el auto arrancó rápidamente.
— ¿No me quieres decir que pas...?
— ¡Shh! Paciencia.
Fruncí el entrecejo, confundida y miré por la ventana el parque que estaba cerca.
Niños jugando felices, adolescentes sin preocupaciones, parejas besándose.
Todo perfecto.
Llegamos a la casa de Abby y ella salió corriendo como desquiciada hacia su casa.
—Entra —intentó meter la llave en la cerradura pero no pudo—. En —otra vez lo intentó pero no pudo—. La —con cada palabra intentaba, en vano, meter la llave para abrir la puerta. Yo, en lugar de ayudarla me reía, lo que hacia que se desesperara mas, trayendo como consecuencia que fuera mas dificil meter la llave—. Maldita. Cerradura —se escuchó un click y la puerta se abrió.
Claro que habría sido mas rápido si hubiéramos llamado a la puerta o tocado el timbre, pero no se lo dije.
Pasamos por la cocina, donde su madre cortaba verduras.
— ¡Hola Jess! ¡Abby! ¿Quieren algo?
—No gracias, má —dijo Abby y empezó a correr por las escaleras.
— ¡Cualquier cosa que necesiten me avisan! —asentí aunque no me estuviera mirando.
Seguí a Abs corriendo pero un dolor perforó mi columna vertebral.
Ahogué un gemido y me mordí fuertemente el labio mientras cerraba los ojos con fuerza.
Suspiré intentando calmarme y subí las escaleras pausadamente.
Llegamos a su habitación, que estaba llena de pósters de bandas de chicos y otros hechos por ella.
Claro, había olvidado la obsesión de hacer pósters de todo de Abby.
Sacó una cartulina rosa y me pidió que le nombrara lugares que me gustaría visitar en París.
Me acosté en su sillón y fui enumerando lugares, contándolas con los dedos mientras Abby las escribía a toda velocidad.
Segundos después de que terminara de enumerarlos, todo se quedó en silencio y lo único que se escuchaba era el sonido que hacía el lápiz que estaba utilizando Abby al escribir.
Me agarré la cabeza con ambas manos y cerré los ojos. Otra vez los mareos.
Malditos sonido del lápiz, maldito silencio, malditos los dolores y mareos... Maldita leucemia.
Lo peor de tener leucemia es que no tienes idea de si vas a vivir o no. Por eso debo mantener las esperanzas (aunque ya no me queden muchas) hasta el final, además para no caer en la depresión.
Poco a poco los mareos cesaron. Abby terminó el póster y me lo mostró orgullosa.
En la parte superior rezaba «Proximamente: París», y debajo estaban todos los lugares que yo había enumerado.
Me levanté y la abracé.
— ¡¿Que hice yo en mi otra vida para merecerte?! ¡Eres lo mejor! De no ser por ti, ahora mismo estaría encerrada en mi habitación, estudiando.
Sonrió de lado.
—Eso es lo que hacen las amigas ¿no? Ahora ven, estudiona, y ayúdame a colgar el póster.
— ¿La palabra «estudiona» existe, acaso?
Bufó.
— ¿Acaso importa?
***
Seguí buscando a Taylor con la mirada.
Me había llamado porque había dicho que algo había pasado y era muy urgente que viniera.... Pero claro, ella no está.
Fruncí el entrecejo. ¡¿Dónde rayos está?!
Sentí una mano tiritando en mi hombro. Era Taylor.
—Hey, Taylor ¿qué pasó? ¿Qué es tan urgente?
Una lágrima cayó por su mejilla. ¿Taylor llorando? Mala señal. Muy mala señal.
Para que Taylor llorase debía ser algo grave. Algo muy grave.
— ¿Taylor?
—E-es...
Fruncí el ceño. Sus hombros tiritaron.
— ¿Es...? —la incité a seguir.
—Á-Áfri-África —se secó otra lágrima.
— ¿Qué pasó con África? -dije frunciendo más el ceño.
Dios, ya me está asustando, y mucho.
— ¡Dios, Taylor! ¿Qué rayos pasó?
—L-lo que pasó es q-que... —lloriqueó— Á-África... M-murió.
------------------------------------------
Soy Buscadora®: Primer libro de una saga de ciencia ficción escrita por mi que seguramente en un futuro cercano será publicada en mi perfil. (¿Spam?)
Actualización: Ya se encuentra en mi perfil, así que las invito a pasarse por ahi❤️
-------------------------------------------
Hola. El cap termina triste, I know. Y con suspenso. Vengan, yo les doy apapachos.
Y no, no soy igual de asesina que John Green... SOY PEOR MUAJAJAJAJAJAJAJAJA *se empieza a reir con una risa malvada y se atraganta con su propia saliva*
Ya, okay, me tranquilizo.
¿Que opinan del capítulo? ¿Como les cae Taylor? ¿Creen que África debería haber vivido mas? ¿Habrán mas muertes? ¿Pasarán mas cosas?
TODO ESTO Y MUCHO MAS EN "LIFE IS SHORT" DISPONIBLE EN WATTPAD
Jajajaja ay me emocioné :')
¡Besos ♡!
Capítulo editado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro