Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

OO9 | peligro

Capítulo IX. Hay un asesino suelto en buenos aires.

Domingo 24 marzo, 2019.

kiara's pov

—Si tuvieras la oportunidad de ser un animal, ¿cuál serías?

—No sé —Diego se encogió de hombros—. Alguno que vuele, así podría irme a donde se me cante.

—Tiene lógica —asentí—. Yo sería una ballena.

—¿Una ballena? —sonrió con burla.

—Sí, es el mamífero más grande del reino animal y además se la pasa viajando —escuché una risa de su parte.

—Sos muy creativa.

Continuamos hablando de cosas sin sentido mientras terminaba mi helado de vainilla. Hace un rato habíamos estado en una plaza boludeando y como ya se hizo tarde Diego se ofreció a acompañarme a mi casa.

Estos últimos días hemos estado hablando demasiado, me cae muy bien y es una de esas personas a las cuales podrías considerar "amigo" en tan poco tiempo.

Yo que pensé que nadie me iba a soportar.

—¿Qué es eso? —mis ojos siguieron el trayecto de su brazo observando lo que su dedo apuntaba.

Había una cantidad de gente enorme reunida afuera de una de las primeras casas que hay al entrar al condominio. Más exactamente la casa del señor Gómez.

—Vamos a ver —lo jalé del brazo y nos acercamos a la multitud.

Cuando estuvimos más cerca logré observar una ambulancia con personal médico y varios policías alrededor de la casa.

—¿Qué crees que pasó?

—Shh —lo callé.

El constante murmullo de las personas mas el ruido provocado por las sirenas de la ambulancia causaban que no pudieras escuchar nada.

Nos acercamos aún más esquivando el tumulto de gente y lo único que alcancé a escuchar fue la conversación que tuvo uno de los policías con la esposa del señor Gómez.

—¿Usted recuerda cómo era? —preguntó, sostenía una pequeña libreta en la mano y una lapicera—. ¿Alguna descripción que nos ayude a encontrar al asesino más rápido?

¿Asesino? O sea que...

Oh no.

—Sí —dijo mientras limpiaba su nariz con un pañuelo, sus ojos estaban rojos, se notaba que había llorado bastante—. Era muy alto, podía medir aproximadamente uno ochenta. Su cabello era marrón al igual que sus ojos y... llevaba una máscara negra que cubría desde la nariz hasta el mentón —mientras ella hablaba el oficial tomaba apuntes en su libreta—. Tenía también una cicatriz en su mano derecha.

—¿Es todo lo que recuerda? —ella asintió—. ¿No sabe si su esposo tenía... problemas con alguien?

—No —negó rápidamente con la cabeza—. Mi esposo era un buen hombre, no tenía conflictos con nadie.

—Comprendo, gracias por su colaboración y... lamento mucho lo que sucedió. Pero no se preocupe, trabajaremos para esclarecer la situación —finalizó el oficial antes de alejarse.

Así que alguien había asesinado al señor Gómez.

—¿Escuchaste eso? —miré a mi compañero.

—Aunque no lo creas esto ya ha pasado antes —fruncí el ceño—. De hecho, es la cuarta vez en dos meses que una de estas personas muere a manos del mísmo asesino.

—¿Y vos cómo sabes eso? —pregunté desconfiada mientras nos alejábamos del lugar.

—Porque el oficial que habló con la señora es mi papá —levanté las cejas sorprendida—. Se han presentado cuatro casos de asesinato en esta zona —explicó—. Y en los cuatro casos los testigos dan la mísma descripción del asesino.

—¿Posta? —asintió—. No, amigo, alto miedo —arrugué la nariz—. Entonces el asesino anda suelto por ahí.

—Sí, la policía aún no ha encontrado nada relevante que les pueda ayudar a encontrarlo —cruzó sus brazos sobre su pecho—. Es como si desapareciera cada vez que mata a alguien.

—Es un buen momento para decirle a mis padres que debemos poner cámaras de seguridad en la casa —pensé—. Oye, ¿tu casa está cerca de acá?

—No tanto, pero tranqui. No me va a pasar nada, soy hijo de un policía.

—No creo que un psicópata vaya a preguntarte eso antes de matarte, pero como no soy hija de un policía no opino —sonrió—. Ten cuidado al volver, ¿okey? No quiero que maten al primer amigo que tengo.

—Mejor ve a tu casa, a mi tampoco me agradaría que acabaran con una mina tan linda como vos —reí nerviosa sintiéndo mis mejillas sonrojarse—. Nos vemos, Kie.

—Nos vemos, Diego.

Giré mi cuerpo en dirección opuesta para dirigirme a mi casa pero terminé chocando con algo demasiado suave y cálido. Levanté la cabeza observando el rostro de Ivan a tan solo unos centimetros.

La repentína cercanía provocó que retrocediera asustada.

—¿Qué haces aquí? —interrogó.

—Estaba por ahí, con Diego.

—¿Tu primer amigo? —me imitó mientras levantaba una de sus cejas.

—Así es —me crucé de brazos—. Hubieras tenido esa oportunidad pero la rechazaste y alguien más ya ocupó el lugar.

—¿Entonces vos no me consideras tu amigo?

—Lo mismo te pregunto —esperé unos segundos y volví a hablar cuando él no contestó—. ¿Y vos qué haces acá?

—Estaba jugando, con unos amigos.

Me tomé la tarea de examinar todo su cuerpo. Tenía unos shorts negros y la remera de la selección argentina. También llevaba una gorra negra sobre su cabeza.

—¿Escuchaste lo que pasó? Hay un psicópata dando vueltas por acá —se acercó a mí—. Lo que significa que una nena como vos no debería estar sola caminando por la calle a estas horas.

—Primero, no me digas nena —coloqué mi dedo índice sobre su pecho para alejarlo—. Y segundo, no estoy sola. Ahora estoy con vos.

—Vamonos entonces —sin darme tiempo para quejarme tomó mi mano y me llevó con él, algo que ya se había convertido en una costumbre—. Aunque te lo advierto, si llega a aparecer aquí me voy a la mierda y te dejo acá.

—Lo bueno de eso es que me chupa un huevo —separé mi mano de la suya—. Tampoco es como que necesite tu ayuda, yo me puedo defender solita.

—Mhm, ya veo —asintió—. Oh, mira ¿qué es eso? ¿Una araña?

Reaccioné a la velocidad de la luz y me subí en su espalda rodeándo su torso con mis piernas y abrazándolo por el cuello.

—¿¡Dónde, dónde!? —miré a todos lados desesperada, pero supe que se trataba de una broma cuando escuché una risa burlona de su parte—. Hijo de puta —lo golpeé en el hombro —No hagas eso.

—Vos dijiste que te podías defender solita —citó mis palabras.

—Sí, del asesino —aclaré—. De esto no,  tengo aracnofobia.

—No sabía.

—Ahora lo sabes —volví a poner mis pies en el suelo—. Perdón —musité.

—Tranqui.

Las calles estaban casi que vacías, eso antes no me hubiera dado miedo pero ahora que sé que hay alguien matando gente por ahí...

Desvié mi vista del camino y me concentré en él. Ahora que lo pienso, la descripción del asesino concuerda bastante con Ivan.

Yo solo digo.

Tomé su mano derecha y la examiné en busca de alguna cicatriz. Pero no había nada interesante así que la solté.

—¿Si tú fueras un psicópata a quién matarías primero? —la pregunta salió casi que sin pensarla y hasta yo me sorprendí.

—A mi papá —soltó como si nada.

—Sos re gracioso vos —dije con sarcásmo.

—¿Por qué pensás que te mentí?

Observé su semblante serio y por instinto me alejé un poco de él.

No parece que está jodiendo.

—¿A tu papá? —pregunté en un susurro—. ¿Por qué a él?

No parecía que le hubiera agradado mi pregunta, ya que por el resto del camino no dijo nada mas.

Debo aprender a cerrar la boca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro