Ink miraba embobado a Lust. Habían pasado ya dos semanas, en las cuales no pudo ni ver a Error para terminar las cosas de mejor manera. Aún así, poco le importaba ese hecho al pintor, con ver al de chaleco morado entretenido pintando en un lienzo, era suficiente. Estaban en esa linda casa de Snowdin, alejados de cualquiera que pretendiera molestarles, algo simplemente perfecto.

No era talentoso para ello, pero verlo seguir dando pincelada tras pincelada sobre la pintura era un espectáculo por demás precioso. Miró hacia su propio cuaderno, sobre sus piernas, un dibujo bien hecho de ese pequeño ser... quizás aquello sería raro viniendo de él, pero ya anhelaba un nuevo combo, inclusive se había tomado la molestia de hacer diseños para su ropa tanto si llegase a ser un varón o una niña; llevando un conjunto que claramente evidenciara quiénes serían sus "padres". Sonrió enamorado ante la idea de ser, junto a su amado, los progenitores de algo que demostrara su amor...

Aunque esa idea era sumamente lejana, por lo que que resignó guardando aquel dibujo y comenzando uno nuevo, esta vez sus trazos resultando en orquídeas. Ni notó cuando Lust se acercó sino hasta que éste estuvo muy cerca.

— Oh, orquídeas, son mis flores favoritas —soltó sonriente el menor, lo que hizo sonreír a Ink, arrancando con cuidado la hoja para entregársela —, prometo un día traerte un ramo de ellas, por ahora, ¿te basta con esto, Sugar Plum?

Las pupilas púrpuras ajenas brillaron ante la alegría, y asintiendo tomó el dibujo antes de sentarse a su lado, admirando el indudable talento que poseía el creador para hacer un dibujo tan detallado y realista. De verdad le encantaban sus regalos, siempre detalles pequeños y simples pero que era tan lindos que no podía simplemente negarse a aceptarlos.

— En todo caso, yo te regalo lo que dibujé —señaló hacia el cuadro; Ink miró y casi al instante hizo una mueca.

— Es... abstracto, ¿qué significa?

— Nada —rió de inmediato —, sólo pinté a lo tonto, ¿cómo no has notado eso?

Sus bromas eran curiosas, pero igual le llenaban de alegría el alma. Sintió tal emoción que seguro vomitaría de nuevo.

Se excusó, yendo hacia el baño.

Apenas llegó, comenzó con leves arcadas indicadoras de lo que seguiría; vomitó. Cuando dejó salir ese montón de tinta, miró aquella misma. Revisó sus huesos al sacarse un poco de ropa, y notó la ausencia de más de sus singulares "tatuajes".

Su deseo se estaba cumpliendo, pronto sería como el resto...

Dejó que la tinta se fuera sola por el drenaje y salió de ahí apagando la luz.

Aquello comenzó a moverse.

[Me dormiré temprano porque ya me desvelé mucho esta semana y me duele la cabeza, nos vemos (?)]