Capítulo XIV. Un nuevo integrante.

Viernes 29 marzo, 2019.

❛ kiara's pov ❜

—¿Entonces vos manejás todo lo que tiene que ver con los negocios? —indagué mientras me balanceaba en la silla.

—En realidad no es tan así... —dijo mi papá, con una sonrisa tranquila.

—¿Entonces qué se supone que hace un "Vicepresidente de desarrollo corporativo"?

—Mirá, básicamente, me encargo de buscar nuevas oportunidades para que la empresa crezca.

—¿Y eso qué significa? —pregunté, tratando de entender.

—Bueno, imaginate que tengo que estar atento a cualquier tipo de alianza que nos pueda beneficiar. También veo cómo podemos expandirnos a nuevos mercados y mejorar nuestras estrategias comerciales.

—¿O sea que no decidís todo solo vos? —insistí.

—No, claro que no. Trabajo con otros directivos, y todas las decisiones importantes las tomamos juntos. Pero sí, tengo un rol clave en cómo planeamos crecer y con quiénes nos asociamos.

—Entiendo... —murmuré, mientras anotaba mentalmente todo lo que me había dicho—. ¿Qué? ¿Por qué me mirás así?

—Es que me parece extraño que de la nada te intereses tanto por mi trabajo —admitió y sonreí intentando disimular mi nerviosismo.

—Pa, vos más que nadie sabés que tu hija cambia de carrera cada semana —me levanté y me ubiqué detrás de su asiento colocando mis manos en sus hombros—. Estuve viendo algunas carreras interesantes estos días, es mi último año antes de ir a la facultad y me gustaría tener en claro lo que quiero.

—Yo creí que querías ser criminóloga.

—Sí... —volví a mi lugar—. Pero no sé, aún no estoy convencida. Quiero estar cien por ciento segura antes de elegir. Si eso te parece bien.

—Claro que está bien, Kie —sonrió tranquilamente y volvió a centrar su atención en su laptop.

—Bueno, me voy entonces así no te jodo más —me levanté y salí de la oficina con más información.

Una vez entré a mi habitación me encargué de registrar todas las cosas que mi papá me había dicho. Desde que hablé con Diego y que me contara todas las cosas de las que la G.E.A. había sido acusada me entró una curiosidad enorme por conocer más a fondo la empresa.

Comencé estudiando los cargos más importantes, y cómo una empresa tan grande como esa se mantenía activa en los negocios y el mercado.

Para eso me tomé la libertad de interrogar a mi padre sin que él se diera cuenta de que lo estaba interrogando para esto.

—¡Kie! —Cassie entró de golpe a mi habitación, haciéndome saltar del susto.

—¡Pendeja de mierda! —coloqué una mano sobre mi pecho—. ¿Qué querés?

—Perdón, sé que odiás que te asusten —le hice una seña con mi mano de que no pasaba nada y continuó—. Hay alguien abajo que quiere conocerte ¿Querés venir a ver?

—¿Alguien? —asintió feliz—. Voy.

Dejé lo que estaba haciendo y la seguí hasta la sala de estar en donde había una pequeña bola de pelos jugando con Lucas.

Era Coco.

—Hola —saludé al ver a mi madre a un lado grabando la escena, tapé mi rostro cuando la cámara me enfocó a mí—. Pará, ma, ¿qué hacés?

—Kie, te presento al nuevo integrante de la familia —soltó feliz y yo la miré confusa.

—¿Eh?

—¡Adoptamos un perrito! —exclamó Cassie.

Así que no era Coco. Era Coco 2.0.

Me agaché a un lado de mi hermanito y tomé al animal en mis manos.

Es muy suave y peludo.

—Amas tanto a Coco que en vez de elegir otra raza para adoptar decidiste tener una copia exacta de él —miré a la ojiazul.

—No es tan así, son diferentes —se defendió.

—¿Diferentes en qué?

—En que ella es hembra.

—Oh —asentí mientras la acariciaba—. Aww, qué linda, es como la gemela de Coco.

—Así es, como Lucas y yo —sonrió emocionada—. Ella y Coco podrán ser hermanos.

—Sí, seguro... —musité—. ¿Y cómo vas a llamarla? No podés ponerle Coco.

—¿Cómo que no? —hizo un puchero y negué—. Okey... entonces se llamará Coca.

—No creo que ese sea un buen nombre —reí y Cassie hizo una mueca.

—No te gusta nada —se quejó—. Uh, ya sé.

—A ver.

—¿Qué tal "Kira"? Es un lindo nombre, y se parece al tuyo, Kie.

—Kira me gusta —sonreí—. Kira y Coco combinan —asentí aprobándolo.

—¡Cierto, Kira debe conocer a Coco! —exclamó feliz y corrió hasta el patio.

—¡Cassie, te vas a caer! —grité aunque sabía que no me escucharía.

—¡Iván! —dejé a Kira en el suelo y me levanté para ir tras ella—. ¡Iván! —gritó otra vez.

—Shh, cállate —le tapé la boca—. ¿Para qué lo llamás?

—Porque Kira tiene que conocer a su hermano —dijo obvia.

—Pero Cassie... —dejé de hablar cuando observé al pelinegro acercarse.

—¡Iván, adiviná, tenemos un perrito! —sonrió con felicidad—. Perrita —se corrigió a sí misma.

—¿En serio? ¿Cómo se llama? —preguntó el enrulado.

—Kira, y es la hermana de Coco —él la miró confundido—. Kiara te quería preguntar si podían jugar juntos...

¿Yo? ¿Por qué?

La miré mal y evité hacer contacto visual con el chico frente a nosotras.

—Sí, obvio.

Lo observamos alejarse en búsqueda de su mascota.

𓆝 𓆟 𓆞 𓆝

—¿De verdad son tus hermanos? —asentí mientras sonreía—. No se parecen en nada a vos.

—Aparte de ser hijos de los mismos padres hay algo más que tenemos en común, una marca de nacimiento.

Levanté la manga de mi buzo hasta dejar mi antebrazo descubierto, los dedos de Iván acariciaron con delicadeza el blanco lunar y sus ojos lo observaron como si de algo extraño se tratara.

—Ellos... —dejó la frase a la mitad invitándome a que continuara.

—Sí, también la tienen —confirmé lo obvio—. La heredamos de papá.

—Good —se limitó a decir.

Volvimos nuestra vista al frente al escuchar un ruido, tuve que aguantar la risa al ver a Cassie y a Lucas al lado del macetero de la entrada.

Los perritos lo habían dado vuelta y ahora toda la tierra estaba esparcida en el piso de mármol.

—Le voy a decir a mamá —bromeé.

—¡No! —gritaron a la vez.

—Lo vamos a limpiar, por favor no digas nada, Kie —suplicó mi hermanita.

—¿Ya ven? Por eso les dije que jugaran afuera —rodé los ojos y me levanté seguida de Iván—. Vamos a llevar a Coco y a Kira afuera, mientras ustedes limpian este desastre.

Colocaron su mano en su frente como si de un militar se tratase y posteriormente salieron corriendo para buscar con qué limpiar.

Iván y yo salimos al patio trasero con los perritos, quienes al sentir el pasto y el aire libre comenzaron a correr dando vueltas y ladrando de vez en cuando.

Creo que si Cassie y Lucas algún día reencarnaran en otro animal definitivamente serían como Coco y Kira.

Desvié mi atención de ellos y miré el cielo, en él había una mezcla de colores naranjas, amarillos y azules. Se veía hermoso.

Los atardeceres siempre van a ser una de mis cosas favoritas.

—¿En qué pensás? —Iván preguntó.

—No siempre que me quedo callada es porque estoy pensando en algo —lo miré mal—. Ya sé que es raro verme así porque normalmente nunca me callo. Pero ahora solo me gustaría admirar el paisaje.

—Está bien, pero hay una pequeña falla en tu lógica. Los humanos siempre estamos pensando en algo.

—Okey, entonces estoy pensando en lo mucho que amo los atardeceres —respondí—. ¿Feliz?

Rodó los ojos con diversión y levantó la cabeza imitando mi acción.

La luz dorada hacía que su piel brillara un poco, con esta claridad podía observar más a detalle los lunares salpicados en sus mejillas y el efecto de la luz solar hacía que sus ojos adoptaran un marrón más claro.

No miento cuando digo que es una de las personas más lindas que he visto en mi vida.

—¿Y ahora en qué pensás? —indagó sin molestarse en mirarme—. ¿En lo lindo que soy?

—Puede ser —asentí sin ganas de mentir—. Y también en lo mucho que envidio tus pestañas.

Rió levemente y después de un largo rato sentí su mirada sobre mí.

—¿Y vos en qué pensás, Iván?

—En que también sos muy linda —sus palabras me tomaron por sorpresa y sentí mis mejillas enrojecerse.

Es el primer hombre que me dice linda y no es mi papá.

Ah, no, espera. Diego ya me lo había dicho.

Aunque esto se sentía totalmente diferente. Se sentía especial.

—Gracias —sonreí de forma sincera.

A veces es un pelotudo y a veces me cae muy bien.

maratón 2/4