O21 | confianza
Capítulo XXI. Nervios, enemistad y reconciliación.
❛ kiara's pov ❜
Mi cabeza se encontraba apoyada en mis manos mientras observaba atentamente cada uno de los movimientos del morocho.
Iván servía la comida cuidadosamente, intentando que quedara lo más limpia posible. Se tomó en serio la tarea de chef privado.
Sonreí inconscientemente pero borré mi sonrisa cuando sus ojos se encontraron con los míos.
—¿Qué pasa, por qué esa cara? —indagó divertido.
—Nada —fijé mi vista en los platos con la comida y sentí que se me hacía agua la boca—. ¿Terminaste? Me estoy cagando de hambre.
—Aún no —bufé.
—¿Qué haces? —fruncí el ceño—. ¿Vas a envenenarme o algo así?
—Sí —contestó concentrado en limpiar los bordes del plato blanco de cerámica.
—Sos re perfeccionista vos —me quejé apoyando mi cabeza sobre la mesada.
—Quiero que sea la mejor comida de tu vida.
—Te aseguro que lo será —volví a levantar la cabeza.
Una vez terminó, finalmente nos sentamos a comer.
Solté un ruido de satisfacción al probar el primer bocado. Estaba increíble. Los sabores, la textura, todo estaba en su punto.
¿Cómo alguien como Iván puede convertir algo tan simple como la pasta en un plato digno de un restaurante cinco estrellas?
—Definitivamente me gané la lotería con vos.
—Me alegra que te guste —musitó sin animarse a verme.
Entrecerré los ojos y sonreí, inclinando mi cuerpo hasta rozar su brazo con el mío.
—¿Por qué te ponés colorado cada vez que te digo algo lindo? —pregunté para molestarlo.
—No me pongo colorado —frunció el ceño sin apartar la vista de su plato.
—¿Ah, no? Mirame —ordené.
—No... —se negó colocando su mano en mi cara para apartarme.
—Bue, te estaba jodiendo nomás amigo, tranqui —regresé a mi lugar y continué degustando la comida.
Una sensación de calidez se instaló en mi pecho, era la primera vez en mucho tiempo que pasaba tiempo con alguien ajeno a mi familia. Era la primera vez en mucho tiempo que tenía un amigo.
Suspiré una vez terminé y giré mi cabeza al sentir la intensa mirada de Iván sobre mí.
—¿Qué mirás? —levanté una ceja.
—A vos.
—¿Y eso?
—Es que tenés un poco de... —hizo un gesto en la boca para que entendiera que tenía comida—. Ahí.
—¿Dónde?
—Ahí —repitió.
Pasé la lengua por la comisura de mis labios.
—¿Ya está? —negó.
Se levantó y se acercó a mí.
—Aquí —pasó su dedo por mi boca para sacar el rastro de comida—. Ahora sí —sonrió sin apartar su vista de mis labios.
—Voy a... —sin esperar a terminar la frase tomé mis trastes y los llevé al lavaplatos.
—Pero no te pongas nerviosa, eu —imitó mi acción—. Yo solo quería ayudarte —me empujó levemente de manera juguetona.
—Sí, ajá —repetí sarcástica ignorando su presencia.
No sé por qué estaba tan nerviosa, pero no quería que él lo notara.
𓆝 𓆟 𓆞 𓆝
—Hijo de puta —murmuré cuando me ganó la partida.
Hace rato había regresado a mi casa, pero no había dejado de hablar con Iván. Ahora estábamos jugando una que otra partida de pvp en Minecraft.
Le pareció un buen momento para cumplir con su promesa de enseñarme.
—Bueno... este estuvo mejor.
—Cerra el orto —dije seria, sabiendo que mentía—. Dijiste que me enseñarías, pero hasta ahora no he aprendido nada nuevo.
—Que no hayas progresado no significa que yo sea un mal maestro.
—¿Qué me estás queriendo decir? —pregunté con recelo.
—Que la idea es que hagas honor a tu nombre de "rompeortos99", no que te rompan el orto a vos, boluda —se burló.
—Matate —murmuré—. Ya verás que en la próxima no vas a poder contra mí.
—Lo dudo mucho, pero está bien que pienses eso —no podía verlo pero por el tono de voz supe que tenía una sonrisa en su cara—. La confianza es el primer paso.
—Qué insoportable, mejor cállate y entra al lobby, boludito —escuché una leve risa de su parte.
Sonreí sin poder evitarlo, era lindo cuando su personalidad de iceberg desaparecía y era él mismo. Por alguna extraña razón eso me hacía sentir especial.
—¡Kie! —mis hermanos entraron de golpe a la habitación.
—¡La puta madre! —grité dejando todo a un lado y me giré a verlos—. ¿Qué quieren?
—Hay alguien abajo, está preguntando por ti —dijo Lucas con una sonrisa en su rostro.
—¿Por mí? —indagué, ellos asintieron a la vez—. ¿Quién?
—El chico que vino el otro día... ¿cómo se llamaba? —Cassie pensó por unos momentos—. Mhmm no, creo que olvidé su nombre —se encogió de hombros.
—Y su cara —añadió Lucas—. Cuando él nos habló, Cassie le dijo que estaba mintiendo y le cerró la puerta en la cara.
Fruncí el ceño mirando a mi hermana.
—No me mires así —se cruzó de brazos y miró a otro lado—. Es que me pareció extraño ver a alguien que estuviera preguntando por vos y que ese "alguien" no fuera Iván.
—¿Iván? —repetí confundida.
—Sí, Iván, él siempre nos pregunta por vos.
—¿Ah, sí? —levanté las cejas y regresé mi vista al monitor sabiendo que el pelinegro había escuchado toda la conversación—. ¿Así que preguntas mucho por mí, eh?
—No sé de qué hablas... —habló después de unos segundos.
—No me mientas, Slenderman —mis hermanos se ubicaron a mi lado, escuchando únicamente lo que decía. Ya que, al tener audífonos, no podían escuchar la voz de Iván.
—Solo era curiosidad —se defendió.
—Hagamos como que te creo —sonreí—. Tengo que dejarte, pero podemos jugar después si querés.
—¿Quién te busca? —preguntó.
—Creo que es Diego, es la única persona aparte de vos a la que parece que le importo.
—Mhm... ya veo.
—¿Entonces...? —pregunté impaciente.
—¿Eh? Sí, jugamos después. Chau —se despidió antes de cortar la llamada.
Me quité los audífonos y bajé por las escaleras hasta llegar a la puerta, con mis dos hermanos persiguiéndome.
—Hola, lo siento —saludé cuando vi al pelinegro.
—Hola, no lo sientas, no es tu culpa —dijo mientras veía de reojo a Cassie, quien le sacó la lengua—. Casi me derrito acá afuera —dijo mirándola.
—Es que no me acordaba de vos y debía preguntarle a Kie primero antes de dejar pasar a un desconocido —se defendió mientras me abrazaba.
—Entiendo —la miró con los ojos entrecerrados antes de regresar su atención a mí—. ¿Podemos hablar, o estás ocupada?
—Podemos hablar —asentí cerrando la puerta y lo guié hasta mi pieza.
Una vez estuve afuera, dejé que él pasara y me detuve para hablar con Lucas y Cassie. Quienes durante todo este tiempo no habían dejado de seguirme.
—Necesito un favor —ellos me miraron expectantes—. Compórtense, y no sean groseros con Diego. Él es mi amigo.
—En ningún momento fuimos groseros —dijo Cassie—. Solo no recordábamos quién era y, por si lo olvidas, fuiste vos quien nos dijo que no podíamos dejar pasar a desconocidos.
Suspiré y asentí sabiendo que tenían razón.
—Bueno, vayan a jugar o... qué sé yo —me adentré en mi habitación.
Miré a mi amigo, quien intentaba tocar las figuras de mi repisa.
—Esa área está prohibida —retrocedió levantando sus manos con inocencia—. Ponete cómodo —sonreí y me senté en la silla del escritorio—. ¿Querés comer algo?
—No, estoy bien... quería hablarte sobre algo que me preocupa —asentí dispuesta a escucharlo—. Pero no quiero que lo tomes a mal.
—¿Por qué decís eso?
—Porque es sobre Iván —fruncí el ceño—. Más bien... sobre su papá.
Evité hacer preguntas para que continuara.
—Vos que sos su amiga, ¿no le has hecho preguntas acerca de su familia?
—Eh... pues sí pero... —me interrumpió.
—¿Y qué te ha dicho?
—Nada —me sinceré.
—Kiara esto es en serio.
—Yo te estoy hablando en serio, Diego —imité su tono—. Siento que es algo de lo que no le gusta hablar y si no quiere contarme nada voy a respetarlo. Ni vos ni yo tenemos el derecho de meternos en sus cosas.
—Escuchame, Kiara. Me importa una mierda su vida personal —levanté las cejas al escuchar sus palabras—. Pero necesitamos saber qué es lo que pasa con los Buhajeruk.
—¿Por qué es tan importante? —insistí.
—¿Querés saber quién es el asesino o no?
Me quedé en silencio sin saber qué hacer o decir.
—Yo... si quiero.
—Entonces vas a hablar con Ivan, y intentarás descubrir lo que oculta su familia, más que nada su papá.
—¿Qué tienen que ver ellos? Quiero decir, sé que Carlos no es inocente pero tampoco podríamos llamarlo un...
Un recuerdo fugaz llegó a mi cabeza antes de terminar la frase.
« —Iván... ¿creés que... —tragué saliva antes de continuar—. ¿Tu papá sería capaz de matar a alguien? —asintió levemente con la cabeza. »
—Asesino —finalicé.
—Por eso mismo necesitamos pruebas —explicó.
—¿Por qué estás tan convencido de que podría ser él?
—Yo... no puedo decirtelo —mi ceño se frunció.
—¿Cómo que no podés decirmelo? Creí que éramos un equipo, si voy a someter a Iván a un interrogatorio solo para saber lo que oculta su padre al menos tengo que saber por qué.
—Ya te dije que no puedo contarte nada, solo te pido que confíes en mí —tomó mis manos y me miró suplicante—. Y si podés, evitá acercarte a él. Puede ser más peligroso de lo que aparenta.
Me separé bruscamente, si hay algo que odio es que me oculten las cosas.
—No voy a hablarle a Iván para sacarle información que él no quiere revelar. Si es tan confidencial como para no decirmelo entonces preguntale vos.
—No pienso hablar con él —se negó.
—¿Por qué se llevan mal? —pregunté dejando de lado lo anterior. Esa pregunta rondaba en mi cabeza desde hace tiempo.
—No lo sé —se encogió de hombros, pero algo en su mirada me decía que estaba mintiendo.
—¿Seguro? —asintió aparentemente convencido—. ¿Alguna vez fueron amigos?
—No, nunca hablamos.
Mentiras y más mentiras.
—Entonces esa enemistad no tiene una justificación —saqué mis conclusiones—. Si querés averiguar acerca de su vida vas a tener que arreglar las cosas con él.
—¿Es joda?
—No, no es joda. Tienen que hacer las pases. Al final, es la única forma de que él quiera ayudarte.
—Ayudarnos, querrás decir —negué.
—No, ayudarte —repetí—. Vos sos el que quiere saber los "misterios" de su familia.
—¿Y vos no? —retrucó.
—Yo solo quiero saber quién es el asesino. Pero si para averiguarlo tengo que mentirle a mi amigo entonces no contés conmigo.
—Está bien —suspiró rendido—. Voy a ver que hago, pero vos tenés que ayudarme.
—Bien —acepté—. Pero sin mentiras.
—Sin mentiras —asintió.
No podía traicionar la confianza de Iván, jamás podría traicionar a un amigo.
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