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O15 | detective

Capítulo XV. ¿Kiara o Holmes?

kiara's pov

Cuando regresamos, el piso estaba totalmente brillante y todo estaba en su lugar. Parecía que nada había pasado.

Miré con ternura a mis hermanos dormidos uno al lado del otro sobre el sofá; seguro estaban cansados, queman mucha energía durante el día.

Una mueca de disgusto reemplazó mi expresión al recordar que debo llevarlos arriba.

¿Cómo le haré para llevarlos hasta su habitación? No quiero arriesgarme a despertarlos porque quizás, cuando despierten, se darán cuenta de que estuvieron dormidos y se negarán rotundamente a dormirse de nuevo.

Los conozco muy bien.

Una idea llegó a mi cabeza. Busqué al pelinegro con mis ojos y lo encontré recostado al pie de las escaleras.

—¿Qué? —levantó una de sus espesas cejas al darse cuenta de mi mirada.

Caminé lentamente hasta quedar en frente de él y rocé su brazo trabajado con mis dedos.

—¿Mi nuevo amigo sería tan amable de hacerme un pequeño favorcito? —pregunté tratando de sonar lo más amable y convincente posible.

—Yo hago lo que vos quieras —imitó mi acción subiendo su mano, sentí el tacto de sus dedos sobre mi mejilla—. ¿Y ese "favor" cómo qué sería? —el tono bajo de su voz llamó mi atención.

—Mis hermanos... —balbuceé nerviosa—. Eh, no puedo llevarlos yo sola —volví a hablar intentando explicar el problema.

Miró por encima de mi cabeza el lugar en donde los mellizos dormían y luego regresó su vista a mi rostro.

—Te ayudo entonces.

Sus dedos, que antes acariciaban mi mejilla, tomaron un mechón de pelo para colocarlo detrás de mi oreja.

—Iván —lo llamé, no sabía si se encontraba en este plano.

Sus orbes oscuras estudiaron cada parte de mi rostro, como si fuera algo totalmente desconocido para él, hasta detenerse en mis labios.

—Oye...

Parpadeó hasta salir de su trance.

—Perdón —musitó antes de alejarse.

Gracias a que su fuerza es el doble de la mía, pudo llevar a mis hermanos hasta la habitación, primero dejamos a Cassie y luego a Lucas. Me encargué de cubrirlos con las sábanas antes de salir.

—¿Ya te vas? —pregunté.

—¿Querés que me vaya, Kiara?

—Eh... no —contesté—. ¿Querés comer algo?

—No tengo hambre —miró a Coco acostado a un lado de Kira y sonrió levemente.

Al parecer, ellos también estaban cansados.

—Entonces hagamos otra cosa, me aburro —me quejé ubicándome a su lado y descansando mi cabeza en su hombro—. ¿Querés ver mi habitación?

—Bueno, dale.

Subimos hasta mi pieza, abrí la puerta pasando yo primero para disimular un poco el desorden de papeles en mi cama.

—Re piola —habló mirando las figuras que estaban en un estante al lado del escritorio.

—Mirar, no tocar —advertí.

Cuando guardé todo, me senté en el borde de la cama. Miré atenta los movimientos de Iván.

—¿Y qué hacemos? —pregunté después de un rato.

—No lo sé —se sentó en la silla giratoria—. Podríamos hacer muchas cosas.

—¿Cómo qué? —volví a preguntar.

—No lo sé —repitió, yo bufé.

¿Por qué tiene que hacerse el misterioso?

Escuché un par de clics y levanté la cabeza viendo cómo entraba al navegador.

Una noticia acerca de los asesinatos apareció en primer plano. Olvidé cerrar eso.

—¿Qué estabas haciendo?

—Nada —le resté importancia.

—¿No crees que es peligroso, Kiara?

—¿El qué? —fruncí el ceño.

—Que te entrometas tanto en esto.

—No estoy entrometiéndome —respondí con firmeza.

Iván me miró con interés.

—Parece que sí. ¿Por qué es tan importante para vos descubrir quién es el asesino? —preguntó, su tono más suave pero aún curioso.

—Es... complicado —dije, evitando entrar en detalles sobre lo que había descubierto hasta ahora.

¿Cómo se supone que le diga todo?

Hubo un momento de silencio incómodo. Miré mis manos, tratando de encontrar las palabras adecuadas para preguntar lo que me rondaba en la cabeza.

—¿Vos no estás preocupado por tu papá? —pregunté al fin, tratando de sonar casual.

—¿Por qué lo decís? —respondió, sin mostrar mucha preocupación.

—¿Cómo que por qué? —lo miré incrédula—. Con todo esto, tu viejo podría estar en peligro. ¿No te preocupa el hecho de que capaz él sea el próximo blanco del asesino? —insistí.

Iván se encogió de hombros y suspiró.

—La verdad, no —dijo, con una frialdad que me sorprendió.

—¿Cómo podés decir eso? Es tu papá... —dije, intentando entender su postura.

—Mirá, Kiara, las cosas entre nosotros no son como pensás.

La curiosidad se encendió dentro de mí.

—¿Por qué? ¿Qué pasó entre ustedes? —pregunté, mi voz casi un susurro.

Iván me miró, evaluando si debía confiar en mí. Después de un momento, sacudió la cabeza.

—Son cosas que prefiero no contar —habló, evitando mi mirada.

—¿Es tan malo? —insistí.

Asintió levemente mientras miraba un punto fijo.

Me quedé en silencio, procesando sus palabras. Había algo oscuro en su pasado, algo que lo había marcado profundamente. Y aunque quería saber más, entendía que debía respetar su decisión.

Ignoré lo que había pasado y comencé a hablar sobre temas triviales esperando que eso eliminara la tensión que se había formado entre ambos. Iván habló conmigo sin problemas, pero lo sentía distante. Como si tuviera miedo.

—Uh, es re tarde ya —miró el reloj en su teléfono.

—El tiempo vuela —palmeé su hombro antes de levantarme—. ¿Vamos? Te acompaño.

Asintió y lo sentí caminar detrás de mí.

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Lunes 1 abril, 2019.

ivan's pov

Busqué a la chica del mechón blanco entre la multitud y la encontré hablando con alguien a un lado de la entrada. Con cautela, me acerqué, evitando ser visto por ella. Esta vez no tenía la intención de asustarla, solo quería saber por qué hablaba tanto con él.

No me genera confianza, pero no puedo reclamarle nada. Al fin y al cabo, él fue su amigo antes que yo.

—¿Estás seguro de eso? —cuando estuve lo suficientemente cerca para escuchar su conversación, subí la capucha del buzo intentando pasar desapercibido.

—Sí, los documentos estaban en la carpeta que te enseñé —dijo Diego—. Pero hay más cosas que necesitas saber. Creo que esto va más allá.

—¿A qué te refieres? —preguntó Kiara.

—Anoche escuché a mi papá hablar por llamada con alguien. Creo que la persona que está detrás de los asesinatos hace parte de la empresa —Diego bajó la voz.

—Eso era algo que sospechaba, no era creíble que el daño lo causara alguien externo a menos que fuera una persona con mucho poder —habló en el mismo tono—. Además, el asesino debía conocer muy bien a las víctimas como para saber en dónde estaban en todo momento.

—No necesariamente, pero es una posibilidad. No hay que descartarla.

—¿Escuchaste algo más? —indagó, claramente intrigada.

—Sí, no quiero sonar precipitado, pero teniendo en cuenta los antecedentes, la persona más sospechosa es Carlos.

Mi ceño se frunció y me acerqué para escuchar con más claridad.

—Yo... lo dudo mucho —se cruzó de brazos—. Quiero decir, podría ser una posibilidad. Como también podría serlo el que fuera el siguiente blanco del asesino.

—¿Lo dices por... —dejó la pregunta a medias para que ella la completara.

—Sí, lo digo por eso.

Estaba entendiendo todo y nada a la vez.

—Pero no te pongas así, tranquila —sonrió acercándose más de lo debido a ella.

Mi estómago se retorció. Y algo me obligó a intervenir.

—¿Qué onda? —dije tratando de disimular.

Kiara y Diego se sobresaltaron al verme.

—Iván... —Kiara balbuceó.

—Hoy te esperé para venir juntos y te adelantaste —hablé, poniendo mi brazo alrededor de sus hombros y tirando de ella suavemente. Segundos después escuchamos el timbre sonar—. ¿Vamos?

El pelotudo de Diego no ocultó su desconfianza y me miró seriamente. Yo simplemente le devolví la mirada, invitándolo a decir algo, pero no lo hizo.

Cuando nos alejamos de Diego, noté que Kiara se veía más rara y tensa de lo normal.

—¿Che, todo bien? —pregunté.

—Sí, obvio —respondió, pero no sonaba convincente—. ¿Por qué lo preguntás?

—Te noto rara, es todo —respondí, mirándola de reojo.

—No es nada —respondió rápidamente.

—¿Es porque ahora trabajas como detective? —su ceño se frunció levemente—. ¿Cómo debería llamarte? ¿Kiara o Holmes?

Una sonrisita apareció en su rostro.

—¿De qué hablas?

—De eso que andas investigando —expliqué—. Creí que no te estabas entrometiendo.

—No es algo importante —habló nuevamente.

Asentí, aunque no estaba convencido. No quería presionarla, pero su actitud me preocupaba. Entramos al salón y nos sentamos en el lugar de siempre.

—¿Dormiste bien? —dije, buscando su mirada.

Kiara asintió, pero no dijo nada más. El silencio entre nosotros era incómodo, cargado de secretos no dichos. Sabía que había algo que ocultaba, y eso me carcomía por dentro.

—¿Te puedo preguntar algo? —dije finalmente, rompiendo el silencio.

—Depende —respondió.

—¿Qué es lo que buscas?

Kiara se tensó aún más. Suspiró y finalmente me miró a los ojos.

—No quiero involucrarte en esto.

—Ya estoy involucrado —respondí—. Si llegas a estar en problemas quiero ayudarte.

Dudó por un momento antes de hablar.

—Ivan... yo tengo miedo —susurró—. Miedo por mi papá, por mí y por vos.

—¿Por qué por mí? —pregunté intentando que me dijera a mí lo que había escuchado de su conversación anterior.

—Porque estás en peligro, y tal vez esa persona está más cerca de lo que crees.

Entonces Kiara sí piensa que mi papá es un asesino.

—¿Te refieres al misterioso asesino? —asintió.

—Tal vez vos tengas razón y no debería meterme, pero sé que de alguna forma puedo evitar que más personas sigan muriendo.

—Sabes... si la propuesta sigue en pie, me gustaría ser tu Watson.

Sonrió, y por un momento, el peso de los secretos entre nosotros pareció disminuir. Pero sabía que esto era solo el comienzo. Había muchas más preguntas que necesitaban respuestas, y necesitaba saber la verdad.

maratón 3 / 4

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