—Cariño, ¿entonces dices que no recuerdas nada? —repitió por tercera vez la mujer, sin poder asimilarlo.

HueningKai sólo negó. Ni siquiera recordaba cómo había llegado al hospital.

La mujer que se hacía llamar su madre cubrió con ambas manos su boca, tratando de apagar los sollozos que salían de esta. El doctor le pidió hablar un momento a solas, y ambos salieron de la habitación en completo silencio.

HueningKai mientras tanto, se dedicó a mirar a su alrededor en un intento de distraerse; pero con cada segundo su mente parecía inquietarse aún más por la situación.

Pasaron largos minutos que parecieron una eternidad para el menor hasta que ambos adultos volvieron a entrar a la habitación, con una extraña expresión plasmada en sus rostros.

Le dijeron que perdió la memoria, que tal vez sería temporal y con el tiempo lograría recuperarla, ¿pero y la causa? nunca la mencionaron.

No entendía, ¿cómo había perdido los recuerdos de la gran parte de su vida?

No recordaba que tuviera familia, amigos o pareja; sólo lograba recordar su nombre y eso con suerte.

Su cuerpo comenzó a temblar al pensar, ¿cómo viviría sin recuerdos?