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Victoria.

Una punzada en su cabeza fue lo primero que sintió al empezar a recobrar la consciencia, le dolía el cuerpo, pero tenía hambre y se sentía sucio.

Pero primero debía averiguar dónde estaba.

Miles de recuerdos inundaron su mente, se sentó rápidamente en estado de alerta, de no ser por las memorias que lo sacudieron habría alcanzado a razonar sobre su estado, no lo tomó en cuenta hasta que su cuerpo le reclamó por el movimiento tan repentino.

Mikellino: Agh... Un momento... ¡Puedo hablar!

En vez de alegrarse, se asustó más, porque eso significaba que el exe lo había encontrado y que probablemente sería castigado por morder a la chica.

Quiso llorar, no era su culpa, solo sentía... Celos. Él también quería un poco de la atención del pelinaranja.

Además de que se atrevió a atentar contra la vida de su hija... Su hija... Se preguntaba qué sería de ella en esos momentos, si se encontraba a salvo y si era feliz.

Rara vez la había visto sonreír, no en realidad, casi siempre era aquella mueca que simulaba y que le daba para intentar animarlo.

La extrañaba tanto.

Mike.exe: ¡Mikellino!

Su cuerpo se tensó, ni siquiera fue capaz de notar que el tono que había usado, uno de auténtica preocupación.

Tampoco se percató de las lágrimas que llevaban rato cayendo por sus mejillas.

Mikellino: ¡Perdóname! Lo lamento, en serio, no volveré a hacerlo, perdí el control y...

Se vio interrumpido por un abrazo inesperado de parte de su esposo, fue entonces que se dio cuenta de la diferencia de tamaño, había vuelto a ser alto.

Mike.exe: Estaba tan preocupado... Lo siento, no debí llevarte ahí, no tenía porqué engañarte... Ella te lastimó y no pude protegerte.

Mikellino: ¿Mikie? Yo... Estoy soñando ¿Cierto? No... No sabes cuánto quisiera que fuera verdad... ¿Por qué tengo mi cuerpo de antes?

Mike.exe: Estuviste a punto de morir, gasté toda mi energía en volver tu ritmo estable, curar los raspones y reparar los huesos rotos, también solucionar la hemorragia interna que tenías, al parecer una de tus costillas rotas atravesó un pulmón. La mejor forma de volver a tener energías era reposar, así que dejé de usar mi poder por un buen rato, al final se me olvidó regresarte a como antes.

Mikellino: Mm, ya veo, debo tener una gran imaginación... Casi suena coherente, pero... No hay ninguna razón por la que quisieras salvarme.

Miró a su pareja, sus ojos brillaban en inocencia como antes, extrañaba verlo así.

Mike.exe: ¿Crees que estás soñando?

Mikellino: No lo creo, lo sé.

Mike.exe: ¿Y según tú qué es lo que debería estar pasando?

Mikellino: Me violarías hasta que quedara inconsciente, te quedarías con tu amante y le harías creer que morí, puede que seguirías intentando inútilmente embarazarme, luego te enterarías de la verdad y me matarías.

Mike.exe: ¿Inútilmente? ¿La verdad?

Notó una chispa en aquellos orbes rubí, algo que resultaba amenazante.

Había hablado de más, no quería comprobar si en realidad eso era un sueño o de verdad estaba despierto.

Mikellino: No estoy soñando ¿Cierto?

Se animó a preguntar murmurando, el miedo lo inundó al darse cuenta de cómo aquella aura oscura y peligrosa volvía a rodear a su amado, hasta volver a tener esa apariencia imponente que conseguía con solo sonreír de manera macabra.

Un escalofrío lo recorrió y solo aumentó cuando volvió a disminuir su tamaño.

Volvía a sentirse indefenso.

Mike.exe: Vamos, cariño, continúa hablando.

Mikellino: N-no era nada importante, solo divagaba.

Quiso restarle importancia a la situación.

Mike.exe: No te atrevas a jugar con mi paciencia, traté de ser amable contigo, te recomendaría aprovechar que no he perdido los estribos.

Mikellino: ...

Mike.exe: ... Amor, todo lo que digas es importante para mí.

Volvió a ver aquella chispa de inocencia, su boca se abrió inconscientemente apunto de soltar toda la verdad, se estaba dejando llevar por aquellos ojos hipnotizantes.

Reaccionó a tiempo y frunció el seño ante lo que acababa de suceder, por un momento había perdido su autocontrol.

Bajó la cabeza para no verlo directamente, no se dejaría llevar de nuevo.

Mikellino: No es importante, lo digo enserio.

Controló el temblor de su cuerpo al ver aquel dulce gesto desaparecer de nuevo del rostro de su amado.

Mike.exe: No estás entendiendo, cariño, si no me lo dices podrías ver una parte de mí que no te gustaría conocer.

Mikellino: ¿Qué es lo peor que podrías hacerme? ¿Vas a mandar a alguien más a que me viole mientras observas?

Mike.exe: No, nadie toca mis pertenencias.

Mikellino: ¿¡Entonces!? ¡Ya has arruinado mi vida suficientes veces!

Mike.exe: Podría hacer un trato con el Señor X, he escuchado que tiene un método especial para poder ingresar a otras dimensiones, y apenas cruce me encargaré de asesinar a todos aquellos a quienes quisiste, incluida nuestra odiosa hija.

Mikellino: ¡No te atrevas a tocarle un pelo!

Mike.exe: Oh, te ves tan desesperado~ Te daré una semana para que lo pienses, te quedarás sin comer hasta entonces, y si te da sed... Siempre está el inodoro ¡Jajaja!

Por alguna razón no se sintió ofendido, ya estaba acostumbrado a esa especie de trato, además de que la habitación también contaba con lavabo.

Se quedó quieto observando al pelinaranja irse del cuarto, este se detuvo en la puerta como si pensara en su siguiente movimiento.

Mike.exe: Hay veces en que me siento diferente, como si todo estuviera en calma, las voces que me hablan guardan silencio y puedo pensar claramente... Algo en mí quiere pedirte que no te rindas, pero quizás te iría mejor si escapas.

Mikellino: ¿Quién eres?

Mike.exe: No lo sé, tal vez me volví loco, son muy pocas veces en las que puedo mantener el control, es como una neblina, solo debo cerrar los ojos y dejarme guiar... He buscado tu voz a menudo, pero ya no puedo percibirla.

Pudo distinguir esa suavidad en su voz, lo reconocía de antes, un tiempo en el que la dulzura abundaba en el corazón del cachorro.

Mikellino: ¿Mikie...? ¿Cómo puedo ayudarte?

Mike.exe: Ponte a salvo, odio lastimarte sin compasión y sentir culpa por mis acciones mientras duermo... Lamento haberte hecho daño, pero no puedo detenerme, contrario a lo que crees, no lo disfruto.

Mikellino: ¿Me sigues amando?

Mike.exe: ... Sí.

Mikellino: Entonces te perdonaré hasta que ya no haga falta, lucharé con todas mis fuerzas por recuperarte.

Mike.exe: ...

Mikellino: Gracias por animarme, me alegra saber que aún estás ahí.

Lo vio marcharse sin más, debía ser fuerte, esta era solo una de las adversidades que enfrentaría en su camino a la victoria.

Debía ser paciente y tendría éxito.

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