Volviste
"Ojalá y nunca hubiera ido a esa dimensión" pensaba diariamente el exe, su dueño y rey lo maltrataba física y psicológicamente desde entonces, lo sometía a un sufrimiento que solo él era capaz de soportar.
Aún así deseaba irse de ese lugar lo antes posible, no quería vivir recibiendo mil burlas por cada paso que daba.
Un tiempo atrás fue un exe temido, venerado y el más poderoso, lástima que no tomó una sabia desición al marchar en busca de más poder.
El problema ahora era que el hecho de acercarse a la estrella y no reclamarla como suya le quitaba energías, si seguía así moriría, ya fuera por perder sus fuerzas totalmente o por asesinato, pues sus compañeros no dudarían en asesinarlo apenas enterarse de la situación.
Algo sabía, debía escapar o no volvería a ver la luz del día.
No lo pensó más y partió del castillo, planeaba refugiarse momentáneamente en el bosque maldito, o al menos hasta poder robar la estrella del Nether.
Si su plan hubiera funcionado el mundo no tendría futuro, el único inconveniente fue que al cruzar las fronteras del reino lo detuvo su viejo amigo.
Trollino.exe: Vaya, vaya, el inútil perro sarnoso planea irse con el rabo entre las patas.
Mike.exe: Volveré en unos días.
Trollino.exe: No pienso permitir que deshonres a nuestra especie por segunda vez.
Mike.exe: ¿Y qué harás? ¿Matarme? Sabes que no eres capaz, tantos años de amistad te han hecho vulnerable.
Trollino.exe: Ya no te tengo el mismo afecto de antes "mascotita".
Mike.exe: Llámame así una vez más y te arrepentirás de haber nacido.
Trollino.exe: Mascotita...
El menor no aguantó más y se le lanzó encima para golpearlo, en otras condiciones habría ganado, pero estaba débil y no tenía oportunidad.
Luego de resistir unos minutos se detuvo al sentir un dolor en su pierna izquierda, le habían atravesado con una espada, por suerte las vendas de esa zona detuvieron un poco el sangrado.
Miró atrás para percatarse de la presencia de Timbalosky, un científico loco y aliado de su dueño.
Timbalosky: Fue más fácil de lo que creí.
El rostro del azabache era de indiferencia, a pesar de que en el fondo deseaba con todo su ser ayudar a su mascota.
Trollino.exe: ... No puedo, le tengo demasiado afecto para acabar con su vida.
Timbalosky: Es entendible, pero aún así no podemos ayudarlo o te quitarán el trono.
Trollino.exe: Debo hacer algo.
Timbalosky: Tengo una idea, arrojémoslo a otra dimensión, si la suerte está de su lado sobrevivirá y regresará siendo más fuerte que antes, de lo contrario morirá.
Trollino.exe: ... Está bien.
Hasta ahora el más chico estaba tan concentrado en no desangrarse, tanto así que no prestó atención a la plática de sus "amigos" y no se percató cuando con un poco de esfuerzo crearon un portal para posteriormente lanzarlo.
Su caída pudo ser peor, por suerte algunas plantas amortiguaron el golpe, se sentía desorientado, por lo que trató de averiguar dónde estaba.
Luego de ver alrededor distinguió un césped muy bien cuidado, además de arbustos de flores en las orillas y un camino de tierra, todo indicaba que era el jardín de un desconocido, pues no recordaba haber estado ahí antes.
Trató de levantarse e irse caminando, sin embargo, su pierna no parecía cooperar con la idea.
Comenzó a ver todo borroso hasta escuchar una voz familiar llamarlo, sonaba preocupado, se limitó a voltear para toparse con la mirada confusa de Mikellino, mirada que fue reemplazada rápidamente por una de reencor.
Mikellino: Volviste.
Su mirada y forma de hablar eran serias y le daba escalofríos al exe, no le quedaba otra que someterse a lo que el mayor quisiera.
Mikellino: ¿Qué haces aquí?
Mike.exe: ... Me desterraron del mundo oscuro.
Sintió la mirada de la fusión examinarlo de pies a cabeza.
Mikellino: ¿Y por qué aquí? ¿No hubiera sido mejor matarte?
Mike.exe: No tenían las agallas, pero eso no importa, será mejor que me vaya.
Se puso de pie, pero sintió un agarre en su brazo detenerlo, aunque no tuvo la necesidad de ver al responsable, pues era más que obvia la respuesta.
Mike.exe: Más te vale soltarme.
Mikellino: No pienso dejarte libre, además de que estás herido ¿No quieres ayuda?
Antes de que se negara al propuesta sintió una punzada en su pierna, seguida de un mareo y dolor de cabeza intenso, tanto así que acabó inconsciente, siendo atrapado por el de corona, evitando que cayera al suelo y acabara aún más lesionado.
Algo disgustado lo llevó cargando hacia su casa para recostarlo cuidadosamente en la cama y así poder tratar sus heridas.
Una vez que estuvo mejor vendado y se podía notar una mejor respiración en él, el más alto se dedicó a observarlo, en ese estado el exe se veía inofensivo.
Varias preguntas pasaban por la mente del azabache "¿Por qué volviste? ¿Querrás algo aquí? ¿Cómo puede una criatura tan pequeña crear tanta destrucción? ¿Habrá una manera de hacer que cambies? ¿Qué debo hacer contigo?"
Lo miraba una y otra vez de pies a cabeza, luego de un rato se fijó más en lo hermoso que era ese ser, pues a pesar de estar algo sucio o tener varias cicatrices sus cualidades físicas eran demasiado buenas para alguien como él.
Las facciones de su rostro eran delicadas, casi talladas por los ángeles, su complexión era delgada y su cuerpo ligeramente andrógino, se podría decir que era perfecto.
Si su carácter fuera diferente todo sería distinto.
Sacudió su cabeza al darse cuenta del tipo de pensamientos que invadían su mente, pero cada vez que lo veía deseaba tenerlo sumiso frente a él, soltando gemidos y suspiros mientras disfrutaban una noche de pasión.
Sus mejillas enrojecian ante la idea, lamentablemente no relacionaba aquellos sentimientos de lujuria con el amor, pues creía imposible llegar a sentir afecto por alguien como era el exe.
Luego de meditar un poco y sacar conclusiones tomó una desición al respecto.
Llevó al exe al sótano de su casa y lo amarró a una cama de ahí, también buscó una manera de que no se fuera teletransportándose, nadie lo salvaría de lo que quería hacer.
¿Habrá tomado la decisión correcta?
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