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CAPÍTULO 1: LA HERMANA DE PINOCHO

Dos años después

23 de octubre de 2024

Los rayos del sol que entraban por la ventana siempre molestaban a Jan, pues le indicaban qué ya había amanecido, solía molestarle más que nada cuando iba a la escuela, levantarse temprano y pasar nueve horas en la escuela, eran sin duda, un infierno para Jan, y eso que ella es muy inteligente, pero la escuela nunca le gustó.

Claro que ahora nuevamente debía ir a la escuela, pensaba que quizá era el karma por haber deseado qué la torta de su amiga en el kinder se cayera.

O quizá por haber estrellado su auto contra el de ella cuando estaban en la secundaria.

Pero, ahora un nuevo día había comenzado, y esos pequeños recuerdos llegaron a la cabeza de Jan pensando en que mal hizo para pagar ese castigo, la vida si qué era injusta. Jan se sentía terriblemente cansada, se había quedado toda la madrugada trabajando, y ahora debía ir a la escuela, lo peor de este trabajo, era que tenía que volver a usar un uniforme, hacer tareas y estudiar, aunque su buena memoria ayudaba en lo último.

—¡Jan! ¡baja a desayunar!—

La joven miró a la puerta con total pesadez, era increíble que la tratara como su hija cuando no lo era, a veces le causaba gracia que Sam se comportara como una hermana mayor, o incluso como una madre, siendo que la rubia era menor que Jan, pero, en un día como hoy, en los que odiaba al mundo, detestaba que le mandaran, solía pasar esos días sola con una buena taza con café, en su casa, y sin molestias, aunque debiera ir a trabajar, sus compañeros no la fastidiaban.

Lamentablemente desde hace un año y un par de meses, más específico desde que estaba en Corea del Sur con su equipo, que ya no podía hacer aquello.

—Eres muy pesada ¿te lo han dicho?—

Jan terminó de bajar las escaleras y se acercó al comedor en donde estaba ya servido el desayuno preparado por Sam, quien por cierto es parte de su equipo siendo la menor.

—Cariño debes desayunar, anda y apresúrate que debes ir a la escuela.—

A Sam le gustaba fastidiar a su jefa, porque sabía que al final de cuentas, ambas eran amigas.

—Y amaneciste payasa ¿esa fue tu cena?—

—Jan, deja de ser una amargada, te saldrán arrugas.—

—¿Recuerdas que tengo 27 y no 19? Las arrugas ya las tengo. —

La menor carcajeó ante la referencia cómica de su superior, Jan Maia Van a pesar de ser su jefa, era solo dos años mayor que ella, pero en esta misión debía ser su hija, y por tanto, menor, por ello, San a veces ella solía aprovecharse de esa situación para molestarla, la apariencia joven de Jan le ayudaba en estos casos, por ello siempre la designaban para interpretar un papel más joven.

—Claro que no, tu excelente genética te da la apariencia de una adolescente de 19 años y con un muy buen cuerpo. —

Por ello Jan se había jurado, y había informado de esto a sus superiores, que esta era la última vez que haría de alguna estudiante, la anterior vez fue de una universitaria y tuvo que estudiar el doble.

Pero trataba de olvidar eso siempre que pequeños recuerdos venían a su mente.

—Anda, termina y ve a cambiarte, yo terminaré de revisar los últimos documentos. —

La mayor, quien tomaba tranquilamente su deliciosa taza con café, casi escupió todo el sorbo qué había dado ¿Llegaron más documentos? Anoche creyó haber revisado todo.

—¿Cómo que los documentos? Anoche revisé todo lo que mandaron y envié el informe mensual. —

—Hace como una hora llegó otro, al parecer BigMan tomó un avión rumbo a Lisboa, ya mandaron a un equipo allá para averiguar qué trama, pero seguimos sin ver su rostro. —

Jan suspiró frustrada, hacia un año que habían descubierto el paradero de BigMan, por eso ella estaba ahí, pero jamás nadie le había visto la cara y eso hacia más difícil la misión.

BigMan era conocido y muy buscado por la Interpol, acusado de narcotráfico y trata de personas, más específico, el trato de blancas, la primera vez que Jan había escuchado de ese hombre fue cuando apenas había ingresado al equipo, con apenas 23 años había demostrado ser muy audaz, por ello fue enviada junto a su equipo a salvar rehenes en Irak, además de ser políglota. Ahí fue la primera vez que pudieron irrumpir en un trabajo de BigMan, ese "error" para él y victoria para el equipo, permitió conocer más sobre su persona y saber de su paradero.

Por ello, cuatro años después, es que ella estaba ahí cumpliendo su misión.

Lo único que le quedaba a Jan era suspirar, solo eso, estaba tan cansada que no podía siquiera frustrarse.

—Odio ir a la secundaria. —

Para Jan, la secundaria fue buena, no por el hecho de que le gustara, porque fue todo lo contrario, le desagradaba, pero sacaba buenas notas gracias a su memoria eidética, ella no se consideraba una persona amargada, más bien era lo contrario, solía ser tranquila, pero cuando estaba estresada por el trabajo, solía llegar a un punto en que explotaba, a veces cuando se enojaba también lo hacía pero la paciencia era una virtud qué solía caracterizarla.

Y ella ahora mismo estaba todo lo contrario a lo que es, amargada, para nada tranquila, estresada y no por su trabajo, a punto de explotar y sin nada de paciencia, o bueno, a punto de ya no tenerla.

Desde hacía un par de horas que llegó a la escuela, empezaron los primeros cursos de la mañana y ahora se encontraba en el receso junto a Somi, su amiga.

Su amiga en esta misión.

—Yaaa~ Anímate, vamos JanMi, dijiste que a la próxima me acompañarías, hoy es esa próxima. —

A Jan empezaba a irritarle los chillidos escandalosos de Sonmi, no le caía para nada mal esa muchacha, claro que sin contar sobre sus sucias intenciones con hombres mayores, fuera de ello, su relación era normal, era su amiga, aunque sabía de no debía de encariñarse, solo era su misión. Pero justo ahora estaba estresada.

Quizá estaba a punto de venirle la regla.

—Ya te dije, no me interesa conocer a hombres millonarios, no son mi tipo. —

—Solo será algo de diversión, nunca te vi coquetear con algún chico de aquí, así que yo creo que los hombres mayores te van mejor, como a mi, aunque, mi novio actual no es tan viejo. —

Sonmi era una joven muy inteligente y divertida, se podría decir que amable también, pero, su sucio historial de hombres podría indicar lo contrario, bien dicen que ninguna persona es perfecta y Sonmi era la definición de ello.

Ella podría caerle bien a todo el mundo por su inmensa generosidad, pero ella era ambiciosa, a pesar de tener dinero, le gustaba que los hombres mayores gastaran en ella, los lujos que podían darle y que un chico de su edad no, le hacía excitarse mucho más, y si el hombre era guapo ¡Premio doble! Jan había intentado hacerla entrar en razón, no solo como un consejo de una amiga, sino como un consejo de una persona adulta qué le decía que eso estaba mal y Sonmi podría terminar lastimada si alguno de esos hombres mayores intentaban abusar de ella o le hacían algo que ella no quisiese, pero la castaña parecía no hacerle caso.

Las respuestas rápidas de Sonmi siempre dejaban en claro que eso jamás pasaría, puesto que así como Sonmi era muy amable y alegre, también era algo rara y había tenido mucha más experiencia que Jan en cuanto a sexo y eso que la otra era una adulta y jamás había tenido algo como lo que Sonmi tuvo en sus cortos 19 años.

Volviendo al tema anterior, Jan había rechazado varias de las invitaciones qué Sonmi le había hecho, en su mayoría porque tenía trabajo que hacer, pero ahora que sabían que BigMan había salido de Corea, ese trabajo se detenía, quizás por algunos días, así que pensando en esa posibilidad y en el hecho de que hace tiempo no salía, lo dudó, pero al final, terminó aceptando en ir con ella a esa fiesta.

Aunque aún tenía dudas.

—Esta bien, peeeeeeero, solo estaremos un rato. —

—Sip, y te presentaré a mi novio, si van sus amigos, también te los presento. —

Jan asintió, sabía que su amiga había conseguido al fin a alguien con quien salir, era un novio oficial y no como los otros que solo eran algo fugaz, quizás el tipo era el más joven de todos con los que había estado, pero seguía siendo algo mayor para la joven.

—Oh, y ¿Podemos ir en tu auto? —

Jan la miró entrecerrando los ojos, lo que más le gustaba a Sonmi de Jan, aparte de que para ella su amistad si era verdadera, era el hecho de que Jan ya sabía conducir y tenía su propia licencia.

Al final, la mayor terminó aceptando, con la única condición de que esa noche se tuvieran que ir temprano, como traía auto, no podía dejar a Sonmi y por ello, podía regresarla a su casa más temprano y así ella también iría a dormir antes de que marquen las doce.








—Y bien ¿Qué tenemos hoy? —

Jan luego de almorzar en casa, fue a visitar por un par de horas la clínica veterinaria, si bien, había un equipo de médicos ahí, ella era la jefa y le gustaba ir seguido a ver si requerían de su ayuda o simplemente a ver a sus pequeños amiguitos, y sus otras dos amigas eran miembros del personal de Enfermería.

—Llegaron dos perritos nuevos, ambos de la misma dueña, sufrieron de varios golpes y uno de ellos fue apuñalado, Bob, al parecer habían ingresado a robar a la casa de la dueña y ellos defendieron muy bien su hogar, pero recibieron la peor parte. —

La castaña mira con tristeza a ambos perritos que se encontraban descansando, felizmente la apuñalada hacia Bob no había afectado órganos vitales y ahora ya se encontraba estable, mientras su hermanito miraba con tristeza a su mayor y lanzaba pequeños sollozos.

—Esta así desde que trajimos a Bob, son hermanos de sangre, según lo que dijo su dueña, cuando intento llevárselo porque el se encontraba más estable, Bin no quiso irse, así que dejamos qué se queden ambos en lo que Bob mejora. —

Jan asintió, era lo mejor, solo esperaba que el pequeño animalito se recuperara, traía una gran venda en su espalda y una en su patita.

El teléfono de Jan sonó, ella se fue indicando que contestaría, aprovecho en ir a revisar a sus demás pacientes, qué eran perritos perdidos o abandonados.

Aparte de ser una clínica veterinaria también era un albergue de animales que estaban en espera de adopción.

—¿Sonmi? ¿Qué pasó? —

—¿Qué pasó? Debemos alistarnos mujer ¿Ya sabes que ponerte? —

Jan había tardado un par de segundos en reaccionar, había olvidado que le había dicho que si y ella solo estaba pensando en llegar a su casa y dormir una larga siesta.

—Ah si, cierto, ammm, si... Creo tener algo que funcione. —

—A mi no me engañas, ven a mi casa y vemos que ponernos, anda~—

A veces Jan odiaba el hecho de que le cayera tan bien Sonmi, qué no pudo decirle que no, así que, dando espacio a que pueda quedar un poco más en su clínica, ambas quedaron en verse a las 5, Jan terminaba de hacer un par de cosas más en la clínica y Sonmi descansaría un rato.








Y tal como lo prometió, Sonmi había escogido algo para las dos, Jan se había visto en el espejo recordando sus tiempos en la universidad, donde solía ir de fiesta y vestirse así cuando quería olvidarse de todo por un rato, a veces solía despertar en una cama distinta a la suya pero el mal rato había sido olvidado y ella se sentía aliviada.

Claro que había que recalcar que eso solo duró hasta los 19 años, todas sus amigas de la universidad se preguntaban como es que podía acabar con la carrera de leyes en solo 3 años y tener tiempo para ir a fiestas, Jan solo podía sonreír y decir que Dios le había dado un don y ella había sabido aprovecharlo. En cierta parte había sido como Sonmi, muy joven y arriesgada, pero Jan había dejado esa vida desde que decidió entrar al FBI, su gran inteligencia y competencia habían sido muy buenos requisitos para ser aceptada, además que, siendo muy joven ella había madurado muy rápido, quizás por el gran trabajo que tenía desde joven.

Ya para cuando a los 21 decidió volver a estudiar, no podía decir lo mismo que a los 19, pues su vida se dividía entre estudiar y trabajar, demasiado qué hacer siendo tan joven y quizás también por ello decidió ir a Corea a cumplir esta misión.

Solo tenía que esperar un poco más y lo lograría.

—Ahora que te veo maquillada, podría jurar que eres una mujer millonaria de esas empoderadas qué tiene un departamento en el centro de Seúl, un trabajo estable, un gran carro y una bolita de pelos blanca que espera tranquila en su camita qué cuesta más que la mía. —

—Te recuerdo que tu eres millonaria. —

—Mi familia lo es, yo no. —

Jan solo pudo sonreí, era muy cierto, su familia era la millonaria, ella por el momento era mantenida a costas de ese dinero, pero eso no indicaba qué por sus mismos medios lo había conseguido.

Ahora, algo que le preocupaba era lo primero que dijo Sonmi, con maquillaje, esos zapatos, ese vestido y ese bolso, parecía de verdad una mujer adulta, más aún porque había optado por cambiarse de vestido pues sentía que era un poco revelador el vestido negro que su amiga había escogido, ahora había elegido un vestido de seda color vino, con tiras finas qué adornaban sus clavículas con una muy bonita cadena, era simple pero el diamante en medio le daba un toque elegante, y su pelo recogido en una colega baja, los labios del mismo color que el vestido, la hacían ver sensual pero recatada, y sin mencionar de las sandalias con algunas tiras cruzadas qué adornaban sus pies, ese era el toque delicado qué complementaba tan bien su conjunto.

Sin querer, había revelado un poco de su estilo, y la menor se había dado cuenta, JanMi tenía un estilo elegante y refinado, característico de las mujeres adultas. Sonmi lo sabia tan bien por sus primas mayores.

Claro que, ella solo pensaba que su amiga tenía muy buen estilo, no se imaginaba el trasfondo de todo ello.

—Si hubiera sabido que te vestías tan bien, te hubiera dicho que escogieras mi ropa, pero ya era tarde. —

La menor hizo un puchero ante la situación, si hubiera sabido ese pequeño detalle de su mejor amiga, hubiera tenido un mejor resultado, aunque le gustaba como iba vestida, pero sentía que pudo salir mejor si lo dejaba en manos de JanMi.

—Puedo vestirte para la otra si gustas. —

—Eso quiere decir que si me dejarás llevarte a otra~. —la abrazó por su brazo qué estaba en el timón, Jan rio nuevamente ante el gesto infantil de la pelinegra —Ya me dijiste que si, no puedes retractarte. —

—Todo dependerá de que tanto me guste el ambiente. —

—Oh créeme, te encantará, suele ser tranquilo, buena comida, muchas personas haciendo negocios o creando alianzas, siempre suelen hablar de algún próximo negocio o de cosas muuuuuy importantes, es más, dijiste que querías estudiar administración, podrías hacerte de algunos contactos, te servirá. —

La sonrisa genuina de Jan se había transformado en una sonrisa nerviosa, cuando ella recién llegó a ma escuela, se tuvo que presentar, pero como ese era su último año, todos tenían que decir que plan a futuro tenían, qué carrera iban a estudiar y todo ello, Jan mintió diciendo que quería estudiar administración, tuvo que improvisar cuando le preguntaron sobre que había decidió estudiar, y ella en su mente solo estaba qué ya había pasado por ello dos veces y una de mentira, aunque fue de verdad porque en si cuando estuvo en su anterior misión en verdad tuvo qué asistir a la universidad. El punto era que en ese momento, todos la miraban, todos tenían sus ojos puestos en ella esperando su respuesta, Jan había sido presentada como una alumna transferida de Estados Unidos, con un alto promedio.

Tenía mucho peso encima.

Jan recordó como los nervios le atacaron, no tuvo tiempo de pensar en algo más y solo mencionó lo primero que se le ocurrió al ver a su profesor con un traje muy formal.

—Solo, no me dejes sola, no conozco a nadie. —

—Claro, no te preocupes, además, te presentaré a los amigos de mi novio, podrías acercarte a alguno de ellos....

—Oh no, eso no, muy mayores ¿Recuerdas? —

—Oh vamos, un par de añitos no le hacen mal a nadie JanMi, no son viejos. —

—A mi si me importa la edad, no estoy con nadie de mi edad ¿y crees que estaré con alguien mucho mayor? —

—Yo si te veo con alguien mayor... No se, siento que son de tu tipo, es decir, eres muy madura, inteligente y serena, ideal para alguien mayor, tu espíritu de señora y tu cuerpo y colágeno, son la combinación perfecta. —

Jan soltó una carcajada ante la ocurrencia de su amiga, literal ella era una señora, habían cosas que no podía ocultar tan bien.

—Bueno ya, déjame conducir, qué entre mirar al frente, mirar el GPS y hacerte caso, voy a chocar en cualquier momento. —

La menor asintió haciendo una seña como si se tratase de un militar saludando a su superior, la mayor negó divertida por su gesto, para ser de distintas edad, Jan sentía que de verdad podrían ser amigas.

Ella jamás mintió en su amistad con Sonmi, pero lamentablemente en algún momento deberá saber la verdad.

El lugar en donde se realizaría la reunión era inmenso, había un gran jardín con fuentes de agua qué decoraban todo el lugar, habían varios hombres recibiendo a los invitados y llevando sus autos a lo que seguramente era el estacionamiento, cuando llegó uno de esos tipos bien vestidos, Jan entro en una pequeña crisis.

¿Qué debía hacer?

—Buenas noches señoritas ¿Me permiten su invitación? —

Jan miró a su amiga en búsqueda de su rescate ¿De que invitación hablaba?, sin embargo, su duda fue resuelta al ver como la menos sacaba de su bolso dos sobres color negro y se lo entregaba al muchacho que las pedía.

—Muy bien, pueden pasar ¿Me permite las llaves de su auto? Iré a dejarlo al estacionamiento. —

Jan miró nuevamente a Sonmi, esta le dio un asentimiento con la cabeza y así ambas bajaron del auto, no sin antes Jan entregarle sus llaves al joven.

Una vez dentro del lugar, Jan miró fascinada el lugar, la arquitectura era de tipo medieval, le encantaba los toques dorados qué abundaban en el salón, el gigantesco candelabro se veía majestuoso, ciertamente le daba un toque elegante a todo.

—Ven, aquí están todos. —

La pelinegra fue casi arrastrada por su amiga, a lo lejos pudo ver un grupo de hombres muy bien vestidos, todos eran altos y muy guapos, cuando llegaron, todos ellos voltearon, pero a Jan ninguno le resultó llamativo, más bien, se sentía algo incómoda porque sabía que tendría que mentirles a estas personas.

—Mi amor~ mira, te presento a mi mejor amiga Kim JanMi, JanMi, el es TaeHyung. —

—Hola, mucho gusto, Sonmi me habló mucho de ti, hasta siento que te conozco de toda la vida. —

Jan miró la sonrisa genuina de TaeHyung, por alguna extraña razón, el le había caído estupendamente bien, parecía sincero y no se veía un mal tipo, además de que tenia una apariencia joven.

—Igualmente, Sonmi me ha contado tanto que también siento lo mismo. —

Ambos se sonrieron cordialmente, Jan se preguntó ¿Qué cosas le habría contado Sonmi sobre ella? Seguramente todas eran mentiras porque lo que Sonmi sabía era eso, mentiras.

De todas maneras puso una nota mental para preguntarle a la menor sobre ese pequeño detalle.

TaeHyung pasó a presentar a sus amigos, Jan se sorprendió al saber la edad de todos ellos, no pasaban los 30, solo por uno, qué en algunas semanas los cumplía, quien coincidentemente era el hermano mayor de TaeHyung, otros dos aun cumplirían 29 en algunos meses, y los demás eran entre uno o dos años menores.

Pero su sorpresa fue aún más grande, al saber la edad de TaeHyung, el no era solo uno o dos años menos, al ver su apariencia le calculó unos 24 o 25 años, no podía tener más, y así fue, Kim TaeHyung tenía tan solo 24 años y era heredero de la empresa de su familia, puesto que su hermano mayor decidió ser piloto y no se veía para nada interesado en los negocios como él.

Entonces ahí fue que entendió el porque un heredero millonario como él, salía con su mejor amiga, una adolescente de 19 años.

El no era tan mayor como para no fijarse en una niña.

Cuándo su mejor amiga le dijo que su nuevo novio era diferente a todos los demás, no le creyó del todo, además que jamás se le pasó por su mente preguntar sobre su edad, puesto qué estaba acostumbrada a que le diga cifras algo... Altas. Sin embargo, esta vez si fue cierto.

Era aceptable para Jan.

Los minutos pasaban, todos hablaban sobre negocios o viajes a lugares hermosos, lugares que Jan conocía, o al menos algunos que otros. En varias ocasiones se tuvo que morder la lengua para no seguir la conversación que mantenían los demás a su alrededor, pues sería muy raro para Sonmi qué ella conociera algo de eso, según lo que Jan alguna vez le dijo, ella jamás salió de Corea.

Así que se contuvo a entablar conversación alguna.

También se dio cuenta de algunas cosas, al menos del grupo en el que estaba, qué no todos eran de esos riquillos qué hablan de dinero y más dinero, eran conversaciones que si bien no se trataban sobre la carencias diaria qué tenían y las penas qué pasaban por no tener que comer, pero tampoco eran conversaciones sobre el nuevo auto qué me compre, o la nueva colección de lujo qué obtuvieron, eran cosas... Normales, si se podrían decir así, relaciones amorosas entre sus conocidos, pequeñas anécdotas divertidas sobre las épocas de la universidad, y cosas varias, se dio cuenta también, de que todos ahí eran amigos de años, a excepción por la novia de Hoseok, quien al igual que ella, apenas y había abierto la boca.

Sonmi igual, pero ella... Ella tenía su boca ocupada besando a TaeHyung.

—A veces siento que no encajo. —

Exactamente la novia de Hoseok se encontraba a su lado, ella la miro con una pequeña sonrisa compartiendo su sentir.

—Es que todos se conocen de hace mucho, que es difícil seguirles. —

—Si... Oye, tú, te ves joven ¿Cuántos años tienes? ¿En que trabajas? —

Jan nuevamente entro en crisis, era muy común en ese año sentir eso.

Tuvo que pensar rápido en alguna respuesta, pues la demora haría talvez sospechar a la chica.

—Tengo 25, soy veterinaria. —

Y si, la había cagado en grandeza.







Un par de horas pasaron en donde Jan no podía evitar sentirse más intrigada por la vida de este grupo de amigos.

Había compartidos algunas palabras con alguno que otro, nada personal, solo opiniones de la experiencias de la vida misma y otras cosas.

Sonmi jamás pensó que su amiga fuera tan... Madura y profunda, sabía que era centrada y tenía los pies sobre la tierra, pero hablaba con tanta experiencia, supuso qué se debía al tipo de crianza tradicional que sus padres han de haber empleado para ella.

¿A qué más podría deberse sino?

La novia de Hoseok; la cual luego le mencionó su nombre a Jan, uno muy bonito y algo fuera de lo común en Corea, pero ella misma le comentó que no era coreana, sino que de Nueva Zelanda, mencionó en alto que Jan era veterinaria y que tenía 25 años, Sonmi miró sorprendida a JanMi, pero lo disimuló muy bien, luego le preguntaría porque mintió de esa manera, aunque se imaginaba que habría sido otra de las crisis nerviosas de JanMi, quien siempre solía mentir o decir una cosa por otra cuando estaba muy nerviosa y sin saber que decir.

Es decir ¿Veterinaria y 25 años? JanMi quería ser una exitosa empresaria y tenía apenas 19, eso sabía muy bien Sonmi.

Jennie había congeniado tan bien con Jan qué había causado ciertos celos en Sonmi, pero sabía que si su amiga quería encajar, debía de hacer amistades, así que dejó de lado esa molestia y sonrió feliz por su amiga quien empezaba a abrirse con más personas que no fueran la rubia alocada de su amiga.

La conversación de todos se vio interrumpida, el grupo que antes se encontraba de pie conversando, pasaron a un living en donde se sentaron y degustaron de algunos postres que habían en la mesa, era todo un buffet, pero antes la llegada de un hombre, todos quedaron en silencio.

—Ya volví. —

Jan lo recordaba, el solo estuvo presente al momento de que TaeHyung los presentó, aunque ni eso, apenas el novio de Sonmi iba a mencionar su nombre, el pelinegro recibió una llamada yéndose inmediatamente del lugar, TaeHyung tuvo que preséntalo como "El maleducado qué se fue sin saludarte" seguido de su nombre.

Jeon JungKook.

Era alto, cabello negro tan oscuro como su mirada, piel pálida y se veía fuerte. Pero Jan solo notó eso en los pocos segundos qué lo vio, porque estaba más concentrada en comer los alfajores qué habían en la mesa y que estaban demasiado deliciosos, aparte de la divertida conversación que le hacía Jennie. Además de que TaeHyung le había mencionado que probablemente sería difícil acercarse a él, pues desde que terminó con su anterior novia, se volvió más amargado que nunca antes.

Jan lo entendió perfectamente, a raíz de su último novio tampoco se le apetecía ver a algún otro hombre.

—Te lo digo enserio, amo mi trabajo pero algunos delincuentes son demasiado odiosos que si no fuera por las normas que debo seguir, ya los hubiera golpeado, lanzan comentarios desagradables, más cuando son borrachos. —

Jennie era agente de la unidad de robo y crimen organizado, se encargaba de buscar y meter a presión a aquellos que tienen la mano larga y les encanta tomar cosas ajenas. Aunque algunos lo hacían por necesidad, solo eran la gran minoría, pues la mayor parte solo habían recibido todo lo malo de la vida volviéndolos malas personas sin arrepentimientos.

Jan había visto lo mismo, solo que no eran ladrones, sino, asesinos, en su mayoría psicópatas. Ellos en vez de lanzar comentario desagradables, lanzaban comentarios... Escalofriantes.

La conversación era divertida, habían congeniado bien, y Jan por primera vez sintió que alguien entendia sobre su trabajo, aunque claro, no podía decirle a Jennie que la entendía, solo actuaba sorprendida y le preguntaba cosas, como si estuviera interesada, cosa que en verdad lo estaba pero no podría demostrar algo más allá de ello si no quería levantar sospechas.

Una veterinaria jamás habría pasado por ello, así que para Jennie, la vida de JanMi era más tranquila.

El punto era que... La conversación se vio interrumpida por una llamada de parte del teléfono de Jan, ella tomó su bolso y revisó quien era, al ver el nombre de "papá" supo que era MinHo, quien en realidad era su colega y líder del equipo en el que estaba, además su "padre" en aquella misión, decidió contestar levantándose del sofá, pero solo se fue a una esquina a mirar por la ventana mientras contestaba.

— Hola papá, dime ¿Qué pasó?—

—Mamá dice que no lavaste tus sábanas, JanMi.—

Ahí Jan supo que tenía que irse a otro lado.

—Un momento.—

Jan miró en dirección de Jennie, diciéndole en señas que iría a contestar en otro lado por la bulla, la mayor lo entendió perfectamente y le dijo que no habría problema.

Ahora Jan tenía que encontrar un lugar seguro donde hablar con MinHo, y lo primero en que pensó es en ir al baño.

Caminó a toda prisa, casi tropezando con algunas personas, pero se disculpaba por ello y siguió su camino, al entrar a la zona de los baños, nuevamente chocó contra alguien, pero esta vez le había dolido tanto el hombro que tiró su teléfono, el hombre con quien choco se apresuró en recoger su teléfono y sin segundas intenciones, vió el nombre en aquel aparato, que por cierto aún seguía en línea.

—Jan ¿Ya puedes hablar?—

Jan de inmediato tomó su teléfono de la mano de aquella persona y se disculpó, ocurrió tan rápido que ni siquiera pudo verle el rostro, su preocupación era encontrar un lugar libre, y así lo hizo, el baño de mujeres estaba libre, pero sabía que no sería por mucho tiempo.

—Aquí estoy, me tropecé con muchos para llegar aquí, ahora si, dime ¿Hay novedades?—

—Así es, uno de los agentes encubiertos, pudo identificar un tatuaje en el cuello de BigMan, según la base de datos, ese tatuaje es de una organización criminal de Portugal, asumimos que por eso viaja seguido a Lisboa, pero asumimos también que tiene familia allá.—

La pelinegra sabía que Lisboa era un lugar clave, pero no creyó que lo fuera más que Corea, es decir, sabía su nacionalidad por el idioma en que habló la primera vez que supieron de él, pero jamás pensaron que Lisboa fuera tan importante.

—Podría intentar averiguar algo, pero no se que tanto pueda, te informaré.—

—Esta bien, y otra cosa más, los hermanos te necesitan en la central, algo de un problema en la base de datos, ellos creen que puedes saber algunos códigos de acceso.—

—Cuando no los hermanos Prescott.— Jan soltó una risita al imaginarse la gran cantidad de llamadas que habrá tenido MinHo por parte de los hermanos, eran muy insistentes pero jamás molestaban a su jefa. —Bueno, okey, estaré ahí en 20 minutos.—

Jan rápidamente colgó y salió del baño, miró a todos lados celebrando internamente que nadie circulaba por ahí, caminó en dirección a la salida en búsqueda de su auto, sin embargo, recordó que había dejado su bolso, y no podía irse sin avisarle antes a Sonmi.

Regresó a paso rápido al living en donde estaban antes, se acercó a donde dejó su bolso justo a lado de Jennie quien la miró con una sonrisa, Jan se mostró apenada por tener que irse así de pronto, pero era su trabajo.

—Lo siento, Jennie, pero papá llamó, es una emergencia, me tengo que ir.—

—Oh ¿Es algo grave? Te puedo llevar y ayudarte en lo que sea.—

La joven agente sonrió agradecida pero tenía que negarse, además que tampoco quería mentirle más.

—No te preocupes, tengo auto y solo es un problema con la tubería, papá no confía en los plomeros, y como yo puedo arreglarlo, me toca ir.—

—Vaya, sabes arreglar tuberías ¡Es estupendo! si algún día tengo un problema te llamaré, es más, pásame tu número para estar en contacto, me caíste muy bien.—

Jan se recriminó así misma, se supone que no iba a mentir más, es decir, si sabía arreglar tuberías, pero tampoco era la idea de mentirle sobre su padre y de decirle más cosas privadas que ni Sonmi sabía.

Omitiendo ese pequeño tropiezo, Jan le dió su número telefónico a Jennie, sin embargo, cuando levantó su mirada en búsqueda de su mejor amiga, la menor no se encontraba, así que le pregunto a Jennie, quien con una sonrisa picarona le respondió.

—Apenas te fuiste, esos dos se fueron muy alegres a quien sabe donde y desde entonces no hay vuelto, ya no creo que lo hagan.— 

Jan solo pudo sonreír con diversión imaginándose lo que están haciendo, su amiga era una causa perdida, así que solo podía aconsejarle sobre que se cuidara muy bien, aún era joven como para ser mamá o en el peor de los casos, contraer una enfermedad.

Con eso resuelto, Jan se dirigió a la salida del living, pero como era ya costumbre en esos pocos minutos, chocó nuevamente en el mismo lado de la última vez, su hombro había quedado algo adolorido por la fuerza del anterior choque, y esta vez estaba segura que dejaría un moretón, sin embargo, la diferencia de la vez pasada, es que esta vez si vió con quien se chocó, y era el mismo tipo que se fue cuando los estaban presentado, Jeon Jungkook venía ingresando al living.

¿En que momento había salido si lo vió bien plantado en el mueble y con la mirada perdida cuando recibió la llamada de MinHo?

—¿Es una costumbre tuya chocarte con todo mundo?

—¿Disculpa?—

El mayor solo sonrió de lado y negó con la cabeza dejándola pasar a donde sea que tuviera que ir, aquella chica le causa curiosidad, sin querer había escuchado parte de su conversación en el baño, pero lamentablemente el inglés no se le daba tan bien y pudo entender poco o nada de lo que habló, pero ese detalle le causaba curiosidad, una joven de 25 años, veterinaria y que sabía de negocios y de política, con inglés fluido y con un muy buen dialecto, era algo poco común en una joven de esa edad, además de que le gustaba su forma de vestir, elegante y sencilla, nada comparado con otras chicas de su edad.

Quizás no debió irse cuando TaeHyung los estaba presentado.

En otro lado, Jan estaba ya subiéndose a su auto, se había tardado un poco en hacer que le devuelvan sus llaves, pues no sabía a quién rayos pedírselo, el chico de antes no estaba y no sabía que hacer, tuvo que esperar por diez minutos a que el muchacho de antes llegara para reconocerla y darle sus llaves.

Ahora, en pleno camino a la central que había en corea, que era una base de operaciones de la INTERPOL, se recriminó así misma por todas las torpezas que había cometido, era muy buena en su trabajo, pero tenía la costumbre de meter la pata al no poder controlar sus nervios antes preguntas que no estaban previstas, la improvisación en ocasiones era buena, pero a veces se le daba fatal.

—Sería una perfecta hermana de pinocho, eso es segurísimo.—

Y la verdad es que, a Jan nunca le gustaron las mentiras, pero últimamente había dicho muchas de ellas, sintiéndose cada vez más culpable por ello.

No podía aguantar más la espera por que esta misión se acabe de una vez por todas.

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